15 de abril de 2011

PADRE SOLTERO

¡¡¡Vas a tener gemelos!!! —soltó, nada más entrar en la cocina, dejando caer el bolso sobre la encimera, como si se tratara de un fardo con una pesada roca en su interior. A continuación, olfateó la papilla que comía Samuel con expresión insatisfecha, cogió una patata frita del plato de Carlos y, sin mirarme siquiera, desapareció escaleras arriba como una exhalación.



Foto: Marijo Grass


—Pero, ¡Valen…! ¡Valentina, cariño…! —Nada; ni una palabra. Instantes después escuché un portazo y se hizo un silencio que me acojonó, hasta que Samuel tiró el plato al suelo, empezó a berrear, y no tuve más remedio que reaccionar al shock.


Si cuidar un bebé es todo un reto, dos se considera una hazaña. Pero si tienes dos y llegan dos más de forma inesperada, y tu mujer, nueve meses después de parir, le da un siroco y se larga, el asunto deviene en tragedia; y eso es lo que ocurrió.




Foto: Marijo Grass


Lo que me atrajo de Valentina es que estaba muy buena. Me ponía mucho observarla a diario, en el hall del edificio en el que trabajábamos, cambiándose los zapatos. Llegaba puntual, impecablemente vestida, de ejecutiva moderna con un punto muy sexi. Reconozco que, en esa época, yo era un tío…, no sé, bastante salido; dispuesto a cazar a todas las mujeres atractivas que se pusieran a tiro. Siempre imaginaba que al entrar en el ascensor se abalanzaba sobre mí y echábamos un polvo rápido, antes de llegar a la planta 19, que es donde se quedaba ella; pero, claro, eso nunca sucedió; bueno, tal y como soñaba entonces. De todas formas, conseguí abordarla una vez, después de un mes practicando la mirada leonina cuando subíamos juntos, acechando, como buen depredador; esperando el momento idóneo para sorprenderla en un día animoso. Y funcionó.




Foto: Marijo Grass


No es que consiguiera tirármela en el ascensor, pero aceptó desayunar conmigo. Una semana más tarde la invité al teatro. Se trataba de una obra hilarante, que abordaba los problemas de pareja y todos esos tópicos sobre hombres y mujeres en situaciones domésticas; la verdad es que nos partimos la caja; después nos reímos más comentando nuestras impresiones frente a unas copas. Esa misma noche follamos; a partir de entonces fue ella la que se encargó de alimentar nuestra relación.




Foto: Marijo Grass


Valentina parecía una mujer de costumbres predecibles, hasta el día en que me abandonó. Siempre llegaba a su hora y efectuaba la misma operación: dejaba su maletín sobre el mostrador de recepción, se dirigía al sillón de las visitas y extraía de su bolso un par de zapatos de altísimo tacón. Se calzaba despacio, igual que si manejara objetos de gran valor; después acariciaba sus piernas sobre unas medias muy finas, ajustándolas, levantando ligeramente su falda por encima de las rodillas. A continuación, guardaba las bailarinas que traía puestas en una funda de seda, se levantaba ágil, cogía su maletín y se dirigía al ascensor. Creo que ese ritual, de aire fetichista, fue lo que me encandiló. Meses más tarde, su enorme elocuencia, su humor irónico y la facilidad que tenía para resolver 10 cosas al mismo tiempo, me enamoró.

Nunca pensé que fuera capaz de tirar la toalla, de escapar sumida en una profunda depresión; ni de abandonarnos a todos de la noche a la mañana, como si tuviera instalado un alienígena en el cerebro o hubiera extraviado la razón.




Foto: Marijo Grass


Cuando nos conocimos, ella era una prestigiosa relaciones públicas de una multinacional y yo trabajaba en un famoso estudio de arquitectura. Una de las primeras cosas que me confesó, después de salir juntos una temporada, es que quería tener hijos. Reconozco que no había pensado en eso todavía pero, imaginé que era una progresión lógica: un plan de futuro convencional, y no me pareció mala idea. Los tíos somos muy simples y no le damos tantas vueltas a las cosas. Ella expresó sus deseos y yo dije: ¡OK!
Si tienes una edad y decides apostar por una vida en común,formar una familia es algo natural; de no ser así, supongo que habría continuado con mi rutina de hombre soltero, añadiendo muescas al cabecero de mi cama tres veces por semana y pasando el resto del tiempo con mis colegas. Lo que no tenía previsto es que acabáramos con 4 hijos en un plazo de 6 años, y que la llegada de los gemelos le hiciera perder el interés y la capacidad de mantener el control.




Foto: Marijo Grass


Con la noticia de aquél doble e inesperado embarazo, empezó a insinuar que no estaba preparada. Se mostraba ajena a lo que ocurría a su alrededor...

Al nacer el segundo de nuestros hijos, decidió dejar la multinacional; vendimos nuestro piso en la ciudad y nos trasladamos a una casita en el campo, con un viejo pozo de lluvia y un gran ficus grandifora en el exterior. No quería perderse sus primeros años, porque los dos viajábamos mucho y ellos pasaban demasiado tiempo con la canguro. Le propuse hacerlo a medias, poco a poco; quizás, si yo montaba mi propio estudio, podríamos repartirnos el cuidado de los enanos sin que ella se desligara por completo de su trabajo. La idea no le convenció; y yo, una vez más, acepté su decisión. Entonces llegaron los gemelos, y todo se complicó.


Un día la escuché hablando por teléfono con una amiga, afirmando que una casa con 5 hombres no era una proporción equitativa. De repente, me sentí atemorizado, y en aquél momento lo supe; supe que las cosas no acabarían bien. Ella no sentía ningún apego por esos bebés; habían irrumpido en su universo sin planearlo. Me acojoné. Llevaba a los niños a dar una vuelta por la ciudad y observaba a otros hombres paseando con sus familias, en completa armonía. No veía otra cosa: familias, luciendo a sus hijos, orgullosos; mientras yo desfallecía.




Foto: Marijo Grass


Y llegó el fatídico día, el peor de mi vida.

—Nicolás, creo que nos estamos haciendo infelices el uno al otro; no podemos seguir juntos por los niños. Además, yo soy urbanita, necesito el caos de la ciudad. ¡No soporto mi vida!— exclamó convencida. También dijo que no quería hacerme daño.


No hubo posibilidad de réplica. Su decisión estaba tomada.

Después que se marchara me costó bastante establecer una rutina. Me sentía marciano; nadie lo entendía. Valentina renunció a la custodia y aceptó un trabajo en Londres, que más tarde la llevaría a viajar por medio mundo. Lo sé porque de vez en cuando recibíamos una postal. ¡UNA POSTAL! Igual que una adolescente de los 90 explorando el planeta gracias a una beca. Resultaba demasiado raro, inusual. En este país no es frecuente que una madre se largue y un tío asuma la responsabilidad absoluta de sus hijos; ni los jueces lo ven claro...

Acabé visitando una terapeuta con todos los niños. Me recomendó pedir ayuda y me dio ánimos para salir adelante solo. Afirmaba que cualquier situación de duelo tiene cinco fases: el shock, el anhelo, la frustración y el desespero. Si conseguías superarlas llegaba la última: el alivio y el restablecimiento. Pues, ¡esto va para largo!, pensé en aquél momento.




Foto: Marijo Grass


Contraté una canguro y monté mi propio estudio en el garaje, pero empezar de nuevo no resultó fácil ni placentero. Me encontraba continuamente al borde del abismo, atrapado en un profundo agujero, ahogado, sin resuello. Al principio creía que era cuestión de tiempo, que una vez lejos, nos echaría de menos y regresaría corriendo; eso es lo que pronosticaba mi familia y los amigos más cercanos; pero no lo hizo, y yo empecé a sentirme culpable, además de un completo gilipollas sin argumentos válidos para contestar las preguntas que hacían los niños. Los gemelos no se daban cuenta porque no se acordaban de ella, pero con Samuel y Carlos no era lo mismo. Joder, su mamá no estaba muerta, solo desaparecida, y no sabía si volvería. En todos los cuentos aparecían madres, aunque fueran de animales; y ellos no la tenían.




Foto: Marijo Grass


Un año y medio más tarde, las cosas empezaron a normalizarse; no es que funcionaran bien pero conseguimos formar un equipo. Mis padres, que vivían en la otra punta del país, reservaban la mitad de sus vacaciones para quedarse con los niños, así podía tener un respiro y hacer una escapada con mis amigos. El resto del tiempo intentaba aprovechar el horario escolar trabajando en el garaje. Me dedicaba a realizar proyectos pequeños: rehabilitación de pisos antiguos o locales comerciales, nada de obras faraónicas como las que hacía antes. A media tarde recogía la tribu y empezaba mi auténtica vida, la de padre. Recuerdo que cuando tuvimos a Carlos, el mayor, me costó establecer lazos con él; parecía un animalito que echaba babas todo el tiempo; ahora las babas impregnaban toda mi ropa, y no me importaba nada.




Foto: Marijo Grass


Pasamos un nuevo invierno, plagado de visitas al centro médico por culpa de las gripes que se contagiaban entre ellos; y otra primavera, perfecta para jugar a pelota en el jardín, aprender a montar en bici y llenarnos de barro hasta las orejas. Los colegas empezaron a darme la brasa, diciendo que ya era hora de ponerme en circulación y rehacer mi vida; que un tío no puede subsistir haciendo la colada, preparando meriendas y alquilando pelis porno para relajarse de madrugada; que necesitaba salir un poco y pegar un clavo de verdad, para conservar la salud mental. Pero, ¿cómo cojones se pone un tío en circulación con cuatro hijos? Cuando venían mis padres a casa y salía de borrachera, no dejaba de pensar en ellos; llamaba varias veces para controlar si alguno se había partido el craneo durante mi ausencia. Alfonso se descojonaba diciendo:

—Nico, tío, estás hecho una Maruja. Relájate y disfruta, joder; vete a saber cuándo podrás repetirlo.




Foto: Marijo Grass


A trancas y barrancas han pasado casi tres años. Los críos son la ostia; lo pasamos muy bien. Como dice mi madre: "Parecen un poco salvajes pero saben latín".

Valentina apareció de visita hace un par de meses; soltó unas cuantas lágrimas y se quedó un fin de semana. Se sentía extraña entre nosotros pero los cuatro se portaron muy bien y la trataron como si fuera una tía lejana; no sé si fue por la cantidad de regalos que les trajo pero, lo importante es que no desestabilizó demasiado nuestra rutina. A mí tampoco me afectó su presencia como había imaginado; me chocaba pensar que había tenido una relación con ella y que mis hijos eran suyos también. Cuando se marchó me sentí aliviado. Supongo que a eso se refería la terapeuta. Ya no me importaba, ni me dolía su ausencia.




Foto: Marijo Grass


La semana que viene tengo una cita. Bueno, en realidad no sé si es una cita pero por lo menos cenaré con una tía en plan romántico y sin niños. Nos conocimos hace unos meses; ella trabaja para una revista de decoración y en un par de ocasiones ha realizado reportajes de casas antiguas que he rehabilitado. Nos caímos bien y compartimos unos cuantos cafés; hablamos de trabajo, pero ninguno de los dos comentó nada personal. El otro día coincidimos en una gasolinera e intercambiamos los móviles. Después me llamó para invitarme a una exposición y, al escuchar el alboroto que tenía en casa, me preguntó si tenía hijos. En ese momento me quedé sin palabras, porque la tía me gustaba, pero no quería asustarla antes de vernos en un entorno más distendido. Samuel, que me vio alelado, me quitó el teléfono, empezó a hablar con ella y la puso al corriente, además de invitarla a su cumpleaños.




Foto: Marijo Grass


Resultó que era divorciada y tenía tres hijas, y yo tuve que enterarme por el enano. Ayer se presentó en la fiesta con sus niñas. Había mucha gente pero Samuel, que detectó alguna mirada entre nosotros,me preguntó “si me iba a pedir de novia a Lucía”, como si fuera un asunto de Reyes Magos o algo así. Parece que a él "le molaba" una de sus hijas, y quería verla otra vez para ganarle jugando a MarioKar con la Wii. Casi me da un soponcio cuando lo mencionó pero, esta mañana la he llamado y hemos quedado para cenar el sábado. ¡Hasta le he propuesto compartir canguro para que mi hijo vea a “su chica” ! No sé si me gustará o se convertirá en amiga. De todas formas, a todos nos vendrá bien un poco de distracción femenina.




Foto: Marijo Grass

59 comentarios:

Elena dijo...

De lo que te he leído, pasa a ser mi preferdio. El ritmo, las descripciones, el vocabulario... me ha encantado y me ha enganchado desde el principio hasta el final.
Gracias.

pseudosocióloga dijo...

Esta si que es una historia bonita y atípica.

Nina Maguid dijo...

Gracias en nombre de todos los Nicos, que existen y se merecían este relato. Y también existen las Valentinas, tal vez todas llevemos una pequeñita dentro que de vez en cuando sueña con maletas.
Me has conmovido, gracias.
(Una duda: el león lo fotografiaste con zoom, no? Que no quiero perderte.)
Un beso enorme y buen finde, corazona.

Sandra dijo...

De todo lo que has escrito este ha sido de los relatos que mas me han gustado. Porque ademas es cierto y real como la vida misma, estas cosas pasan, dos personas se separan y a una se le viene el mundo encima. Lo que no es tan lógico , o menos comun digamos, es que sea la madre la que reniegue d elos hijos, pero bueno, que de todo hay.

Feliz finde guapa.

Claire dijo...

Me resulta extraño que una madre pueda abandonar así a sus hijos, pero es verdad que aunque pocas, sí que las hay. Después de la tormenta llega la calma y si esa relación funciona, pues con tanto niño alegría en la casa no va a faltar...
Un relata muy, muy bonito.
Besitos.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Brillante, Jo, brillante... Como siempre, haces tuya la voz de los personajes más variados. Y esta vez sí me has tocado la fibra sensible. No porque lo haya vivido, ni muchísimo menos, pero sí porque me he imaginado en el papel, en todas sus etapas. Y diría que envidia es lo que más he sentido en casi todas ellas, fíjate tú...

Sonix dijo...

Qué historia, Jo... me ha encantado. Imaginar a alguien, tirando para delante con cuatro criaturas, y en un papel que no se ve mucho en la sociedad para un hombre, es enternecedor. Me ha encantado el relato, es muy fresco y a la vez está lleno de esperanza. Lo que nos cuentas siempre tiene un final bastante feliz, siempre de mirar al frente después de haber superado las cosas duras. Me gusta.
Besotes!!

Anusky66 dijo...

siempre recreas muy bien el ambiente y profundizas durante el desarrollo de la historia ,pero esta vez creo que lo has bordado primorosamente .

Unbesazo

Jo Grass dijo...

ELENA LECHUGA. me gusta que el texto resulte fluido. Soy consciente de la extensión de mis relatos, y sabiendo el tiempo que me dedicais me horroriza pensar que os puedo aburrir en el segundo párrafo. Gracias, bella.

PSEUDOSICOLOGA. atípica lo es, e inusual, pero lo cierto es que ocurre también!

Jo Grass dijo...

NINA.he escrito un montón de relatos con mujeres estupendas y tíos cretinos. No todos son así y me siento obligada a reflejar que existen realidades como la de Nico.
Y es cierto que un punto de Valentina tenemos todas también! me alegra que te haya conmovido!

SANDRA: ¡qué gran honor, cariño! Es verdad que en la vida suceden estas cosas, y a veces los que sufren son ellos!
Felíz finde para ti también!

Jo Grass dijo...

CLAIRE: es extraño pero verídico. En España, al contrario de la mayoría de países nórdicos, por ejemplo, son las mujeres las que se quedan al cuidado de los hijos en solitario, tras un divorcio o separación; pero también existen casos como este!
me alegra que te haya gustado.
Besitos

JUAN:me emocionan tus palabras, Juan. Yo espero que algún día te cruces con tu alma gemela y formes una familia felíz. No le deseo a nadie la experiencia de Nico porque me parece durísima!
besotes

Jo Grass dijo...

SONIX: supongo que nos enternece esta situación porque se trata de un tío y no es frecuente, porque la cantidad de mujeres que la sufren es infinitamente mayor.
Ya sabes que necesito que exista esperanza y una nueva oportunidad de ver la luz frente a la adversidad, en todos mis escritos.
Mua

ANUSKY: me siento halagada, de verdad!!! Escribí esto ayer, que estaba baja de ánimos, y pensé que me había quedado un dramón dificil de digerir.
Mil gracias!

Anna ( blog princesa) dijo...

Madre mia!! Pobre chaval, menudo lio tiene ¿no? ufff padre soltero y Valentina ¡valla perla! pero hoy en día un hombre es suficientemente capaz de afrontar una paternidad con normalidad, y mira, que lo mire por el lado positivo jeje.
Me ha encantado tu relato, esa ironia que le das, maravilloso.

Besos

Cantares dijo...

Jo, me encantó este relato.
Me recordó a un hombre que se quedó con la custodia de sus dos hijos, hace unos treinta años, al principio me resultaba extraño.
Va un beso enorme, que tengas un lindísimo fin de semana.

Blogger estuvo haciendo de las suyas y publicó un montón de borradores, los quité Besos

juanjo dijo...

A mi me dicen de golpe que voy a tener gemelos y pienso seriamente en el suicidio
Besos

Juan Carlos dijo...

a mi me sigue gustando más el de la nochebuena vampírica =)
pero la compañía femenina.. es necesaria.. aparte de resultar en multitud de ocasiones irresistible ^^

Sr Nocivo dijo...

Me has sorprendido con este relato al huir de los tópicos y que conviertas en el "abandonado" al hombre que, además, ha de dejarlo todo para hacerse cargo de sus hijos.

Paty.sophia dijo...

increible, toda una manera nueva de ver las cosas, me encantó tu historia
original, divertida y un tanto nostalgica;pero me fascino, me encanta leerte !!!


Pd: amé la "mirada leonesa" =D

Unknown dijo...

Pero todavía quedan hombres así?????
Me ha encantado.
Besos

Montse dijo...

Este relato es un gran homenaje a todos los padres solteros, que se preocupan por sus hijos, tanto o mejor que la propia madre.Tengo un compañero de trabajo, que lo esta pasando mal con su ex, y es el quien se preocupa de los niños, mucho mas que la madre, que le ha salido "rana", es bastante ligerita... y el es un padrazo. Me ha encantado el relato. Besitos.

Anónimo dijo...

Un tema que se las trae! Creo que si algún día soy padre (nunca se sabe) y tuviera gemelos, me suicido!! Jajajajaja!!
La segunda foto me fascinó! Gracias por este encantador rato de lectura!!

BESOTES HERMOSA Y BUEN FINDE!!!!

Lola dijo...

Me gusta ver un tío ocupándose de los niños y la casa. Lo has contado tan rebien que hasta me he he puesto en su lugar y casi lloro.
De verdad que es una delicia leerte y ver tus fotos. Lola

SK dijo...

Sin palabras me quedo. Me parece una historia absolutamente desgarradora por el egoísmo que derrocha Valentina. Me encanta ese intercambio de papeles en los estereotipos que solemos tener.
Precioso, como siempre.
Besotes!

Jo Grass dijo...

ANNA: también creo que hoy en día, cualquier tío debería ser capaz de cuidar slo de sus hijos como lo hacemos nosotras, si sus madres los han educado bien o son tíos evolucionados!!!
besitos

CANTARES: hace un momento, me explicaba mi madre la historia de un amigo suyo a quien hace 35 años lo dejó su mujer al cuidado de 4 hijos, mientras ella se fugaba con otro. Imagino que entonces sería escandaloso. Lo tremendo es que todavía hoy nos soprenda!
besitos

Jo Grass dijo...

JUANJO: pero, lo aceptarías encantado, con lo cariñoso que eres y lo bien que lo haces con tus alumnos!!, jaja

JUAN CARLOS: todavía recuerdas ese relato?jajajaja Tengo que escribir de todo si quiero hacer prácticas de escritora!!!!
Besitos

Jo Grass dijo...

SR NOCIVO: tenía que darles voz a ellos también. No todos son unos cafres, también hay tíos estupendos que asumen su responsabilidad. Me gusta haberte sorprendido!! No me parece fácil, jajaja

PATHYSOPHIA: en realidad me da un poco de rabia que nos resulte curioso ver a un hombre haciendo de padre como deberían hacer todos!
Me alegra que te haya gustado!

Jo Grass dijo...

MONTSE. pues sí, por fortuna existen!!!! Bienvenida a mi humilde cocina literaria!!

MONTSE: es verdad, mira que he escrito relatos sobre hombres canallas pero, por fortuna también los hay buenos compañeros y padres entregados!
Besitos

Jo Grass dijo...

STANLEY: tema espinoso, desde luego, pero estoy segura que si fueras padre lo harías muy bien, Stan, y tus gemelos serían glamurosísimos, jajaja
Besotes para tí también.

LOLA: es que encima nos enternece!!! Debería parecernos algo natural, pero nuestro punto Wendy nos traiciona, jajaja
Me hace inmensamente felíz que disfrutes leyéndome, mi queriddísima Lola

Jo Grass dijo...

SK: el egoísmo de Valentina no tiene nombre ni justificación, pero no quería hablar de ella sino de ese cambio en los estereotipos que apuntas.
Gracias,guapísima!

Lola Mariné dijo...

Muy buen relato en la piel de un hombre que se encuentra en una situación muy habitual para las mujeres.
Muchos deberian pasar por eso para que se dieran cuenta...

feliz semana.

Jo Grass dijo...

LOLA MARINÉ: pues sí, algunos deberían vivir esa situación también para darse cuenta de lo dura que resulta, aunque seamos capaces de quedarnos con la parte gratificante!
besitos

Marisa dijo...

Tu historia es genial, Jo, pura originalidad y muy interesante el punto de vista de un padre soltero, abandonado por su mujer, cosa a la que no estamos habituados, sino más bien, estamos acostumbrados a todo lo contrario.
Incluso en este caso tan atípico, tu historia deja testimonio que la vida de padre e hijos puede llegar a la etapa del "alivio y restablecimiento" vital y personal.
Muy original, Jo, me ha gustado mucho.

De las fotografías, esta vez me quedo con la puesta de sol reflejada en el retrovisor del coche. Buenísima.

Un besazo.

Jo Grass dijo...

MARISA: afortunadamente, se puede llegar a esa etapa, o eso deseo a quien tenga que lidiar con una situación como esta, aunque está claro que todavía nos sorprende que sea un hombre y no una mujer quien se enfrente a ello.
La foto la hice conduciendo y adelantando al mismo tiempo, jajaja No sé cómo no me he pegado un leñazo más de una vez haciendo estas cosas!!!
Besitos

AMBER LAKE dijo...

Creo que te has superado (que ya es difícil) con esta historia tan poco convencional, entrañable y magistralmente narrada.
La originalidad del cambio de papeles tradicional le añade un valor adicional, que podría resultar hasta simpático si no fuera por la triste realidad que encierra.
Te felicito, Jo.

Jo Grass dijo...

AMBER LAKE: el cambio de roles está ahí y me temo que se empieza a notar; y digo me temo porque me parece igual de triste; lo que pasa es que las mujeres que han sufrido esta experiencia toda la vida tienen ahora voz para hacerse escuchar.
Me alegra muchísimo que te haya gustado!
Gracias, guapa. Me das mucho ánimo para seguir intentándolo.

ROCK N´ROLL OUTLAW dijo...

Me ha encantado. Esa visita de Valentina a su ex familia, me la imagino y ya es un relato por si sola (mmm, y una idea para guión). Qué bien explicas como empezó la relación, luego cuatro críos y un buen día, adiós. Mi hermana tiene 4 hijos (trillizos + 1), aunque sigue junto a su marido, capeando las dificultades y el caos.

¡Besos!

Jo Grass dijo...

rock´n roll outlaw: madre mía, Marc. La historia de tu hermana es la que merece ese guión, jajaja
Me alegra encontrarte por aquí!
Besos

Humberto Dib dijo...

Una historia que marca diferentes momentos terribles en esas vidas. Creo que por mucho que no se crea, existen madres que, en busca de lo que fuere, pueden dejar a sus hijos, no es extraño.
Siempre tan bien cuidado todo, es un gusto pasar a leerte.
Humberto.

Jo Grass dijo...

HUMBERTO: muchas gracias, Humberto. Tus palabras siempre alimentan mis ganas de continuar escribiendo!

ayxagirona dijo...

Es una situació difícil i extraordinària, ningú sap com reaccionaria amb una situació com aquesta, però tu ho resolts amb gràcia, imaginació i molt de talent. Petons guapa, des de la Costa Brava, a veure si et deixes caure aviat per aqui.

Jo Grass dijo...

AYXA: em sembla una realitat molt dura la d´aquest personatge. A veure si aviat ens veiem a la Costa Brava.
Petons, maca

LadySuchard dijo...

La mayoría de tus relatos me encantan, pero este me ha gustado de una forma especial. La verdad es que hay muchos Nicos en el mundo que también merecen que reconoscan su esfuerzo y valentía.
Un abrazo Jo.

Jo Grass dijo...

LADYSUCHARD: me alegro que te haya gustado. Necesitaba hacer un homenaje a estos Nicos, que también existen y se lo merecen, aunque sea en un pequeño relato como este.
Besitos

Eva Magallanes dijo...

Buena historia, la he sentido muy viva, por la forma en que está relatada que es cercana, con un tono de diario íntimo y porque expresa como la vida fluye siempre en permanente transformación. Nada se queda para siempre... todo se mueve, el dolor pasa, nos adaptamos a nuevas circunstancias, se establecen nuevas realidades y en esos procesos aprendemos.Una historia "al revés" pues generalmente las abandonadas son las madres.
Un gusto llegar por aquí, te dejo mi saludo fraterno desde el confín austral!

Pilar Cabero dijo...

Simplemente, genial, Jo. Me ha encantado.
Besitos

Jo Grass dijo...

EVA MAGALLANES: exácto! La vida sigue, todo fluye y nos acabamos adaptando a otras realidades, aunque a algunos les cueste más que a otros. Quería escribir algo sobre los tipos estupendos que asumen su responsabilidad; en este blog hay demasiadas historias de mujeres que se cruzan con cretinos y canallas en su camino, jajaja
Bienvenida!! Un placer que visites mi humilde cocina literario-fotográfica!

PILAR CABERO: mil gracias Pilar. No sabes cuánto me alegro!
Besitos

Adriana dijo...

Después de una semanita de vacaciones y cuando todo te parece una montaña, te leo y me reconforto. La historia extraordinaria, normalmente el que tiene miedo y el que abandona es el hombre, con mil y una excusas, creibles o no, pero gracias a ti podemos ver el otro lado e identificarnos con él. Me encantó. Besos guapa.

Jo Grass dijo...

ADRIANA: pues aquí tenemos una excepción. Me alegra que te haya gustado y espero que hayas pasado unas estupendas vacaciones.
Besitos

Nieves Martín dijo...

Bonita y sorprendente este relato, ahora que llega un día tan especial como es el día de la madre, pensar que una madre abandone así a sus hijos....
pero siendo el tema de la historia ella sabia que dejaba con una buena persona a sus niños.

Un saludo :)

Jo Grass dijo...

MUERTE ROJA:a mí me parece tremenda la idea de abandonar a sus hijos como hace Valentina pero está claro que casos como el de Nico nos sorprenden pero existen también. Me alegra que te haya gustado y bienvenida a esta cocina literaria!

VAN dijo...

De acuerdo con muchos, uno de los que más me ha gustado, por su realidad paralizante, su lado optimista en el final y tu maravilloso punto de ironía que me encanta!! Un beso xoxo

Jo Grass dijo...

VAN: me encanta que lo interpretes de esta manera, y mis disculpas a todos por mi larga ausencia; el trabajo, la familia y unos cuantos despropósitos me han tenido apartada de la vida blogueril pero, espero ponerme pronto al día visitando vuestras casas, y sacar tiempo de donde sea para escribir un poco.
Un abrazo enorme para todos!!!!

Anónimo dijo...

Primera historia que te leo, pero primera vez que puedo decir que me ha gustado muchísimo. Muy cercana, y muy curiosa. ¡No puedo menos que pensar qué habrá sido de todos!

Jo Grass dijo...

TEACY: bienvenida!! Mil gracias por tu visita. ¡Qué bien que hayas disfrutado leyendo este relato! Supongo que resulta curioso, y eso, en realidad, me entristece un poco. En fin, he escrito bastante sobre hombres canallas y necesitaba hacer algo con un personaje masculino que asumiera la responsabilidad y las riendas de su vida, a pesar de todo!

raindrop dijo...

El cómo se llega a esta evolución de los personajes se intuye más de lo que se relata. Creo que eso es un acierto, porque permite que cada lector vuelque sus propias experiencias o sensaciones al leer la historia.
Hay muchas perspectivas para aproximarse a lo que significa un abandono en la vida (quizás una de las experiencias más traumáticas por las que se puede pasar, sin tener que ponerse en situaciones límite).

un saludo :D

Anónimo dijo...

Jo, me ha impactado... Primero, porque es tan raro que una madre se separe de sus hijos por voluntad propia... Y segundo, lo bien que termina adaptándose Nico a tener que cuidar él solo de sus cuatro hijos...
Besotes!!!

Jo Grass dijo...

RAINDROP: me alegra que lo que pretendía con la forma de redactar el relato, llegue al que lo lee. El abandono es un tema espinoso, y la mayor parte de las veces deja secuelas irreparables; pero yo escribo ficción y me gustan los finales felices o, como mínimo, esperanzadores; bastante drama nos regala la vida diaria.

Muchas gracias por la visita y el comentario. Bienvenido a mi humilde cocina literaria!!!

IPODGIRL: ya sé que es raro, sobre todo en España, que se encuentra en la cola de los países en los que la custodia compartida es habitual, y que los padres la obtengan también, sin tanta objeción social y de la justicia. Aquí se sigue creyendo que sin una madre los niños no pueden salir adelante, y no es cierto, porque las hay como Valentina, aunque no aparezcan tanto en los medios!

Anabel Botella dijo...

Veo que estás buscando un editor para una novela. Es pequeña, pero entrar en las grandes es muy difícil tal y como está el mercado.
Hoy en facebook he visto que una editorial busca novelas. Lo que no sé es si es de autopublicación. Te dejo el enlace y le echas un vistazo:
http://www.edicionesacontracorriente.com/recepci%C3%B3n-de-originales/

Jo Grass dijo...

ANABEL: también lo vi el otro día, pero no sé quienes son ni cómo piensan funcionar. En su blog dice que aceptan manuscritos, y creo que en una de sus colecciones podría encajar esta novela pero, no tienen libros publicados que yo sepa, y tampoco está claro si es edición, autoedición, o coedición. En cuanto tenga tiempo intentaré averiguar algo más.
Mil gracias por el apunte!