30 de septiembre de 2010

MADDY Y EL CUADERNO DE HECHIZOS

Foto: Marijo Grass



Hace dos semanas que empezó el cole, y ya nos han castigado; sólo por escribir papelitos, porque a Maddy y a mí nos han puesto separadas, y ella está en primera fila y yo al final, en la ventana, que es muy guay; pero tener a Fonsi al lado NO, porque es un pesao y un copión. La señorita nueva se llama Anna; le encanta mandar y reñir. Este año no quiere a nadie hablando en su clase cuando explica las cosas porque parecemos gallinitas en un corral; ni pasar notitas, que así no se puede trabajar; y tampoco quiere oír EXCUSAS. Entonces ha tenido que explicar qué era eso, porque lo ha preguntado y nadie ha levantado la mano.

A esta señorita no le gusta que nos chivemos si te empujan en el patio o te quitan el lápiz; dice que tenemos que aprender a resolver nuestros asuntos; y si se te olvida hacer los deberes no vale decir que tu hermano se puso malo y tu mamá te mandó a la cama antes, ni que otra niña te quitó la ficha para gastar una broma ni nada. Eso me pasó con Liliana: lo hizo para fastidiar, porque me vio jugando en la fila con Diego, que es el chico más guapo de la clase, y Fonsi el más feo. Él no quería jugar con ella, y cuando fui al lavabo me estaba esperando; dijo que si jugaba más con Diego se iba a chivar, y le diría que el día que nos dieron fabada en el comedor y se oyó un pedo, que se rió todo el mundo, era yo. ¡Jopeta! Se me escapó, pero es que la fabada que dan en el comedor es asquerosa, y todo el mundo se tira pedos después, pero a mí se me cayó la cucharita y… ¡PURRUM!

Ahora estamos castigadas porque yo le he pasado una nota a Maddy que decía: “LA SEÑO NO MENCANTA”. Ella me ha contestado enseguida poniendo: “BRUJA MALA”. Y no tenemos patio, y la señorita Anna nos lleva a hacer deberes a su clase de mayores y se pone a hablar de brujas; y yo me la imagino con escoba y pelo de bruja, echando chispas porque está enfadada y los mayores no le hacen caso y nos miran con cara de vomitar; algunos se ríen y la hermana de Natalia nos saca la lengua, y la de Mónica, que es amiga nuestra, nos enseña un pupitre vacío para sentarnos detrás.




Foto: Marijo Grass




Y la señorita da tres golpes con su palo de señalar la pizarra, y todos se callan. Entonces se da la vuelta y escribe: “ Las brujas de Salem”. Título original “The crucible”. Autor: Arthur Miller. Drama en 4 actos.

De repente se gira y pilla a un niño haciendo una bomba con el chicle, y del susto le explota en la cara.

—Tú, de pie—. Y lo deja de pie toda la hora con la cara llena de chicle.

— Hoy vamos a hablar de la envidia, la hipocresía, el fanatismo, el abuso de poder y la intolerancia—. Y todos la miran como si hablara en marciano, pero callados porque no quieren estar de pie.


Y se pone a explicar la obra de las brujas, que son unas niñas de una aldea, que están hartas de que las castiguen y se van al bosque a bailar desnudas, y hacen conjuros y se beben una pócima y una se pone mala; después se chivan y dicen que han sido otras y a esas las castigan, y luego a ellas también.


—En las sociedades antiguas, la frontera entre la realidad y la imaginación no estaba tan clara como ahora. Muchas personas, por miedo a situaciones que no podían controlar, creían en seres sobrenaturales— explica la señorita, y a mí me entran ganas de bostezar.

—Las brujas podían volar; se convertían en animales y podían hacer que lloviera a cántaros; y también hacer cosas malas a las personas y a los animales— me dice bajito la hermana de Mónica, que se llama Lluvia porque nació un día de tormenta, y por eso sabe mucho de esas cosas. Yo creo que es bruja y me la imagino con gorro, pero me parece que ella es de las buenas, no como la señorita Anna, que también manda y riñe en esta clase.




Foto: Marijo Grass




Al salir del cole hemos ido a casa de Maddy, que yo me quedo a dormir porque mi madre está otra vez trabajando en los conciertos. También ha venido Julia, Mónica y su hermana, y todas nos hemos disfrazado de brujas.
La señorita nos ha dado un papel para que lo firmen nuestros padres y se enteren de lo del castigo pero, Lluvia, la hermana de Mónica, que sabe cosas de brujas y dibuja muy bien, nos lo ha firmado como si fuera una madre, y así no nos castigan otra vez.

Maddy nos ha llevado a su habitación porque nos tiene que enseñar una cosa muy importante. Dice que el otro día abrió la caja secreta de su mamá, que es donde guarda papeles viejos, fotos y cosas de cuando era pequeña, que son secretas; nunca deja que Maddy juegue con esa caja pero ella la ha abierto y ha encontrado unos libros muy antiguos de su abuela, y un cuaderno que tiene las tapas como el sofá y está lleno de dibujos, de historias y recetas; se titula “Cuaderno de Hechizos”.




Foto: Marijo Grass




Los padres de Maddy son ingleses, pero su abuela nació en India y conoció a su abuelo en España, y también vivió en África; después le regaló los cuadernos secretos a su hija, que es la mamá de Maddy. Y ahora nosotras hemos cogido los cuadernos; y Lluvia, que es mayor y sabe leer muy bien, está buscando cosas, a ver si podemos ser brujas también:

—Aquí dice: “En la India tienen costumbres y rituales muy variados. Por ejemplo, para atraer la lluvia en regiones muy áridas celebran una boda entre ranas. Para ellos significa que la lluvia vendrá a visitar su tierra”— lee la hermana de Mónica, porque a ella le interesa todo lo de su nombre.

—¡Hala! Yo podía buscar una novia a Ojote para que se casara, y así mi abuela no tendría que regar todos los días, que le duele la espalda— digo yo contenta.

—¿Quién es Ojote?— pregunta Lluvia.

—Mi rana gigante; está en la balsa de regar del Señor Aurelio, cerca de la casa del valle de mi abuela, pero mi madre no me ha dejado traerla.

—¡Ah!

—Aquí hay una foto, ¡parece una hechicera!— exclama Maddy, que ha cogido otro libro de la caja secreta de su madre.




Foto: Marijo Grass




Entonces todas miramos la foto de la hechicera, que se parece a la de una película de mi prima Ale que da miedo, y Lluvia sigue leyendo lo de los amuletos:

“En el siglo XIX, el conjunto de religiones existentes en la India recibió el nombre de Hinduismo. Dice la historia que, durante las travesías que realizaban los antiguos pobladores les acompañaba un elefante, para que les diera suerte. El elefante protege contra la envidia y el daño que puedan hacer en tus propiedades, por eso todo el mundo tiene un elefante en su negocio…”




Foto: Marijo Grass




—Mira, en la caja hay un elefante. Y tiene la trompa para arriba— dice Maddy sacando una figurita muy vieja.

—Pues, lo tienes que llevar en la mochila; así Mari Fe no te quitará la goma de Las Witch otra vez— le digo yo enseguida.

“Los buhos otorgan magnetismo personal, protección, defensa ante los peligros y confianza. Es el amuleto de la amistad y la buena suerte”.

—No hay ningún buho en la caja— asegura Maddy.

—¿Qué es magnetismo?— pregunto yo.

—No sé, algo de un imán. Los imanes tienen magnetismo— afirma Lluvia.

—Yo tengo imanes de los Pokemon en la nevera— explico.

“El Buda tranquiliza los espíritus rebeldes y atrae la suerte con dinero— continúa leyendo Lluvia—. Tienes que poner su imagen en un plato con monedas, de espaldas a la entrada de tu casa o tu negocio”.

—¡Esto es un rollo!— exclama Mónica.

—Yo quiero ser bruja y tener poderes, y decir: “ Diego, vas a ser mi novio”— dice Julia.


Foto: Marijo Grass



—Pero, ¿tú estás segura que si nos hacemos brujas no aparecerán duendes malos o algo?— pregunto a Lluvia, que es mayor y en su clase hablan de brujas.

—¡Zoe tiene miedo!— exclama Julia.

—No es verdad— respondo enfadada.

—Aquí pone cómo hacer un hechizo…— dice Lluvia.

—¿Qué pone?— pregunta Maddy; que ella quiere hacer como su abuela.

“Coge un alfiler y pincha tu dedo índice…”— empieza a leer Lluvia.

—¿Cuál es tu dedo índice?— pregunta Julia.

—No me gusta pinchar. ¿No hay un hechizo sin pinchar?— pregunto yo.

“Deja caer unas gotas de sangre sobre los pétalos de una rosa blanca; debes hacerlo un viernes de luna llena porque debe bañar con su luz la rosa. A la mañana siguiente, justo al amanecer, debes comer los pétalos y mirando el sol decir: ¡Invoco a todos los espíritus de la luz que me protejan y permitan que sea una bruja buena!”



Foto: Marijo Grass



—¡Qué asco! Yo no quiero comer la rosa con sangre!— exclama Mónica.

—Pues, yo la he probado, porque me caí en el patio, y me salía mucha sangre de la rodilla. Mi prima Bea tiene muchos libros de vampiros y me dijo que también la había probado; y es como jarabe— explica Julia.

¡PUAJ!— decimos Maddy y yo a la vez.

—Y, ¿no hay ningún conjuro con un gato? Nosotras tenemos un gato en casa, y en mis cuentos todas las brujas tienen gato!— dice Mónica.




Foto: Marijo Grass



—Como el de la Bruja Aburrida— apunto yo.

—Fatumata dice que ella tiene un don y que puede hacer cosas— afirma Julia.

—¿Qué cosas?— pregunto yo.

—No sé, cosas.

—Y después de hacerlo todo y comer la rosa, ¿qué pasa?— pregunta Maddy, que está mirando otro cuaderno de la caja secreta.

—Aquí dice: “ La sangre significa la fuerza interior de cada uno. Los pétalos son tu relación con la naturaleza. La luna llena te da la energía para que se cumpla el hechizo. Se hace en viernes porque es un día mágico, dedicado al planeta Venus, que rige Afrodita: la Diosa del Amor”

—¿Cómo puedo saber si después de pincharme el dedo ya soy una bruja de verdad? ¿Le puedo decir a Diego que es mi novio?— pregunta Julia.

—Yo quiero ser una bruja buena— digo yo.

—Y si me convierto en bruja, ¿me pasarán cosas malas o me visitará la muerte?— pregunta Mónica a su hermana.

— ¿Te haces monstruo? Bueno, fea. Es que no quiero que me cambie la cara y se ponga como la hechicera de la foto— dice Maddy.

—Ya sé. ¿Podemos mirar en el ordenador de tu madre?— pregunta Lluvia.

—Bueno, pero rápido que luego me castiga— dice Maddy.

—El otro día, vi a Marivi en la clase de informática, mirando una página donde se pueden hacer preguntas sobre brujas.

—Eso, ¡vamos a preguntar al ordenador!— exclama Julia.


Entonces, Lluvia ha buscado la página de las brujas y ha escrito:

“ Nos gustaría saber si el hechizo de los espíritus de la luz funciona; y si nos hacemos feas; y también en qué clase de brujas nos convertimos si lo hacemos”

—Pregunta si da dolor de barriga comerse la rosa con la sangre y todo eso— digo yo.

—Aquí ha escrito una niña: “Yo soy bruja y tengo 11 años, pero soy de herencia, porque mis padres lo heredaron de mi tatarabuelo. Soy de la dinastía PANG, y sé cosas de magia y tengo libros antiguos, y hay que saber lo que se hace y ser bruja de verdad, que si no es peligroso”.

—¿Y ahora qué hacemos?— pregunta Mónica.

—Esperar a que responda el ordenador— concluye Julia.


Lluvia dice que ella también es mayor, que tiene 11 años y puede ser bruja, y nosotras no; pero Maddy se enfada porque el cuaderno de hechizos es suyo, bueno, de su madre; y dice que ella tiene que ser prime, y hacerse bruja y vivir en muchos sitios como su abuela.




Foto: Marijo Grass



Ya se han ido todas a su casa, y la mamá de Maddy ha reñido a la canguro porque hemos jugado con el ordenador sin pedir permiso; pero a la canguro le da igual porque ha venido su novio a buscarla, y nosotras tenemos que ordenar la habitación y guardar la caja secreta para que la madre de Maddy no se enfade más. He pensado que voy a decir a mi tía Leyla que me compre un elefante y un buho en el Chino, y también le diré a mi mamá que ponga en casa un Buda con monedas, a ver si trae dinero para comprarme los libros de las Witch y aprender sus poderes.




Elisabetta Gnone

Por la noche, Maddy y yo hemos dibujado recetas de conjuros, hasta que ha venido su madre y ha apagado la luz; he soñado que éramos brujas y teníamos muchos poderes; y habíamos crecido como el señor de los zancos que viene siempre a las fiestas del cole, que es muy alto; y también sabíamos un hechizo para que no nos castiguen nunca más, y nos hacíamos ricas porque toda la clase quería comprar la receta, pero no sabían que teníamos una colección de elefantes con la trompa para arriba, y un muñeco Buda con muchas monedas en la puerta de la habitación; y Diego no quería ser novio de Julia, y ella decía que le daba igual y se iba a patinar.





Foto: Marijo Grass

16 de septiembre de 2010

AYUDA O ENGAÑO

Foto: Marijo Grass


¡¡¡DIOS MÍO!!! Era ella. ¡Mi Laura! No ha reconocido mi voz pero, es que, ¡no le he dado tiempo! Me ha provocado un ataque de tos tan grande, de la impresión, que he tenido que pulsar el botón y pasar a Lisbet la llamada. Hace TANTO que no habla conmigo que, a lo mejor, no era necesario; porque el chiquillo que se encarga del sonido en la radio nos pone un filtro o no se qué cosa, para suavizar el tono, y así es más difícil. ¡Vamos! Que ni mi Antonio— que en paz descanse—, se hubiera dado cuenta; y yo, con este trabajo estaría en la gloria, si no fuera por el desplante de mi hija. Seguro que ha sido “La Pilarica”, como me prometió aquella monja que conocí en el viaje a Zaragoza el mes pasado; dijo que tenía que implorar su patrocinio, por eso ha enviado a mi Laura al consultorio. Si le devolvió la pierna al cojo de Calanda, seguro que puede arreglar lo mío.



Foto: Marijo Grass


Seis meses de silencio es mucho… y dejarme sin disfrutar de mi nieta me parece excesivo, y encima le cuesta dinero ese orgullo, porque la niña, conmigo, estaba muy bien cuidada, y se ahorraba la canguro pero, supongo que me pasé de la raya, vomitando semejante cantidad de blasfemias a su marido, y echándolo de mi casa.


Quizás hubiera podido pedirle perdón y ofrecerle un poco de consuelo, ahora que se ha presentado la oportunidad; aunque es posible que no lo necesite, si empieza a ver lo que siempre supimos su padre y yo, aunque piense que la única manera de quitarse a ese zángano de encima es poniéndole los cuernos. Pero es mi hija, y yo tengo que aprovechar la intercesión de la Virgen del Pilar para acercarme a ella de nuevo. Ha dicho que volvería a llamar, así que espero estar preparada cuando llegue el momento. Por algo me han dado la sección de: “Experta en amores imposibles”. Me gustaría que fuera algo privado pero, casi mejor que no lo sepa, porque volveríamos a estar como al principio, y yo no quiero pasar otra vez por eso, después de todo lo que he sufrido.



Foto: Marijo Grass


Buenas tardes, estás sintonizando “Mujeres Luminosas”: tu canal de Astrología en el universo femenino; en el sesenta y nueve punto tres de la frecuencia modulada. Somos especialistas en tarot, videncia y esoterismo. Aquí encontrarás una respuesta a todo aquello que quieres saber sobre tu destino: en el amor, el trabajo y la vida. Con ustedes: Esperanza, experta en Amores Imposibles. Cuando gustes, puedes marcar el 896 96 69 96, y podremos conversar un rato. En este espacio te atendemos con cariño…

A ver, parece que tenemos una llamada. ¡Holaaa!...



—¡Umm! ¿Hola? ¡Umm! ¿Estoy llamando a Mujeres Luminosas?

—Sí, cariño, ejem…

—¿Hola? Perdón, es que llamo desde el móvil y no escucho bien.

— ¡¡AAAATCHÚS!! ¡¡AAHHHUMM!! Disculpa…—. Entonces me ha dado la tos, o el ataque de pánico, o las dos cosas a la vez, porque la he reconocido enseguida, y le he pasado la llamada a Lisbet, que es muy rápida y ha pillado al vuelo mi indisposición; que estas cosas pasan, aunque no sea tu hija, (la que no te dirige la palabra), la que está al otro lado de la línea, y así no nos cae una bronca del jefe ni perdemos la clienta, que es lo que importa; además de entretenerla unos minutos muy caros y devolverle la ilusión.

—¡Ejem! No te preocupes, cielo, que yo hablo claro y despacito— ha seguido Lisbet, como si nada.

—¡Umm! Está bien —. Por un momento he pensado que se había dado cuenta, pero parece que no.

—A ver, dime, mi niña: ¿De qué signo eres? Y, ¿qué edad tienes?

Virgo, de 26

— ¡Tú dirás!

— Quiero que me mires un asunto con Leo, de 28.

— Ese es un asunto de tierra y fuego. Un poquito complicado. A ti te gusta la discreción y a él destacar entre la multitud pero, vamos a ver… Deja que baraje bien las cartas. ¿Izquierda o derecha?

— Izquierda—. Mientras Lisbet hacía que corrieran los minutos barajando las cartas, le he escrito una nota a toda prisa que decía: ¡¡¡Es MI HIJA. Y Leo el cara dura de mi yerno!!! ¡NO TIENE FUTURO CON ÉL!

— Mis cartas dicen que ese Leo está obsesionado contigo. Me parece que tenéis algún problema… —. Esto no falla nunca, y Lisbet sabe bien cómo hacer que hablen y te den un par de pistas para dirigir la tirada.

— Llevamos mucho tiempo así…— ha dicho ella con un tono que, vamos, que te das cuenta que no es feliz.

— ¡Vaya! La patología contra las relaciones estables— continúa Lisbet—. De eso hay epidemia, hija mía…Pero yo he descubierto ¡el antídoto!

— ¿En serio?

— Cuando él te dice que necesita su espacio, que no lleva bien el compromiso, o que lo atosigas con la responsabilidad, tú le respondes: ¡Yo tampoco lo llevo bien! Y empiezas a mirar en otra dirección. Tú ya sabes…

— A eso tampoco reacciona, y estoy harta de cargar con todo: el trabajo, la casa, la niña, las facturas… ¡Ya no puedo más! He tocado fondo. Y soy joven. Puedo rehacer mi vida. ¿Me puedes mirar si hay algo con un Escorpión de 35?

— Tengo una llamada pendiente, mi niña, pero si vuelves a marcar yo te miro lo de Escorpión…—. Entonces le he pegado un cachete a Lisbet, que casi le tiro el auricular del manotazo, pero ha entendido el motivo, y me ha mirado echándome toda su brujería encima, pero dejando nuestros asuntos a un lado—. Bueno, me dicen por aquí que, como eres la oyente número 9.999, tienes derecho a una tirada de regalo, así que vamos a ver qué pasa con Escorpión. Entonces, ¿qué eliges esta vez? ¿Izquierda o derecha?

— Derecha.

— Aquí, lo que veo en las cartas, es que tienes que romper con algo para sufrir un cambio.
Después de eso se toman las decisiones.


— Pero, ¿podría haber alguna cosa con él? Es que ya no aguanto más; y no sé si con Escorpión me puedo volver a equivocar.

— A Leo le salió la carta de El Loco, y eso significa que no quiere sentar la cabeza.



Foto: Marijo Grass


—Ya.

—Tú tienes que hacer caso a tu corazón.

—Si todavía lo quiero, pero es que no lo soporto; y antes de nada necesito saber si puede ocurrir algo con Escorpión.

—Bueno, mira… Compra una colonia de vainilla y mete dentro un palito de canela en rama. Y maquíllate los ojos con un poco de canela en polvo, como si fuera sombra, que no se note. Esto te va a funcionar. Me refiero a que te lo puedes quitar de encima y probar fortuna con el otro, con Escorpión. Y…toma tu tiempo, mi amor. Sal y disfruta, bien perfumada de vainilla. Seguro que con un poco de diversión puedes pensar mejor. Tienes una voz muy linda, de persona bella y decidida. Tú prueba lo de la canela; después me llamas y me cuentas…

—Bueno, muchas gracias. Ya le diré si funciona o… ¡BIP, BIP, BIP!— En ese momento se ha cortado la comunicación, y yo me he desplomado en la silla como un saco de patatas.



Foto: Marijo Grass


He dedicado media vida a escuchar a las mujeres mientras les hacía el tinte en mi peluquería, y eso da mucha psicología. Por eso, cuando tuve que cerrar hace unos meses, por la crisis, que yo no pensaba jubilarme porque a mí el trabajo me entretiene mucho, pensé en hacerme voluntaria del teléfono de la Esperanza pero, como están las cosas como están, necesitaba ganarme unos euros. Y esto es parecido pero cobrando, aunque sea poco; y como no soy de gastar mucho, con lo que me pagan en negro y la pensión, tengo bastante para ir tirando y saldar la deuda del impresentable de su marido, hasta que no me quede más remedio que meterme en una residencia porque, a estas alturas, ya sé que mi hija, con el haragán y con la niña, no estará dispuesta a ocuparse de una vieja, a menos que le dé una patada en el culo y se lo quite de encima, que para aguantar a un vago no la he traído a este mundo, y menos cuando pensaba que me iría al otro barrio sin descendencia.



Foto: Marijo Grass


Yo he sido una madre añosa, y ella, para curarse en salud, se quedó preñada a los 18, pero no dejó los estudios, que de la niña nos encargamos mi Antonio y yo para que Laura se labrara un porvenir y pudiera tener un trabajo decente; pero se encaprichó del latin lover del chiringuito, y el tipo nos ha acabado arruinando a todos. Y no digo que no fuera guapo, porque reconozco que, al principio, me pareció un yerno de revista, ¡con esa cara y ese cuerpo! Y no me extraña que mi hija se quedara más colgada que un chorizo, pero lo de preñarse, nada más conocerlo, fue el error más grande de su vida. Y estaba claro que el chico, con esa planta y trabajando en la playa con el pecho al aire, iba a tener busconas a capazos, y que, lo que se dice trabajar como Dios manda, tampoco era lo suyo, aunque nos embarcáramos en una nueva hipoteca y le compráramos el chiringuito, para que él fuera el jefe y estuviera tranquilo.




Foto: Marijo Grass


Y ahora estoy en un sin vivir, porque desde que llamó Laura a la radio no puedo pegar ojo. Me he comprometido a hacer todos los turnos, hasta los de Lisbet, y sin cobrar, porque necesito estar ahí por si se le ocurre marcar otra vez el número del programa. Yo no estoy segura si la ayudo o la engaño, y no es que lo piense ahora porque se trate de mi hija; que al coger este trabajo y comprobar la cantidad de gente angustiada que hay en el mundo, me lo preguntaba todo el tiempo. Hasta se lo consulté a la monja que conocí en Zaragoza, cuando fui a ver a la Virgen del Pilar a pedirle ayuda para recuperar a mi Laura y volver a cuidar de mi nieta, porque yo hace mucho que no me confieso, y más desde que salen tantas noticias de curas pederastas, que solo de pensar que alguno le pudiera hacer daño a mi nieta me dan ganas de quemarlos a todos en la hoguera, bueno, es un decir, me refiero a que se merecen que los encierren hasta que llegue su hora; y total, para que me llamen bruja o me digan que Dios no me ha dado poderes para ayudar a la gente…Pues eso, que yo sigo siendo creyente, a mi manera; pero, es que veo tantas chicas sufriendo por amor, como almas en pena, que llaman al programa buscando un poco de luz y de consuelo, que estoy segura que mal no les hago, si consigo que se tranquilicen un poco, o piensen que, al fin y al cabo, nacemos y morimos solos, y lo importante es vivir en paz y disfrutarlo.




Foto: Marijo Grass


Creo que una no entiende lo que es sufrir de verdad hasta que es madre. Eso ya me lo dijo la mía, con la poca cabeza que le quedaba cuando tuve a mi Laura, porque, en aquél momento, yo era mayor y su abuela ni te cuento. Ahora eso es más normal, pero en mi época si no te habías casado ni tenías hijos, antes de los 30, decían que te quedabas para vestir santos; y a mí todo me llegó tarde en la vida, pero no voy a consentir que mi hija, que se aventuró a ser madre tan temprano, desperdicie su juventud al lado de un gandul que no hace nada por ella, por mucho que ese gandul sea tan guapo como un actor de cine; porque la belleza dura lo que dura, y lo que importa son los buenos sentimientos; y si tienes a alguien al lado, que sea una persona noble y que te quiera.


Yo tuve suerte porque mi Antonio fue un buen hombre; nunca tuvo una mala palabra para mí y, como pasamos mucho tiempo sin hijos, procuró que me divirtiera; y mientras mis amigas cuidaban de sus retoños mi marido me llevaba a bailar, y yo lo acompañaba a tomar cerveza; y cuando tuve a Laura, como fue una niña tan deseada, los dos estábamos maduros para asumir la responsabilidad, y también para malcriarla. Supongo que no debí ser tan inflexible con mi yerno, pero me parece que con él no tiene futuro, aunque eso es algo que debe decidir ella porque, el tiempo pasa, los hijos crecen, los hombres van y vienen pero, una madre es para siempre. Y aquí estoy, esperando que llame al programa, arreglada como a ella le gusta, y aunque no me vea ni sepa que soy yo la que la atiende, espero brindarle mi ayuda y que me recuerde.



Foto: Marijo Grass

9 de septiembre de 2010

ROBERT Y SU LADO FEMENINO

Foto: Marijo Grass


NO puedo creer que todo haya terminado entre nosotros, justo cuando habíamos decidido casarnos para complacer a su madre, después de vivir cuatro años sin más atadura legal que un piso de alquiler con gastos compartidos. Dice que no tenemos ningún futuro juntos, y que es mejor que cada uno siga su propio camino. Y me lo suelta así, sin más, tras besuquearnos como adolescentes, sentados en nuestro rincón favorito del Paseo Marítimo.


Me ha dejado tan desarmado que incluso he olvidado el anillo que escondía en el bolsillo trasero de mis tejanos; pensaba dárselo esta tarde para confirmar nuestro compromiso, y celebrar el encargo más importante de mi carrera: el que nos proporcionará ingresos suficientes para mudarnos a un piso más grande, además de otorgarme cierto prestigio. Esto sí se lo he dicho, pero se ha limitado a felicitarme y felicitarse, por haber escogido un momento tan dichoso para sacarme de su vida.





Foto: Marijo Grass



HEY, brother! Ven aquí que te dé un abrazo. Ahora mismo pensaba llamarte. ¡Acabo de leerlo en Internet!

¿Lo has leído en Internet?

Pues, claro, bobo. Tengo una alerta en Google con tu nombre. Ha salido publicado en la versión inglesa de la revista Style.

¡Ah!

No pareces muy entusiasmado. Pensaba que me invitarías a cenar algo “agripicante” para celebrarlo.

No estoy de humor para celebrarlo.

¿Se puede saber qué ocurre? Llevas una década esperando algo parecido. Joderrr, los Hoteles W. ¡Eso es nivelazo, bro! ¿Has llamado a mamá y a Las Mosqueteras? ¿Lo sabe Cata?


En vez de responder he decidido sacar el anillo y ofrecérselo.


Toma, aquí tienes algo mejor que una cena en el INDOCHINE…El chocolate está intacto.

¡No me digas que no le ha gustado! Podemos cambiarlo; seguro que a Regina no le importa. Toda la colección es preciosa, pero ya te dije que quedaría mejor la cobertura de chocolate negro. El blanco no incita a pegar un mordisco y encontrar una joya debajo; parece una chuchería.

A ella le encantan las chuches. En fin, da lo mismo. Puedes quedártelo.

Vamos, ¡suéltalo ya! ¿Os habéis peleado?

No, me ha dejado. Ya no me quiere. Se ha desenamorado. En este momento se está mudando al ático; ¡con KEN!





Foto: Marijo Grass



¡¡¡Ah, jajajajaja!!!

No tiene gracia.

¡Claro que la tiene! ¡Con KEN! Lo siento, hermanito; es que no me imagino a Cata con ese alemán musculoso y excéntrico. Nunca me pareció que estuviera encantada de tener a su lado a un tío tan romántico y divertido como tú. Sus amigas van a alucinar. Todas querían tu clon, así que no te preocupes. Eres un partidazo. Solo falta que sepan que estás disponible y a punto de convertirte en un profesional de altos vuelos.

¿Crees que se ha cansado de mis bromas? ¿ De los arreglos florales? ¿ De que le diga que la quiero cada mañana, antes de irme al invernadero?

De eso no se cansa una tía con un mínimo de sensibilidad, a menos que seas un plasta y no respetes su espacio. ¡Y no lo eres! Robert, nunca te lo he dicho porque te veía feliz y enamorado pero, siempre pensé que esta relación no funcionaría. Creo que para ella resultabas un tío pintoresco; no sé, alguien muy alejado de los canallas que han pasado antes por su vida y que seguramente echaba de menos, después de tanto tiempo. La entiendo porque yo padezco el mismo tipo de conducta desviada: sólo me enamoro de tíos que no me convienen. Lo siento, quizás es el momento de sincerarse: estaba segura que un día te dejaría sin motivo aparente.

¡Oh, vamos, no empieces! Me siento mal. Necesito que me consueles.

¡Gilipolleces! Necesitas salir a celebrar tu éxito.

No digas tacos. Te afea, y marca una arruga espantosa en el entrecejo.

Pues, tú deberías empezar a vociferar unos cuantos, ¡Joderrr! Parece que tengas horchata en las venas, coño. Deja de ser tan educado y maldice a tu exnovia de una puta vez, ostia.

Puedo maldecirla sin necesidad de utilizar palabras malsonantes.

Ese es el tipo de cosas que te hacen parecer gay. Eres demasiado tierno y delicado. Mira al KEN de los cojones. Si esa clase de tío le pone, deberías estar feliz por haberte librado de ella antes de organizar el bodorrio.

¡Yo que sé si le pone! Pensaba que el gay era él. No creo que tengan un lío. Además, me cae bien. Hasta le dije que lo llamábamos KEN porque su nombre es impronunciable y su aspecto me recordaba los muñecos de las trillizas cuando eran peques. Me respondió con una carcajada como la tuya de antes, seguida de un encargo que todavía tengo pendiente: convertir su terraza en el Jardín del Edén.

Deberías quedarte en Barcelona todo el fin de semana. Tengo entradas para un espectáculo de burlesque en el Apolo; siempre hay un ambiente estupendo. Si estás receptivo puedes tirarte a una desconocida y quitarte la espina o, por lo menos, no pensar en Catalina en un par de días y dejarla hacer su mudanza tranquila.

No me gustan los polvos con sabor a venganza.

No te preocupes, este será terapéutico. En cualquier caso, seguro que te animas con el espectáculo.

Si tú lo dices…





Foto: Marijo Grass



La verdad es que estoy un poco harto de que se valore tan poco la educación y los detalles; o, que NO tenga una voz grave ni me toque los huevos por la calle sea motivo suficiente para ahuyentar a las mujeres. Incluso que les sorprenda que sea un experto en IKEBANA. Pues, sí: soy un tío romántico y sensible, NO sensiblero. ¿Tan extraño es eso? Me emociona la belleza, y la belleza debe ser compartida para dar felicidad. El IKEBANA reconoce la importancia de vivir en armonía, y nos guía hacia un conocimiento interior mucho más sutil. Mi amiga Sara dice que tengo un lado femenino muy acentuado, y que a algunas las confunde. ¿Un lado femenino? Todos lo tenemos. Bueno, quizás todos no. Pensaba que a las mujeres les gustaban los hombres románticos. Y si cuido mi aspecto o mi lenguaje es gracias a la influencia de mis hermanas pequeñas, para que no me den la tabarra diciendo que sólo me interesan las plantas.





Foto: Marijo Grass



Solo soy un tío con ÁNIMA, como decía Jung. El ÁNIMA es la parte emocional, intuitiva y sensible del subconsciente en el hombre. Parece que, para que te consideren atractivo e interesante, tienes que mostrarte racional, porque si percibes las cosas con el corazón, que es como lo hacen ellas, o dicen que lo hacen, o sólo algunas lo hacen, te estás cargando tu masculinidad de un plumazo, y enseguida piensan que eres gay, o te cuelgan el sambenito del lado femenino. Pues, estoy muy orgulloso de él, ¡qué narices!






Foto: Marijo Grass



Tengo 4 hermanas: las trillizas— alias “Las Mosqueteras”—, y Bea, la mayor; experta en soltar 3 tacos de cada 6 palabras que salen de su boca en cuanto se aleja del trabajo; porque allí los expertos son sus alumnos, que la instruyen a diario con improperios nuevos; y ella aprovecha para incorporar estos vocablos a su jerga particular, para soltarlos en cuanto la sacan de sus casillas. Pero, es posible que si yo lidiara con un puñado de energúmenos, en un instituto del extrarradio, que te pinchan las ruedas del coche cada dos por tres, y te estampan graffitis con la palabra puta, zorra o te voy a meter una raíz cuadrada por el ojete, y que Bea no se molesta en tapar para evitarles el placer de estrenar chapa y pintura, supongo que reaccionaría igual. Es lo que tiene impartir Matemáticas a un puñado de chavales que no saben qué hacer con su futuro.





Foto: Marijo Grass



He crecido rodeado de mujeres. Mi padre se mató en un accidente hace muchos años; ni siquiera fui capaz de ver lo que había quedado de él, después de que un despiste con el freno de su tractor lo acabara triturando en su propia finca, igual que en esas horribles películas Gore con las que disfrutaban algunos de mis amigos. Entonces me convertí en el único ejemplar masculino de mi familia; dejé colgado mi primer año en la Universidad y mi deseo de convertirme en arquitecto paisajista, y empecé a ocuparme de la floristería de mi abuela y a estudiar japonés en mis ratos libres. Retomar el contacto con mis hermanas pequeñas y cuidarlas, haciendo el papel de padre postizo, aunque fuera demasiado joven, les dio la oportunidad de aleccionarme sobre lo que desean las chicas en una relación. A las trillizas les encanta que me interese por su universo particular, que las escuche y me preocupe por ellas; y a mi madre que disfrute merendando con mi abuela y sus amigas mientras me cuentan sus hazañas, o que improvise un tocado de papel a la nieta de Felisa para completar el disfraz en su fiesta de cumpleaños.




Foto: Marijo Grass



Empiezo a pensar que todas estaban equivocadas, o quizás Bea tenga razón y Cata no fuera la mujer adecuada. Puede que, en los años que hemos pasado juntos, pesara más la amistad y una convivencia poco problemática que el verdadero amor; y que su forma de abrirme los ojos, así, de repente, me haya pillado desprevenido dejándome KO. A mi me gusta vivir en pareja, y Cata ha sido mi segunda relación larga. La primera se truncó al regresar a mi pueblo, y es probable que ni siquiera la pueda considerar una relación, porque ninguno de los dos tenía claro qué iba a hacer con su vida en ese momento.


Si no tengo una mujer cerca me vuelvo loco, me descentro, trabajo de forma anárquica; salgo con los colegas de lunes a jueves y me busco rollos de fin de semana. Y no me sientan bien. Llega un momento en que las confundo y con todas acabo teniendo la misma rutina de: cena y polvo, polvo y película, copas y polvo, o polvo a secas. Me gusta la diversión pero ese plan no me parece nada romántico. Prefiero hornear muffins de chocolate y compartirlos con las trillizas mientras me cuentan sus aventuras un sábado por la tarde.



Foto: Marijo Grass



Una de las interioristas con las que he trabajado en los últimos meses, me confesaba el otro día que ha llegado un momento en su vida en que TODO, incluido el sexo, lo quiere de alquiler. Se justificaba diciendo que resulta más práctico y la libra de un montón de preocupaciones o disgustos, y más, con un trabajo que le apasiona y la obliga a estar siempre viajando. Ahora, en cuanto tiene unos días de asueto, se va a Jamaica y se alquila un rasta; “Rent a Rast” las llaman. Dice que allí es habitual, que el 60 % de las turistas que visitan la playa de Negril se pueden incluir en ese grupo. A mí me deprime que me cuente estas cosas porque me hace sentir de otro planeta, como si me hubiera quedado obsoleto o llevara un traje de hace tres temporadas; incluso que dedicarme al Arte Floral, aunque sea decorando hoteles de lujo, parezca impropio de un tío a quien le gusta despertar con una mujer al lado y sonreírle, y a ser posible que le resulte familiar.



Foto: Marijo Grass



Cata es espontánea, seductora e intuitiva. No puedo dejar de pensar en ella, aunque me gustaría. Creo que me quedaré en casa de Bea una semana, hasta que coja el primer avión que me aleje de aquí una temporada, gracias a mi nuevo trabajo. Estoy pensando en largarme con lo puesto, porque no me apetece regresar a casa, de momento. Bea dice que se me pasará pronto, con el ajetreo que me espera; que seguramente me enamoré de la imagen de mi mujer ideal y la proyecté sobre Cata. No estoy de acuerdo. Ella era mi musa, mi compañera, y estoy seguro que la voy a echar de menos. Tendré que leer a Jung y sus arquetipos de nuevo, a ver si consigo poner luz a todo esto.


En un arreglo floral sencillo puedes combinar dos o más tipos de plantas, pero hay flores que se aprecian mejor solas: como el iris, la flor de loto, la camelia o la rosa. Siempre vi a Cata como una de estas flores. Quizás ha llegado el momento de cambiar, y empezar a utilizar vegetales y frutas que refresquen mis anhelos; puede que así deje entrar aire fresco en mi vida y me vuelva a enamorar de una chica que aprecie a un hombre romántico, con lado femenino, o lo que sea.





Foto: Marijo Grass