26 de noviembre de 2009

GENERACIÓN NI NI: los amantes del "dolce far niente"

Foto: Marijo Grass


¿Generación NI NI?
— Sí, hija, sí: los que NI estudian NI trabajan NI dan un palo al agua.
— ¡Pos vaya!, no sabía que los hubieran bautizao. Quieres decir que aquello de: ¿estudias o trabajas?, ya no se estila.
— Está más caducado que los yogures que tenía ayer en la nevera.
— Ahora entiendo a la Mari; además, si yo los veo cuando salgo del almacén a hacer un recao; todo el día en el parque de botellón o vegetando. Pensaba que eran las huelgas del instituto, o de la Universidad, con todo el lío ese de Bolonia, que no sé ni de qué va, pero ruido hacen, y pancartas las que quieras, pa quejarse; pero digo yo que cuando el río suena agua lleva y, seguro que algo de razón tienen los chavales.
— Los del lío de Bolonia se supone que estudian y alguna aspiración tienen en la vida pero, según un estudio de Demoscopia, el 54% de los españoles entre 18 y 34 años no encuentra nada que le motive…además del Chat y el botellón, claro.



Foto: Marijo Grass


— A eso se le llama pandilla de vagos, ¡vamos!, de toda la vida. Y, ¿ con 34 no saben lo que quieren? ¡Ay que joderse! Yo siempre le digo a mi Fran que si no hemos tenido hijos será porque Dios no ha querido, pero a él se le pone mala cara porque le hubiera gustado un niño…¡pa jugar al fútbol los domingos!; que no me lo imagino cambiando pañales ni en broma. Y luego le sale un zángano como estos y encima tendría yo la culpa.
— Bueno, ese es otro tema. Tú aguantas a Fran porque cocina de maravilla y te hace magdalenas para que nos invites a merendar, y por eso se lo perdonas todo.
— Puede ser, pero me costaría más soportar lo de la Mari; ahora le dan ataques de ansiedad en el trabajo. Dice que el otro día explotó y en lugar de planchar las camisetas del chiquillo cogió los rotuladores de la pequeña y se las llenó de letreros que ponían: ¡PARÁSITO! Y lo peor es que al chaval le encantó, y encima le suelta: “¡Maama, mola mazo!” La pobre acabó en urgencias con taquicardia.



Foto: Marijo Grass


—Yo creo que la culpa es nuestra, que los “deseducamos” porque nunca les ha faltado nada ni les hemos puesto los límites necesarios; y encima malcriados por la abuela o en manos de la canguro porque estábamos trabajando.
— ¡Venga ya!, ¿ tú crees que a nosotras nos traumatizó que nos dijeran NO cuando queríamos algo?
— Bueno, era otra época; nos buscamos la vida para largarnos de casa y no tener que escuchar una negativa por respuesta.
— Y, ¡ahora no hay manera de que se vayan! El otro día me dijo Montse, la que trabaja en la recepción de mi almacén, que quiere divorciarse…pero de sus hijas, jajaja.



Foto: Marijo Grass


— Lo que pasa es que lo tienen más jodido. Encima ven a los padres que se han matado a currar y aunque sean directivos se van al paro...
— Sí pero, esos se van con un finiquito millonario, y con lo que han astillao a la empresa durante años guardaíco en una cuenta de las islas Caimán.
— ¡Mira que has visto películas!
— No me hace falta, ¡con las noticias de la tele tengo de sobra!
— Yo no he llegado al punto de la Mari porque Pablo es buen chaval pero me tiene harta; no da golpe si no me pongo con él a estudiar; y ya me han llamado tres veces del instituto para decirme que hace campana. Y lo de ayudar en casa o poner orden en su habitación es una batalla perdida. Lo único que le interesa son las series que se baja en Internet y los Simpson. Si lo examinaran de eso otro gallo cantaría…



Foto: Marijo Grass


Bueno, pues lo de la generación Ni Ni me lo ha contado Mercy. Dice que no puede más y que ha apuntado a Emmanuel a un casting porque al pequeño todavía no lo da por caso perdido; y que si no cambian las cosas se vuelve a Nigeria.
— ¡No fastidies!, ese niño no vale ni pal Gran Hermano, seguro que lo echan por vago. Lo único que le motiva es salir el fin de semana y meterse lo que sea hasta las trancas; y luego a colgar las fotos en el Facebook, pa enseñar a sus amigos lo bien que se lo pasa.



Foto: Marijo Grass


— Pues de eso va el rollo: es un casting de vagos; y no van ellos, ¡los envían los padres!
— Joer, ya no saben que inventarse pa saturar el morbo de la gente.
— Es un reality de La Sexta: “Buscan jóvenes vagos, intransigentes, impacientes, intolerantes y carentes de cualquier sentimiento de generosidad, solidaridad o gratitud”.
— ¡Menudo currículum! A Emmanuel le va como anillo al dedo. Solo falta que se haga famoso y lo conviertan en héroe.
— Espera que te leo, que aún hay más: “ Buscamos chicos y chicas que desconocen los conceptos de sacrificio, honestidad, esfuerzo, responsabilidad, compromiso y superación”
— ¡No veas qué joyitas! No me extraña que Mercy quiera enviar a su hijo y, si se lo cuentas a la Mari envía al suyo también; y las de Montse. Me parece que habrán ostias pal casting ese. Una oportunidad pa librarse de los hijos- parásito, jajaja.
— Te ríes porque no tienes ese karma en tu vida.
— Bueno, tengo a mi jefe, que es mucho peor; y a mi marido, que si no me agasajara con la comida ni me lo hiciera tan bien “ahí abajo” lo mandaba con su madre ahora mismo.



Foto: Marijo Grass


— ¡Qué bruta eres Lali! Mira, aquí dice que les ponen una casa y tendrán que trabajar para comer. ¡Y hacer la limpieza!
— Eso acabará como el rosario de la Aurora. Ahora vamos a ver una colección de zánganos limpiando el baño mientras piensan qué coño hacen con su vida. Y luego lo comentarán en los otros programas pa rellenar. ¡Qué país!



Foto: Marijo Grass


— Bueno, mujer. A mí no me parece mala idea y, además, no tienen nominaciones ni expulsiones ni todo ese circo. Parece un rollo más documental.
— Pues ahí se van a quedar hasta que jubilen la televisión con ellos dentro, ¡que te lo digo yo! A chupar cámara y enseñar sus miserias, que eso les gusta a todos.
— Estarán tres meses. Ahora están buscando psicólogos y terapeutas para que vivan con ellos y les ayuden a encontrar algo que les motive. Cuando lo consigan se van a casa.
— Pos con la cantidad de psicólogos que hay en el paro por lo menos podrán trabajar de lo suyo; de supernanny, pero con niños más grandes.
— Pues si lo consiguen a lo mejor me animo y mando a Pablo, que ya me apunto yo a lo del “dolce far niente” . Bueno, a eso nos apuntamos todos. ¡Faltaría más!



19 de noviembre de 2009

LO BELLO Y LO SINIESTRO: CREPÚSCULO, la película.

Foto: Marijo Grass


Esta mañana he leído— gracias a un colega que lo ha colgado en Facebook—, la siguiente declaración de Lauren Bacall:


“ Mi nieta me hizo ver Crepúsculo porque, según ella, era la mejor película de vampiros de la historia.
Cuando el film acabó me dieron ganas de cruzarle la cara con uno de mis zapatos. En vez de eso le regalé un DVD de Nosferatu: la obra maestra de Murnau, y le dije: ¡Esto SÍ es una película de vampiros!”






Creo que la nieta se equivocó en la definición: Crepúsculo NO es una película DE vampiros, sino un film ROMÁNTICO de corte fantástico— dirigida al público adolescente— CON vampiros, que bien podían ser cualquier otra cosa.


Foto: Marijo Grass


El pasado sábado la Academia de Hollywood entregó a Lauren Bacall, de 85 años, un Oscar honorífico por toda su carrera; según los medios, en el transcurso de una ceremonia privada y un tanto casposa ( a pesar de la presencia de algunos asistentes ilustres como Spielberg, Lucas, Tarantino o Hanks, entre otros) y poco acorde con el glamour que merece una actriz de su talla, a quién después de su dilatada contribución al séptimo arte y de acuerdo con lo que expresa el crítico de The Guardian: “… le hubiera sentado mejor una gran ovación en el evento oficial donde se otorgan los galardones anuales”. Idem en lo que respecta a Roger Corman o Gordon Willis, que también recibieron su estatuilla dorada.

De repente el trabajo de los tres sacude mi memoria y empiezo a darme cuenta que su legado tiene algo que ver con el hecho de que hoy veamos en salas de proyección y con gran éxito de público películas como Crepúsculo.

Las imágenes promocionales de Kristen Stewart interpretando a Bella Swan, con esa MIRADA felina de trasfondo vulnerable, me recuerdan a la Bacall del cine negro, quien hizo de ella su sello de identidad, componiendo personajes fascinantes en los que fortaleza y fragilidad o severidad y ternura se alternan, se diluyen o se enredan; ofreciendo las dos caras de una sabia y compleja combinación emocional.



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Buen momento para recuperar : El sueño eterno ( The big sleep ) 1946. Tener o no tener ( To have and have not) 1944, La senda tenebrosa ( Dark Passage) 1947, Cayo Largo ( Key largo) 1948 o Callejón sangriento ( Blood alley) 1955.

Y ese binomio de contrastes se repite en la química explosiva que se produce con sus partners en pantalla y, por extensión, en la vida real: ingenuidad y madurez en ellas frente a dureza e inexpresividad en la interpretación de Bogart/Pattinson.



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El segundo homenajeado no ha estado nunca más vigente. Roger Corman: el rey de las películas de bajo presupuesto. Autor de género que otorgó una nueva dimensión a vampiros, alienígenas o mutantes como en : “Emisarios de otro mundo” ( Not of this Earth) 1957, o en sus célebres adaptaciones de Edgar Allan Poe en las que actuaba Vincent Price en el rol protagonista: auténtico mito del cine fantástico y de terror.



Foto: Marijo Grass


Nadie como él experimentó y aportó tanto al género, incluyendo sus audaces movimientos de cámara o esas escenas pseudo-oníricas en las que fotografía, montaje y música logran estimular nuestros sentidos hasta la exaltación extrema; recursos que encontramos— modernizados por nuevas tecnologías—, en films como Crepúsculo y otros tantos de corte similar, fascinando a las nuevas generaciones porque todo resulta novedoso cuando ignoras la fuente original.






La autobiografía de Corman, publicada en 1990, no tiene desperdicio, incluso para aquellos que no les interesa el cine ni el género de terror; derrocha humor e ironía en todas sus páginas:

“ Cómo realicé un centenar de películas y nunca perdí un centavo” ( How I Made a Hundred Movies in Hollywood and Never Lost a Dime).



También deberían agradecerle que su productora: New World Pictures, fundada en 1970, diera cobijo a una nueva generación que más tarde alcanzaría la fama. Coppola, Scorsese, Joe Dante, James Cameron o Peter Bogdanovich se estrenaron en la industria trabajando con él.

El tercer Oscar honorario ha sido para el magnífico Director de Fotografía Gordon Willis:
“ The Prince of Darkness”, que es como le apodaron algunos de sus colegas de profesión porque, nadie como él ha sido capaz de subexponer una emulsión y otorgar a las sombras un protagonismo mayor, demostrando que el ojo que mira no siempre necesita ver para sentir la emoción.



Foto: Marijo Grass


Si hubo alguien preocupado por la expresividad narrativa de un plano en su época sin duda fue él: perfeccionista hasta lo irritante pero, capaz de cambiar el rumbo en la creación de atmósferas en el cine de los años 70 e influir en las siguientes generaciones de operadores hasta el día de hoy.

Curiosamente, sus fabulosos contrastes visuales— de los que la saga “El Padrino” de Coppola son el mejor ejemplo—, parecen bastante alejados del trabajo que realizó para Woody Allen en sus incontables y espectaculares retratos de la ciudad de Nueva York desde que se encontraron en “Annie Hall”.






Y de nuevo las coincidencias me permiten regresar a la saga Crepúsculo, cuya segunda entrega “Luna Nueva”, ha sido fotografiada por el mago del claroscuro español: Javier Aguirresarrobe; brillante heredero de Willis, cuyos trabajos se pasean “En el umbral de la oscuridad” y que, gracias a la colaboración con Amenabar en “Los otros”, ha despegado finalmente su carrera internacional.



Foto: Marijo Grass


Y yo imagino a Lauren Bacall despotricando frente a su nieta por un asunto de desfase generacional.


— Me pasé 3 horas en la puerta de un hotel con mi hija y sus amigas para seguir en coche a los actores, a ver si conseguían una foto o su autógrafo. Ni yo mismo doy crédito: faltando al trabajo para hacer de paparazzi por mi hija adolescente — me relata mi amigo Pep, recién llegado de Madrid con unas compañeras por un asunto laboral.
— Yo tuve que llevar bocadillos de madrugada a la mía, que estaba acampada con sus amigas delante del Palacio de Vistalegre. Han estado dos días sin pasar por el instituto— apunta otra.
— Mi madre dice que la malcrío por permitir esas cosas pero, ¿cómo voy a quitarles la ilusión si gracias a los vampiros estos y a Harry Potter puedo ver a mi hija disfrutando de la lectura?— remata la tercera del grupo.


No he leído a Stephanie Meyer. Reconozco que ni siquiera la tengo en mi Top Ten de libros pendientes de lectura en este momento. La película la vi ayer en TV, justo cuando se estrena la segunda entrega en la gran pantalla y, solo un día después de que sus protagonistas causaran más revuelo en su aparición en Madrid que Brad Pitt en el pasado Festival de San Sebastián; y no creo que ese furor se deba a los vampiros sino a la novela romántica. Ellos son un efecto colateral. Y, si hay un momento en la vida donde uno magnifica y sufre hasta límites indescriptibles el romanticismo es en la adolescencia.

Decía Rainer María Rilke— uno de los grandes poetas de la literatura universal—, “ Lo bello no es sino el comienzo de lo terrible”

Y Freud: “ Lo siniestro es aquella suerte de sensación de espanto que se adhiere a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás”


Desde el STURM UND DRANG: movimiento alemán de finales del s XVIII conocido con posterioridad como Romanticismo, se han vivido diferentes momentos de máxima aceptación en la cultura popular. Estoy convencida que éste es uno de ellos y si repasamos la historia encontraremos todo aquello que hoy causa furor. Los románticos de entonces ya se sentían atraídos por el terror, lo nocturno y lo demoníaco, reivindicaban la belleza ambigua, exaltaban la naturaleza, el individualismo y la pasión. Manifestaban el gusto por lugares que expresaran imperfección y evocaran un espacio espiritual de recogimiento interior.


Estas y otras muchas ideas están implícitas en Crepúsculo y toda la legión de sagas y textos que han resucitado a los vampiros y hacen las delicias de los Nuevos Románticos, angustiados por un incierto futuro, en el mundo de hoy.



Foto: Marijo Grass


Para aquellos interesados en profundizar en el tema, recomiendo desempolvar el interesantísimo texto de Eugenio Trías, “ Lo Bello y lo siniestro”, que obtuvo el Premio Nacional de Ensayo en 1983.

Para los amantes de la fotografía cinematográfica: “ En el umbral de la oscuridad” Conversaciones con Javier Aguirresarrobe.
Por Jesús Angulo, Carlos F. Heredero y José Luis Rebordinos


Y, para aquellos que se la repantinfla Cepúsculo, los vampiros o la madre superiora, les dejo un fragmento de la versión animada de Juan Padrón: Vampiros en La Habana.



12 de noviembre de 2009

LAS MUÑECAS DE ZOE

Foto: Marijo Grass


M
e llamo
ZOE y tengo 5 años... y medio.


Mi tía Layla me lleva a visitar a la abuela el fin de semana porque mi mamá no puede venir; dice que tiene MUUUUUCHO trabajo, pero yo no creo que sea trabajo porque se va a un concierto y les dice cosas a todos detrás del escenario; y a los músicos también; y luego tocan, y hay mucha gente; después aplauden y gritan sin parar. Entonces, yo no sé si eso es mucho trabajo o es divertido. Ella siempre anda arriba y abajo, y le hablan todas las personas a la vez, y suenan tres teléfonos…y es mucho lío; y yo me voy con mi tía en el tren.

Mi tía es muy guay porque le salen los espaguetis mejor que a mamá; y me deja que les ponga un chorro de Ketchup. A mí me da la risa cuando cojo el bote de Ketchup y lo aprieto y hace ¡¡purrrfffff!!, y parece que se tire un PUM; como a Lluis, que se le escapó el otro día en clase de música y nos reímos todos: hasta la señorita, que yo la vi, aunque luego se hacía la seria y le decía a Lluis que fuera al baño.

Mi tía Layla es como mamá pero sin reñirme; eso es muy guay. Me ha comprado en los chinos de la estación una libreta para el viaje que se llama diario; es muy bonita y tiene muchas flores dibujadas en la tapa, y lleva un candadito con llave. Aquí voy a escribir todas las cosas que me pasan; y también puedo hacer dibujos, y poner las pegatinas de monstruo que me ha regalado mi primo Javi; y luego la puedo cerrar con mi candadito porque ésta es mi libreta de secretos y, como es para escribir secretos, no se la voy a enseñar a nadie; bueno, a mi amiga Alba sí porque es mi mejor amiga y le gusta jugar a los bebés conmigo, por eso puedo enseñarle mi libreta nueva.



Foto: Marijo Grass


Me gustan las tiendas de los chinos porque hay muchas cosas y puedo jugar al escondite; siempre hay gatos dorados que te saludan todo el tiempo en el escaparate. Y también hay muchos muñecos pero mamá no me compra ninguno porque dice que son malos. Pero, ¿cómo van a ser malos los muñecos? Bueno, hay uno que sí que es malo porque una vez mi otro primo— que es mayor y se llama Julio—, estaba viendo una película y yo pasaba con mi bebé por delante de la tele y me dio mucho miedo. Y él se reía y se reía: “ Si es CHUCKY, jajaja”. Y yo me puse a llorar.

Mi tía sí que me compró una muñeca de los chinos pero cuando llegamos a casa, después de ir al parque, ya se le había caído un brazo y una pierna. Ahora la saco cuando jugamos a enfermeras. Mamá nos deja vendas y Alba y yo la escayolamos: ella la pierna y yo el brazo, o al revés.

Esta mañana mi tía ha estado a punto de comprar un muñeco de los chinos, pero no era para mí, que ya tengo mi libreta secreta; era un señor muy feo haciendo caca con fuerza pero, ella se reía como una loca y decía que para una broma del amigo invisible en el trabajo estaría bien. Pues, a mí me gustan todos los muñecos menos el CHUCKY de la película de mi primo pero, este también era feo y, no está bien hacer un regalo feo; y menos a tu amigo invisible, que le puedes comprar un elefante si quieres porque como es invisible, aunque vaya por la calle con su elefante, nadie se va a dar cuenta y, además, los regalos tienen que ser bonitos siempre; como la Mariquita Pérez de mi abuela, que dice que me la va a regalar cuando tenga 8 años, pero para eso falta mucho todavía.



Foto: Marijo Grass


Me gusta el tren porque me puedo levantar y caminar a la pata coja por el pasillo, bueno, cuando no se dejan las maletas por el suelo aunque puedo hacer de canguro si hay maletas por el suelo.

La señora que tengo enfrente lleva un rato mirando cómo dibujo en mi libreta secreta, que yo lo sé. Tiene una revista que sale una princesa en la foto que se llama Leonor. Uff, ahora me mira como la señorita de plástica…

— ¿Sabes cómo se llama esta niña?— me pregunta de repente señalando la foto de su revista con el dedo.
Leonor— le contesto yo como si ella fuera la señorita; que yo me sé la lección.
— Pues tiene una muñeca igualita que ella, con los mismos vestiditos que lleva aquí, en la foto, pero ya se han agotado. Yo se la quería comprar a mi nieta y no hay— continúa enseñándome más fotos de la revista.
— Pero no lleva el mismo vestido que su mamá. A mí me gustaría tener un vestido como mi muñeca y le voy a pedir a mi abuela que me lo haga, que ella tiene una máquina de coser.
— ¡Qué niña tan graciosa!, si sabe lo que es coser y todo, jaja. ¿Cómo te llamas, guapa?
Zoe.
— ¿Zoe? ¡Qué nombre tan bonito!, raro pero bonito.
— Me lo puso mi mamá por una canción que le hizo un papá a su hija que se llamaba…
— ¡Tía! ¿Cómo se llamaba el músico de mi canción?
Lenny Kravitz, “Flowers for Zoe”— contesta mi tía sin levantar la cabeza de su revista.
— ¡Ese!— le digo a la señora.
— ¡Qué original!, yo me llamo Carmen, como la ópera de Bizet. ¿ Tú sabes qué es la ópera?

Esta señora me aburre y no le contesto y me pongo a hablar con mi tía.

—¿Tú también tienes nombre de canción?
— Pues sí, y es una preciosa que le encantaba a tu abuela: “ Layla”; la compuso un señor que se llama Eric Clapton.
— ¡No se vale!, ahora tendré que poner a todos mis muñecos nombres de canción.
— Cielo, puedes poner los nombres que tú quieras, para eso son tus muñecos.
— ¿Me dejas tu AIFON?

A mi tía no le importa que cambiemos de conversación, está acostumbrada porque mi abuela lo hace siempre y, además, me deja su AIFON, y puedo ver los dibujos que me gustan en la tele del YUTUB.



Foto: Marijo Grass


Cuando falta poco para mi cumple los mayores me preguntan qué es lo que más me gusta y yo siempre digo lo mismo: los bebés y el inglés. Bueno, me gustan más cosas pero eso rima, que lo he aprendido en el cole: como melón y camión. Y ya me sé todos lo colores y los números en inglés, y frutas, y algunos animales como: alligator, monkey o tiger. Y mi tía me ha enseñado a buscar los dibujos de Juan y Tolola en su AIFON, pero están en inglés y se llaman Charlie and Lola. Y ahora voy a ver uno que aprenden español, jiji, porque si yo aprendo inglés y Tolola español ¡podremos ser amigas!








Me gustan mucho los dibujos de Tolola, bueno, en inglés se llama Lola. A ella le encanta disfrazarse como a mí, y también pintar y las pegatinas. Voy a poner en mi libreta las pegatinas de monstruo que me regaló mi primo, que siempre está con sus amigos cambiando pegatinas para su álbum de monstruos. Y tiene uno muy antiguo de su papá. Y es mi primo guay porque siempre me regala pegatinas.



Foto: Marijo Grass


Ya hemos llegado. Mi abuela es muy mayor y vive en una casa que tiene muchas escaleras; siempre prepara croquetas y calamares cuando venimos a verla. Yo me como las croquetas y mi tía los calamares porque mi abuela sabe lo que nos gusta a todos y también es guay. Dice que cuando cumpla 8 años me regalará su Mariquita Pérez. A mí me gusta sentarme en su mecedora y que me cuente la historia de su Mariquita porque ella sabe contar los cuentos muy bien.



Foto: Marijo Grass


Las abuelas de mis amigas no juegan con muñecas ni les compran vestiditos, pero la mía sí porque es muy guay. Y me deja que vista y peine a su Mariquita.

—Vamos, abuela, cuéntamelo otra vez.

Y ella se sienta en la otra mecedora y nos balanceamos mientras escucho su historia.

—La muñeca Mariquita Pérez era el sueño de todas las niñas de mi generación. Cada año, cuando escribía la carta a los Reyes Magos, pedía lo mismo: “ Quiero que me traigáis la Mariquita”. Pero la Mariquita nunca llegaba. Sólo la tenían las niñas pudientes porque con las 150 pesetas que costaba era asequible para unas pocas.
— Abuela, ¿qué son niñas pudientes?
— Las que tenían familia con dinero y se lo podían permitir.
— Y, ¿ por qué no ibas al cajero a sacar dinero?
— Cariño, eran tiempos muy malos; después de una guerra; casi no teníamos que comer. No había cajero donde guardar el dinero, pero una Señora que sí lo tenía se le ocurrió diseñar una muñeca igualita que su hija porque, ella sacaba a pasear a la niña por la playa de San Sebastián y la vestía igual que a una muñeca antigua de porcelana que le había tocado en una rifa, de las que se hacían para recaudar dinero para los más pobres y, como llamaba mucho la atención, se le ocurrió montar su negocio y fabricar una a la que llamó Mariquita Pérez.
— ¿Cómo se llamaba la niña?
Leonor, como su mamá.
— ¡Anda!, como la princesa, pero su mamá se llama Leticia, y se parece a una Barbie que tiene Alba. Y a su hija le han hecho una muñeca que se viste igual, que me lo ha enseñado una señora en el tren; salía en su revista…
— Pues esta muñeca tenía todo tipo de accesorios: guantes, abrigos, zapatitos de piel, sombreros, traje de tenis, paraguas…¡Qué se yo!, hasta una peluca con melena corta y otra larga.
— Yo tengo una peluca rubia de pelo liso de Hanna Montana. Bueno, es de Alba pero me la deja, que yo también le dejo el Baby Born.
— A Mariquita le hacían programas de radio donde contaban su vida y sus aventuras. También le escribían cuentos; esto lo hizo un señor que fue un gran escritor. Se llamaba Torcuato Luca de Tena, pero lo de Mariquita lo firmaba como Juan Cuentista. Años más tarde empezaron a vestir a las actrices como la muñeca, para hacer la promoción, como a una niña que cantaba y hacía películas que se llamaba Marisol.



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— Abuela, ¡yo también quiero un vestido como el de mi muñeca!
— A las niñas que no podíamos tenerla nos gustaba mirarla en los escaparates de las tiendas, que los arreglaban muy bonitos, con todas sus cosas, pero a mí los Reyes me traían siempre un muñeco gordito que se llamaba Pepón. Y lo raro es que Pepón desaparecía cada año por las mismas fechas. Por Todos los Santos ya no encontraba a mi muñeco por ninguna parte. Y yo le preguntaba a mi mamá y a la abuela si lo habían visto y siempre obtenía la misma respuesta: “Tú sabrás donde lo tienes” o ¿Cómo voy a saber dónde lo has metido?” Y esto no me pasaba a mí sola; todas las madres de la posguerra tenían hijas a quienes les desaparecía su Pepón pero, misteriosamente, el día de Reyes aparecía, con ropita nueva, o el carrito repintado, y más guapo que nunca.
— Menos mal que los Reyes lo encontraban, abuela, porque son Magos.



Foto: Marijo Grass


— Yo ya dejé de escribir mi carta a los Reyes Magos pidiendo a Mariquita, pero es algo pendiente que quedó en mi infancia. Entonces, tu mamá, que estaba embarazada de 4 meses, me dio un día la sorpresa. La acompañábamos al tren con el abuelo y, antes de subir, me dijo:

“Mami, espero que te guste el paquete que he dejado en tu habitación”

Me quedé muy intrigada. ¿Qué será?, pensaba. Cuando llegamos a casa encontré una caja grande muy bien envuelta. La abrí nerviosa y casi me ahogo de la emoción. Allí estaba: mi Mariquita Pérez en su baúl, exactamente igual que la de mi niñez: con su sombrerito, su abrigo y su bolso preciosos. Empecé a llorar y a besar a la muñeca con la que siempre había soñado. Al cabo de tantos años… pero ahí estaba. Venía con un cuadernito para que las niñas escribieran su diario.
— La tía Layla me ha comprado un diario de los chinos con candadito y todo.
— En ese momento me dije: prometo cuidarte hasta que encuentres tu nueva mamá que está por nacer, mi nieta Zoe.
— Abuela, ¡¡¡que SOY YO!!!
— Y mira toda la ropita que le he ido comprando en estos años.
— Qué chula, abuela. Yo quiero un vestido igual. ¿La llevamos de paseo?
— Vale, coge su abrigo y el tuyo también, que ha llegado el invierno de golpe y no queremos ponernos malitas ninguna de las tres.



Foto: Marijo Grass



Este relato está dedicado a mi SUPERMAMÁ; y a LOLA, que es como mi cibermamá en la Blogosfera.

Y como esta es una historia EN FEMENINO, quiero agradecer a Simone el premio que ha concedido a esta casa para “…las chicas que tengan algo especial, que transmitan complicidad, ternura, diversión y fuerza porque son mujeres independientes y decididas con sus neuras preocupaciones y alegrías”





MIL GRACIAS SIMONE por incluir este blog en esa descripción.

Me gustaría que os llevarais el premio TODAS las comensales de esta cocina; sin duda os lo merecéis tanto o más que yo.


Os dejo con esta versión acústica de LAYLA, compuesta por Eric Clapton en 1972 como homenaje a Patty Boy, que por aquél entonces era la compañera de su amigo George Harrison y más tarde se convirtió en su mujer.




5 de noviembre de 2009

PrepARANDO el ACOMPAÑAMIENTO

Marijo Grass


HACE UNOS MESES…


Eulalia— la señora que me vende las verduras en el mercado—, dice que la receta de patatas fritas da para mucho, sobre todo para obligarte a comprar cremas reductoras cuando descubres lo bien que le sientan a tus muslos. Afirma que es muy sencilla. Solo hay que pelar, lavar, trocear y freír en aceite de oliva muy caliente. Y, además, mientras se fríen puedes ir preparando el acompañamiento.

Yo pensaba que las patatas ERAN el acompañamiento; pero bueno, en eso estamos: preparando el acompañamiento, como aconseja el gurú de Schavelzon a los aspirantes a novelista; porque mi querido sherpa, que NO habita en las vertientes altas del Himalaya, acaba de confirmar que, en alguna editorial, están leyendo mi novela.

Bueno, eso de que están leyendo pueden ser imaginaciones mías. De momento lo dejamos en que mi libro puede viajar de una montaña a otra de manuscritos, esperando que la previsión meteorológica anuncie sol radiante para el fin de semana y alguna editora decida adoptarlo para practicar tumbing en la playa, degustando unas deliciosas patatas fritas con esta salsa:

+ tres tazas de diálogos: directos, desternillantes y aderezados con un pellizco de ironía.
+ la misma cantidad de adversidad; para el momento en que confluyen las malas energías y el mundo se desmorona en menos tiempo del que tardas en aplicarte el tinte Excell de L´Oreal; y, si la recibes con humor, la fatalidad no sienta tan mal.
+ dos cucharadas soperas de aventura tropical.
+ una pizca de erotismo.
+ un desenlace romántico.


PD. Quizás el final te ha quedado
"cuento de hadas" pero deja buen sabor; seguramente porque a medida que iba leyendo me lo imaginaba menos dulce, con una especie de llanera solitaria que acaba liquidando a sus hombres; algo así como: “ La asesina de Peter Pan”. El fin de fiesta me parece estupendo— concluía hace unos meses JM: lector profesional.


Querido JM,


Si hay algo que defiendo ahora mismo es un Happy End; o una puerta abierta a la esperanza... Para finales aciagos ya está la vida diaria y, ofrecer aliento, diversión y fantasía puede enseñar a mis lectoras a hacer yoga facial; además, la risa mejora el cutis y adelgaza más que la cura de la sandía.
¿Quién está dispuesto a renunciar a semejante bicoca en los tiempos que corren?
Yo no.



Foto: Marijo Grass


Así que estoy la mar de ilusionada, porque imagino las montañas de manuscritos inéditos que deben sembrar las oficinas de la editorial tan grandiosas como el Himalaya; y enfrentarse al Himalaya debe ser tan agotador como leer toneladas de palabras sin perder el juicio, atiborrándose de “patatas” sin que se agrie la salsa para emitir una valoración que, en el mejor de los casos, invite a nuevos alpinistas a disfrutar de la aventura, y a los que escribimos el mapa de ruta por esta cordillera del Asia Central hollar la cumbre de nuestros sueños consiguiendo un ochomil en Kangchenjunga, como Edurne Pasabán.

Por eso estoy encantada con un sherpa capaz de sortear mi torpeza para llegar a un editor. La primera vez que lo intenté no salí del campamento base en tres meses y, al final, recogí el equipo junto a la socorrida carta de consolación. Pero ahora que ambos hemos decidido cambiar de oficio lo veo todo en technicolor.

YO— Quiero escribir y que me lean…
SHERPA— Yo quiero dedicarme a la interpretación…

¡Estupendo! De repente nos sentimos atraídos por nuestras respectivas agendas, igual que durante el intercambio de cromos en el patio de la escuela.

YO— Vale, hagamos un trueque: directoras editoriales por directoras de casting.
SHERPA— Hecho.

Y, acto seguido, pedimos otra botella de vino para celebrar nuestra asociación.

— ¿Y esas verduritas a la brasa con mojo picón?
— ¡Marchando!



Foto: Marijo Grass


Nos conocimos en esa cena, en un vegetariano en el que servían jamón.

— ¡Qué raros son los vegetarianos de Barcelona!— comenta el Capitán a la encargada del establecimiento.
— ¡Es que todavía hay muchos que no entienden lo de menú para veganos y, como el negocio no anda boyante, hay que hacer alguna concesión!— se justifica la señora.


EL CAPITÁN es un productor musical de éxito que ha organizado el encuentro con el sherpa; asegura que si quiero escalar la montaña editorial debo anotar en mi agenda algún contacto que me ayude en la expedición.

— Ya verás, es todo un personaje. Te va a encantar. Además, él conoce mucha gente; y eso, querida, es fundamental. Yo recibo un centenar de maquetas a la semana. No tenemos tiempo de escuchar con atención tanto material pero, a veces te llama un colega señalando algo que te puede interesar y, ese día, alguien se cuela en tu lista de audiciones y, si es bueno, llegará antes que los demás. La vida es así de injusta pero, sin amigos, cuesta más.

Y en mi cabeza suena el enano que me dicta las historias con mayor intensidad:

— ¿Qué clase de mema va a desperdiciar un buen sherpa en este mundo tan desigual?

En ese momento visualizo la oportunidad, imaginando a la protagonista de mi novela dándose un atracón de patatas deliciosas con un acompañamiento de lo más original.



Foto: Marijo Grass



EN LA ACTUALIDAD…


Mi sherpa se ha perdido en sus montañas favoritas; el lector profesional, a quien le gustó la novela, es ahora editor y, hace unos días, me han solicitado el manuscrito completo en otra editorial a la que envié un par de capítulos. A ver si Murakami va a tener razón en lo de mirar hacia atrás y, hasta los maleantes que me robaron el bolso, con parte de mi segundo trabajo en su interior, les voy a tener que agradecer el gesto porque han provocado un giro en los acontecimientos que me empieza a entusiasmar.

Y yo sigo escribiendo feliz y contenta, preparando el acompañamiento; con un nuevo cuaderno entre manos que se consume a base de letras e imágenes, como el de Paul Klee a los 11 años que recuerda este video, basado en las ideas de George Steiner bajo el título de “El contagio de la imaginación”.