16 de septiembre de 2010

AYUDA O ENGAÑO

Foto: Marijo Grass


¡¡¡DIOS MÍO!!! Era ella. ¡Mi Laura! No ha reconocido mi voz pero, es que, ¡no le he dado tiempo! Me ha provocado un ataque de tos tan grande, de la impresión, que he tenido que pulsar el botón y pasar a Lisbet la llamada. Hace TANTO que no habla conmigo que, a lo mejor, no era necesario; porque el chiquillo que se encarga del sonido en la radio nos pone un filtro o no se qué cosa, para suavizar el tono, y así es más difícil. ¡Vamos! Que ni mi Antonio— que en paz descanse—, se hubiera dado cuenta; y yo, con este trabajo estaría en la gloria, si no fuera por el desplante de mi hija. Seguro que ha sido “La Pilarica”, como me prometió aquella monja que conocí en el viaje a Zaragoza el mes pasado; dijo que tenía que implorar su patrocinio, por eso ha enviado a mi Laura al consultorio. Si le devolvió la pierna al cojo de Calanda, seguro que puede arreglar lo mío.



Foto: Marijo Grass


Seis meses de silencio es mucho… y dejarme sin disfrutar de mi nieta me parece excesivo, y encima le cuesta dinero ese orgullo, porque la niña, conmigo, estaba muy bien cuidada, y se ahorraba la canguro pero, supongo que me pasé de la raya, vomitando semejante cantidad de blasfemias a su marido, y echándolo de mi casa.


Quizás hubiera podido pedirle perdón y ofrecerle un poco de consuelo, ahora que se ha presentado la oportunidad; aunque es posible que no lo necesite, si empieza a ver lo que siempre supimos su padre y yo, aunque piense que la única manera de quitarse a ese zángano de encima es poniéndole los cuernos. Pero es mi hija, y yo tengo que aprovechar la intercesión de la Virgen del Pilar para acercarme a ella de nuevo. Ha dicho que volvería a llamar, así que espero estar preparada cuando llegue el momento. Por algo me han dado la sección de: “Experta en amores imposibles”. Me gustaría que fuera algo privado pero, casi mejor que no lo sepa, porque volveríamos a estar como al principio, y yo no quiero pasar otra vez por eso, después de todo lo que he sufrido.



Foto: Marijo Grass


Buenas tardes, estás sintonizando “Mujeres Luminosas”: tu canal de Astrología en el universo femenino; en el sesenta y nueve punto tres de la frecuencia modulada. Somos especialistas en tarot, videncia y esoterismo. Aquí encontrarás una respuesta a todo aquello que quieres saber sobre tu destino: en el amor, el trabajo y la vida. Con ustedes: Esperanza, experta en Amores Imposibles. Cuando gustes, puedes marcar el 896 96 69 96, y podremos conversar un rato. En este espacio te atendemos con cariño…

A ver, parece que tenemos una llamada. ¡Holaaa!...



—¡Umm! ¿Hola? ¡Umm! ¿Estoy llamando a Mujeres Luminosas?

—Sí, cariño, ejem…

—¿Hola? Perdón, es que llamo desde el móvil y no escucho bien.

— ¡¡AAAATCHÚS!! ¡¡AAHHHUMM!! Disculpa…—. Entonces me ha dado la tos, o el ataque de pánico, o las dos cosas a la vez, porque la he reconocido enseguida, y le he pasado la llamada a Lisbet, que es muy rápida y ha pillado al vuelo mi indisposición; que estas cosas pasan, aunque no sea tu hija, (la que no te dirige la palabra), la que está al otro lado de la línea, y así no nos cae una bronca del jefe ni perdemos la clienta, que es lo que importa; además de entretenerla unos minutos muy caros y devolverle la ilusión.

—¡Ejem! No te preocupes, cielo, que yo hablo claro y despacito— ha seguido Lisbet, como si nada.

—¡Umm! Está bien —. Por un momento he pensado que se había dado cuenta, pero parece que no.

—A ver, dime, mi niña: ¿De qué signo eres? Y, ¿qué edad tienes?

Virgo, de 26

— ¡Tú dirás!

— Quiero que me mires un asunto con Leo, de 28.

— Ese es un asunto de tierra y fuego. Un poquito complicado. A ti te gusta la discreción y a él destacar entre la multitud pero, vamos a ver… Deja que baraje bien las cartas. ¿Izquierda o derecha?

— Izquierda—. Mientras Lisbet hacía que corrieran los minutos barajando las cartas, le he escrito una nota a toda prisa que decía: ¡¡¡Es MI HIJA. Y Leo el cara dura de mi yerno!!! ¡NO TIENE FUTURO CON ÉL!

— Mis cartas dicen que ese Leo está obsesionado contigo. Me parece que tenéis algún problema… —. Esto no falla nunca, y Lisbet sabe bien cómo hacer que hablen y te den un par de pistas para dirigir la tirada.

— Llevamos mucho tiempo así…— ha dicho ella con un tono que, vamos, que te das cuenta que no es feliz.

— ¡Vaya! La patología contra las relaciones estables— continúa Lisbet—. De eso hay epidemia, hija mía…Pero yo he descubierto ¡el antídoto!

— ¿En serio?

— Cuando él te dice que necesita su espacio, que no lleva bien el compromiso, o que lo atosigas con la responsabilidad, tú le respondes: ¡Yo tampoco lo llevo bien! Y empiezas a mirar en otra dirección. Tú ya sabes…

— A eso tampoco reacciona, y estoy harta de cargar con todo: el trabajo, la casa, la niña, las facturas… ¡Ya no puedo más! He tocado fondo. Y soy joven. Puedo rehacer mi vida. ¿Me puedes mirar si hay algo con un Escorpión de 35?

— Tengo una llamada pendiente, mi niña, pero si vuelves a marcar yo te miro lo de Escorpión…—. Entonces le he pegado un cachete a Lisbet, que casi le tiro el auricular del manotazo, pero ha entendido el motivo, y me ha mirado echándome toda su brujería encima, pero dejando nuestros asuntos a un lado—. Bueno, me dicen por aquí que, como eres la oyente número 9.999, tienes derecho a una tirada de regalo, así que vamos a ver qué pasa con Escorpión. Entonces, ¿qué eliges esta vez? ¿Izquierda o derecha?

— Derecha.

— Aquí, lo que veo en las cartas, es que tienes que romper con algo para sufrir un cambio.
Después de eso se toman las decisiones.


— Pero, ¿podría haber alguna cosa con él? Es que ya no aguanto más; y no sé si con Escorpión me puedo volver a equivocar.

— A Leo le salió la carta de El Loco, y eso significa que no quiere sentar la cabeza.



Foto: Marijo Grass


—Ya.

—Tú tienes que hacer caso a tu corazón.

—Si todavía lo quiero, pero es que no lo soporto; y antes de nada necesito saber si puede ocurrir algo con Escorpión.

—Bueno, mira… Compra una colonia de vainilla y mete dentro un palito de canela en rama. Y maquíllate los ojos con un poco de canela en polvo, como si fuera sombra, que no se note. Esto te va a funcionar. Me refiero a que te lo puedes quitar de encima y probar fortuna con el otro, con Escorpión. Y…toma tu tiempo, mi amor. Sal y disfruta, bien perfumada de vainilla. Seguro que con un poco de diversión puedes pensar mejor. Tienes una voz muy linda, de persona bella y decidida. Tú prueba lo de la canela; después me llamas y me cuentas…

—Bueno, muchas gracias. Ya le diré si funciona o… ¡BIP, BIP, BIP!— En ese momento se ha cortado la comunicación, y yo me he desplomado en la silla como un saco de patatas.



Foto: Marijo Grass


He dedicado media vida a escuchar a las mujeres mientras les hacía el tinte en mi peluquería, y eso da mucha psicología. Por eso, cuando tuve que cerrar hace unos meses, por la crisis, que yo no pensaba jubilarme porque a mí el trabajo me entretiene mucho, pensé en hacerme voluntaria del teléfono de la Esperanza pero, como están las cosas como están, necesitaba ganarme unos euros. Y esto es parecido pero cobrando, aunque sea poco; y como no soy de gastar mucho, con lo que me pagan en negro y la pensión, tengo bastante para ir tirando y saldar la deuda del impresentable de su marido, hasta que no me quede más remedio que meterme en una residencia porque, a estas alturas, ya sé que mi hija, con el haragán y con la niña, no estará dispuesta a ocuparse de una vieja, a menos que le dé una patada en el culo y se lo quite de encima, que para aguantar a un vago no la he traído a este mundo, y menos cuando pensaba que me iría al otro barrio sin descendencia.



Foto: Marijo Grass


Yo he sido una madre añosa, y ella, para curarse en salud, se quedó preñada a los 18, pero no dejó los estudios, que de la niña nos encargamos mi Antonio y yo para que Laura se labrara un porvenir y pudiera tener un trabajo decente; pero se encaprichó del latin lover del chiringuito, y el tipo nos ha acabado arruinando a todos. Y no digo que no fuera guapo, porque reconozco que, al principio, me pareció un yerno de revista, ¡con esa cara y ese cuerpo! Y no me extraña que mi hija se quedara más colgada que un chorizo, pero lo de preñarse, nada más conocerlo, fue el error más grande de su vida. Y estaba claro que el chico, con esa planta y trabajando en la playa con el pecho al aire, iba a tener busconas a capazos, y que, lo que se dice trabajar como Dios manda, tampoco era lo suyo, aunque nos embarcáramos en una nueva hipoteca y le compráramos el chiringuito, para que él fuera el jefe y estuviera tranquilo.




Foto: Marijo Grass


Y ahora estoy en un sin vivir, porque desde que llamó Laura a la radio no puedo pegar ojo. Me he comprometido a hacer todos los turnos, hasta los de Lisbet, y sin cobrar, porque necesito estar ahí por si se le ocurre marcar otra vez el número del programa. Yo no estoy segura si la ayudo o la engaño, y no es que lo piense ahora porque se trate de mi hija; que al coger este trabajo y comprobar la cantidad de gente angustiada que hay en el mundo, me lo preguntaba todo el tiempo. Hasta se lo consulté a la monja que conocí en Zaragoza, cuando fui a ver a la Virgen del Pilar a pedirle ayuda para recuperar a mi Laura y volver a cuidar de mi nieta, porque yo hace mucho que no me confieso, y más desde que salen tantas noticias de curas pederastas, que solo de pensar que alguno le pudiera hacer daño a mi nieta me dan ganas de quemarlos a todos en la hoguera, bueno, es un decir, me refiero a que se merecen que los encierren hasta que llegue su hora; y total, para que me llamen bruja o me digan que Dios no me ha dado poderes para ayudar a la gente…Pues eso, que yo sigo siendo creyente, a mi manera; pero, es que veo tantas chicas sufriendo por amor, como almas en pena, que llaman al programa buscando un poco de luz y de consuelo, que estoy segura que mal no les hago, si consigo que se tranquilicen un poco, o piensen que, al fin y al cabo, nacemos y morimos solos, y lo importante es vivir en paz y disfrutarlo.




Foto: Marijo Grass


Creo que una no entiende lo que es sufrir de verdad hasta que es madre. Eso ya me lo dijo la mía, con la poca cabeza que le quedaba cuando tuve a mi Laura, porque, en aquél momento, yo era mayor y su abuela ni te cuento. Ahora eso es más normal, pero en mi época si no te habías casado ni tenías hijos, antes de los 30, decían que te quedabas para vestir santos; y a mí todo me llegó tarde en la vida, pero no voy a consentir que mi hija, que se aventuró a ser madre tan temprano, desperdicie su juventud al lado de un gandul que no hace nada por ella, por mucho que ese gandul sea tan guapo como un actor de cine; porque la belleza dura lo que dura, y lo que importa son los buenos sentimientos; y si tienes a alguien al lado, que sea una persona noble y que te quiera.


Yo tuve suerte porque mi Antonio fue un buen hombre; nunca tuvo una mala palabra para mí y, como pasamos mucho tiempo sin hijos, procuró que me divirtiera; y mientras mis amigas cuidaban de sus retoños mi marido me llevaba a bailar, y yo lo acompañaba a tomar cerveza; y cuando tuve a Laura, como fue una niña tan deseada, los dos estábamos maduros para asumir la responsabilidad, y también para malcriarla. Supongo que no debí ser tan inflexible con mi yerno, pero me parece que con él no tiene futuro, aunque eso es algo que debe decidir ella porque, el tiempo pasa, los hijos crecen, los hombres van y vienen pero, una madre es para siempre. Y aquí estoy, esperando que llame al programa, arreglada como a ella le gusta, y aunque no me vea ni sepa que soy yo la que la atiende, espero brindarle mi ayuda y que me recuerde.



Foto: Marijo Grass