17 de febrero de 2011

LA HUIDA

Por fin ha llegado el gran día. Espero impaciente la llegada de mis compañeros. Estoy convencida que todo saldrá bien: la obra es muy buena, el montaje espectacular, y no hemos dejado un solo cabo suelto pero, ahora mismo, tengo un extraño presentimiento: una nube, de las que amenazan tormenta, se ha instalado en mi corazón y me enturbia el cerebro.


Foto: Marijo Grass


Unas horas más tarde.

No sé qué estoy haciendo aquí. He salido como una exhalación del Teatro y he pedido al chófer que me trajera al aeropuerto. Ni siquiera recuerdo su nombre, ¡y eso que lo contraté yo misma hace una semana! El pobre chico ha tenido que soportar mis lagrimas durante todo el camino; al principio ha intentado darme conversación, incluso ha buscado una música alegre para distraer mi duelo, pero cuando he empezado a escuchar LOVE, de Nat King Cole, el sonido de mi llanto ha aumentado un par de decibelios.






Debo tener un aspecto horrible; la gente anónima que circula por la terminal me mira con lástima, o curiosidad; alguno muestra cierto desprecio. Todavía llevo el traje puesto: un precioso vestido largo de color azul cobalto, rematado con encajes, que contrasta con mi piel blanquísima y realza el pecho. Lo compré en un mercadillo, en Londres, cuando fui a contratar a nuestro coreógrafo, y esta noche ha dado el pego, porque las chicas de mi equipo han creído que era una pieza carísima de algún diseñador famoso; un regalo de ÉL, para que estuviera más guapa que nunca, acompañándolo en nuestro gran día de estreno.



Foto: Marijo Grass


Me siento como una de esas protagonistas de melodrama romántico, que huyen como cenicientas cuando la historia se tuerce, o escuchan las campanadas a media noche y deben abandonar el palacio a toda prisa; su velada mágica ha terminado porque así está escrito en el cuento. Y lo peor es que ahora sé que mi príncipe no me vendrá a buscar mañana, zapato de cristal en mano, para enmendar su error y declarar su amor eterno.



Foto: Marijo Grass


Consulto mi teléfono; entro en twitter, facebook, el correo; nada, nadie me echa de menos. Imagino que continúan en la fiesta, eufóricos, emborrachándose a conciencia porque la función ha sido un éxito. Encuentro los primeros ecos de los internautas, que siempre se adelantan a la prensa oficial colgando sus impresiones al finalizar el evento.




Foto: Marijo Grass


Busco un baño, necesito refrescar mis sentimientos. Tropiezo con un tipo apresurado; me suelta una sarta de improperios porque le robo un par de minutos; mi vestido se ha enganchado en las ruedas de su maleta y a él no se le ocurre más que pegar un tirón, destrozar el encaje y salir corriendo. Observo el desastre y me maldigo por no haber reaccionado a tiempo.


Entro en el baño, el olor a lejía me produce arcadas; sumerjo el rostro en el lavabo, acabando de estropear lo que hace unas horas era un maquillaje perfecto. Abro mi bolso minúsculo; solo encuentro las llaves, el móvil, una barra de labios y una funda de plástico con el DNI y la tarjeta de crédito. ¡Mierda! Cojo una toalla de papel, la humedezco; intento eliminar el rimmel pero solo consigo desdibujarlo más; hoy me he puesto uno resistente al agua, por si me ganaba la emoción y ocurría esto.


Contemplo mi figura en el espejo. Debo haber perdido 10 kilos desde que convenció al gran jefe para que me encargara de producir su proyecto. Ahora me doy cuenta que nunca le pregunté el por qué de su empeño. Yo era feliz en el departamento audiovisual; mi serie documental se había vendido bien y tenía luz verde para una nueva temporada. Nunca había hecho teatro y lo asumí como un reto; su magnetismo y la seguridad que mostraba me sedujo al instante; no tardé ni un mes en enamorarme; entonces pensé que todo era perfecto.



Foto: Marijo Grass


Salgo del baño, encuentro una cafetería cerrada y me siento. Consulto el móvil de nuevo. Un mensaje. Mi corazón empieza a latir con fuerza pero, al comprobar que no es suyo, me hundo en el asiento. Respiro con fuerza. Minutos más tarde lo abro; Marcela: ” ¿Cariño, dónde te has metido? Te estoy buscando por todas partes”. Me quedo ensimismada contemplando el resplandor que desprende mi teléfono. Intento dejar la mente en blanco, pero no puedo.


Observo una pareja arrastrando un carro con varias maletas y sosteniendo en brazos un niño pequeño; todavía lleva el pijama puesto. Imagino a esa madre sacándolo de su cuna con un cuidado infinito para proteger su último sueño. Viajar de madrugada es más barato; de esta forma se le hará más corto el trayecto. Me pregunto qué hubiera ocurrido si llego a tenerlo. Con seguridad no estaría viviendo este preciso momento. Momento…


“ No podemos tener un hijo ahora. Llevamos dos años trabajando en el espectáculo. No es momento de tirarlo todo por la borda. Sabes que no podrías seguir con el proyecto. Ahora la obra es nuestro hijo, debemos acabar de parirlo. Cuando todo termine tendremos tiempo para eso”


Sus palabras suenan como martillos golpeando mis recuerdos. Una azafata de uniforme impecable hace resonar sus taconcitos sobre el brillante suelo. La escoltan dos niñas que portan su documentación colgando del cuello. Una de ellas me mira fijamente y sonríe con ternura. Puede que le recuerde a un personaje lastimado de sus cuentos.



Foto: Marijo Grass


Consulto mi twitter, encuentro a Marcela de nuevo: “ Cuando una persona se siente amenazada ante una situación problemática puede emprender dos tipos de conducta: enfrentarse al peligro o escapar para evitar el daño. Call me, please!”


Lo sabe. A estas alturas todos deben saberlo. Recuerdo nuestra última conversación y empiezo a pensar si han enmudecido por orden del Maestro, para que no alterara la dinámica del trabajo y pudiéramos estrenar la obra sin más contratiempos. ¿Maestro de qué? Del engaño, de la traición, del egoísmo. ¡Maestro!


“Mira, Nerea —esgrimía Marcela, haciendo gala de su vocación frustrada de terapeuta —. Hay dos tipos de personas, según la manera en la que orientan sus motivaciones: las que se mueven para conseguir el éxito y las que concentran su energía para evitar el fracaso. Alejandro pertenece al primer grupo; no permite que la preocupación entorpezca su juego. Se alimenta de los demás, como un vampiro que necesita succionar a los que le rodean para sobrevivir a su ego. Tú, en cambio, dejas que el miedo se convierta en protagonista, por eso el estrés se apodera de tus sueños. Necesitas complacer a los demás y renuncias a tus deseos porque no te sientes merecedora de ellos. ¡Despierta, joder! Tómate un respiro. No vas a disfrutar de la vida hasta que utilices tu talento para complacerte a ti misma. El día que empieces a quererte verás cómo luce el sol de nuevo”.



Foto: Marijo Grass


Sus palabras adquieren una nueva interpretación a medida que invaden mis pensamientos; ¡cómo puedo haber sido tan ingenua… ! Supongo que en unas horas recibiré la notificación del gran jefe; por lo menos el último párrafo que debo añadir a mi currículum ha sido una historia de éxito. Y Alejandro… Alejandro ya tiene entre manos otro proyecto, y una nueva productora en sus brazos dispuesta a dejarse la piel y la autoestima en ello. Lo único que me fastidia es el final folletinesco, por enterarme en los lavabos de señoras, después de escuchar el discurso sobre la caducidad de mis servicios que antecede a sus jadeos. Resulta bastante patético.




Foto: Marijo Grass


Acaban de abrir las tiendas del aeropuerto. Me compro unos tejanos, un par de camisetas y un pequeño neceser con productos cosméticos. Renuevo mi aspecto; el rostro limpio me devuelve la sonrisa. Siento como si hubiera mudado la piel, igual que una serpiente. Abandono mi vestido azul cobalto en el baño. Con un café en la mano me dirijo al quiosco de prensa; me detengo en un expositor de libros de bolsillo y extraigo al azar uno de ellos: Orhan Pamuk, Estambul. Ciudad y recuerdos. Me siento en una cafetería, pido un cruasán y leo.



Foto: Marijo Grass


“ Todo el que siente curiosidad por darle un significado a la vida se ha preguntado al menos una vez por el sentido del lugar y el momento en que ha nacido. ¿Qué significa que yo haya nacido en tal fecha en tal rincón del mundo? ¿Han sido una elección justa esta familia, este país y esta ciudad que se nos han otorgado como si nos hubiera tocado la lotería, que esperan que los amemos y a los que por fin conseguimos amar de todo corazón?”



Hace 35 años nací en Estambul por accidente. Ni siquiera lo refleja mi documentación porque mis padres me inscribieron a su regreso. Se encontraban disfrutando de un último viaje de placer, un mes y medio antes de la fecha probable de parto que había anunciado el médico, pero me adelanté a su pronóstico.

Nunca he viajado a Estambul desde entonces. Quizás ha llegado la hora de regalarme un paseo.


Consulto el panel de salidas y descubro que, en un par de horas, hay un vuelo directo. Me compro un billete, atravieso el control policial y me pierdo. Un agradable cosquilleo invade mi estómago; no siento nada malo, ningún extraño presentimiento. No tengo que dar la cara hasta el martes; apago el teléfono y me concedo unos días de asueto.



Foto: Marijo Grass

10 de febrero de 2011

LA HERMANDAD DE LAS SOÑADORAS

Foto: Marijo Grass


“Yo busco el amor. El amor de verdad: ridículo, inconveniente, arrollador…Eso de no poder vivir sin la otra persona. Y no creo que esté aquí, en este Zoo.” Y le he dado una caja, atada con un lazo, con todos sus regalos.

—¿De verdad le has dicho eso?

—¡Ya lo sé! Nunca se me ocurre nada original… Bueno, lo del zoo es cosa mía.

—Y, ¿de dónde lo has sacado esta vez?

—Carrie Bradshaw. Último capítulo de la sexta temporada; cuando deja al artista aquél, que se la había llevado a París como parte de su equipaje, y ella echaba de menos a sus amigas y a Mr. Big. ¿No te parece bonito cortar así?

—Y, no podías decir: “Lo siento, creo que ya no me gustas. “ O “Me parece que no tenemos mucho en común”.

—Pero, ¡si es muy monooo! No es que me haya dejado de gustar pero, me aburría con él y, sí teníamos cosas en común: podíamos pasar la tarde, tirados en el sofá, viendo películas. ¡Ah! A los dos nos encanta la comida italiana.

—Pero, Juli, te gustan las novelas románticas y las pelis de amor, y a él los libros de ciencia y los documentales de animalitos. ¿Quién se traga los documentales de animalitos?

—¿Además de Sergio?

— Los niños, para hacer el trabajo del cole, y los viejos para echar la siesta.

—Pues, eso es lo que hacía yo: dormir como una vieja frente a la tele, cuando le daba por ver esos programas sobre… el Cosmos. Bueno, me enchufaba los cascos y me olvidaba que estaba allí, con él. Ni siquiera era cómodo el sofá. Me obligaba a poner una revista para los pies. ¡Y eso que me quitaba las botas! ¡Vamos, peor que mi madre! Además, ¿cómo podría enrollarme con un tío que tiene 50 peluches encima de su cama…? ¡¡¡Ordenados!!!


Foto: Marijo Grass


—Eso parece de psicópata: ¡ordenar los peluches! Bueno, a lo mejor es cosa de su madre. De todas maneras, ¡pensaba que lo habíais hecho!

—¡Estás loca! ¿Crees que no te lo habría contado?

—No sé; desde que empezaste a salir con él estabas muy rara. Pensaba que… bueno, ¡que ya lo habías hecho! Y que, a lo mejor… no había sido tan bonito como esperabas.

—¡Bah! ¡No, claro que no! Tiene que ser algo único, con alguien especial; y los dos tenemos que estar superenamorados, sentir los fuegos artificiales y el cosquilleo en la barriga, escuchar “Te quiero” o “Tú y yo siempre juntos” o “Bésame”, y cosas así. ¿Cuántas veces lo hemos hablado? Vale, me gustaba Sergio, pero no para dar ese paso; por eso he cortado con él. No era cuestión de perder el tiempo con un sucedáneo del hombre de mis sueños.

—Pues, a este paso… Creo que somos las únicas en todo el Instituto que no lo han hecho todavía. Nos van a poner la etiqueta: “Las vírgenes suicidas”. ¿Te acuerdas de la frase que colgamos? “Tenemos aquí una soñadora, alguien completamente fuera de la realidad. Cuando saltó, seguramente creyó que iba a volar”.

—¡Uy, claro! A Vanessa le encantó esa entrada… Pero bueno: el día que lo hagamos nosotras será con mucho amor, y lo recordaremos toda la vida. Nada de pegar un kiki rápido en un coche prestado o en los lavabos de una discoteca. ¡Qué asco!

—Es verdad, ¡qué asco!

—Bueno, ¿y tú qué?

—¿Qué de qué?

—Pues, si ha pasado algo con Facundo… El otro día te vi con él en la biblioteca y pensé: “Mira la Yoli, haciendo manitas con la excusa del examen de Historia”, jajaja.
¿Ya tienes su regalo de San Valentín?

—Sí, bueno, no.

—A ver si te aclaras, ¿si o no?

—Le he hecho una tarjeta, con un montaje de fotos del día que estuvimos en el puerto, y le he grabado música; pero no se lo voy a dar.



Foto: Marijo Grass



—¿Por qué no?

—No quiero quedar más con él.

—¿Ha dejado de gustarte, o es que lo vas a cambiar por el capitán de su equipo de fútbol? ¡Ese sí que está cañón…! Bueno, ¿por qué no quieres quedar más con Facundo?

—Porque lo he estado pensando y no creo que sea mi tipo.

—Pues, dijiste que lo pasabas muy bien.

—Bueno sí, ya, al principio sí. Cuando me pidió salir con él me pareció muy educado, no sé, muy Darcy… ¡Y eso que en el campo de fútbol no lo parece!

—¡Ohh, Darcy! Yo quiero uno.

—Nada que ver con Toño.

—¿Toño?

—Sí, ese, el rapero; el hermano de Selena.

—¡Ahh! El que lleva cadenas y varios pendientes... Jamás me enrollaré con un tío que lleve más complementos que yo. No sé cómo pudiste quedar con él.

—¡Lo acompañé a un concierto! No creo que quedar un solo día se considere salir con él. Además, casi me aplastan. ¡Y me había puesto las botas marrones de tacón! Allí todos iban con zapas, guapísimas pero, supongo que sería más soportable. Acabé con ampollas en los pies.



Foto: Marijo Grass



—No me extraña. El rollo hip hop es como muy de colgados, aunque me encantan las sudaderas.

—Pues eso.

—¿Eso qué? ¡Me estabas hablando de Facundo!

—Ayer me llevó a su casa porque sus padres estaban fuera y…

—El momento perfecto para… intimar, jajaja

—Estaba segura que si aceptaba ir a su casa, sabiendo que no había nadie, haríamos algo; pero no quería pasar del magreo; ¡ya sabes!

—No te gustó cómo te sobaba las tetas.

—Lo que no me gustó es que, al entrar en su habitación, me empujó hacia la cama y…

—¡Ay, Yoli! ¡Eso es de película!

—No, ¡qué va! Al principio me molaba el rollo salvaje, aunque me parecía un poco brusco pero, de repente, se me echó encima, así, a lo animal; y yo me clavé la Barbie en el cogote.

—¿La Barbie? ¿Qué Barbie? ¿Me he perdido algo?

—Tenía una Barbie debajo de la almohada. ¡En pelotas!




Foto: Marijo Grass



—¿Tenía una Barbie desnuda en su cama?

—Primero dijo que era de su hermana, pero después confesó que dormía con ella; que la necesitaba.

—¡Anda ya!

—Te lo juro por todo lo que amo a Mister Darcy.

—En ese caso me parece bien que no le regales nada en San Valentín. Está claro que no podemos salir con tíos que duermen con Barbies o con peluches.

—¡Va a ser que no!

—Oye, entonces podemos quedar mañana; aquí, en mi casa. Mi madre, que se enganchó a Sexo en Nueva York y se imagina que es Carrie Bradshaw, va a cenar con un tío con el que chatea; uno que la quiere invitar a un crucero en verano y ¡ni siquiera la conoce!

—Y luego te suelta el rollo de los capullos que circulan por Internet…

—Eso mismo le he dicho yo, pero bueno, estaremos solas; y ella paga las pizzas. Podemos ver alguna peli y actualizar el blog. También podríamos invitar a Laura y Susana; creo que no tienen plan.

—Vale. Busca la peli que yo me encargo de la frase.

—OK.

—Bueno, es tarde. Me voy a pillar el metro . See you tomorrow.




Foto: Marijo Grass


Al día siguiente.

LA HERMANDAD DE LAS SOÑADORAS.BLOGSPOT.COM

Foto: Marijo Grass


Un espacio para recrear el fuego del amor en tu imaginación. Citas literarias de una belleza singular. Películas que emocionan y que te hacen vibrar. Música para recrear la pasión de esos días que no quieres olvidar. Estas son las claves de la hermandad. Pasa y sueña con nosotras; y, ¡no te vayas sin saludar!


SIN VALENTÍN

Para todas aquellas que no han sido alcanzadas por la flecha de Cupido, y estáis en casa “Sin Valentín”, os queremos recordar que hoy no solo se celebra el día de los Enamorados, también es la fiesta de las personas queridas; por eso Juli & Yoli os desean muuucho amor para compartir con vuestras amigas.

La película que presentamos hoy es “Romeo y Julieta”, de Baz Hehrman. 1996.

Protagonizada por Leo di Caprio (¡Ay, estaba para clavarle el diente en esa época!) Claire Danes, John Leguizamo y Harold Perineau.

¿Por qué os la recomiendo?

Hace 16 años, mi madre estaba viéndola en casa cuando se puso de parto. Después se tiró mogollón de horas dilatando y obligó a su hermano— o sea, mi tío Carlos, que la acompañaba—, a traer un DVD a la Clínica; así que, mientras yo decidía cuando salir de su barriga, ella se tragó 3 veces la película. Por eso me llamo Julieta: Julieta de Shakespeare; supongo que también es el motivo por el que estoy condenada a vivir historias de amor imposibles; y ahora me pasa lo que me pasa: en vez de estar comiendo pizza, en una habitación iluminada con velas, con mi novio: el coleccionista de peluches, estoy sentada con Yoli frente al ordenador, en San Valentín. Así que, si no tenéis una cita romántica esta noche, llamad a vuestra mejor amiga y bajaros esta peli. Solo necesitáis un buen sofá con mantita, una taza de chocolate caliente, y una caja de kleenex para llorar como se merece.






Otras versiones (recomendación de nuestro profe superguay de literatura)

“Romeo y Julieta” de Franco Zefirelli. 1968

Dice que esta es una de las mejores adaptaciones de la obra y la más fiel al texto original.

“West Side Story” de Robert Wise. 1961

Romeo y Julieta en Nueva York. Capuletos y Montescos se convierten en Jerks y Sharks. Molan cantidad las canciones y las coreografías. Una maravillosa tragedia amorosa que hay que ver.








—¿Por qué has metido la historia de tu parto?

—Pues, porque es importante. ¡Me llamo Julieta por esa peli! No todas han aterrizado en este mundo enseñando el culo a Leo di Caprio; ¡cuando estaba como un queso, claro!

—Oye, y ¿no estaba tu padre cuando naciste?

—Pues no, estaba en Miami. Mi madre lo dejó, y después se enteró que estaba embarazada.

—¿Lo dejó tu madre? ¡Qué fuerte!

—No sé, nunca he tenido muy claro el motivo, aunque parece que no les funcionaba la relación a distancia, y ninguno quería renunciar a su trabajo para vivir juntos. Cuando era pequeña pasé algunas vacaciones con él pero, casi ni me acuerdo. Creo que se va a casar o algo porque mi madre está de los nervios, y ahora, de repente, parece desesperada por echarse un novio.

—Uff, no me habías contado nada de eso.

—Mira, es ella, le deben estar pitando los oídos. ¿Siii?

“Hola, cariño, ¿cómo va todo?”

—Muy bien, mamá, ¿nos estás controlando?

“Cielo, necesito que me hagas un favor. Quiero que me llames en 5 minutos. No es necesario que hables. Es una excusa para largarme de aquí. Este tío es horrible; utiliza los dedos como palillos…”

—¡Menudo cerdo!

“ Bueno, tú me llamas, ¿vale? ¿Te acuerdas en ese capítulo que Charlotte le pide lo mismo a Carrie? Pues, eso.”

—Está bien, pero no vengas aquí todavía. Vete al cine o algo. ¡Habías prometido que tendríamos la casa para nosotras!

“De acuerdo. Llegaré sobre la una. Tengo que colgar, Ciao”

—¿Qué te decía? Se cree Carrie Bradshaw. Bueno, qué te parecen las pelis que he elegido?

—¡La de West Side Story no la he visto!

—Pues, es muy guay, pero la frase de hoy la he encontrado en “Shakespeare in love” ¿Te gusta?

—Mmn… Me encanta pero, ¡había elegido una de Mister Darcy!

—Bueno, podemos quedarnos con Shakespeare y mañana le dedicamos el post a Jane Austen. La Darcymanía, después de San Valentín, nos sentará mejor a todas.

—Vale, lo cuelgo mientras pides la pizza y llamas a tu madre; quiero una que lleve piña, creo que es la Tropical. ¡Ah! Y una Coke Light.






Y para cerrar nuestro “Sin Valentín”, aquí tenéis el texto que selecciona la hermandad para hoy:

“Shakespeare in Love” de John Madden.1998. Con Gwyneth Paltrow y Joseph Fiennes.

“Yo pretendo que haya poesía en mi vida, y aventura, y amor. No la artística impostura del amor, sino el amor que es capaz de derrumbar la vida, impetuoso, ingobernable como un ciclón en el corazón ante el que nada se puede, ya te arruine o te embelese. Yo debo sentir ese amor”

Os dejamos con este dibujo lleno de curiosidades sobre San Valentín.






PUBLICADO POR Juli&Yoli en 21:45
ETIQUETAS: amor, Shakespeare, cine, clásicos.

(12) Soñaron:

Enma: Yo también quiero sentir ese amor, ainss!!!

Pati93: No sabía nada de la peli de Leonardo di Caprio. El trailer me parece genial =).

V de Vanessa: Tampoco tengo plan para esta noche, sniff! Acabo de terminar el último de Moccia y ahora me apetece ver algo MUY romántico. Creo que me voy a bajar la de West Side Story. Me ha encantado la canción :D

HadaEncantada: Shakespeare in Love es un peliculón xD Yo lloré y to xDDD

Dama Rosa: Uy!! Las anoto todas. Bss!!!

Lady Margaret: “Romeo and Juliet” Recomendada 300%

Abuela Manuela: ¡Ay, qué recuerdos tan bonitos! A mí se me declaró mi marido al salir del cine, después de ver “West Side Story”. Eran otros tiempos, claro, pero el amor no conoce época ni edad. Besos.

Oliver: me ha gustado la anécdota de Julieta de Shaskespeare. Que tu madre estuviera pariendo mientras veía una peli mola un huevo. ¿Te dijo
en qué escena exactamente? ¿Mientras se daban de ostias los Capuletos y Montescos? Yo intentaría averiguarlo XD

Porteña25: en Argentina es el día de los Enamorados nada más; el día de la amistad se festeja en julio :D

Todoloquemola: ¿De verdad os gusta escuchar cursiladas del tipo “Tú y yo siempre juntos”? Pero, ¿de qué planeta habéis salido vosotras????

Adicta a la lectura: ¿por qué pone en el dibujo que no hay que regalar libros en San Valentín? Yo quiero que me regalen libros!!!

Soy la Cari: ¡Por Dior! Qué películas tan de llorar. Me gustan todas, y la frase que habéis puesto, preciosa. Me parece que mis hijas no han visto ninguna, pero es que me han salido muy fiesteras, y lo de apoltronarse con la manta en el sofá no les va.
Besucos a las dos.

4 de febrero de 2011

LA SEÑORITA NUEVA Y EL CONEJO CHINO

Foto: Marijo Grass



La señorita de mi clase— que es bruja y castiga porque hablamos mucho—, se cayó en el patio el otro día y se ha roto un pié; por eso tenemos una nueva, hasta que se cure la bruja. Se llama Belinda y es profesora de mayores; le gusta llevar flores en la cabeza y a todos nos parece MUY guay. Hoy ha venido con un vestido rojo que se llama kimono; estaba muy guapa y contenta, porque empezaba su año chino, que es el Año del Conejo, y nos ha enseñado muchas cosas de las fiestas chinas y de los conejos.


—¿Sabéis dónde está China? — ha preguntado al entrar en la clase, cargada con una caja gigante de cartón.


Todas nos hemos vuelto a mirar a Kumiko, que se sienta en la última fila; ella nació allí y seguro que sabe dónde está su casa de antes, porque ahora vive aquí. También ha venido con un disfraz, igual que la señorita, como si fuera carnaval pero, ¡hoy no es carnaval!




Foto: Marijo Grass



Entonces, la seño ha sacado a Kumiko delante, para que buscara en el Mapamundi dónde está China, pero no la ha encontrado; aunque su mamá la lleva los sábados a clase de chino y sabe escribir palabras como: hola, gracias o arroz, con unas letras que son dibujos y parecen palitos que bailan. La seño no la ha reñido ni nada— yo creo que porque las dos iban disfrazadas—, y ha empezado a explicar:


—China es el país más grande de Asia Oriental y el más poblado del mundo. Allí viven más de 1.300 millones de personas… —. Señalando el mapa con un mando a distancia que tiene una lucecita roja.

—¡Halaaa! ¡Cuántos chinos! — dice Mari Fe en voz alta, y todos nos reímos.

—Los chinos son pequeños, porque si no, no caben en su país, y duermen en latas con literas, porque son muchos —cuchichea Julia detrás de mí—. Por eso Kumiko es la más bajita de la clase. Tenemos que preguntarle si duerme en una lata con literas.


Yo me quedo mirando a Kumiko; y sí que es la más bajita de la clase pero sabe comer con palillos y lleva un disfraz muy chulo; entonces me he acordado de Doris, que he visto en la fila antes de subir la escalera. Doris es una niña de que vino de Nigeria, y tiene una hermana en , que es china, pero no es bajita y sus padres son de aquí; las dos llevaban hoy vestidos kimono. Creo que le voy a decir a mamá que me compre uno para venir al cole, porque son brillantes; y a mí me gustan los vestidos brillantes y la purpurina.




Foto: Marijo Grass



—La capital de China es Pekín; también hay otras ciudades muy grandes como Shanghai y Honk Kong —continúa la señorita señalando el mapa—. En China es muy importante su mitología y el arte.

—¿Qué es su mitología? —pregunto yo.

—La mitología es un conjunto de leyendas sobre los personajes fantásticos y héroes de un pueblo; el estudio de los mitos, que forman parte de su cultura y su religión.

—¡Ahh! —respondo. Y Maddy me dice bajito: “Zoe, tu mamá dijo que Lady Gaga es un mito”. Es que mi mamá trabaja con músicos y Maddy siempre escucha lo que habla por teléfono. Entonces, Julia y Mónica, que nos oyen, empiezan a cantar: “Alejandrooo…”

—¿Qué pasa por ahí atrás? —interrumpe la señorita, y a nosotras se nos pone la cara de tomate —. Bueno, lo que os quería contar es que hoy: 3 de febrero de 2011, empieza el Año Nuevo Chino. En su calendario es el año 4.708.

—¡No lo entiendo, seño! —exclama Lluis—. ¡Si nosotros ya hemos celebrado el año nuevo! Y…, ¿cómo tienen el doble de años? —. LLuis es el más listo de la clase de matemáticas; le encantan los números y es el único que sabe TOODAS las tablas de multiplicar.

—Porque ellos cuentan las lunas. El día de Año Nuevo es el primer día del primer mes del calendario lunar, por eso las fechas cambian… —cuenta la señorita. Y todos decimos:”¡Ahh!”, pero creo que el único que lo ha entendido es Lluis.

—Cada año, de acuerdo con el horóscopo chino, es asignado un animal. Hoy empieza el Año del Conejo…—continúa, pero esta vez la interrumpe Laia levantando la mano.

—Yo sé lo del horóscopo. Mi madre lo lee en las revistas para saber si encontrará un trabajo mejor, y también un novio. Es para saber el futuro. Ella es Virgo, y yo Leo, que es un león.

—Bueno, es como un juego de magia; sirve para entretenerse e intentar hacer mejor las cosas en la vida. El horóscopo chino se basa en 12 animales…—. Entonces nos ha enseñado un dibujo muy chulo con los animales chinos.






—Cuenta una leyenda, que el dios Buda, antes de morir, llamó a los animales para dejarles su verdad. Cada uno se convirtió en un signo del zodíaco chino y, a partir de entonces, tuvieron influencia sobre todos los que nacen bajo su reino; un animal cada año. Este es mi año, el del Conejo; y el vuestro la Cabra, porque nacisteis en 2003.


Y Jordi y Camilo han empezado a moverse en el pupitre como si fueran a saltar, cantando bajito y riendo: “Bee, bee, beeee. Somos cabras. Beee”.



Foto: Marijo Grass



La seño NO los ha castigado porque es GUAY, y está contenta porque es su año del conejo chino, y hoy nos toca TALLER, que es una clase donde hacemos cosas divertidas y pintamos.


—La fiesta del Año Nuevo Chino se celebra desde hace más de 4.000 años: se conoce como la Fiesta de la Primavera, porque es cuando comienza el ciclo de cultivo. Las casas se decoran con dibujos y se ponen farolillos en la puerta, que son símbolos de buena fortuna. También se limpia a fondo para eliminar la mala suerte —. Entonces ha sacado de su caja gigante los farolillos y ha dicho que íbamos a decorar la clase y a ordenarla, pero todos querían hacer lo de decorar porque ordenar es un rollo, que yo ordené ayer mi habitación y por eso mamá me deja ir a casa de Maddy a jugar.




Foto: Marijo Grass


Al final, nos ha tocado ordenar a todos los de mi fila; los otros han puesto los farolillos, y la seño ha seguido contando cosas de chinos.


—Antiguamente, la gente recordaba la leyenda de NIEN, que era una bestia feroz y muy cruel, que se comía a las personas la víspera de Año Nuevo. Para alejar al monstruo se pegaban dibujos de los dioses frente a la puerta de la casa, se encendían los farolillos y se tiraban petardos, porque el ruido y el color rojo ahuyentaba a NIEN

—¿Podemos tirar petardos? —pregunta Camilo, pero la seño no le hace caso y continúa explicando; y Camilo le dice a Lluis bajito:”Pues, yo tiro petardos con mis amigos la noche de San Juan”



Foto: Marijo Grass



—En estos días, son muchos los que viajan en China para reunirse con sus familias y celebrar la cena más importante del año, la víspera del año nuevo. Se preparan comidas especiales que son símbolos de buena suerte, como tallarines y empanadillas.

—Mi mamá hace JIAOZI, que es como raviolis, y también es para los buenos deseos —dice Kumiko. Y la señorita le pide que el próximo día traiga la receta de su mamá. Y yo le digo después a Kumiko que también quiero la receta, porque a mi mamá le gusta mucho todo eso de los deseos, y siempre lo hacemos el día de fin de año y en San Juan; y seguro que si le traigo la receta no me castiga ni tengo que ordenar.

—La celebración del Año Nuevo, termina 15 días después, con la primera luna llena. Se llama la Fiesta de los Faroles. Las familias salen a la calle y encienden linternas de papel y bambú en las que cuelgan acertijos. La gente que lo adivina se lleva un premio. Otra de las tradiciones de esa noche es WU SHI: la danza del león; y WU LONG: la danza del dragón. El dragón chino representa la sabiduría y la riqueza. El baile del dragón ahuyenta los malos espíritus. ¡Es un espectáculo precioso!



Foto: Marijo Grass



—Y, al final, todo concluye con muuchos fuegos artificiales.





Foto: Marijo Grass



Entonces ha empezado a sacar cartulinas, cintas de colores, y un montón de cosas chulas y papeles brillantes para recortar. Nos ha enseñado a hacer leones y dragones, y han quedado súper guay, porque los hemos pegado en unos palitos, y al mío le he puesto purpurina.

Ahora nos vamos al patio; vamos a hacer un desfile y haremos un baile con nuestros dragones de cartulina pero, antes de salir, Belinda nos ha dado a cada uno un sobre rojo. Dentro ha puesto una moneda de chocolate en forma de conejo. Dice que, en China, se lo dan a los niños con un poquito de dinero, como deseo de buena suerte, pero ella nos ha regalado la moneda de chocolate. También ha dicho que, después del patio, tendremos clase de Ciencias Naturales y estudiaremos a los conejos.




Ilustración: Marijo Grass



Por la noche, mamá me ha preguntado, como hace siempre, qué tal mi día de cole. Le he enseñado mi dragón, le he dicho que la señorita Belinda es muy guay y que quiero un conejo de mascota, que ya sé lo que come y cómo cuidarlo. ¡Ah! Y también que Kumiko me va a traer la receta de raviolis de los buenos deseos; y si me compra un disfraz de china ordenaré mi habitación todos los días.




Foto: Marijo Grass



Me gustaría dedicar este relato a LAURIII y ANNA(blog princesa) para agradecerles su osadía al concederme este premio:





Y ahora que dispongo del galardón, me gustaría regalarlo a estas maravillosas mujeres:

MARISA. Porque la excelencia de su prosa poética me emociona y me ayuda a meditar.
ANUSKY66. Porque la espontaneidad de sus entradas hace que la sienta hermana y amiga.
CANTARES. Porque en sus elecciones siempre demuestra una extraordinaria sensibilidad.
VAN. Porque además de estilo tiene una capacidad asombrosa para relatar historias de verdad.
MARÍA. Porque ama los libros y sus reseñas están cargadas de pasión!
CLAIRE. Porque empezamos juntas y nuestra afinidad y mutua admiración nos ha hecho auténticas hermanas de corazón.
LOLA MARINÉ. Porque ya es una escritora profesional, capaz de abanderar con ilusión la aventura y la magia de escribir.
MONTSE. Porque me encanta su mirada personal sobre el mundo a través de sus magníficas fotografías.
ACOOLGIRL: Porque de estilo sabe un rato largo y siempre salgo de su casa con la sonrisa puesta y descubriendo algo.
AMBER LAKE: Porque su pluma excepcional me maravilla, y sus novelas románticas son capaces de "encender" el fuego imaginario a cualquiera con un mínimo de sensibilidad.


Este relato lo escribí anoche a petición de mi hija: mi gran fuente de inspiración para el personaje de ZOE; por eso todas las dedicatorias son para las chicas!