15 de julio de 2010

A MEXICAN GIRL


LOMOFOTO: Marijo Grass


Gaby se ha empeñado en llevarme a un restaurante regentado por unos amigos mexicanos en el epicentro del Spanish Harlem, lo que aquí llaman “El Barrio”; se extiende de la calle 96 a la 125 limitando con el Upper East Side, donde reside la mayor comunidad hispana, en la que abundan los NUYORICANS: descendientes de puertorriqueños. Al tratar de acceder al metro nos hemos quedado atascados en la cola por culpa de unos tipos a quienes no funcionaba la tarjeta: señal inequívoca de que son turistas o están de paso por la ciudad; lo que me ha permitido estar pegado a su espalda unos minutos y olfatear su pelo, que desprendía un aroma a esencias herbales o algo similar. A ella no parecía molestar mi cercanía, ni a mí sentir su fabuloso trasero rozando mis piernas. Durante el trayecto me ha empezado a relatar su vida, imagino que para hacerme sentir cómodo y mitigar mi expresión de gilipollas después del incidente en la piscina, que me ha dejado hasta los gayumbos empapados pero, aquí nadie se fija en esas cosas.


Yo crecí en Cancún, pero mi familia proviene de Xochimilco, al sureste del DF: un lugar pintoresco y cargado de historia en el que vacacionar. Mi mamá se puso de parto mientras preparaba tamales para los turistas que pasean en las trajineras…

¿Trajineras?




LOMOFOTO: Marijo Grass


Unas embarcaciones adornadas con portadas, que llevan flores incrustadas formando el nombre de una chica, en las que pasean turistas por los canales que hay entre las chinampas.

¡Qué auténtico!

Mi mamá me contaba de niña, al igual que hizo la suya, que yo era hija de TLAXOCIHUALPILLI: la reina del amor, TECUTLI de Xoximilco de 1335 a 1347.

¿Qué rayos es un TECUTLI?

Es como el segundo grado de nobleza, el rango entre el pueblo indígena de los TLAXCALTECAS.





LOMOFOTO: Marijo Grass


¡Te queda muy sexi y musical pronunciar esa jerga tan antigua!

¿Le coqueteas así a todas las chavas?

Sólo a una auténtica TECUTLI: ¡La princesa del amor! Ja,ja,ja.


He tenido que soltar una carcajada porque esta chica es capaz de sacarme los colores con su desparpajo. No sé por qué despierta mi instinto animal, y eso que soy un tío bastante tranquilo, ¡joderr! Y no es que me parezca una tía buena de anuncio y medidas perfectas pero tiene un atractivo MUY sexual, y al mismo tiempo resulta tierna, no sé, la combinación es explosiva: muy buena y muy mala a la vez; perfecta como heroína de cómic, o como una gran villana; todavía no lo tengo claro.


Bueno, eh, entonces, ¿cómo acabaste en Cancún? Tengo entendido que es un sitio muy pijo, como Marbella quizás, pero con playas de anuncio de bikinis o cremas para el cabello— continúo, para rebajar la temperatura de la conversación y no meter la pata en los próximos minutos.

Mi papá era un turista que desapareció antes de saber de mi existencia, y fue otro, hijo de un gran empresario hotelero, que se enamoró de los tamales de mi mamá y nos llevó a Cancún convirtiéndola en una de sus cocineras estrella, para seguir preparando tamales por muchos más pesos de los que ganaba en las trajineras.





LOMOFOTO: Marijo Grass



Él costeó mi educación y yo crecí en un hotel de lujo, pero en las dependencias del personal de servicio, que se convirtió en mi nueva familia. Allí aprendí a bucear y descubrí mi pasión por el interiorismo: viendo trabajar a los diseñadores que contrataba aquél tipo para decorar sus hoteles high-class: los top luxury de la zona.





Foto: Marijo Grass


Pues, no parece que fuera tan mala tu infancia, tal y como la pintas.

No me puedo quejar. Hace 30 años en Cancún no había más que playas vírgenes. Hoy en día muchos jóvenes se suicidan; algunos trabajan en estos lugares de gran lujo pero en la casa viven en condiciones de extrema pobreza. Hay mucha familia desestructurada, niñas que se embarazan, drogas… Y al lado están los que tienen un papi rico y la pasan en el reventón, tomando en los clubes o en la playa: champagne de 150 dólares a las 12 de la mañana para agasajar a las chavas siliconadas.

Y, ¿cómo te libraste de todo eso?

No todos los mexicanos son chaparros, morochos y con bigotes; algunos tienen pinta de galán de telellorona





LOMOFOTO: Marijo Grass


¿Telellorona? Ja,ja. ¡Qué bueno! En España se han puesto de moda los culebrones que ve mi abuela después de comer. Primero llegaron los americanos, luego de Brasil, Venezuela y también de tu país. Y ahora triunfa el producto local. Nunca se han visto tantas series de producción propia como en estos últimos años. Disculpa, no quería cambiar de tema, es que me da mucha risa lo de telellorona, jajaja.

La Llorona es un personaje legendario en México: un alma en pena buscando a sus hijos; pura melancolía. Un amigo me regaló, no hace mucho, un film de terror psicológico, bastante exitoso, de Rigoberto Castañeda: Kilómetro 31, una versión moderna de La Llorona; muy recomendable.

¡La he visto! Creo que tiene producción española. ¡Impresionante! Pero, sigue contándome tu historia que no tiene desperdicio.

Bueno, pues, mi mamá se convirtió en la boricua del alma de un gran tipo: la María de sus desvelos, y en Cancún empezó a ganarse la lana como experta en cocina tradicional.

¿Tú cocinas igual de bien?

Ja,ja,ja. Guacamole nomás, pero me queda muy rico. Yo ya soy más gringa que mexicana.

Y, ¿cómo aterrizaste aquí?

Yo contaba 3 o 4 añitos nomás cuando el huracán Gilberto lo arrasó todo. Allá nos quedamos sin energía eléctrica ni agua potable. Muchos perdieron su hacienda, familia, todo. A mí me quedó el temor por el viento pero gracias a Dios no nos ocurrió nada.





Foto: Marijo Grass


Al siguiente año se designó Cancún como sede de Miss Universo, y el concurso se celebró en nuestro hotel: el Fiesta Americana Condesa. Se coronó a una holandesa: Ángela Visser, una de las más lindas. Yo viví aquellos preparativos con gran ilusión; aquello era igual que los dibujos de mis cuentos, pero lo que me fascinaba era cómo armaban los decorados para el evento, no los vestidos y las coronas o tocados que lucían todas ellas.




Foto: Marijo Grass


Esta mujer me está hipnotizando; estoy sentado a su lado sin escuchar a nadie más, y eso que hay un bullicio de la ostia en el metro, y más en esta línea donde viajan a diario árabes, latinos, asiáticos, africanos y gente de cualquier procedencia. Pero bueno, ella sigue con su historia y no voy a ser yo quien la interrumpa, ahora que me está mostrando su lado más tierno.


—…Creo que fue entonces; imaginé que saldría del país cuando fuera grande y supe que estudiaría algo que me permitiera crear cosas bellas.

¡Qué precoz! Y, ¿tu destino fue Nueva York desde el principio o antes pasaste por el DF?

Estudié en el Centro de Capacitación Cinematográfica de México, y una vez egresada cursé un Master en NYU y me quedé. Llevo 5 años acá. Jamás he pisado un hotel de lujo pero conseguí empleo en lo que me gusta, aunque de momento se trate de asistencias al director de Arte. Mi sueño es trabajar en el diseño de producción de una película gringa. Los recursos y el presupuesto no tienen comparación con el cine que se hace en mi país, que es muy bello pero...

Vaya, el sueño americano, una vez más.

Eso se me antoja muchísimo. ¿A ti no?

Bueno, mi vida no tiene mucho interés. Soy un tío bastante corriente, con cierta habilidad para el dibujo y una obsesión, que arrastro desde que era un crío, por los cómics de superhéroes.

Pues, llegaste a la ciudad más adecuada para fascinarte con ellos; acá se encuentran todos los de tu especie, como ese Chip Kidd amigo de mis patrones, jajaja .


Por fortuna hemos llegado al East Harlem. No me apetece contarle que llegué a Nueva York huyendo de Marga. Prefiero que suene a asunto profesional. Menos mal que hay mucho ajetreo en la calle, perfecto para desviar la atención.


Nos cruzamos con infinidad de comercios cerrados ahora por la crisis. Gaby dice que antes la gente salía mucho a comer. Ahora sólo piden los “specials”: lo más barato, y lo único que parece no acusar los malos tiempos son los negocios para verse bien: peluquerías, manicuras, barberos… La gente necesita más que nunca tener buen aspecto. Entre la 96 y la 125 huele a comida y a perfumes. De camino me enseña Exotic Fragances, en el 1645 de Lexington: una de sus tiendas favoritas; un lugar en el que puedes encontrar más de 1000 aceites esenciales y perfumes naturales. Ya me había dado cuenta, al entrar en el metro, que su pelo huele muy bien.


Por aquí hay un montón de restaurantes mexicanos; el más turístico y exquisito es la taquería El Paso, donde sirven las famosas carnitas estilo Michoacan. También hay muchas tiendas de artículos para gente que practica sus costumbres espirituales y monta sus altares y todo lo demás.





LOMOFOTO: Marijo Grass


Caminamos hasta la East 116th Street donde nos detenemos en un kiosco de zumos de frutas. Gaby compra un par. Dice que esto es muy mexicano y hablar de su vida la ha puesto nostálgica. Mientras sostenemos nuestros vasos me pregunta:


—¿Qué se requiere para ser un gran dibujante de cómics?

Además de tener un portfolio espectacular hay que demostrar habilidad para contar visualmente una historia; ser capaz de seducir a la gente con tus imágenes. Creo que eso es lo más importante.

¿Eres bueno?

Me gustaría pensar que sí. Hay que dibujar una gran variedad de movimientos y expresiones a tus personajes pero, es importante saber para qué tienes más talento: escribir, dibujar, entintar, colorear…Yo estudié Bellas Artes; empecé haciendo de todo pero, está claro que si te metes en la industria tienes que especializarte. Mañana tengo una cita con la gente de Marvel, gracias al dibujo que te hice en la terraza de Chip Kidd, así que te has convertido en mi talismán.

OKA, ¡tú pagas los tragos!


Ella empieza a reírse a carcajadas, y yo, mucho más relajado, me sumo a la diversión y rodeo su hombro con mi brazo aprovechando la empatía y continúo caminando a su lado.

Por fin llegamos al restaurante de sus colegas; minutos más tarde los chupitos de tequila empiezan a desfilar ante nosotros sin que pueda rechazar ni uno. No quiero coger una cogorza o acabaré potando por las esquinas, y a quien me gustaría “coger” es a ella, por supuesto. En los últimos tiempos el exceso de alcohol me sienta fatal; tampoco me gustaría presentarme mañana en las oficinas de Marvel con una resaca espectacular, pero es difícil decir rechazar una copa a los mexicanos cuando han decidido empezar el “reventón”. Espero mantener el tipo y estar a la altura de sus expectativas. Me ha dicho que vive a la vuelta de la esquina, y yo me lo he tomado como una invitación.





Foto: Marijo Grass


CONTINUARÁ