10 de junio de 2010

DE PASEO POR CONEY ISLAND

Capítulo anterior AQUÍ

Foto: Marijo Grass

He pasado el fin de semana encerrado en casa preparando un nuevo book para presentar mi trabajo a la gente de Marvel. No recuerdo haber comido nada sólido en todo este tiempo. Ayer quería acercarme al Museo de Historia Natural a ver a Lynn pero, no me apetece compartir con ella mi estado de ansiedad. No me gustaría decepcionarla porque, lo pasé genial el otro día y me horroriza que viejas historias se crucen en mi vida actual. Tengo tres correos de Marga y no he contestado ninguno. Se dirige a mí como si todavía estuviéramos juntos y eso me mosquea mogollón. En un par de semanas aterrizará por aquí y la idea de que nos veamos me hace pensar en sus artimañas de Viuda Negra, jodiéndome y obligándome a defraudar a la gente que admiro, como hizo la Viuda Negra de Marvel: Natasha Romanov, haciendo que Ojo de Halcón, que perdía el culo por ella, se enfrentara a Iron Man. Luego se cepillará también al Daredevil de turno y todos los que le sucedan. Además, una viuda negra tiene veneno neurotóxico, lo que paraliza el sistema nervioso central con dolores musculares intensos, aunque también produzca prolongadas erecciones pero, mejor no pienso en ello, o sucumbiré a sus encantos una vez más.


Esa Marga es una turra. No le des más pelota. Haceme caso, boludo.



J.G Jones. La Viuda Negra. Marvel DC


Mauro ha traído un tuperware con una carbonada que preparó ayer para agasajar a una terapeuta de su curro en Harlem, una tal Katy que le dio plantón.


Si yo no quiero darle más bola pero esa mujer tiene poderes oscuros y creo que todavía ejerce una irreprimible influencia sobre mí. Por cierto, ¿qué es esto de la carbonada? ¡Está delicioso!

Es un guiso típico del noroeste argentino, pero tiene variantes según las regiones . Este lleva carne picada, arroz, duraznos, choclo, zapallo, batata y papa.

Pues no sabe lo que se ha perdido la Katy esa. La carbonada está del carajo.

Decidió salir con un tipo con mucha facha, chamuyo y plata.

Pues, ¡que le den!, tío. No sabe lo que se ha perdido— exclamo, atacando con placer el guiso, aunque sean las 10 de la mañana.

Y a la cuyucha también.

¿La cuyucha?

La viuda negra.

¡Que le den también!


Nos hemos descojonado un rato recordando nuestro historial de supervillanas. Mauro es un tío legal. Me siento como si me hubiera adoptado. Él perdió a su hermano pequeño en un accidente cuando eran críos, y quizás por eso es tan protector conmigo. Me ha propuesto dar un paseo por la playa. Dice que contemplar el mar lo relaja, ¡y a mí! En Valencia, cuando me rallaba dibujando, cogía la bici y me iba a dar una vuelta por la playa de la Malvarrosa o el Cabañal, a despejarme un poco. Mauro tiene una colección de pacientes que podrían protagonizar una película de pirados y delincuentes, eso sin contar el plantón que le dio esa chica anoche después de pasar la tarde cocinando, así que no me extraña que también necesite un poco de aire fresco. Creo que nos vendrá bien a ambos, así que nos vamos pedaleando hasta Coney Island.





Foto: Marijo Grass


CONEY ISLAND es el parque más antiguo de Nueva York y un auténtico icono de la cultura popular. Cerró sus puertas debido a la presión inmobiliaria después de 45 años. Ahora abrirá de nuevo reconvertido en un nuevo parque de ocio pero, he leído en la prensa que van a indultar a CYCLONE: la montaña rusa que se construyó en 1927, y la noria: WONDER WHEEL, que es incluso más antigua. Parece que los han declarado monumentos protegidos, o algo así. Decidimos dar una vuelta porque dentro de nada esto perderá el aspecto decadente, colorista y setentero que tanto me gusta, y no será lo mismo. Ahora todo está abandonado, pendiente de su inminente transformación.





Foto: Marijo Grass


Aquí se inventó el FREAKSHOW hace más de un siglo: un gran circo mediático de sirenas, mujeres barbudas y todo lo demás. En sus alrededores viven comunidades de puertorriqueños y afroamericanos que siempre andan a la greña marcando su territorio, aunque originalmente eran inmigrantes italianos; muchos de ellos acabaron haciendo de freaks en las atracciones. Mauro, que es un auténtico cinéfilo, me cuenta que aquí hizo su debut Harpo Marx, y que este paseo marítimo y el parque han servido de escenario a decenas de películas. La de Buster Keaton es de 1917. A él le gusta Annie Hall, The Warriors y Angel Heart. Yo recuerdo más Big, con el personaje de Tom Hanks niño echando una moneda en una máquina que encierra una adivinadora del porvenir.




Foto: Marijo Grass


Mauro dice que Spike Lee, Hal Hartley o Abel Ferrara proponen una imagen de Nueva York muy diferente, y que él tiene un director favorito para cada ciudad: La Viena de Carol Reed en The third Man, el San Francisco de Hitchcock en Vértigo, el Berlin de Wim Wenders en Wings of Desire, Las Vegas de Coppola en One from the heart, el Honk Kong de Wong Kar-Way, o el Madrid de Pedro Almodovar.


Yo le he hablado de Luna Park, una novela gráfica, que lleva el título del parque que había a principios del siglo pasado, de un dibujante croata y un escritor norteamericano: Danijel Zezelj y Kevin Baker; y, por supuesto, del Spectacular Spider Man, de Bill Mantlo, Kerry Grammill y Sal Buscema, que me encanta, y está ambientado aquí.





Bill Mantlo & Kerry Gammill &Sal Buscena. SPECTACULAR SPIDER MAN vol.4


La gente pija de Manhattan apodaba Coney Island “The poor man´s paradise”: el paraíso de los pobres, porque se podía pasar una divertida jornada de ocio familiar por unos pocos dólares. Aquí abrió el primer Nathan´s Famous, en el 1310 de la Surf Avenue con la Stillwell: el chiringuito más famoso de hot dogs, fundado por un inmigrante polaco en 1916. Casi un siglo más tarde conserva su reputación y presume de haber alimentado desde gángsters a políticos, pasando por estrellas del celuloide, durante todo ese tiempo. Su anecdotario es memorable: el presidente Rooselvelt llevó a comer a la Reina de Inglaterra, y Walter Mathau dejó por escrito que se sirvieran esos perritos calientes en su funeral, por ejemplo. Además, el 4 de julio celebran la famosa competición de comedores de perritos: Nathan´s Hot Dog Ealing Contest: genuino espectáculo, made in USA, que atrae centenares de visitantes e incluso se retransmite por televisión.


Es increíble que ahora se vea todo desierto. En verano es mucho peor que Benidorm, con ese inconfundible olor a fritanga humeante y sin un centímetro de arena para estirar la toalla.

Mauro tiene en su apartamento una reproducción de una famosa foto de WEEGGE donde se ve la playa a reventar en época estival. WEEGGE, seudónimo de Arthur H. Fellig, fue el fotógrafo que mejor documentó el ambiente callejero de Nueva York; el tipo que elevó el fotoperiodismo a la categoría de Arte. Sus imágenes han sido para mí una gran fuente de inspiración para recrear los barrios bajos y sus gentes. Creo que lo primero que me llamó la atención en su casa es esa foto de la playa de Coney Island. Me encanta entretenerme mirándola a través de una lupa e imaginar infinidad de historias para cada uno de sus protagonistas. Es como esos libros de Martin Handford, en los que había cientos de personajes y tenías que buscar a Wally, que siempre iba vestido igual, con jersey rojiblanco, tejanos y un gorro de lana.





Foto: WEEGGE. Coney Island 1938


El paseo me ha dejado como nuevo. Por la noche, al regresar del trabajo en el Toy´s UR us, he terminado el book para mi cita del miércoles en las oficinas de Marvel y me he tumbado a ver videos antiguos de Coney island en You Tube. Creo que me he quedado frito escuchando un tema de Tom Waits, ilustrado con imágenes de archivo del parque de atracciones. Mañana quiero pasar por St. Bart´s. Tengo la esperanza de encontrar a Gaby allí y retomar nuestra conversación interrumpida en la casa de Chip Kidd. Necesito entretener mi cabeza con otras mujeres para dejar de pensar en la posible aparición de Marga. Le he enviado un SOS a Vicente; supongo que está al caer.








El mensaje que dejó alrededor de mi dibujo apuntaba las 6:30 pero, como soy demasiado impaciente, he llegado media hora antes. St. Bartholomew´s es una de las iglesias más bonitas y de mayor abolengo de Nueva York. Se fundó en 1835 y ha cambiado de emplazamiento un par de veces. Actualmente se encuentra en la 50 con Park Avenue, una zona bastante pija. Jamás había visto una iglesia organizando tantas actividades, con un restaurante exquisito y un club deportivo. A mi abuela le encantaría todo este rollo social. A ella le mola ir a la iglesia a reunirse con sus amigas y merendar a continuación, pero afirma que siempre se hacen las mismas cosas: misas, bautizos, bodas y funerales. Esta gente organiza conciertos, teatro, conferencias… Incluso tienen una comunidad de gays y lesbianas. He localizado la piscina, en la que observo un grupo de niños haciendo prácticas de natación en un extremo, y un grupo de gente con trajes de buzo aprendiendo a respirar con botellas en el otro pero, de momento, sin rastro de Gaby.





Foto: Marijo Grass


Contemplar a los buzos me ha hecho recordar mi bautismo en el Caribe. Fue en un viaje que hice con Vicente y lo pasamos de miedo. La primera práctica se hacía también en una piscina. Mi amigo no duró mucho bajo el agua pero acabó enrollándose con la instructora, que era finlandesa y parecía albina. Me encantaría repetir la experiencia. ¿Dónde se habrá metido Gaby? A lo mejor estuvo aquí el martes pasado y he acudido a su llamada con una semana de retraso.


Foto: Marijo Grass


Me quedo observando a los submarinistas, que parecen haber concluido la clase y están quitándose las botellas al borde de la piscina. Me llama la atención una chica estupenda que parece la instructora pero a mí me recuerda una superheroína, con ese traje de neopreno esculpiendo su silueta. Un par de guaperas forzudos, que parecen sus guardaespaldas le echan un cable a los alumnos que muestran algún problema para quitarse el equipo pero…JODEERR, esa chica me suena un huevo, OSTIAAA, vale, pero si es ELLA, ¡es GABY! Yo la dibujé así, con una pinta muy parecida a la que luce con ese traje.


Después de recomponer mi asombro me acerco con sigilo al otro lado de la piscina con la intención de entrar en su campo visual, pero soy tan torpe que resbalo y aterrizo en el suelo planeando, como en esos videos chorras de gente dándose trompazos que pocas veces me arrancan una sonrisa. El estruendo que provoco concentra sobre mí las miradas de los presentes, incluida la de ELLA. Uff, me siento patán hasta la médula; tan ridículo y dolorido que no me puedo levantar. Gaby me reconoce y se acerca con rapidez riéndose a carcajada limpia, como si yo fuera un freak de Coney Island y ella hubiera acertado el disparo.



Foto: Marijo Grass


¡Marcooo! ¿Andas tomado o qué?


Intento por todos los medios no pensar en la cara de memo que debo tener en este momento pero no lo consigo. Cuando llega a mi lado y la observo desde el suelo me parece TAN atractiva, embutida en ese traje, que la arrastraría a mi lado y me pegaría un revolcón con ella aquí mismo. Hace demasiado calor en esta piscina, demasiado tiempo sin enrrollarme con alguien que me atraiga de verdad, y esta tía me altera la contentura sin que pueda evitarlo. Los ayudantes musculosos aparecen a continuación a echar una mano, pero consigo ponerme de pie antes de que me humillen por completo.


¿Estás bien?— suelta uno de ellos.

Sí, estoy bien, gracias— respondo al instante con sequedad y el trasero empapado.


Entonces me ignoran y empiezan a hablar con ella de llenar las botellas y no sé qué más pero, uno de los dos se despide con un cálido beso diciendo que se verán más tarde en casa, y entonces el que se mosquea soy yo. A continuación, Gaby se abalanza sobre mí y me da un fuerte abrazo, lo que incrementa mi calentura un 200%.


¿Qué hace un chavo como tú en un sitio como este?— me suelta con una gran sonrisa y sin apartar sus brazos de mi cuello, lo que sorprende todavía más porque creo que ni siquiera somos amigos pero, quizás he olvidado que los latinos, sobretodo ellas, expresamos nuestras emociones con el cuerpo tanto o más que con palabras.


Menos mal que estoy sudando y mojado. Eso camufla mi estado, o eso espero.


—Descubrí tu mensaje con una semana de retraso. No estaba seguro de que estuvieras aquí.

¡Qué onda! Me alegra que hayas venido. Me encantó tu dibujo. Pensé que me habías visto con el traje de neopreno, por eso te dejé esta dirección.


Necesito salir de aquí a tomar el aire. Estoy a punto de ebullición. Afortunadamente, las chicas “estupendas” se percatan de estas cosas y se adelantan por si se produce el temido silencio.


¿Vamos a tomar unos antojitos?— propone rápida y con desparpajo. Me gustaría imitarla y responder que mi antojito actual es ella pero no estoy seguro de que capte la broma y, a estas alturas, ya sé que las mujeres con iniciativa me seducen, pero algunas me desarman en un momento.


La espero en la terraza a que termine su trabajo y salimos de allí cuando luces y neones dibujan la silueta de la ciudad. A pesar de la brisa fresca que nos acompaña yo continúo tan sofocado como el vapor humeante que sale de chimeneas y alcantarillas, tan característico del lugar. Sólo espero disfrutar de la aventura sin quemarme demasiado.



Foto: Marijo Grass


No me gustaría emular al protagonista de After Hours: esa vieja película de Scorsese en la que Griffin Dunne acaba enredado en una colección de despropósitos inimaginable, en este lugar donde todo es posible: de la dicha a la adversidad.



CONTINUARÁ