9 de septiembre de 2010

ROBERT Y SU LADO FEMENINO

Foto: Marijo Grass


NO puedo creer que todo haya terminado entre nosotros, justo cuando habíamos decidido casarnos para complacer a su madre, después de vivir cuatro años sin más atadura legal que un piso de alquiler con gastos compartidos. Dice que no tenemos ningún futuro juntos, y que es mejor que cada uno siga su propio camino. Y me lo suelta así, sin más, tras besuquearnos como adolescentes, sentados en nuestro rincón favorito del Paseo Marítimo.


Me ha dejado tan desarmado que incluso he olvidado el anillo que escondía en el bolsillo trasero de mis tejanos; pensaba dárselo esta tarde para confirmar nuestro compromiso, y celebrar el encargo más importante de mi carrera: el que nos proporcionará ingresos suficientes para mudarnos a un piso más grande, además de otorgarme cierto prestigio. Esto sí se lo he dicho, pero se ha limitado a felicitarme y felicitarse, por haber escogido un momento tan dichoso para sacarme de su vida.





Foto: Marijo Grass



HEY, brother! Ven aquí que te dé un abrazo. Ahora mismo pensaba llamarte. ¡Acabo de leerlo en Internet!

¿Lo has leído en Internet?

Pues, claro, bobo. Tengo una alerta en Google con tu nombre. Ha salido publicado en la versión inglesa de la revista Style.

¡Ah!

No pareces muy entusiasmado. Pensaba que me invitarías a cenar algo “agripicante” para celebrarlo.

No estoy de humor para celebrarlo.

¿Se puede saber qué ocurre? Llevas una década esperando algo parecido. Joderrr, los Hoteles W. ¡Eso es nivelazo, bro! ¿Has llamado a mamá y a Las Mosqueteras? ¿Lo sabe Cata?


En vez de responder he decidido sacar el anillo y ofrecérselo.


Toma, aquí tienes algo mejor que una cena en el INDOCHINE…El chocolate está intacto.

¡No me digas que no le ha gustado! Podemos cambiarlo; seguro que a Regina no le importa. Toda la colección es preciosa, pero ya te dije que quedaría mejor la cobertura de chocolate negro. El blanco no incita a pegar un mordisco y encontrar una joya debajo; parece una chuchería.

A ella le encantan las chuches. En fin, da lo mismo. Puedes quedártelo.

Vamos, ¡suéltalo ya! ¿Os habéis peleado?

No, me ha dejado. Ya no me quiere. Se ha desenamorado. En este momento se está mudando al ático; ¡con KEN!





Foto: Marijo Grass



¡¡¡Ah, jajajajaja!!!

No tiene gracia.

¡Claro que la tiene! ¡Con KEN! Lo siento, hermanito; es que no me imagino a Cata con ese alemán musculoso y excéntrico. Nunca me pareció que estuviera encantada de tener a su lado a un tío tan romántico y divertido como tú. Sus amigas van a alucinar. Todas querían tu clon, así que no te preocupes. Eres un partidazo. Solo falta que sepan que estás disponible y a punto de convertirte en un profesional de altos vuelos.

¿Crees que se ha cansado de mis bromas? ¿ De los arreglos florales? ¿ De que le diga que la quiero cada mañana, antes de irme al invernadero?

De eso no se cansa una tía con un mínimo de sensibilidad, a menos que seas un plasta y no respetes su espacio. ¡Y no lo eres! Robert, nunca te lo he dicho porque te veía feliz y enamorado pero, siempre pensé que esta relación no funcionaría. Creo que para ella resultabas un tío pintoresco; no sé, alguien muy alejado de los canallas que han pasado antes por su vida y que seguramente echaba de menos, después de tanto tiempo. La entiendo porque yo padezco el mismo tipo de conducta desviada: sólo me enamoro de tíos que no me convienen. Lo siento, quizás es el momento de sincerarse: estaba segura que un día te dejaría sin motivo aparente.

¡Oh, vamos, no empieces! Me siento mal. Necesito que me consueles.

¡Gilipolleces! Necesitas salir a celebrar tu éxito.

No digas tacos. Te afea, y marca una arruga espantosa en el entrecejo.

Pues, tú deberías empezar a vociferar unos cuantos, ¡Joderrr! Parece que tengas horchata en las venas, coño. Deja de ser tan educado y maldice a tu exnovia de una puta vez, ostia.

Puedo maldecirla sin necesidad de utilizar palabras malsonantes.

Ese es el tipo de cosas que te hacen parecer gay. Eres demasiado tierno y delicado. Mira al KEN de los cojones. Si esa clase de tío le pone, deberías estar feliz por haberte librado de ella antes de organizar el bodorrio.

¡Yo que sé si le pone! Pensaba que el gay era él. No creo que tengan un lío. Además, me cae bien. Hasta le dije que lo llamábamos KEN porque su nombre es impronunciable y su aspecto me recordaba los muñecos de las trillizas cuando eran peques. Me respondió con una carcajada como la tuya de antes, seguida de un encargo que todavía tengo pendiente: convertir su terraza en el Jardín del Edén.

Deberías quedarte en Barcelona todo el fin de semana. Tengo entradas para un espectáculo de burlesque en el Apolo; siempre hay un ambiente estupendo. Si estás receptivo puedes tirarte a una desconocida y quitarte la espina o, por lo menos, no pensar en Catalina en un par de días y dejarla hacer su mudanza tranquila.

No me gustan los polvos con sabor a venganza.

No te preocupes, este será terapéutico. En cualquier caso, seguro que te animas con el espectáculo.

Si tú lo dices…





Foto: Marijo Grass



La verdad es que estoy un poco harto de que se valore tan poco la educación y los detalles; o, que NO tenga una voz grave ni me toque los huevos por la calle sea motivo suficiente para ahuyentar a las mujeres. Incluso que les sorprenda que sea un experto en IKEBANA. Pues, sí: soy un tío romántico y sensible, NO sensiblero. ¿Tan extraño es eso? Me emociona la belleza, y la belleza debe ser compartida para dar felicidad. El IKEBANA reconoce la importancia de vivir en armonía, y nos guía hacia un conocimiento interior mucho más sutil. Mi amiga Sara dice que tengo un lado femenino muy acentuado, y que a algunas las confunde. ¿Un lado femenino? Todos lo tenemos. Bueno, quizás todos no. Pensaba que a las mujeres les gustaban los hombres románticos. Y si cuido mi aspecto o mi lenguaje es gracias a la influencia de mis hermanas pequeñas, para que no me den la tabarra diciendo que sólo me interesan las plantas.





Foto: Marijo Grass



Solo soy un tío con ÁNIMA, como decía Jung. El ÁNIMA es la parte emocional, intuitiva y sensible del subconsciente en el hombre. Parece que, para que te consideren atractivo e interesante, tienes que mostrarte racional, porque si percibes las cosas con el corazón, que es como lo hacen ellas, o dicen que lo hacen, o sólo algunas lo hacen, te estás cargando tu masculinidad de un plumazo, y enseguida piensan que eres gay, o te cuelgan el sambenito del lado femenino. Pues, estoy muy orgulloso de él, ¡qué narices!






Foto: Marijo Grass



Tengo 4 hermanas: las trillizas— alias “Las Mosqueteras”—, y Bea, la mayor; experta en soltar 3 tacos de cada 6 palabras que salen de su boca en cuanto se aleja del trabajo; porque allí los expertos son sus alumnos, que la instruyen a diario con improperios nuevos; y ella aprovecha para incorporar estos vocablos a su jerga particular, para soltarlos en cuanto la sacan de sus casillas. Pero, es posible que si yo lidiara con un puñado de energúmenos, en un instituto del extrarradio, que te pinchan las ruedas del coche cada dos por tres, y te estampan graffitis con la palabra puta, zorra o te voy a meter una raíz cuadrada por el ojete, y que Bea no se molesta en tapar para evitarles el placer de estrenar chapa y pintura, supongo que reaccionaría igual. Es lo que tiene impartir Matemáticas a un puñado de chavales que no saben qué hacer con su futuro.





Foto: Marijo Grass



He crecido rodeado de mujeres. Mi padre se mató en un accidente hace muchos años; ni siquiera fui capaz de ver lo que había quedado de él, después de que un despiste con el freno de su tractor lo acabara triturando en su propia finca, igual que en esas horribles películas Gore con las que disfrutaban algunos de mis amigos. Entonces me convertí en el único ejemplar masculino de mi familia; dejé colgado mi primer año en la Universidad y mi deseo de convertirme en arquitecto paisajista, y empecé a ocuparme de la floristería de mi abuela y a estudiar japonés en mis ratos libres. Retomar el contacto con mis hermanas pequeñas y cuidarlas, haciendo el papel de padre postizo, aunque fuera demasiado joven, les dio la oportunidad de aleccionarme sobre lo que desean las chicas en una relación. A las trillizas les encanta que me interese por su universo particular, que las escuche y me preocupe por ellas; y a mi madre que disfrute merendando con mi abuela y sus amigas mientras me cuentan sus hazañas, o que improvise un tocado de papel a la nieta de Felisa para completar el disfraz en su fiesta de cumpleaños.




Foto: Marijo Grass



Empiezo a pensar que todas estaban equivocadas, o quizás Bea tenga razón y Cata no fuera la mujer adecuada. Puede que, en los años que hemos pasado juntos, pesara más la amistad y una convivencia poco problemática que el verdadero amor; y que su forma de abrirme los ojos, así, de repente, me haya pillado desprevenido dejándome KO. A mi me gusta vivir en pareja, y Cata ha sido mi segunda relación larga. La primera se truncó al regresar a mi pueblo, y es probable que ni siquiera la pueda considerar una relación, porque ninguno de los dos tenía claro qué iba a hacer con su vida en ese momento.


Si no tengo una mujer cerca me vuelvo loco, me descentro, trabajo de forma anárquica; salgo con los colegas de lunes a jueves y me busco rollos de fin de semana. Y no me sientan bien. Llega un momento en que las confundo y con todas acabo teniendo la misma rutina de: cena y polvo, polvo y película, copas y polvo, o polvo a secas. Me gusta la diversión pero ese plan no me parece nada romántico. Prefiero hornear muffins de chocolate y compartirlos con las trillizas mientras me cuentan sus aventuras un sábado por la tarde.



Foto: Marijo Grass



Una de las interioristas con las que he trabajado en los últimos meses, me confesaba el otro día que ha llegado un momento en su vida en que TODO, incluido el sexo, lo quiere de alquiler. Se justificaba diciendo que resulta más práctico y la libra de un montón de preocupaciones o disgustos, y más, con un trabajo que le apasiona y la obliga a estar siempre viajando. Ahora, en cuanto tiene unos días de asueto, se va a Jamaica y se alquila un rasta; “Rent a Rast” las llaman. Dice que allí es habitual, que el 60 % de las turistas que visitan la playa de Negril se pueden incluir en ese grupo. A mí me deprime que me cuente estas cosas porque me hace sentir de otro planeta, como si me hubiera quedado obsoleto o llevara un traje de hace tres temporadas; incluso que dedicarme al Arte Floral, aunque sea decorando hoteles de lujo, parezca impropio de un tío a quien le gusta despertar con una mujer al lado y sonreírle, y a ser posible que le resulte familiar.



Foto: Marijo Grass



Cata es espontánea, seductora e intuitiva. No puedo dejar de pensar en ella, aunque me gustaría. Creo que me quedaré en casa de Bea una semana, hasta que coja el primer avión que me aleje de aquí una temporada, gracias a mi nuevo trabajo. Estoy pensando en largarme con lo puesto, porque no me apetece regresar a casa, de momento. Bea dice que se me pasará pronto, con el ajetreo que me espera; que seguramente me enamoré de la imagen de mi mujer ideal y la proyecté sobre Cata. No estoy de acuerdo. Ella era mi musa, mi compañera, y estoy seguro que la voy a echar de menos. Tendré que leer a Jung y sus arquetipos de nuevo, a ver si consigo poner luz a todo esto.


En un arreglo floral sencillo puedes combinar dos o más tipos de plantas, pero hay flores que se aprecian mejor solas: como el iris, la flor de loto, la camelia o la rosa. Siempre vi a Cata como una de estas flores. Quizás ha llegado el momento de cambiar, y empezar a utilizar vegetales y frutas que refresquen mis anhelos; puede que así deje entrar aire fresco en mi vida y me vuelva a enamorar de una chica que aprecie a un hombre romántico, con lado femenino, o lo que sea.





Foto: Marijo Grass