29 de octubre de 2009

Los MUERTITOS, los SANTITOS y HALLOWEEN


Foto: Marijo Grass




Hace más de 20 años se estrenó en España una de las películas más taquilleras de los 80: Los cazafantasmas (Ghostbusters); un híbrido de comedia y ciencia ficción dirigida por Ivan Reitman que ocasionó la cola más larga sufrida desde E.T. Recuerdo el chasco que me llevé al llegar a la ventanilla en el instante en que ponían un cartel de COMPLETO.

Mis amigas se fueron a un parque cercano pero yo decidí disfrutar de un film en pantalla grande y, aquél contratiempo me permitió entrar sola en un cine por primera vez y descubrir “ Bajo el volcán”: adaptación cinematográfica que hizo John Huston de la magnífica novela de Malcolm Lowry que, en aquél momento, no había leído todavía.

No es que me pareciera una gran película, ni tenía en esa época el suficiente criterio para argumentarlo pero, aquella historia de amor intenso, trágico y complejo, que relataba el proceso de autodestrucción de un tipo— el excónsul británico en Cuernavaca— absolutamente alcoholizado, durante el Día de los Muertos de 1938, me impresionó. Años más tarde descubrí que muchos realizadores intentaron hacer una adaptación con la ayuda de escritores de prestigio como: Guillermo Cabrera Infante, García Márquez, Carlos Fuentes o Luis Buñuel; incluso actores de la talla de Jack Nicholson o Richard Burton suspiraban por el papel pero, fue Huston quien la llevó al cine con un soberbio Albert Finney interpretando a Geoffrey Firmin: ese gran personaje que tanto tenía del mismo Lowry, de su lucha contra los fantasmas que poblaban su cerebro en ese descenso a los infiernos donde él buscaba el ideal humano.

Una vez en casa una extraña intuición me llevó directamente a curiosear en la biblioteca de mi padre y, allí encontré la novela, que me leí de un tirón ese mismo fin de semana.

Recuerdo el interés que me despertó la celebración que hacían los mexicanos el Día de los Muertos y, no sé si, una vez más, la casualidad o el destino hizo que mi primera visita al DF, muchos años después, coincidiera con esa fiesta tan especial.

Se trataba de un viaje de trabajo y, los anfitriones decidieron agasajarnos con una calaverita de chocolate con nuestro nombre impreso en azúcar. A mí me encantó el detalle y no tardé en zampármela en un par de bocados pero, otros invitados recién llegados de Polonia se lo tomaron como un insulto o un yuyu malo; supongo que por nuestro peculiar oscurantismo católico, que ha llenado de terror las mentes de los fieles que esperan su justo castigo como pecadores el Día del Juicio Final.

Para los mexicanos, esta tradición azteca que, con la llegada de los españoles se combinó con el rito cristiano— actualmente declarada por la UNESCO: Patrimonio de la Humanidad—, es una oportunidad para venerar a sus muertos y ofrecerles alimentos, flores y algunos de sus objetos, porque los seres queridos regresarán ese día para gozar y compartir con ellos. Dicen que la fiesta es para la gente que se adelantó y, el culto a la muerte se hace con alegría y con respeto, no con miedo.

Tampoco he olvidado una suculenta comida en un restaurante, en las inmediaciones de la Plaza de Santo Domingo, donde tenían— además de una zona con un altar enorme lleno de ofrendas para los difuntos—, tres mesas reservadas para ellos con figuras de esqueletos de cartón, tamaño natural, sentados en las sillas y con el plato puesto con: mole rojo y verde, dulce de calabaza, tamales, pan de muerto, un par de botellas de tequila y algunos cigarros.




Foto: Marijo Grass



El 1 de noviembre se celebra la fiesta de Todos los Santos en la que se venera a aquellos que gozaron de una vida ejemplar, además de los niños difuntos.
El 2 de noviembre es el Día de los Muertos: el gran momento festivo que reúne a las familias dedicadas durante horas a arreglar esos altares que, según la tradición, deben organizarse en 7 niveles que representan los que debe pasar el alma del muerto para alcanzar el descanso.

Los escaparates de las tiendas también compiten por mostrar el retablo perfecto, igual que hacen aquí con el Belén Navideño. Un colega me dijo que debían estar presentes los 4 elementos de la naturaleza: el aire, con el papel picado; el agua; el fuego con las velas para alumbrar el camino de los muertos y la tierra, representada por frutos variados. A mí todo aquello me gustó tanto como la cantidad de pequeñas imprentas que descubrí más tarde en lo que llaman el Portal de los Evangelistas, a un lado de la plaza, con sus escribanos dispuestos a redactar cartas de amor, trabajo, recomendación o duelo.

En mi segundo viaje a la capital regresé otra vez al Zócalo. Durante un paseo por el casco histórico comprobé que aquella plaza y sus aledaños se había convertido en el lugar idóneo para comprar documentos falsos: desde títulos universitarios a certificados oficiales pasando por actas de nacimiento o facturas del supermercado.

En ESPAÑA, el Día de Todos los Santos se venera a los que no tienen una fecha propia en el calendario litúrgico. También se realizan visitas a los cementerios para honrar a los seres queridos adornando su morada para que no caigan en el olvido. Yo lo recuerdo en mi infancia como algo jaranero; nos llevaban a merendar al cementerio cargados de crisantemos y allí pasábamos la tarde correteando entre las tumbas con otros niños del pueblo.




Foto: Marijo Grass Instalación www.somosclicks.org



Cuando llegué a Cataluña conocí la tradición de la CASTANYADA: una fiesta que también reúne a familias y amigos en la que se comen castañas asadas, deliciosos panellets, boniatos y frutas confitadas; todo regado con Moscatel.




Foto: Marijo Grass




Existen infinidad de historias en torno a esta costumbre. Una de ellas se remonta a la Edad Media, cuando sonaban las campanas de todas las parroquias para venerar a los muertos y el campanero comía este fruto de otoño para recuperarse del esfuerzo; los parientes y allegados se sumaban para ayudar en la tarea y compartir la noche de difuntos alrededor del fuego.

La tradicional figura de la castañera, que hasta no hace mucho era la reina de la fiesta en las escuelas— ahora entregadas a la festividad anglosajona de Halloween—, no aparece hasta finales del s.XVIII, cuando las mujeres empiezan a vender las castañas en los puestos callejeros.




Foto: Marijo Grass



Ayer leí una crónica de Monterrey en un diario on line mexicano donde aseguran que:

“ Las instituciones educativas han ayudado a rescatar los rituales del Día de los Muertos desplazando al fin la costumbre norteamericana de Halloween que, en los 70 y 80, casi acaba con ello”.

Esto lo expone un especialista en culturas populares pero en otro artículo lo contradicen desde Cabo San Lucas recogiendo las impresiones de los estudiantes:

“ Se festeja más Halloween. Muy poca gente pone ofrendas en sus casas; ya no hacen lo mismo que antes; se prefiere la diversión de Halloween y disfrazarte de personajes de films de terror”. Y otro añade: “ Como adolescentes creo que vamos perdiendo las tradiciones porque nos gusta más el relajo”




Foto: Marijo Grass



El HALLOWEEN actual poco tiene que ver con sus orígenes: la noche de brujas celebrada por los Celtas hace 3000 años.
Se celebra el 31 de octubre con fuego, luces o linternas para ahuyentar los espíritus malos que aparecen en la oscuridad. Resulta que la tradición de “trick or treat” proviene de la persecución de los protestantes a los católicos en la Inglaterra del s.XVI al XVIII en la que, ocultos tras sus máscaras, los visitaban — por el intento de asesinato al rey Jaime I, que era protestante—, exigiendo cerveza y pasteles y entonando lo de”trick or treat”. Fueron los colonos que llegaron a América que se llevaron la costumbre y, los americanos los que han integrado todas las tradiciones olvidadas en Europa creando su propia fiesta de Halloween, que ahora nos venden de nuevo con toda su artillería publicitaria bien orquestada.




Foto: Marijo Grass


Y, por eso, en el colegio de mi hija ya no hacen panellets este día— aunque los sigamos preparando en casa o los compremos en la pastelería—, ni una profesora voluntaria se disfraza de castañera y, sólo los viejos acuden al cementerio.

Ahora todas las niñas se visten de brujas y quieren su escoba, su calabaza y su sombrero; e insisten en que les compres chuches para jugar en la escalera de vecinos a “truco o trato”.




Foto: Marijo Grass



Y, ¿tú qué celebras: los MUERTITOS, los SANTITOS o HALLOWEEN?




Intento añadir un par de videos ilustrativos pero parece que San Blogger no me deja por algún extraño motivo que desconozco. Deben ser los fantasmas de los muertitos o algo gastándome una broma. En fin, copio el enlace, que de otra manera tampoco puedo






22 de octubre de 2009

Comer SANO ES Comer BIEN

Foto: Marijo Grass


Esta mañana, de camino al colegio y como cada miércoles desde que empezó el curso, mi hija lo ha vuelto a pedir.


—Mami, ¿puedes decírselo a Ramona?
—¿Estás segura? ¡Hoy dan helado de postre!
—Jo, mami, ya lo sé pero, es que hoy toca macarrones. Y tú sabes que con esos macarrones no puedo.
—¿Te acuerdas cómo se puso la semana pasada? Al final va a pensar que eres una niña caprichosa y yo una mala madre que te consiente todo.
—Mamiiiii, que yo me como la verdura y la ensalada que no quiere nadie pero, a esos macarrones le ponen una salsa asquerosa y, tienen mucha grasa y, no puedo; y de segundo hay hamburguesa. De verdad, mami, que NO, que luego me duele la barriga; ¿por qué no vienes un día al comedor y los pruebas?
—Vale, vale. Se lo digo, pero tendrás régimen hasta el viernes, que ya sabes que si lo pido te lo dan tres días seguidos.
—¡Qué bien!

Esto así, sin más, resulta sorprendente: una niña de nueve años— con una figura estilizada y atlética por la que muchas venderíamos nuestra alma al diablo—, prefiere un plato de arroz con pollo y una manzana a unos macarrones con carne, hamburguesa y una tarrina de helado, de las que NO saben a helado.

Las madres de sus amigas me señalarán como culpable del desorden alimenticio-emocional que muestra mi hija quien, por voluntad propia, renuncia al menú que triunfa en el comedor escolar; aunque lo que le pesa es la sobredosis de colesterol que le produce malestar estomacal; pero las cosas no son lo que parecen, o a mí me parece que no parecen lo que son.


Hace una semana, Ramona me recibió de esta guisa:

—¿Otra vez la tienes mala de la barriga?— interroga, con un tono de censura mezclado con manifiesta desaprobación.
— Bueno, algo así— le respondo, sin intención de ampliar el discurso que justifique por qué solicito que le den menú de régimen en el colegio. Además, ¡a ella qué más le da! Su trabajo consiste en apuntar las incidencias. No sé por qué le preocupa que la niña prefiera arroz hervido a un plato de macarrones. ¡Si me van a cobrar lo mismo por el menú!
—Y, ¿qué le ha dicho el pediatra?, ¿ le parece normal que le duela tanto la barriga? ¿No será que tiene cuento?, para no comer, me refiero.
—Mi hija come de maravilla, pero está acostumbrada a platos más ligeros. El pediatra dice que jamás había tratado tantos niños con desórdenes alimenticios o sobrepeso como en los últimos años y que es una suerte que se haya acostumbrado a comer sano.
—¡A todos los niños les encanta la comida que ponemos! Si hay madres que me dicen que en casa ni la prueban… y aquí quieren repetir.
—Siempre hay excepciones; mi hija debe ser una de ellas.
—Y, ¿a usted le parece normal poner a régimen a una niña tan flaca?—. No es que mi hija esté flaca, es que a ella le sobran unos veinte kilos y supongo que eso altera un poco la percepción de la gordura.
—Oiga, yo no he puesto a régimen a mi hija, entre otras cosas porque no lo necesita; pero está acostumbrada a comidas más ligeras porque tiene el estómago delicado y, si no le sientan bien los macarrones con esa salsa tan pesada, pues le da arroz hervido y sanseacabó. No veo dónde está el problema. Además, no le estoy pidiendo nada especial; apunte a mi hija en la lista de niños enfermos y ya está.
—¡Pero su hija no está enferma!, que yo la veo en el patio saltando a la cuerda y dando volteretas. ¡Eso es!, seguro que lo que le sientan mal son las volteretas que da en el patio después de comer y usted le echa la culpa a los macarrones, que todos se comen la mar de bien…
—Bueno, pues a ella la enferman; así que tiene todo el derecho a estar en esa lista.
—¡En mi vida he visto nada semejante! Convencer a su hija que está enferma, luego no se queje si a los quince se hace anoréxica.
—Oiga que yo no…



Foto: Marijo Grass


Esta es una típica conversación entre besugos, porque desde que los miércoles se han convertido en el día de los macarrones y la hamburguesa, me empiezo a parecer a Mrs. Moley, y Ramona a Groucho Marx; y lo peor del caso es que debería ser al revés:

Mrs. MoleyEsto ya me lo contó ayer.
GrouchoYa lo sé, pero me dejé una coma.


Es evidente que ha conseguido sacarme de quicio. Me empiezo a preguntar por qué interpreto a un besugo cuando lo único que debería hacer Ramona es apuntar el nombre de mi hija y al lado: régimen, ¡y ya está! Me está entrando el complejo de madre coraje a lo Belén Esteban con su “andreítacoñocómeteelpollo”, pero esta vez es:

” Le da usted el pollo a mi Andreíta o le monto la de San Blas y le traigo a la prensa, que se van a enterar porque MI HIJA ES LO MÁS GRANDE QUE TENGO, y yo, por mi hija, MATO!”

Foto: Marijo Grass


Me fastidia que después de tanta campaña institucional para acostumbrar a los niños a la comida sana y reducir el porcentaje de obesidad infantil— que ya está por el 1-4 según parece—, tenga que justificar que a la niña le sientan mejor los espaguetis con aceite de oliva y unas briznas de parmiggiano o el pescado a la plancha con una picada de ajete y perejil.

Ayer mismo escuché a una madre, al salir de la piscina, que una investigadora de la Universidad de Navarra había enviado una propuesta al Ministerio de Sanidad para que suban los impuestos a la comida rápida y se apliquen subvenciones a la dieta mediterránea porque, estando como está la economía, los Mc Donalds y Burger King están haciendo el agosto todo el año. Y ya sabéis que soy una auténtica seguidora de todo tipo de estudios o propuestas rocambolescas que se realicen en las Universidades de aquí a Kuala Lumpur…


En fin, que no es que yo esté obsesionada, más bien se trata de herencia familiar. Mis padres, siempre adelantados a su tiempo, predicaban con el ejemplo. Recuerdo perfectamente a mi mamá inventando personajes que nos invitaran a comer sano: como “Vista de águila”, que se ponía morado de zanahorias, que mejoraban la vista y tenían vitamina D: la mejor para desarrollar superpoderes. Supongo que el organismo se acostumbra y se repiten los patrones. Ahora mi hija prefiere una tortilla con tomatitos cherry o palitos de pepino a una hamburguesa con patatas.

—Que sepas que tu niña intercambia las albóndigas por la ensalada con Pedrito. Ambos están encantados con el trueque porque aquí no se levanta nadie hasta que ha terminado de comer— me decía la cocinera de educación infantil cuando tenía cuatro años—. ¡Es lo más raro que he visto nunca en un niño de esa edad: ¡cambiar la carne por un trozo de lechuga!
—Pues estoy segura que dejará de serlo— le respondo con total convencimiento—. En la próxima década el menú de los pequeños será BIO, todos reciclaremos la basura y dejaremos de considerar lo ajeno mejor que lo nuestro; por algo nos gastamos un dineral en exportar nuestra deliciosa gastronomía y triunfamos en el mundo deportivo. Hasta se extinguirá la familia Bush y los americanos acabarán teniendo un presidente negro… o hispano. ¿Qué te apuestas?
—¡Anda ya! Lo de la comida tiene que cambiar, que hay muchos niños con sobrepeso, pero no es la que les damos aquí sino la bollería industrial que les compran cuando salen del colegio…Pero lo del presidente negro, jajaja. ¡Eso no lo verán ni mis nietos!


¡Pero qué clarividencia!, si yo anticipé el futuro con un lustro de antelación. Deberían felicitarme y todo… Y pensar que Rappel y la bruja Lola se han forrado prediciendo memeces que eran vox populi antes que ellos las convirtieran en predicción; como que a Lady Di le ponía los cuernos el soso del príncipe Carlos con una señora sin el más mínimo glamour. Esto si que es agua pasada porque al final se convirtió en tragedia de proyección planetaria; la guapa perdió la vida huyendo de los paparazzis y se ganó la inmortalidad mediática; y la fea se quedó con el príncipe, que por algo era tan feo como ella; y a mí, que siempre me pareció un adefesio sin pizca de gracia me empieza a gustar y todo, después de probar unas galletas buenísimas que me han hecho descubrir su imperio alimenticio; y ahora resulta que ha ampliado el negocio con otra guapa celebridad elaborando más productos macrobióticos.



Foto: Marijo Grass


La supermodelo-actriz- productora Liz Hurley, casada, o quizás ya no, con un riquísimo y auténtico Marahá de la India, está a partir un piñón con Carlitos: “ Su Alteza Real, el príncipe de Gales, es una inspiración para mí…”— apuntaba orgullosa, subida a unos tacones de vértigo durante la presentación. Parece que: “ han unido sus esfuerzos lanzando al mercado una nueva línea de comida orgánica, saludable y moderna”. ¿Moderna?, ¿desde cuando la comida inglesa es moderna? Duchy Originals: delicious organic meats, Biscuits and desserts, que es la marca principesca, lo es; elabora comida moderna con los cerdos, vacas y gallinas que tiene la Hurley en sus 400 hectáreas de Gloucesterhire.



Foto: Marijo Grass


La noticia que, para variar, he leído mientras pelaba cebollas en un diario antiguo desata mi curiosidad de inmediato y me obliga a buscar información en su web, donde descubro las excelencias del negocio y el príncipe insulso empieza a caerme bien; porque no es asunto real involucrarse en un modo de vida saludable, que también. Lo más importante es su compromiso con el medio ambiente y sus obras de caridad y, por encima de todo, la demostración de que con ideas brillantes puedes triunfar; y no es su condición de príncipe sino su astucia empresarial :

“ Sometimes the simplest ideas can have a profound effect”— apunta en su declaración de intenciones

Y yo reafirmo mi postura ante la censura semanal de Ramona:

—Querida, ¡comer sano es comer bien!



Foto: Marijo Grass


Por cierto, las cebollas asadas al horno con piel y después laminadas y con aliño de: aceite de oliva, jugo de lima o limón y una pizca de sal, pimienta y orégano, resultan una deliciosa guarnición.

BON PROFIT!

15 de octubre de 2009

MURAKAMI´S WORK



Foto: Inma Grass


En una de sus célebres y escasas declaraciones, Murakami, el escritor— no el que ha estampado flores en los bolsos de Louis Vuitton—, afirmaba:

“ Las cosas que se pueden comprar con dinero es mejor comprarlas sin pensar demasiado si ganas o pierdes. Es mejor ahorrar las energías para aquellas cosas que no pueden comprarse con dinero”

— Cielo, no te preocupes y piensa que estamos bien, sólo nos han robado. Ya lo recuperaremos— dice mi novio, que es un amor.
— Joer, ya lo sé, y no me importa el móvil, la cámara y todo lo demás pero, la libreta noooo, ¡eso no puedo perderloooo!— replico con una extraña mezcla de cabreo y confusión.


Acto seguido, antes de anular el teléfono, mi novio llama a los ladrones a mi móvil y les deja un mensaje: “ Tíos, necesitamos recuperar la libreta, ¡es muy importante! Os doy pasta, quedaros con lo demás pero necesitamos la libreta…Llamad a este número, por favor”



Foto: Marijo Grass

Me siento tan conmovida, ¡esto es un novio de verdad!, enfrentándose a unos delincuentes que roban en los parkings mientras te entretienen con alguna sandez.

El gesto hace que gane un montón de puntos de repente— de eso entendemos mucho las mujeres—, y que empiece a desdramatizar la situación y olvide la pasta que nos va a costar la broma porque en ese bolso iba media vida, aunque lo único que lamento de verdad son las ideas perdidas. ¡Qué gran confusión! Intento visualizar en mi cabeza los últimos diálogos y tramas manuscritas. A lo mejor debería aparcar esa historia…¡A lo mejor es una señal!

Cuando se lo cuento a Sele por la noche exclama:

— Ay, mami, tú lo que nesesitas es un despojo porque, primero lo del coche y ahora esto parese cosa de brujería. ¿Quieres que te envíe un Babalao buenísimo que anda por aquí estos días?

Selene es como una hermana de corazón; nuestras hijas juegan a peluqueras con las Barbies e imitan a las protagonistas de la serie australiana H2O, que son sirenas y tienen poderes sobrenaturales; ella me inspiró un personaje de mi primera novela. Unas semanas atrás le comuniqué que un amigo común— que conocimos hace un par de años en un concierto de latinjazz—, había estrellado mi coche. Por fortuna él está entero; y yo he recuperado la bicicleta que contamina menos.

—Me parece que ya he tenido bastante despojo. Lo que necesito es un amarre para lo que me queda; empezar otra historia y olvidarme del asunto.
— Claro que sí, mi amol; pero sigo pensando que deberías haser una limpiesa.

Entonces aparecen en mi cabeza las declaraciones de Murakami, el escritor, no el artista de anime a quien el Guggenheim le ha dedicado este año una interesante exposición.

“ El destino es algo que se debe mirar volviéndose hacia atrás, no algo que debería saberse de antemano”



Foto: Marijo Grass

Tiene usted razón, señor Haruki, si recuerdo el despiste del que hacía gala cuando se produjo el hurto diría que lo llevaba escrito en la cara: “ Aquí una mema, soy amable contigo; mientras tanto tu amigo me puede robar el bolso”.

Olvidado el mal trago, después de esperar cuatro horas en la calle a un cerrajero de guardia en mitad del puente de la Hispanidad, empiezo a cuestionarme cómo una simple anécdota puede cambiar tu vida, tus relaciones, tu percepción del mundo o tu trabajo de creación y, como tengo a Murakami entre manos, continúo leyendo con atención:

“ Decidí ser escritor el 1 de abril de 1978 a las 13:30 h.”

Siempre me ha fascinado descubrir los motivos que invitan a la gente a hacer lo que hace y, esta declaración tan precisa como un story line merece toda mi atención. Necesito detalles: qué ocurrió ese día, a esa hora, dónde y con quién…
Wikipedia se encarga de despejar la incógnita:

“…Tuvo la revelación de que quería dedicarse a escribir mientras veía un partido de béisbol. Durante una jugada clave, en el instante preciso en que un jugador de los Yakult Swallows bateaba un home run a los Hiroshima Carp”.

“No tenía a nadie que me enseñase a escribir— apunta el autor—, así que tuve que basarme en lo que sabía, que por entonces era la música…”



Google Images

Yo no decidí empezar a escribir— aunque en los últimos tiempos sueñe con ello a diario—, y mis conocimientos giran en torno a la fotografía, el cine y el arte, en general. Unos cuantos amigos habían sembrado esa idea en mi cabeza con cierta insistencia y, recuerdo bien en qué momento se fraguó mi primera novela…

Un viernes de invierno con lluvia ligera, un fallo en la conexión telefónica me dejó sin ADSL, así que me planté en el bar de la esquina dispuesta a consultar mi correo. Me senté con un café al final de la estancia: un lugar bastante acogedor iluminado por una tenue luz cálida, frecuentado por estudiantes y oficinistas desde primera hora de la mañana. Al cabo de un rato un ligero cansancio me obligó a pedir una segunda taza; la lectura de Tokio Blues (Norwegian Wood) me había mantenido despierta hasta la madrugada; en ese momento empezó a sonar en mi portátil Monsoon, de Tokio Hotel. La aparición de la camarera me obligó a apartar la vista de la pantalla descubriendo a un grupo de adolescentes que charlaba de sus cosas mientras desayunaba.



Foto: Marijo Grass

Sin dejar de escuchar la música empecé a observar sus gestos y, no pude evitar que en mi mente apareciera mi vida pasada: instantáneas de otra época donde enfocaba rostros y situaciones que podía describir con precisión fotográfica, pero no era capaz de poner nombre y apellidos a muchos compañeros con los que compartí aula; ni siquiera confirmar si todo aquello que imaginaba como propio había formado parte de mi “leyenda personal”, como apunta Paulo Coelho.

En medio de ese mar de recuerdos me sorprendió una voz desde el fondo de mi cabeza. Era una voz irónica y divertida; me explicaba una historia con unos personajes que no identificaba pero reconocía, en las mujeres que luchan a diario por ser ellas mismas. Aquella voz me sedujo de inmediato; sin pensarlo demasiado abrí un documento nuevo y, completamente cautivada por su elocuencia, empecé a transcribirla.

Me fui de aquél lugar con diez páginas y una sonrisa. No sabía si aquella voz o su dueño volverían. Afortunadamente se quedó conmigo y desde entonces le rindo pleitesía.

El sábado me robaron el bolso con la libreta que contenía la última parte de mi segunda novela. En general siempre llevo una conmigo donde voy escribiendo lo que me sugieren las imágenes que me hacen tirar del hilo y los diálogos que brotan en mi cabeza en el momento y lugar menos adecuado. Me gustan con espiral y hojas blancas, como las que venden en MUJI, pero en esta ocasión mi cuaderno era un diseño del otro Murakami, exitoso artista e ilustrador. La compré en el Museo Guggengheim de Bilbao después de visitar su exposición. Allí me sorprendió el llanto de una niña al despertar de un sueño reparador que, al encontrarse de pronto frente a uno de sus simpáticos diseños cambió el llanto por la risa, presa de la emoción.


Foto: Marijo Grass


Y entonces reconocí tras mi cámara su éxito arrollador:

“ Me hice artista al ver de niño un cuadro de Goya con un monstruo que se comía a una persona y que me creó mucho trauma. Desde entonces quiero tener como público a los niños”— declaraba el autor.


Google Images



Me ha encantado reunir a dos célebres Murakami´s por obra y gracia del destino: el que según Haruki no hay que saber de antemano y, gracias a Takashi y sus animes enanos decido escuchar al que habita en mi cabeza para que siga dictándome historias que arranquen una gran sonrisa a mis futuras lectoras.



Foto: Marijo Grass. Fragmento obra de Murakami.


Este semana los medios de comunicación no han dejado de exponer las estadísticas en los informativos diarios: 80.000 hurtos al año en Cataluña. Un robo cada 7 minutos en el centro de Barcelona. ¡Ala!, ¡ya formo parte de la estadística!

FUCKING ROBBERS!

8 de octubre de 2009

Las chicas M&M´s

Foto: Marijo Grass


—Puesss, mira, yo quiero la ensalada de brotes verdes con frutos del bosque, una ración de provoleta, otra de tomates verdes fritos, una tapa de humus y, de segundo, los escalopines a la pimienta con arroz basmati.
—Y, ¿para usted?
—A mí me traes el lomo de salmón con eneldo en papillotte.
—¿Algo más?
—Una botella de Perro Verde, bien frío, gracias.
—Ay, cari, ¿tú has probado este vino? ¡Con ese nombre!
—No te preocupes que no está mal: es un Verdejo BBB
—¿Cómo?
—Bueno, Bonito y Balato.
—¡Ah!
—Oye, pero, ¿tú no estabas a dieta? No veas cómo te vas a poner.
—¡Aiing!, ya lo sé, pero es que me tengo que pegar un homenaje.
—¿Y eso?
—Tengo que celebrar que me he librado de Katia.
—Te pasas la vida celebrando, así no vas a conseguir nada con la dieta. Mmn, ¿quién es Katia?
—La rubia aquella de ricitos de oro superborde. Se supone que era mi jefa en la promotora de eventos. Estaba en la fiesta que organizamos en julio por lo de la moda urbana: The Brandery; controlando la lista de invitados y robándole el protagonismo a los VIP. ¿No la viste? Sólo le faltaba un tatuaje tan visible como el de Melanie Griffith con la leyenda: “qué guapa que soy, qué tipo que tengo y qué bien que estoy” y, “todas las top models que circulan por aquí no me llegan a la suela del taconazo porque soy más lista que Sharon Stone con 25 años menos”.


Foto: Marijo Grass


—Creía que te llevabas bien con ella. Además, ese me parece un buen mantra para mantener la autoestima a flote.
—¡Qué va! Menuda Marisabidilla. Y yo que pensaba que podíamos ser amigas, ¡ja!, es de lo peor; ¡si me hizo creer que era la directora de producción!, y ¡me robó un proyecto!
—¡Desembucha!, y prueba el Perro Verde que está fresquito.
—Pues resulta que la tía iba de guays, y el día que me llamaron de la productora me recibió ella; tengo que reconocer que con mucha amabilidad, así, en plan enrrollada, y yo pensé: ¡qué amor de jefa me ha tocado! Bueno, empezó a explicarme como trabajaban; me soltó el discursito de fidelidad a la empresa, de confidencialidad con los datos de los VIP, que de eso se encargaba ella, y bla bla bla. Después me invitó a tomar un café en el bar de la esquina y acabó contándome cosas de su ex, de su mascarilla para el pelo— que se la hacía ella mezclando potingues—, y de lo ideal que era la tapicería nueva de su sofá, que ya no parecía de IKEA porque ella era un “as” customizando y ahora podría pasar por uno de Roche Bubois. Reconozco que me extrañó porque una jefa no te invita el primer día a café, ni te cuenta su vida amorosa ni demás asuntos domésticos que ni te van ni te vienen; eso lo hacen las amigas. Así que pensé que me estaba otorgando un trato de favor, no sé, que quería ser colega o algo; que le gustó la pinta que llevaba…
—¿Qué llevabas?
—Nada extraordinario, el vestidito tipo Baby Doll con blondas que me compré en un outlet de Gracia.
—¿El azul con lazadas y una caída estupenda que te hace tipazo?
—Ese, pues nada, me llevé toda la documentación y le dije que en un par de días tendría el programa resuelto y la confirmación de los músicos y, como me vio espabilada, con buenas ideas y una agenda de contactos importante, me pidió que le trajera una propuesta de actividades para toda la temporada en uno de los hoteles de lujo con los que YO había establecido contacto. Me pasé tres días haciendo llamadas y redactando un proyecto que podría interesar a más hoteles de esa categoría porque tienen unos espacios increíbles y superdesaprovechados, incluidas las terrazas, donde se pueden montar saraos de todo tipo y rentabilizarlos y, cuando le presento el pollo completo me suelta que lo estudiará con calma, que ya me dirá algo y que, de momento, consiga mucha gente para la fiesta, que ella me pagará un porcentaje por mi lista de invitados.
—Bueno, eso es más o menos habitual…
—Sí, pero antes de irme se dedicó a poner de vuelta y media al resto de personal contratado para la ocasión, tratándolos de ineptos, chapuzas y mediocres y, que si ella era supercreativa y con semejante pandilla de palurdos era imposible trabajar y lindezas por el estilo.
—Eso ya no me parece habitual; apesta.
—Entonces empecé a desconfiar, porque pensaba que era una tía simpática y eficaz; tan estupenda que por eso le daba miedo a la gente.
—La discreción es una virtud en vías de extinción en nuestros tiempos.


Foto: Marijo Grass


— Pero ahí no acaba la cosa...
— No se vayan todavía, ¡aún hay más!, jajaja. ¿qué te hizo esa loba? ¡Hips!, ay, perdón.



Foto: Marijo Grass


— Oye, te estás poniendo fina con el vinito este. A ver si acabas verde como el increíble Hulk.
— Es para ahogar tus penas. No se me ocurre nada mejor que dar sorbos a mi copita mientras me ilustras con los detalles…
— Pues resulta que me dejé el móvil en el despacho y, ya estaba a punto de coger el metro pero tuve que regresar corriendo a buscarlo; y Montse, la de recepción, me dejó entrar a cogerlo porque ya habíamos hecho migas y la otra estaba reunida con el gran jefe.
— ¿Y qué?
— Pues que me encontré la puerta medio abierta y escuché la conversación.
— Anda que ¡tú también eres un rato cotilla!
— Pero, ¡qué cotilla ni qué leches! La muy zorra estaba largando al director mis ideas como si fueran suyas, y como tiene esa labia parecían la ostia de buenas; hasta que escuché mis palabras en su boca y, el jefazo, que seguro iba encocao a esas horas, entusiasmado, poniéndole medallas y repasando su escote.
— ¡Menuda zorra!
— ¿ Zorra? Y una yonqui del control; y pedante, embustera, sabihonda y una arpía de primera; y, encima, la habían contratado como a los demás, o sea por evento, solo que a ella le había tocado hacer acto de presencia en la oficina para que hubiera alguien al teléfono atendiendo a las empresas que nos facilitaban los equipos, el catering y todo lo demás pero, al final, la han echado, ¡a la puta calle!
— Pues, menos mal.
— Todo porque el otro día se quiso hacer la importante en el cóctel del Hotel Arts y no dejó entrar a un tío que se parecía a Dany de Vitto; resulta que era un famoso crítico de moda inglés que había invitado la organización y ella no tenía su nombre en la lista. El tipo le dijo quién era y, ni se molestó en averiguarlo, se lo quitó de encima de mala manera…
— Si hubiera sido un tío bueno seguro que hace una excepción.
— Pues firmó su sentencia por lerda porque la enviaron a su casa antes de que acabara la fiesta.
— Joer, cómo está el patio, pero yo creo que a esas les ves el plumero enseguida, no como a las Mosquitas Muertas, que parece que no han roto un plato en su vida; siempre están la mar de dispuestas, hablando bajito y sin mirarte a los ojos y, después, te clavan el puñal por la espalda cuando menos te lo esperas. Yo tengo una tía en Buenos Aires que siempre dice:

“ Ojito con las mansas, que las bravas se ven venir”

—¡Qué razón tiene tu tía!



Foto: Marijo Grass


— Precisamente me llamó Marta anoche hecha una furia para preguntarme si Angelito, el segurata que curra en los estudios, le podía dar un susto a una administrativa de su departamento.
— Qué Angelito, ¿el que da clases de salsa en el Mojito?
— No, mujer, el negrón que vigila de noche los platós donde hacemos los casting. ¿No te acuerdas del gorila que te dejó entrar cuando viniste a buscarme a las 2 de la mañana?
— ¿El que me pidió que le regalara el paquete de tabaco para pasar la noche?
— Ese.
— ¡Qué cabrón!, porque daba miedo el tío si no de qué le voy a dar yo mi tabaco.
— Bueno, el tema es que Marta ha tenido una nueva compañera desde hace seis meses; de esas de aspecto virginal que hablan poco, se relacionan menos y acaban por dar lástima porque nadie les propone que se vayan a desayunar juntas; y a Marta, que ya sabes el carácter que tiene, siempre haciendo bromas y colegueando con todos, le salió la vena samaritana y empezó a invitarla a café para que se integrara un poco con el resto de la gente. Entonces la MM le devolvió el favor intentando complacerla: le daba la razón en todo, se ponía de su parte cuando tenían bronca en la oficina y, cuando Marta empezó a tener su crisis con Antonio, con la madre mala y todo ese follón, se ofreció a ayudarla, a acabar algún encargo y cosas aparentemente sin demasiada importancia.
— Vamos, de esas modestitas que te adulan todo el rato y acabas sintiéndote culpable de que no tengan novio, ni amigos, ni gusto para vestirse ni na.
— Pues sí, pero cuando Marta se pidió la baja hace un par de semanas para ocuparse de su madre, porque la iban a operar, la otra no ha perdido el tiempo y, con el rollito de sacarle curro de encima, se lo ha montado tan bien que a su jefe le parece ahora que Marta sobra, que su trabajo lo puede asumir la Mosquita Muerta y él no está dispuesto a sufragar los problemas familiares que tenga, aunque sea una tía leal a la empresa, con cinco años de antigüedad y supereficaz.
— ¿Le ha robado el curro?
— No solo eso, casi le roba a Antonio también.
— Joderrrr, menudo zorrón.
— No lo sabes tú bien. Aprovechando que Marta estaba en el hospital llamaba por la noche a su casa con la excusa de contarle algo del trabajo pero, lo que quería era tirarle los trastos a Antonio; así, muy sutil ella, dando pena, como Anne Baxter haciendo de Eva Harrington en
Eva al desnudo (All about Eve) de Joseph Mankiewicz: un ejemplo sobresaliente de Mosquita Muerta. Bueno, la menda empezó a llamar a Antonio al móvil hasta que el otro día consiguió quedar con él; y tú sabes lo simples que son los tíos para esas cosas, que no ven a estas zorras ni con gafas de aumento. Pues al final pasó, bueno casi.
— ¿Qué pasó?
— Que Antonio acabó cenando en su casa; y la cosa no superó la etapa del besuqueo porque lo llamó Marta, que la había parado la poli al salir del hospital y, como se había tomado un par de cervezas esperando las pruebas de su madre, le había salido positiva la alcoholemia y todo eso.
— Y, ¿cómo se enteró?
— Se lo contó él ayer. Como estaban en crisis…
— ¡Qué fuerte! Uff, ya no te puedes fiar ni de las compis de la oficina.
— De las de ese tipo NO; ni Mosquitas Muertas ni Marisabidillas.
—¡Aing!, llevamos toda la tarde de cotilleo gracias a las chicas M&M´s, jaja.
— Tranquila, que he leído en el COSMO de este mes que cotillear alivia el estrés y levanta el ánimo.
— Y tanto.


Foto: Marijo Grass


— Lo avala un estudio de la Universidad de Michigan; y tú sabes que yo creo firmemente en el rigor de las investigaciones académicas. Dice que el chismorreo te acerca emocionalmente a tus amigas, lo que eleva el nivel de progesterona; y que es un remedio más efectivo que ir de compras, que solo desestresa a un 25% de las chicas frente al 43% de las que lo superan durmiendo a pierna suelta.
— Pues yo voto por sumar todas esas cosas: seguimos cotilleando, después nos vamos de compras y esta noche dormiremos como marmotas la mar de desestresadas.
— Buena idea, ¿por dónde empezamos?
— Por comprar el Qué me dices para rajar de las famosas, y luego nos vamos al Zara del Paseo de Gracia.
— Uff, a Zara no, que siempre hay atascos en las cajas y encima todas se llevan lo mismo, y luego sales por la noche y parece que te hayas puesto el uniforme.
— Okeiss, a Zara hoy no, pero luego me acompañas al KGB que hay una fiesta de una marca de zapatillas estilosas y tengo que averiguar cómo se lo monta la competencia, y de paso controlar sus patrocinadores.
— Vale. Let´s go.



Foto: Marijo Grass


Este relato está dedicado a Claire, que me recordó el personaje de la Marisabidilla y le prometí escribir algo en su honor.

1 de octubre de 2009

MEME BBO SONG SUMMER 2009

Foto: Marijo Grass


— Ay, Simone, ¡si a mí me horrorizan las canciones del verano! Yo crecí en el campo escuchando en la radio a Georgie Dann!; y que conste que no le quito el mérito porque, dar el pelotazo cada año, durante décadas, en el pop, no lo consigue cualquiera.
— Ya sabes que no hay obligación ni cargo de conciencia alguno.
— Bueno, mira, me llevo el MEME porque es un click de Famobil preparando una barbacoa, así puedo ampliar el personal en mi cocina y, de paso, añado el personaje a mi colección. Entonces, ¿cuál es el plan?





— Primero debes elegir la que, a tu juicio, ha sido la canción del verano.
— Me parece que este año no hemos tenido una canción como Dios manda pero, si me guío por las veces que he escuchado a mi hija, como un vinilo rayado, supongo que SUMMER CAT, de Billy the vision and the dancers.
— También has de señalar el tema MÁS ODIOSO del verano 2009.
— Entonces debo conceder el honor a la banda sonora con la que me ha obsequiado mi vecino del 4º a diario: I KNOW YOU WANT ME, de ese tipo con nombre de perro especialista en degradar a las mujeres.
— Mejor no le damos más publicidad. El siguiente punto consiste en destacar la canción que haya representado o evoque tu verano personal…
— Ummm, ¡evocar mi verano…! pues, pinchando al SUPERHEROE, para que suene más veces y más fuerte que el mencionado perrángano.
¿SUPERHEROE?
— El MC de Torrejón. Un tipo que apuesta por hacer de la música algo útil, además de diversión. Un trovador de nuestro tiempo.
¡¡CHOJIN!!
— El mismo. Resulta sorprendente en su género. ÉL es un maestro con clase, comprometido con su trabajo y con la sociedad.
— Pues eso sí que es raro, un hip-hopero que no suelta tacos.
— Es escritor y poeta; y ostenta el record Guiness de más sílabas rapeadas en un minuto: 921.


Foto: Marijo Grass


— Si yo lo vi en la tele, en El show de los Records. Lo presentaba la que hacía antes el Tomate con Jorge Javier Vázquez. Un poco sosa para mi gusto. Se cargó toda la emoción. Y, encima, va y le pregunta ¡¡¡si era español!!
— ¡Es que esa chica tiene un arte!, o falta de interés, o habían enviado al paro a los guionistas. ¡Vete a saber!
— Lo curioso es que el juez que debía comprobar si pronunciaba bien las sílabas era un güiri con escaso conocimiento de nuestra lengua.
— Pero tiene gracia que fuera Carmen Alcayde la maestra de ceremonias; ella que ha pasado a la historia encumbrando, en aquél programa de sobremesa, a todos los que CHOJIN denuncia en “Grito”, así: “ Estoy harto…La tele nos atonta, a mí qué me importa el novio de la Pantoja. A la mierda la prensa rosa. Me parece inaceptable que pidan autógrafos a una tía sólo por acostarse con alguien…”
— Ja,ja,ja. La vida te da sorpresas. Cómo iba él a imaginar…
— Da igual, es una máquina…y a mí me salvó en una ocasión.
— ¿De qué?
— De los malos, ¡de quién va a ser!
— Y, ¿cómo fue?


Foto: Marijo Grass


HEY, aha, aha. Hey…Son cosas que pasan que no pasan y que deberían pasar.
Esta vez es Jo Grass, emulándolo a él aha, aha… Aha aha...
Voy a contarte mi historia con Chojin, mi superheroe, aha.

Pues, andaba yo con mis cámaras, trabajando en un Festival, donde se daban cita los grandes, en el Cultura Urbana, en la capital. El espacio era inmenso, como los escenarios, de verdad. Y el público empezaba a abarrotar el recinto, después de pasar el control de seguridad…,



Foto: Marijo Grass


Se respiraba buen rollo, que esta gente goza de la música, el graffiti o el break dance. Mientras tanto, ellos empezaron a probar el sonido, que en esa cita estaban todos: desde TOTE a Violadores del Verso pasando por SFDK.

Y yo disparando, arriba y abajo, a todo el mundo, sin preguntar; que siempre me divierte trabajar en un Festival, y aprovecho para llevarme conmigo los rostros que me cruzo en el camino, porque forman parte de mi historia, como ellos, convertidos en la CNN de los barrios, de nuestra sociedad.



Foto: Marijo Grass


Y el día transcurría sin disturbio alguno; todo el mundo disfrutando, yendo de un escenario a otro, comiendo, bebiendo y fumando; entre colegas, como saben mejor las cosas, como en casa, es natural.



Foto: Marijo Grass


¡Hey!, son cosas que pasan que no pasan y que deberían pasar.

Sé que mi arma es la cámara y la utilizo sin piedad; pero de pronto se cruzaron en mi encuadre unos tipos que me retaron con una, de las que hacen daño, de verdad.

¡Qué voy a hacer yo ahora!, pensé, me temo que no tengo escapatoria y, además, parecen villanos de película, aunque suban a un escenario y beban cerveza como los demás.



Foto: Marijo Grass


Me quedé observando a través del objetivo, eso me daba fuerza y seguridad, porque estos tipos no se andan con rodeos, te sacan la pipa y ya está.


Foto: Marijo Grass


Fue entonces cuando pensé que las cosas se estaban poniendo feas y necesitaba ayuda; como Inocencia, a quien rescata mi superheroe, con sus palabras, que lo hacen fuerte, invencible, frente al enemigo: el odio y su prima, la mediocridad.

Y decidí llamarlo. ¡Deprisa, Chojin!, necesito tu destreza para mediar, con estos energúmenos de mala cabeza, ¡que me quieren liquidar!



Foto: Marijo Grass


Y a Chojin , que andaba por allí, le sonó la alerta luminosa; aunque lo habitual en estos casos es poner su marca en las nubes; pero un superheroe siempre acude a una llamada de auxilio, para enfrentarse a los villanos, con sus poderes, que son valor, constancia y trabajo duro.

Son cosas que pasan que no pasan y que deberían pasar, aha, aha. Pero aquí estoy, sana y salva, con mi cámara irrespetuosa, que a veces dispara y enoja, porque fuera de los cuentos todo se vuelve más complejo, pero el poder de la palabra es ilimitado y, yo he visto sus rayos. Debería ocultarlo, guardar su secreto y que mantenga el anonimato, pero quiero amplificar su voz en este mundo, tan carente de educación y tan sobrado de racismo y de maltrato. Por eso os dejo este retrato, de Chojin, mi superheroe, para que disfrutéis, con vuestra gente, un buen rato.

HEY, aha, ¡aha!






*Espero que hayáis leído el texto rapeando, aunque no tenga el swing de Chojin.

Esta espléndida animación en Flash de Rubén García— que recrea el universo Marvel y quizás los diseños de Jamie Hewlett para Gorillaz—, se la dedico a Juan Rodriguez Millán, que disfruta con los guisos estrafalarios de mi cocina, porque me ha encantado sumarme a la protesta que expresa en su blog— http://unmundopeculiar.blogspot.com—, por el menosprecio que reciben los artistas del cómic (dibujantes de monigotes) y la animación (los que hacen chorradas de plastilina o lo que sea), de la pluma de un escritor ilustre como Vicente Molina Foix, que demuestra, en su columna de la revista Tiempo, una ignorancia supina al despreciar un trabajo de creación que él considera una pérdida de tiempo y dinero y, si alguien lo califica de arte, que sea menor.

Voy a tener que alertar a CHOJIN— que debe su nombre al auténtico Dios de los Dioses en la saga de animación japonesa UROTSUKIDÖJI—, para que le dé una buena colleja a este señor, al que le retiro lo de ilustre porque lo que necesita, precisamente, es una clase de ilustración.

Y, para sedar las emociones y recuperar el tono habitual de este blog, os dejo un par de videos que bien podían haber ilustrado mi post anterior: Las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes.

El primero es de una gitana de Utrera con mucho talento: MAUI y LOS SIRÉNIDOS, que a menudo se arrancan por bulerías pero, en este caso, pusieron su ángel al servicio de la fusión. Esta mujer lleva el flamenco en los genes, rodeada desde pequeña de figuras del cante, el baile o el toque, como las hermanas Fernanda y Bernarda, los Cucharas, el primo Bambino o su padre, Miguel Ramirez.

El video es para las chicas buenas: las que van al cielo, que visitan este blog. Incluido en el álbum “Flamenco sumergido”. Lleva por Título Para no pensar, y ha sido, para mí , un descubrimiento vacacional.







Y como he dedicado esta entrada a un monstruo del RAP, me despido con TELMARY; esta MC cubana se atreve con todo porque el pedazo de musicazos que la arropan— como Roberto Carcassés, Descemer o William Vivanco—, la tienen arrebatá.

Para todas las chicas malas como MAE WEST: las que van a todas partes, porque no están dispuestas a aguantar una relación que las ignore o las rebaje. Qué equivoca ´o, incluido en su álbum “A diario”.








Mil gracias a Simone — http://niprada-nimanhattan.blogspot.com—, por otorgarme este MEME MUSICAL, aunque me haya ido por los cerros de Úbeda, convirtiéndolo en un RAP.

Me gustaría pasar el testigo a todos los bloggers que aman la música y, aprovecho la excusa para que conozcáis a otros comensales que pueden llevárselo, como dice Simone, sin obligación ni cargo de conciencia alguno.

Battle against Butterfilies http://battleagainstbutterfilies.blogspot.com
Un blog de lujo http://blogdelujo.blogspot.com
El amor supermemo http://elamorsupremo.blogspot.com
Señorita estropajo http://señoritaestropajo.blogspot.com


Ahora sólo me resta avisarles y desearos amor y paz. AHA, AHA!!



Foto: Marijo Grass