22 de abril de 2010

EL AUTOR, LA OBRA, EL MERCADO Y LA FIESTA



Foto: Marijo Grass


Mañana es El Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.


En noviembre de 1995, coincidiendo con el fallecimiento de Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega, la UNESCO aprobó la propuesta pero, parece que Alfonso XIII se adelantó firmando un decreto en el 26 para instaurar la Fiesta del libro Español el 23 de abril a partir de 1930.


En Cataluña se celebra “La Diada de Sant Jordi”: patrón local y popular caballero en la Edad Media. Antiguamente las clases pudientes participaban en torneos, en los que existía la costumbre de regalar rosas y flores a las mujeres. Casi todo lo que sabemos de Sant Jordi es producto de leyendas que se han perpetrado a lo largo de los siglos. Hay historiadores que lo sitúan en la Capadocia y más tarde hablan de su muerte en Israel. La tradición catalana lo hace en Montblanc , y es muy probable que su leyenda sea el origen de todos los cuentos de princesas y dragones en Occidente, y que muchos asocien la tradición de la rosa en Cataluña a la leyenda porque, de la sangre del dragón nació un rosal.


Me encantan las adaptaciones que hacen los niños en las escuelas escenificando o pintando esta historia, y me fascinan algunas de las representaciones pictóricas que hicieron en su día grandes maestros de la talla de Rubens, Rafael, Gustave Moreau, Carpaccio o Tintoretto, pero mis favoritas son las de Paolo Ucello: pinturas muy gráficas y dinámicas, algo bastante atípico en el s.XIII, y demasiado modernas para la época.





St. George and the Dragon. PAOLO UCELLO 1470


St. George and the Dragon. PAOLO UCELLO 1450


Desde que coincide Sant Jordi con el Día del Libro se ofrecen libros y rosas a las personas queridas, incluso aquellos que sus adquisiciones literarias se reducen a este día en el que, según los datos que proporciona el Gremio de Editores y Libreros, se mueven 20 millones de euros, lo que equivale a un 7% de la facturación anual. Su presidente ha pronosticado un ligero crecimiento de las ventas y asegura que, en el caso de que el libro electrónico aumente su protagonismo en los próximos años, Sant Jordi velará por el libro tradicional por su: “componente romántico”.



Foto: Marijo Grass


Para los que consideramos la lectura un placer que alimenta nuestro espíritu, enriquece el conocimiento y fomenta la fantasía, Sant Jordi es una de las jornadas más esperadas del año. Para autores, escritores y libreros es como su puesta de largo anual. Para los que soñamos con pertenecer a su mundo resulta un paseo imprescindible para hacer trabajo de campo. En Barcelona, además, se celebra la Feria del Libro: las calles se engalanan con banderas, las rosas aportan el color que se magnifica con la luz de la primavera y, casetas o tenderetes, atiborrados de novedades editoriales, inundan aceras y plazas en las calles más céntricas, invitando al paseante a detenerse frente a infinidad de elecciones para sus compras que, en la mayoría de los casos, van a estar definidas por las campañas de marketing previas que hayan dejado huella, o por la presencia de los autores que estamparán su firma. Me pregunto si el día que se normalice la compra de libros digitales se perderá esta costumbre. Quizás lleven incorporada una dedicatoria idéntica para todos los mortales con una rúbrica digital. De momento me quedo con el “componente romántico”, esperando que autor y lector se sigan encontrando, por lo menos en esta fecha.





Foto: Marijo Grass (Knister)

Lo curioso de este año es que nadie predice un protagonista absoluto, como fue Stieg Larsson en la pasada edición o Carlos Ruiz Zafón en la anterior. En ambos casos la promoción fue de tal magnitud que costaba resistirse a semejante bombardeo publicitario. Los libreros, que se han aventurado a hacer algún pronóstico, señalan a los últimos premiados en diferentes certámenes como el Planeta, el Nadal, el premio Ramón Llull, el Sant Jordi o el Josep Pla; además de otros escritores consagrados como es el caso de Julia Navarro, Matilde Asensi o Pérez Reverte en ficción, y Eduard Punset en no ficción; todos con edición en castellano y catalán. Incluso he leído, en alguna nota de prensa, que algunas editoriales piensan presentar escritores noveles, además de lo que ellos llaman “mediáticos”: los que pueden carecer de antecedentes literarios pero aspiran a convertirse en éxitos de ventas, porque atesoran popularidad gracias a su aparición o participación en la pequeña pantalla y gozan de la simpatía del espectador, probable comprador de su obra, en muchos casos escrita por un negro literario contratado para la ocasión.





Foto: Marijo Grass (Libros de chocolate para St.Jordi)


Sobre esto me llama la atención unas declaraciones de Guillermo Schavelzon— el gurú de los agentes literarios—, que acabo de encontrar en un viejo cuaderno de notas, en el que afirmaba:


“ El éxito arrollador de los escritores mediáticos es consecuencia de décadas de desinversión en educación. Por algo no es un fenómeno mundial sino local. Haber llegado a que los prescriptores culturales sean modelos, locutores de radio y personajes de la farándula es penoso y da para reflexionar”


No le voy a quitar la razón a este gran profesional porque la tiene, especialmente en su definición de los nuevos prescriptores culturales, porque está defendiendo el valor de la LITERATURA: la que alimenta el espíritu y la imaginación, no el comercio de libros que entretienen a un público que NO lee LIBROS, que es el consumidor potencial de estos éxitos de ventas, lo que me lleva a la eterna discusión entre: artes gráficas frente a las BELLAS ARTES, cine comercial versus CINE DE AUTOR, y ahora, libro de famosete frente a libro de ESCRITOR. En todos los casos parece que los primeros ganan por goleada a los segundos en popularidad, y la popularidad facilita el negocio, y el que consigue hacer negocio se puede permitir el lujo de invertir en CALIDAD, donde se encuentra el segundo grupo, y hasta esto es discutible porque existen infinidad de obras artísticas geniales, mediáticas y generadoras de negocio entre las disciplinas consideradas “artes menores” o entretenimiento literario. Lo que me hace pensar que hay público para todo, lo cual debería tranquilizar a los gestores de la industria porque lo que NO nos falta es talento y potencial creador.





Foto: Marijo Grass


El problema sigue estando en los pilares sobre los que se asienta nuestra formación, que se han quedado obsoletos y no han evolucionado al tiempo que lo ha hecho la sociedad y la irrupción de la tecnología en nuestras vidas. Algo que algunos aceptan con cierto recelo e incluso miedo. Y ahí estamos, valorando a los niños que superan las matemáticas con nota y menospreciando a aquellos que demuestran una capacidad o un don especial para las disciplinas artísticas, que siempre cargaron con el sambenito de “las Marías”: aquellas que se pueden eliminar del currículum académico porque sólo sirven para el esparcimiento.


Para los interesados en la materia, incluyo este video en el que Sir Ken Robinson nos ofrece una excelente reflexión, con el humor y la ironía necesarios para captar nuestra atención a propósito de educación y creatividad.








Estamos asistiendo a una transformación absoluta de la industria cultural, pero lo importante es que se consuma cultura. Los medios de promoción también han cambiado y, dado que vivimos asentados en el audiovisual y el acceso inmediato a la información a través de la red, se hace imprescindible montar en ese tren o te quedas fuera de juego.



Foto: Marijo Grass


No entiendo muy bien la postura de algunos ESCRITORES, quejándose de las campañas de autopromoción de nuevos y jóvenes autores, tachándolas de oportunistas: vídeos que parecen el trailer de una superproducción, sesiones de DJ´s, performance o marketing viral en la red… Cualquier iniciativa para hacer un poco de ruido y darse a conocer. Tienen claro que ELLOS y SU OBRA van en el mismo pack. Que ganarse a su público, en los tiempos en los que abunda la oferta de creadores y creaciones, y versiones de lo creado hasta el infinito y más allá, hay que adaptarse a los nuevos públicos; y estos han crecido delante de una pantalla, y les interesa tanto el contenido como el creador del mismo.


No tengo ni idea de cómo será el futuro dentro de unos años, y unos años no son nada porque todo sucede a una velocidad de vértigo. Afortunadamente nuestra capacidad de adaptación está más que demostrada pero, sigo sin entender por qué nos cuesta tanto asumir que “ya nada es como antes”, manteniendo una especie de espíritu conservador que nos identifica como pueblo y nos mantiene en la cola de nuestra presunta escalada al triunfo y a la competitividad en este mundo global.





Foto: Marijo Grass


No hay más que ver los vídeos en los que el autor presenta su obra en el portal americano y británico Meet the author, aunque tengamos la versión en su homólogo español: conoce al autor. En el primer caso admito que, viendo algunos de ellos me han despertado el interés y la curiosidad por conocer su obra; en el segundo puedo afirmar que viendo algunos videos de los que me interesa su obra me han quitado las ganas de seguir leyéndolos porque son “un plomazo en toda regla”. Parece que todavía no hemos aprendido la lección, y que ponerse frente a una cámara y que un busto parlante atraiga nuestra atención exige un don: el del buen comunicador y, por supuesto, un buen guión acompañado de una estudiada interpretación; no una aburrida improvisación que no invita precisamente a descubrir su obra. Nuestro sentido del espectáculo, tan arraigado en países anglosajones, es bastante deficiente en este ámbito, con la excepción de estos jóvenes que buscan sus propios mecanismos de acercamiento a su público, de los que hablaba unas líneas más arriba.





Foto: Marijo Grass


Recuerdo haber visto un documental sobre el acceso de los escritores noveles al mundo editorial en EEUU, en el que se mostraba cómo organizaban encuentros con agentes en el lobby de un hotel, en el que cada uno de los escritores inscritos en la jornada tenía tres minutos para convencer a uno de que ELLOS y SU OBRA debían ocupar un lugar en el mercado, y así conseguir que alguien leyera su manuscrito; lo que tampoco garantizaba que hubieran conseguido agente, pero suponía ascender un escalón en su largo y complicado camino hacia la obtención de sus deseos. Una sesión de pitching en toda regla, como las que se realizan en el sector audiovisual. Por supuesto existen otros factores a tener en cuenta como poseer alguna conexión con el mundo literario. Vanity Fair exponía con cierta ironía el caso de 10 jóvenes autores con su potencial best seller a punto de irrumpir en el mercado en los próximos meses, estableciendo ese supuesto mapa de conexiones que seguramente les había dado el empujoncito.



The Bookopticon Culture: vanityfair.com



Hoy he desayunado leyendo que a la hija de Madonna le habían hecho una audición privada en una prestigiosa escuela de danza, en vez de pasar por la audición pública como el resto de aspirantes, y ahora estos se quejaban de trato de favor para con la Diva del Pop. Entiendo a los que compiten por una plaza en el centro pero también estoy convencida de que si fuéramos Madonna, utilizaríamos como ella nuestro poder e influencia para que nuestra hija no se expusiera en un casting público, dadas las repercusiones mediáticas que podría tener.


De lo que sí estoy convencida es que cuando uno tiene algo que contar, que diseñar, que componer o interpretar, existe una fuerza superior que te ayuda a no tirar la toalla frente a la competencia o la adversidad; a seguir escribiendo, componiendo y creando porque es necesario para tu supervivencia emocional, porque uno crea para uno mismo, y después sueña con deleitar con ello a los demás.


Mi amigo Guillem— uno de los máximos responsables de mi nueva adicción a la escritura—, me llamó hace unos días para preguntarme si por fin tenía libro para esta celebración. Supongo que todavía no ha llegado mi momento pero… Who knows? Puede que algún día mi Sant Jordi adquiera una nueva dimensión, mientras tanto continúo escribiendo, con la esperanza de entretener a la gente, empezando por los lectores de este blog.





Foto: Marijo Grass



Feliz jornada para todos. Espero que la disfrutéis tanto como yo.