17 de junio de 2010

¡LA BOLSA O LA VIDA!

Foto: Marijo Grass. Instalación: somosclicjs.org


En esa maravillosa enciclopedia libre, de nombre Wikipedia, elaborada mediante el esfuerzo colectivo, apuntan que el Spaghetti Western se caracteriza por una estética sucia a la vez que estilizada, y por unos personajes carentes de moral, crudos y duros, que utilizan los clichés clásicos del western estadounidense y sus mitos para crear un estilo propio.


En los últimos tiempos tengo la sensación de haber quedado atrapada en un Spaghetti Western de estilo propio, en el que me cruzo constantemente con asaltadores de caminos, quienes, a voz en grito, con aquello de: “La bolsa o la vida”, me despellejan viva, robándome la miserable bolsa que contiene las 4 monedas que he conseguido ganar a duras penas y a base de titánico esfuerzo.


Esta mañana, sin ir más lejos, me he despertado sobresaltada al recordar que, después de descargar mi equipo de cámaras tan solo unas horas antes y vencida por el cansancio, había olvidado meter el coche en el parking dejándolo frente a la puerta de casa donde, según la normativa municipal, puede permanecer hasta las 7 AM. A las 6:58, que es cuando se ha producido mi sobresalto matinal, he podido observar horrorizada desde mi balcón a un guardia urbano, con una blackberry de última generación en mano, dispuesto a castigar mi imperdonable descuido.


Reconozco que, después de dormir menos de 4 horas, mi capacidad de reacción se haya un tanto mermada así que, por mucho que me he esforzado, al llegar junto al vehículo mi teléfono móvil marcaba las 7:01.





Foto: Marijo Grass


Eh, oiga, que estoy aquí, ahora mismo lo saco. Por favor, no me ponga la multa.

Señora, aquí no se puede estacionar después de las 7.

No, si ya lo sé, es que anoche llegué muy tarde del trabajo, pero me lo llevo en un segundo.

Muy bien, pero ya le digo que aquí no se puede estacionar después de la 7.

Oiga, que son las 7 y un minuto, por favor.

No, si favor ya le estoy haciendo porque no le he puesto el cepo y se va a ahorrar la grúa. Además, si paga antes de 20 días, en vez de 95 euros se le queda en 60.

Hombre, qué amable. Ustedes hacen mejores rebajas que El Corte Inglés.


De un tiempo a esta parte observo que, en las 4 esquinas que circundan mi manzana, amanecen apostados, cual aves de rapiña, sendos urbanos/as esperando que el reloj marque la hora en punto para asaltar las pobres diligencias, cuyos conductores han sucumbido la noche anterior a la fatiga o la juerga nocturna del gayxample barcelonés, dejando a su merced el carruaje abandonado en tierra prohibida.



Foto: Marijo Grass



Bandidos de otra tribu pero de idéntico pelaje, llevan incordiándome semanas con la intención de efectuar un nuevo asalto en el que requisar mi paupérrima bolsa de monedas con la excusa de alguna supuesta infracción, que tratan de descubrir en la contribución que hice en sus arcas hace 4 años, y que parece estar a punto de prescribir. El tipo del banco, a quien he solicitado una cantidad ingente de papeles que me ayuden a demostrar mi inocencia, afirma contundente:


Mira, si quieren joderte LO HARÁN.

Pero, si yo soy una pobre artista de medio pelo. No poseo tierras ni castillos. Estoy más cerca de Mamita, la esclava niñera de Scarlett, que de la Señorita O´Hara.

Pero ellos son jodedores profesionales. Pueden encontrar un papel sin sello o la firma del recaudador del condado, y eso es motivo suficiente para invalidarlo y obligarte a depositar un nuevo saco de monedas.





Foto: Marijo Grass. Instalación: somosclicks.org


Frente a su argumento decido que me va mejor apropiarme del texto de la Señorita O´Hara: “ A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré…”


No estamos en la Georgia de 1861, aunque tengamos la sensación de sucumbir en breve a una nueva guerra de Secesión, así que, como el plazo apremia, siguiendo las instrucciones de mis acreedores, me subo a un taxi directa al Ayuntamiento de distrito para continuar recopilando pruebas que demuestren mi inocencia. El conductor parece mostrar dotes adivinatorias porque, sin que yo haga mención alguna y al cruzarnos con nuevos bandidos durante el trayecto, me suelta indignado:


Si es que son unos tiburones. Mira que lo pongo todo en la declaración: los kilómetros que he hecho, adónde voy y de dónde vengo, la gasolina que gasto…Y todavía quieren más. Esto no hay quien lo aguante.





Foto: Marijo Grass


Esta madrugada, después de dejar el coche en el asfalto prohibido y antes de sucumbir al agotamiento, leía en un trabajo escolar que mi hija había dejado con una nota para que se lo corrigiera a mi regreso:


“Los tiburones son peces versátiles y tienen sentidos muy agudos; muchas de sus especies son capaces de cazar y devorar a casi cualquier otro animal marino, tanto en mares profundos como en los que no lo son tanto…”


¡Qué razón tiene usted!— respondo al taxista, sintiendo que pertenezco a su misma especie: la de los pringados—. Esto no hay quien lo aguante—. Y él, sin prestar atención a mi comentario, continúa su desahogo espontáneo.

La otra noche me detuve un momento en la gasolinera que hay cerca de la plaza de Sants porque llevaba un montón de horas al volante y necesitaba con urgencia ir al baño. Dejé el coche con las luces puestas y salí disparado porque casi me lo hacía encima. Al salir me habían puesto una multa de 95 €. ¡Coño, si no tardé ni dos minutos!

Ya. Es la tarifa, y ellos son muy rápidos.

¡Ha sido la meada más cara de mi vida! Y el tipo estaba ahí, delante del taxi, esperándome, para decirme que si pagaba enseguida me ahorraba 35 €. ¡Hay que joderse!




Foto: Marijo Grass. Instalación: somosclicks.org


Al llegar al Ayuntamiento de distrito, después de soportar la primera cola para obtener el número que me permita pasar a la siguiente, y de comprobar que, efectivamente, es un trámite que no puedo hacer on line, observo que, de los 26 puestos de atención al público sólo funcionan 6, y sólo en dos de ellos atienden mi problema; el resto se ocupa de otros asuntos. Cuando por fin llega mi turno me planto de un salto frente al mostrador y, al tiempo que entrego mi nº y el DNI, le suelto al tipo inexpresivo que tengo delante:


Buenos días. Necesito un certificado “histórico” de empadronamiento. Me lo reclama Hacienda.

Todavía no he acabado la frase cuando interrumpe la señora que atendía la cola inicial para conversar con su colega ignorando mi presencia como si fuera invisible.

Bueno, ¿nos vamos? Que ya han salido para El Molino y, además, la Montse se ha traído las fotos de la fiesta y…



Foto: Marijo Grass


No doy crédito. Me quedo como una imbécil escuchando su conversación, mirando a una y al otro con cara de malas pulgas a ver si reaccionan, pero nada. Ellos siguen con su tertulia y yo continúo con mi invisibilidad, a pesar de agitar los brazos entre sus cabezas como si fuera un hincha del Mundial.


Hala, ¡vamos! Deja esto que ya se han ido la mitad. Que luego se llena el bar y no tenemos mesa para todos— continúa la pérfida entrometida como si nada.


Entonces me brota el psicópata que todos llevamos dentro y, en un alarde de valentía, empuño mi revolver haciéndolo girar sobre mis dedos con el firme propósito del ensañamiento más grosero:


¿Cómo que deja esto? ¡Por encima de mi cadáver! ¡De aquí no sale nadie hasta que me den el papel de marras!— exclamo, con toda la agresividad que he visto en los Spaghetti Western, porque a mí, de cosecha propia, no me sale tan bien.


Parece que la única manera de regresar al mundo visible era sacando una Colt 47. A continuación y sin mediar palabra, el tipo me saca un papel y lo pone frente a mí para que lo firme.


Pero, ¡esto no es el certificado que he solicitado!

Es la petición— responde con evidente desinterés.

¿Cómo que la petición?— pregunto mostrando mi perplejidad creciente.

Los de Hacienda ya saben que si piden un histórico tarda 10 días, porque debe firmarlo el secretario.

Y, ¿el secretario tarda 10 días en firmar un papel que sólo han de imprimir con 4 datos que contiene su ordenador?

¡Es que se lo envían por correo postal a su domicilio!

Y, ¿si lo voy a recoger en persona?

Bueno, entonces debo indicarlo en la petición y sólo serán 8.

¡Creía que estábamos en el s.XXI, y que la tecnología servía para algo!


Y el tipo, dejándome con el pataleo en los labios y con la expresión de haber ganado el partido, apaga el número luminoso de su ventanilla, se levanta ágil, y desaparece por la puerta tan campante, directo a su merecida pausa para el café matinal.










Como el horno no está “pa galletitas” y últimamente mis momentos de gozo sólo puedo asociarlos a mi actividad blogueril, aprovecho para hacer una pausa en las aventuras de mi dibujante en la ciudad de los rascacielos y dedicar esta combustión neuronal a LA YOLI y LA VANE, que han tenido la osadía de otorgarme este premio.








Se lo tengo que pasar a 15 bloggers. Ahí va mi lista; pinchando en sus nombres accederéis a sus magníficos blogs.


Juanjo, María, Sr. Nocivo, A cool girl, Luna de Plata, Amber Lake, El arte de sentir, Olga, Sonix, Aprilis, Rock ´N´Roll Outlaw, Danygirl, Xobolina, El tiempo perdido y Princesa.



A Princesa debo agradecerle este otro:






Espero verlo en la casa de : Manuela, Lola, Claire, Lady Marian

y Juan Rodríguez Millán


MAÑANA
hará 1 año que inauguré esta cocina. Desde entonces he elaborado 50 menús aderezados con 500 imágenes de cosecha propia. Me han visitado una buena cantidad de comensales y, lo mejor de todo: ahora disfruto de una nueva familia virtual que, con sus excelentes sugerencias, han hecho de mi nueva pasión por la escritura una aventura sin igual.


MILLONES DE GRACIAS A TODOS
, por dedicarme tanto tiempo y con tamaño cariño.