14 de octubre de 2010

NO SE VAYAN TODAVÍA: AÚN HAY MÁS


Foto: Marijo Grass


Estoy tan seco y apagado como los árboles de Central Park en este momento del año; empiezo a pensar que necesito ver a un médico porque no es normal que unas copas me dejen KO. No recuerdo haber bebido tanto pero, está claro que mi tolerancia se encuentra bajo mínimos; supongo que algo tendrá que ver con el clima y mi estado de ánimo. Llevo dos días con una resaca espectacular, algo que se repite en mi vida en los últimos tiempos, y si he podido trabajar es gracias a la sopa de Lynn y los cuidados de Mauro.

El otro día, al salir del Planetario, decidí regresar a casa caminando, haciendo una parada, antes de cruzar el puente, para tomar algo. La verdad es que solo fueron un par de cervezas pero cuando llegué a Brooklyn, cansado y oliendo a fracaso, me encontré en la terraza a Mauro con unos colegas del barrio, que ya habían pasado la hora del mate y estaban pegándole al ron por gentileza de Julio César: actor de culebrones, cubano y famoso, entre los latinos residentes en la zona, por su afición a coleccionar mujeres y a fabricar una bebida repugnante, de altísima graduación alcohólica, que en su tierra llaman “Chispetrén”, capaz de tumbar un dinosaurio al tercer trago.




Foto: Marijo Grass



Minutos antes llamaba mi madre para felicitarme. Supongo que Vicente, para no preocuparla, le había contado alguna de sus fantasías, y ella, en su línea habitual, ya estaba alucinando.

— Pero, hijo mío, ¿por qué no me llamas? ¡Me tienes en ascuas! Menos mal que Vicente ya me ha dicho lo de Hollywood.
— Pero, mamá…
— No tienes perdón de Dios. ¿Cómo eres capaz negar a tu madre dos minutos de teléfono para contármelo todo? Y más tratándose de algo TAN importante. Mira, si vas a triunfar y pasear por una alfombra roja algún día yo tendré que ponerme a régimen, y bajar unos kilos no es algo que se consiga de hoy para mañana porque… supongo que me llevarás contigo; como la Bardem, que bien orgullosa estaba del brazo del hijo en los Óscar, aunque en la película salía más feo que Picio, y con tanta violencia…
— ¡Mamaaa! Hacía de psicópata.
— Yo quiero conocer a George Clooney, porque estará George Clooney, supongo, que ese también hizo de Batman; hasta me acuerdo que os pagué la entrada del cine a Vicente y a ti…; además, de pequeño no te quitabas el disfraz de Batman en todo el día, excepto para dormir.




Foto: Marijo Grass



“Batman y Robin” es una de las peores películas de la historia, ¡joder!
— Tanto da. Si te haces famoso y hacen una película de tus tebeos tiene que estar tu madre apoyándote, ¡faltaría más!
— Mamá, no he conseguido el trabajo que quería, de momento.
— Bueno, hijo, es cuestión de tiempo. No te desesperes y sigue dibujando, que para eso has trabajado como un burro hasta dejarte la vista en el papel. Yo sé lo que vales, y también que la suerte se pondrá de tu lado.
— Estoy harto de confiar mi éxito a la suerte.
— Tú continúa luchando; ya verás como te llaman y reconocen lo bien que dibujas.
— Mamá, no te preocupes. Estoy cansado. Te llamaré en otro momento.
— Está bien, cariño y, por cierto, no vayas a caer en las garras de esa pelandusca otra vez, que Vicente también me ha dicho que Marga está en Nueva York y…
— Joder, mamá. Ya te vale. Y a Vicente también. No voy a volver con Marga. Te dejo, ya hablaremos. Adiós, mamá.


¡ARGGG! Cuando vea a Vicente, ¡se va a enterar!


No sé si mi madre me acabó de trastornar y por eso me sentó tan mal el alcohol; si me fui directo a la ducha para lavar el disgusto, antes de sumarme a la fiesta de Mauro y empezar a meterme en el cuerpo el brebaje cubano; pero el agua no hizo más que recrear el episodio de Marvel.


—¿A quién consideras el primer superhéroe de la historia del cómic estadounidense?— me pregunta el calvo: uno de los dos tipos que me acompañan a un despacho, después de recogerme en la recepción, donde me había detenido, frente a una figura enorme de Capitán América, para hablar con Lynn por teléfono.
— Superman. ¿Por qué lo dices? — respondo perplejo, observando de reojo la larga melena que luce su compañero.




Foto: Marijo Grass



— Es importante que la gente que trabaja con nosotros se desenvuelva bien en nuestra cultura. Tú eres español, puedes haber mamado de otras fuentes, y eso se percibe en el trabajo.
— ¿Qué tal te llevas con los villanos de Marvel?— pregunta el melenudo esta vez.
— ¿A qué te refieres exactamente?
— Bueno, a quienes conoces, tus favoritos. Necesitamos saber si estás al día con los emblemas de la casa. Así es más fácil encontrar una serie adecuada para ti— continua el melenas, y yo empiezo a mosquearme porque parece que me estén haciendo un examen. Será que los Yankees son así de excéntricos, en fin…
Marvel tiene una gran colección de villanos: el Duende Verde, Bullseye, Doctor Muerte, Magneto, Abominación, Superskrull, Kingpin, Escorpión, el hombre Topo, Kraven el cazador… No sé, el temible Dormammu… Seguro que se me escapa alguno— respondo, como si recitara las tablas de multiplicar en la clase de la señorita Piluca, que me daba mates en primaria. Y acto seguido, el calvo vuelve a la carga y me obliga a sacar el capullomegaenterado que quiere que le den un puto sobresaliente en Historia del cómic.

— ¿Sabes cuales fueron los primeros superhéroes de Marvel?
— Los 4 fantásticos, X-Men, Hulk y Spiderman, en la época de Timely Cómics. Luego llegaron Iron Man, Daredevil, Doctor Extraño y Sargento Furia— contesto con retintín.
— ¿De verdad?— suelta el capullo calvorota, y esta vez me entran unas ganas irrefrenables de mandar a tomar viento a Marvel y partirle la cara allí mismo.


Entonces, los dos empiezan a descojonarse mientras yo les observo contrariado sintiéndome un gilipollas integral.


— Joder, tío, jajaja ¡Es BROMA!— afirma el calvo sin dejar de reírse. En ese momento irrumpe Jack: un guionista que conocí en casa de Chip Kidd, la noche en que me reencontré con Flash, que también lo representa, si no recuerdo mal.
— Hey, man. Llevo buscándote un rato. Flash me ha encargado que te avisara esta mañana porque se iba al Comic-Con y tenías el teléfono apagado, pero se me ha ido la olla. El Director Artístico que quiere ver tus originales estará fuera dos semanas. Tienes que dejar tu carpeta en recepción a la atención de Jeff Suter. ¿No te han dicho nada al entrar?
— Pues no. La verdad es que no— contesto con evidente mosqueo.
— Tío, no pongas esa cara, joder. Yo también he estado mirando tu website y me parece cojonudo tu trabajo. Estoy seguro que encajarás en alguna serie, aunque primero te den encargos de mierda y hagas cosas por debajo de tus posibilidades; siempre falla alguien, o alguno se retrasa y se lo quitan de en medio porque gente con talento hay a patadas.
— Hombre, muchas gracias por los ánimos.
— Oye, tío— empieza a largar de nuevo el calvo—. Nosotros estamos escribiendo una historia para atacar al público femenino que lee tebeos y ofrecerle algo a su medida. Hemos visto tu personaje. Nos encanta esa dualidad: heroína y villana al mismo tiempo, como las tías que conocemos, pero necesitamos algo más bestia, sobre todo en su faceta de súper villana. Estamos seguros que le encantará a Quesada. Será la bomba. Un personaje perfecto para hacer una adaptación cinematográfica. Aquí hay que pensar en el paquete completo, y lanzarse al vacío a ver qué coño pasa. ¿Qué te parece? ¿Te apuntas?




Foto: Marijo Grass



En fin, que salí de allí con ganas de lanzarme al vacío sobre los tejados de Manhattan, aunque después de hablar con Vicente me empecé a preguntar si debía involucrarme con ese par de gilipollas y presentar un personaje, que irrumpiera en el universo Marvel, para abanderar el siglo de las mujeres; como la aparición de Beyahny Cabe, una guardaespaldas profesional y macro eficiente, creada, a finales de los 70, por David Michelinie, Bob Layton y el dibujante John Romita Junior, que reflejaba el auge del feminismo y proponía la aparición de mujeres independientes en el cómic. Aunque me parece que este par de capullos estaban pensando en alguien de la misma época, como Mística, de Chris Claremont y Dave Cockrum: una tía misteriosa y bastante siniestra, de nombre Raven Darkholme, capaz de alterar su aspecto para parecerse a cualquier persona; una especie de mutante terrorista de piel azul, como los avatares de James Cameron, popular gracias a los X-Men, más propia de estos tiempos.








La cuestión es que el Chispetrén de Julio César me dejó delirando y con un pie en el otro barrio. Ni siquiera recuerdo que apareciera Lynn al final de la noche, ni que ella y Mauro se ocuparan de meterme en la cama como si fuera un adolescente después de una curda fantástica, que te hace ver fuegos artificiales sobre el Hudson de madrugada; solo que la mía, de fantástica no tuvo nada.




Foto: Marijo Grass



He decidido visitar a Marga y cerrar ese capitulo de mi vida para siempre. Hoy es su último día de rodaje; creo que debería dar la cara y no comportarme como el capullo cobarde que nunca he sido hasta que me partió el corazón. Una vez leí en una de esas revistas, que siempre dejaba en el baño junto a su colección de potingues, que existen 9 mujeres por cada hombre disponible en el planeta. Eso debería ser suficiente para devolverme la cordura y regresar a mi mundo, antes de que apareciera ella y me empezara a gustar el asunto de la pareja estable pero, qué cojones, seguro que antes, ligando con una distinta cada semana, lo pasaba mucho mejor. Tengo que verla un momento, para comprobar si su presencia me deja indiferente; y, además, su último mensaje es de lo más tentador.

“No te pega nada el papel de villano…o sí. Ven esta noche a tomar una copa y lo averiguamos. Love, Marga. Te he enviado un correo con los detalles marcados con una X. No me falles, Darling!”

Lo ha calculado todo al milímetro; le encanta esa clase de juego, sorprendiendo y dejándose sorprender, porque una Directora de Producción, tan exigente como ella, no suele dejar nada en manos de la improvisación, y menos en Nueva York. Tengo marcados los lugares exactos donde han estado rodando un videoclip desde que llegó. Hoy pasarán el día en los famosos Silvercup Studios. Por la noche, la cita se traslada al Nobu de Tribeca, donde cenará con todo el equipo: uno de los japoneses exquisitos con estrella Michelin y socios de película, como Robert de Niro, a quien la gente espera encontrar, con pinta de mafioso, controlando el Tangiers cada noche como en su película “Casino”. La siguiente X corresponde a un club del Meat Packing District, donde clausurarán su estancia en la ciudad y brindarán por el éxito con más copas de las que puedo soportar. Por último me da el número de su habitación en el Waldorf Astoria. Joder, como para que me busque una excusa ridícula para dejarla en la estacada y no aparecer por alguna de las X que me lleven al abismo; o lo que es lo mismo: enrollarme otra vez con ELLA.




Foto: Marijo Grass



Los exteriores donde han rodado hasta ahora están en Greenwich Village: un barrio del Bajo Manhattan delimitado por el río Hudson, Broadway, Houston Street y la 14. Esta zona de la ciudad es famosa porque, a principios del s.XX, se convirtió en residencia de artistas, escritores e intelectuales inconformistas; un lugar plagado de leyendas bohemias que, en los años 30, se inundó de galerías de arte contemporáneo y espectáculos de vanguardia en los teatros de la zona; lo que hoy se conoce como el Off Broadway. La zona Este del Village fue hogar de la generación beat en los 50, hippies en los 60 y punks en los 70 y 80; además, ha sido escenario de innumerables películas y series de televisión. Hoy en día, el centro neurálgico es el Washington Square Park, atestado de turistas, artistas callejeros, jugadores de ajedrez y estudiantes de NYU, que tienen la Universidad en el lado sur.

Creo que me voy a presentar en el plató; es la opción menos conflictiva porque habrá mucha gente pululando a su alrededor. Después puedo decidir sobre la marcha si me apunto a algo más. Estaba seguro que Marga no cesaría en su empeño para rodar en los Silvercup, en Long Island City, que son como La Meca para la gente que trabaja detrás de las cámaras.





Foto: Marijo Grass



En sus inmensos platós se han cocinado series de culto que le encantan, como The Sopranos, Sex and the City o Gossip Girl; algunas de sus películas favoritas: Gangs of New York, El Padrino III, Cuando Harry encontró a Sally o Adictos al amor; también se han rodado campañas publicitarias para Gap o Victoria´s Secret; videos de Madonna, Beyoncé o Justin Timberlake; incluso sesiones fotográficas de Annie Liebowitz y Steven Meisel. En fin, que la imagino demasiado ocupada con su curro e interesada en cruzarse por allí con cualquier celebridad. Ya que voy a Queens, hubiera preferido visitar Troma, que es la factoría del horror-gore de serie Z; películas que jamás compartí con ella, como: “Mutantes en la Universidad”, “El Monstruo del Armario”, o nuestra serie favorita: “El vengador tóxico”, con la que Vicente y yo hacíamos terapia de la risa después de corrernos una buena juerga.






Llevo un rato dando vueltas por Silvercup y todavía no he encontrado el lugar exacto. Aquí hay 13 platós enormes, completamente equipados, y numerados del 1 al 10, además del A, B y, cómo no, el X, en el que seguramente se encuentra su equipo. Acabo de cruzarme con un montón de matones con pinta de macarras escoltando a Britney Spears. Un segurata me ha indicado el camino, después de enseñar mi pase por enésima vez desde que he accedido al recinto. Por fin atravieso los estudios y…Joder, ni que estuviera esperando mi aparición. Ya la veo, en el exterior, delante de una carpa montada sobre un practicable con mucho trasiego de gente. La tengo a solo unos metros de distancia pegándole un rapapolvo a una currante— vestida de Lara Croft, con un fajín de herramientas colgando de la cintura en vez de armas—, que tengo de espaldas. Mejor no interrumpo porque…¡¡OSTIA!! Mi villana particular ha detectado mi presencia; nuestras miradas se han cruzado como en los Western. Su semblante ha cambiado de golpe; acaba de soltar su carpeta y los teléfonos a Lara Croft y se dirige hacia mí eufórica y con la mejor de sus sonrisas.


MARCOOO. ¡HAS VENIDOOO!


Antes de que pueda reaccionar, se abalanza sobre mí como un maremoto y me estampa un beso en los morros; y yo siento que me voy a fundir porque está MUY GUAPA, con esos tejanos que le marcan un culo sensacional, una cola de caballo que muestra sus facciones afiladas, y unos tacones altísimos con los que se contonea al caminar y consigue atraer todas las miradas. Sus brazos me están asfixiando y siento oleadas de calor recorriendo todo mi cuerpo pero… ¡NO! NO puede ser… Al tiempo que Marga esconde su cabeza bajo mi pecho, sin dejar de aprisionar nuestros cuerpos, me encuentro clavando la mirada en la chica que sujeta sus cosas, que acaba de girarse hacia nosotros descubriendo su rostro y ahora me mira como si fuera una alucinación, o el mismísimo Lucifer haciendo una aparición estelar en la tierra prohibida. JODERRRR!!! GABY, es Gaby. ¡Esto es una conspiración!


—M…¿Marco?— intuyo que pronuncian sus labios sin emitir sonido alguno.


Y en ese preciso instante, con Marga todavía colgando de mi cuello, y mis brazos sujetando su cintura como autómatas averiados, aparece otro fantasma: Patricia, que no me reconoce, o ignora mi presencia, y se lleva a Gaby hacia el interior del set despejando mi campo visual, mientras un puñado de técnicos empiezan a ocupar el espacio con enormes cajas metálicas y toneladas de material eléctrico.




Foto: Marijo Grass



Ahora soy yo el que se queda encerrado en una alucinación. Ya no estoy en Silvercup sino en el estudio Terrytoons, con Súper Ratón echándose unas risas a mi costa y entonando a voz en grito: “ No se vayan todavía: aún hay más”. Y acto seguido: “ Si quieren acabar con esta pesadilla no olviden supervitaminarse y mineralizarse” JA,JA,JA,JA




Terry Toon Studio


CONTINUARÁ