25 de febrero de 2010

Citas Horribles IV. DESCUBRIENDO A PRÍAPO. Primera Parte

“ El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza”

Marilyn Monroe





Foto: Marijo Grass

Era la segunda vez que pisaba Amsterdam: un lugar donde las casas parecen deliciosas galletas de chocolate y la diversidad de modelos de bicicletas, que circulan por sus calles, sorprenden al visitante por su exclusiva originalidad. La primera fue tan breve que me proporcionó tan solo un par de anécdotas que contar.


Cursaba mi primer año en la Universidad, y en aquella tarde de primavera se había desatado una fuerte tormenta, como suele ocurrir en Valencia: nunca llueve pero, cuando sucede, todo se inunda. Si hay algo que caracteriza esta ciudad es que cualquier acontecimiento se produce y se celebra, no a lo grande, sino a lo bestia.


Saliendo de una exposición en la famosa galería Luis Adelantado— lugar de peregrinación obligado para todos los que soñábamos con un futuro en el mundo del ARTE—, me crucé con una señora muy bien vestida de unos treinta y tantos, cargada con un maletín gigante, unos tubos de los que se utilizan para guardar dibujos o planos, un cochecito muy moderno ocupado por una niña pequeña y un gran paraguas multicolor, con el que ensayaba malabarismos para llegar a una plaza situada a la vuelta de la esquina, en busca de un taxi que evitara que ambas se dieran un baño. El caso es que la vi tan abrumada que me ofrecí a ayudarla con los bártulos hasta la parada más cercana; 10 minutos más tarde me había contratado como canguro.


Cuando me presenté por primera vez en su casa descubrí que era holandesa y diseñaba unas lámparas increíbles. Al cabo de dos meses me pidió que la acompañara un fin de semana a Amsterdam, para cuidar de la niña mientras ella se reunía con sus fabricantes o salía por las noches a explayarse, lo que me dejaba un par de mañanas para pasear a mi aire, en las que sólo recuerdo haber visto algunos cuadros de Van Gogh y que, al pedir la cuenta en un café, con el ticket y el cambio no me dieron una tarjeta o unas cerillas, ni siquiera una chocolatina, un condón o un porro— teniendo en cuenta el lugar, tan permisivo en materia de vicios y pasiones—; me regalaron “chuches”: golosinas de cualquier formato y color. A esto se reducía mi experiencia holandesa.



Foto: Marijo Grass

Años más tarde y con mi licenciatura a cuestas, mi amiga Katy, oriunda de Utrech y compañera del Workshop que cursábamos en la FEMIS— la escuela pública de cine en Paris—, me invitó a visitar su tierra: KOEIENLAND, el paraíso de la vaca lechera, o eso es lo que representan los souvenirs del lugar, que puedes encontrar en cantidades industriales en los alrededores de la Plaza del Dam, frente al Palacio Real; además de zuecos, tulipanes y molinos de viento; como el toro, los abanicos y las sevillanas en España, aunque muchos turistas se compren sombreros mejicanos o confundan las castañuelas con cucharas soperas para tomar gazpacho andaluz: nuestra sopa de verano más internacional, gracias a las mujeres de Almodovar y sus ataques de nervios.



Foto: Marijo Grass

Bueno, en realidad nosotras íbamos a un lugar llamado Naarden, a 15 minutos de la capital, donde vivía la madre de mi amiga con su nuevo marido, hijos y suegra, pero como se ausentaban una semana para navegar por el Nilo en un viaje organizado, pensábamos “okupar” su casa y disfrutar unos días del paisaje campestre y sus vacas de postal, además de realizar unas cuantas visitas al Rijksmuseum a contemplar a Rembrandt: imprescindible para aprender a iluminar rostros con absoluta emotividad.








Era la excusa perfecta para olvidarme del cretino de Antoine. Que ¿quién era Antoine? El tipo que dirigió la película en la que habíamos trabajado durante los últimos tres meses, pero debo reconocer que al principio me gustó. Y, ¿por qué me gustó si era un cretino? Porque siempre he demostrado una habilidad extraordinaria para ligar con tíos inconvenientes, como si tuviera un imán instalado en el cerebro. Casi podría considerarlo una de mis aficiones artísticas, como predicar en el desierto: te sientes la más original a sabiendas de que vas a acabar como una colilla. Te dejas encandilar por su capacidad de seducción, su discurso erudito o su mirada leonina. Mi hermana lo llama masoquismo, yo adicción. Algunos se drogan, otros se emborrachan, a mí me da por enrollarme con hombres canallas.


Nos conocimos en el Workshop y la mala fortuna nos reunió en el mismo equipo. Como mi formación previa era en Bellas Artes y la de Katy en Diseño nos asignaron el departamento de Dirección Artística, aunque ella estaba matriculada en Edición y yo en Fotografía. Antoine había cursado una carrera de Humanidades y su padre representaba a unos cuantos directores de culto, así que sus credenciales y las oportunas llamadas de su progenitor a la Escuela lo colocaron enseguida en el rol más demandado por el grupo: el director del proyecto.






Todo el mundo, más o menos iniciado en estos menesteres, sabe que producir un cortometraje es equivalente a hacerse el harakiri, y si tu nombre va a aparecer en los títulos de crédito como jefe de equipo tendrás que clavarte una nueva daga cada día de rodaje, porque da igual el cargo que ocupes: te comerás el mismo bocata rancio, acudirás de madrugada a descargar la furgoneta y apagarás fuegos en otras hogueras aunque no sean las tuyas porque, en el mundo de las peliculitas una sirve igual para arreglar el roto que para hacer el descosido.


Foto: Marijo Grass


Antoine estaba empeñado en hacer una nueva versión de un corto de Pascal Aubier: un cineasta francés que había trabajado como asistente de todos los grandes de la Nouvelle Vague. La había visto siendo un niño y le había impresionado de verdad.


Se titulaba: La mort du rat.


La película empieza con una secuencia de una fábrica de guisantes que se repite de forma monótona, como un bucle sin fin, hasta que las máquinas envasadoras se estropean y el equilibrio se destruye. El ritmo cambia mientras un hombre es despedido por sus jefes. Regresa a casa y se enfada con su esposa, quien a su vez riñe a su hijo, que le da patadas a su perro, quien persigue a un gato que intenta matar a una rata. Se trata de una cadena causal de acontecimientos que cada protagonista traslada a la siguiente tragedia hasta el final. Lo inevitable de la cadena está subrayado en las escenas finales, que son imágenes repetidas de la rata corriendo para salvarse. Cada vez que está a punto de conseguirlo la escena empieza otra vez, hasta que el gato destruye a su presa. En definitiva, el film plantea la importancia del lugar que ocupa el ser humano en esa mórbida cadena causal.


Antoine decía que aquello era Cine Etnográfico y que nosotros íbamos a hacer un remake, pero sólo con ratas escondiéndose en las alcantarillas de París o corriendo por la calle, mezcladas con planos de gente haciendo lo mismo al regresar a su casa después del trabajo un día tras otro. En fin, quería hacer una película infumable y encima nuestro trabajo se reduciría a conseguir ratas y, según sus órdenes, a amaestrarlas.





Foto: Marijo Grass


Por fortuna logramos convencerlo para cambiar los asquerosos roedores por un grupo de personajes con trabajos alienantes, que trataba los problemas de filosofía de la percepción que tanto le gustaban. El asunto es que acabamos emborrachándonos una noche, después de una larguísima jornada, y me lié con él. Que ¿cómo pude liarme con él? Pues muy sencillo, y no voy a echar la culpa a la borrachera:


Antoine era muy elocuente, sabía mucho de cosas que yo ignoraba por completo, y hay toneladas de asuntos que me fascinan pero soy incapaz de ponerme a leer y aprender sobre ellos porque me aburren; como esas películas de cine soviético, del tipo “La madre” de Pudovkin: el rey del montaje constructivo, que me resultan un tostón sólo apto para intelectuales, y yo no formo parte de esa tribu; o “Alexander Nevsky” de Eisenstein: un rollo bélico que le encanta a los tíos. A mí me hace más gracia la parodia de Nora Ephron en “Algo para recordar” ( Sleepless in Seattle), cuando Rita Wilson— que hace de hermana de Tom Hanks—, rememora la escena del film original de Leo Mc Carey´s, en la que Deborah Kerr le da plantón a Gary Grant en el Empire State el día de San Valentín porque tiene un accidente al bajar del taxi, y se emociona de tal manera al contarlo que Tom Hanks y el marido de la Wilson en la película, que no me acuerdo como se llama, empiezan a criticarla diciendo que esas son pelis idiotas para tías desesperadas, pero entonces ellos empiezan a recordar una bélica y acaban llorando también, lo que demuestra que no nos interesan ni emocionan las mismas cosas, o quizás es que yo soy tan superficial como el personaje de Rita Wilson en esa película.







Y volviendo al tema de todo lo que me aburre: digamos que puede dejar de aburrirme si encuentro a alguien que me lo cuenta con gracia, entonces se despierta mi interés de repente, no sólo por la historia en cuestión sino por la gracia que le pone el tío que me la cuenta.


Siempre que he sucumbido en los brazos de alguno, con el que no había tenido una colección de citas previas para desarrollar el romance, ha sido porque me ha entretenido contándome cosas que se convierten en interesantes porque ÉL las ha hecho amenas y divertidas; bueno, si además tienen los ojos oscuros y un buen culo, supongo que también influye.





Foto: Marijo Grass


Aquella noche Antoine me empezó a hablar de filosofía. Yo siempre me quedaba dormida en esas clases cuando cursaba el bachillerato, o mataba el tiempo dibujando así que, jamás aprendí nada que me pareciera interesante pero, esa noche, Antoine me empezó a hablar de la postmodernidad y el desencanto, de la búsqueda de lo inmediato, del culto al cuerpo y la liberación personal. Entonces pasó lo que pasó: acabamos rindiendo culto al cuerpo para liberarnos personalmente de todo el estrés que llevaba consigo la preproducción de la película.





Foto: Marijo Grass

Al día siguiente, inexplicablemente, empezó a tratarme como su esclava, por lo visto ésa era la consecuencia directa de haber sucumbido a sus encantos y reírle las gracias la noche anterior, así que lo envié al cuerno, pero no me quedó más remedio que continuar trabajando con él y, como podréis imaginar, fue como pasar un trimestre en el infierno con un mamarracho al lado haciendo de Lucifer.


Por eso la propuesta de Katy para instalarnos en los alrededores de Amsterdam, tras finalizar el rodaje, me pareció de lo más reconfortante.



Foto: Marijo Grass

Es evidente que el proceso de globalización empezó con la comida en el momento en que la gente empezó a viajar por Europa de forma habitual. En todas partes puedes encontrar una Caesars Salad o Salade Niçoise, además de las versiones autóctonas como la Salade Met Geitenkaas: con base verde y aderezada con bacon, pipas, queso de cabra y aliño de miel. O la Gerookte Kipsalade: ensalada de ahumados con mayonesa de curry.


Nos encontrábamos en el 1e KLAS GRAND CAFÉ. Katy se empeñó en que tomáramos un brunch en la misma CENTRAL STATION antes de coger un tren de cercanías hacia Naarden.


Aquél lugar me recordaba el café del Hotel Oriente de Barcelona, el Gijón de Madrid o Le café de Flore en St Germain de Près, en Paris: lugares que respiran un aire decadente y que resultan a la vez misteriosos y atractivos, con camareros que parecen integrados en el mobiliario fastuoso y tradicional.


Intentando descifrar la carta para decidir algo nuevo que probar observé que, el plato que hacía las delicias de los niños holandeses de la mesa contigua era un Frietje Met Kroketje: un puñado de patatas fritas acompañando una croqueta de carne gigante con aliño de compota de manzana. Como no soy devota de las croquetas gigantes me decidí finalmente por la Salade Niçoise.





Foto: Marijo Grass

La curiosidad culinaria, sumada a la devoción por incorporar vocablos nuevos a mi diccionario particular, me entretuvo un buen rato con la lectura de la carta de vinos, donde descubrí que casi todos eran de importación y la mayoría de origen africano: desde el Huiswijnen, que así llamaban al de la casa, hasta el Rosè wijnen, Whitte wijnen, Rode wijnen y Dessertwijn. Me pareció que mi primera lección de idioma local no estaba mal para empezar. Continué con el Muier Koffie, Koffie brazil, Koffie dom, Irish koffie y French koffie.


Al examinar el carrito de postres, que iba y venía sin descanso por el pasillo, empujado por un hombre uniformado con aspecto de vivir pegado a él, llegué a la conclusión de que estaba en un país de texturas chiclosas: ¡todo era blando! El concepto “ crunchy” resultaba inconcebible en un lugar rodeado de agua como aquél. Y, como llovía a mares, decidimos salir hacia Naarden para instalarnos y descansar un poco tras el largo viaje.





Foto: Marijo Grass


A la mañana siguiente nos despertó la llamada de un amigo de Katy. Se llamaba Alexander, trabajaba en publicidad y, según mi amiga, era un tío divertido y un poco excéntrico que siempre sabía dónde se celebraban las mejores fiestas en la ciudad, así que me pareció buena idea quedar con él.


Nos convocó en un lugar muy céntrico del Oudezijds Voorburg: el famoso barrio del putiferio en los escaparates con luz roja, donde se encuentra el mayor trasiego de turistas en cuanto empieza a anochecer.


Nuestra cita era en un concurrido Coffee Shop de nombre RICK´S CAFÉ. Ya sé que estaba en Amsterdam y no en Casablanca pero, cuando Katy me informó del lugar de nuestra cita me emocioné pensando que la vida me deparaba un remake, y yo estaba dispuesta a vivir un romance con el Rick-Bogart de turno, aunque tuviera fecha de caducidad con despedida a pie de avión en Schiphol Airport una semana después.



Foto: Marijo Grass

Llegamos dando un paseo bordeando los estrechos canales, que separaban hermosas casas antiguas alineadas a ambos lados, observando las barcazas oxidadas amarradas en las orillas. Me daba la sensación de estar dentro de un decorado, o de las ilustraciones de algún cuento nórdico que había leído en mi infancia.


El café disponía de una pequeña terraza frente al canal; estaba abarrotado de gente muy dispar bebiendo cerveza y fumando. Conseguimos instalarnos en un rincón, al lado de una mesa ocupada por unos tipos de treinta y tantos, que lucían bastante macarras y gastaban acento del alto Aragón.


Todavía no habíamos pedido nuestras bebidas cuando se acercó a nosotras un chico alto y delgado, de porte duro pero mirada vulnerable. Ya sé que suena a contradicción pero, al cabo de un rato, me pareció que esa dureza encubría una cierta timidez, o quizás la situación lo requería porque no fue Alexander quien se presentó sino su compañero de piso: un tal Peter, que hacía algo de fotografía y venía a avisar que su colega se había tenido que ir a Bremen a toda prisa, a rodar un spot publicitario. En esa época no teníamos teléfono móvil así que en su lugar se aceptaban los emisarios. En fin, parecía simpático pero en aquél momento no le presté mucha atención; mezclaba inglés y holandés todo el rato y a mi alrededor pasaban demasiadas cosas para esforzarme en seguir la conversación. En cambio, no tardé en conectar mi radar a los macarras de la mesa contigua, porque gritaban demasiado, como hacemos los españoles dando la nota en cualquier lugar.


Inmediatamente los bauticé como: el bueno, el feo y el malo; como en el Western de Sergio Leone, con Clint Eastwood haciendo de vaquero, unas cuantas décadas antes de demostrar su talento como director. En fin, que yo soy de las que lo bautizan todo en un santiamén y, a continuación, como también peco de perfecta cotilla, no pude evitar escuchar sus palabras porque, aquellos tipos eran de armas tomar:


EL BUENO— Pues yo, si tengo una novia ya me pueden poner tías de las mejores en los escaparates que ¡ni caso!

EL FEO— ¡Qué dices tío! Los hombres son como son, las mujeres lo saben y entonces actúan en consecuencia. ¡Pa qué voy a estar con este gilipollas si tengo 5 más disponibles!

EL MALO— Hay tías que tienen novio y por la noche salen y pegan un polvo. ¡Joder, tío! Si llegas a un sitio donde no te conoce nadie y te encuentras una tía que te viene en plan de rollo, ¿qué le vas a decir? Pues, te la tiras y YA. ¡Si seguro que se ha tirado a 25 antes que a ti! ¡Y gratis! ¿Qué le vas a decir? No, ¡es que yo quiero una relación! Yo no me complico la vida, no quiero.

EL FEO— Si es una amiga tuya y la ves cada día, igual te complicas la vida pero si no la conoces ¡qué más te da!

EL BUENO— Venga, tíos, no me toquéis los cojones. A mi no me vais a cambiar las ideas. Yo me he dado más ostias que el copón. Yo soy así y punto, y no voy a cambiar por nada ni por nadie.

EL MALO— Si fueran todas unas santas pues sí, pero como no lo son…

EL BUENO— ¡Que a mí no me va irme de guarras, joder!

EL FEO— ¡Pues a mí sí!

EL MALO— Yo creo que no se lo pasan bien, pero mientras me lo pase yo...

EL BUENO— Pues yo prefiero irme a casa y hacerme un pajote.

EL FEO— ¡Igual no se te levanta!

EL BUENO— ¿Tú crees que “El Chori” es feliz? Y, ¿ a cuántas se ha tirao? Cuanto más tienes más quieres y a la larga no te satisface. Sólo las ves para eso. La Lara es como para casarte con ella, y tener hijos, y todo eso, pero no ¡para follar!



Foto: Marijo Grass

En ese momento me saturé y conecté de nuevo con la conversación de mis amigos, descubriendo que me habían organizado un plan y yo sin enterarme: parece ser que había quedado con Peter— el amigo de Alexander—, para hacer turismo un par de días más tarde mientras él localizaba escenarios naturales para un rodaje, porque Katy tenía que resolver unos asuntos y no nos podía acompañar.


Esto sí tenía gracia: como había estado sonriendo y diciendo que sí a todo con el piloto automático mientras escuchaba a los energúmenos sentados a mi vera, resulta que me había ofrecido a acompañarle durante una jornada completa, y ni siquiera estaba segura de que el tipo me cayera bien: no le había dado la más mínima oportunidad pero, como era mono y yo estaba de vacaciones, y necesitaba olvidarme del capullo de Antoine y de la película, decidí que no perdía nada haciendo una excursión con un desconocido, en un país extranjero donde lo tenía todo por descubrir . Lo que me esperaba se podría calificar de cualquier cosa menos de aburrido. Eso sí que os lo puedo asegurar, aunque en ese momento no lo sabía, ni siquiera lo podía imaginar.


CONTINUARÁ


31 comentarios:

Juan Rodríguez Millán dijo...

"Algunos se drogan, otros se emborrachan, a mí me da por enrollarme con hombres canallas". Si me dices eso en un precioso blanco y negro y en voz en off, te pago la entrada para ver el corto o el largo que hagas, de verdad...

Lo del bueno, el feo y el malo me ha parecido una genialidad... Como para no distraerse de cualquier conversación... Que malo es ser bueno... ¿O es feo...? No sé, en esto me perdí hace tiempo...

ElTiempoPerdido dijo...

Efectivamente, hay mujeres que tienen una especial habilidad para encariñarse del tío inadecuado, y son conscientes de ello! pero no pueden evitarlo. Y si no, mira la película Bámbola de Bigas Luna. Que sí, que como película no es muy allá, pero la intensidad tan brutal del choque entre su increíble lado femenino y el lado extraordinariamente visceral, masculino y animal de él, se conjugan como una explosión erótica sin fundamento, puramente irracional, instintiva, primitiva. Aún recuerdo la escena de la anguila...

Hay muchas mujeres que se sienten atraídas por tal sensación, quizás por su hiperfeminidad interior... muchas de ellas alardean de ser mujeres dominantes pero lo que buscan con tal expresividad es precisamente provocar para experimentar un sometimiento de manos de alguien capaz de mostrar su lado más instintivo.

Ha estado bien tu texto, muy entretenido. Me ha hecho gracia la conversación entre hombres jajaja ;)

Un abrazo, Jo.

acoolgirl dijo...

Y yo que siempre he soñado que me organicen planes con chicos interesantes... y nada!! A ti te salían solos y sin enterarte!!! Jajajaja!!!

Un besitooo

Rosa Chover dijo...

Ay Amsterdam... yo casi me voy a vivir allí, pillé uno de tus 'canallas' y pensé que acabaríamos juntos enamorados y felices, pero era sólo un tortazo más... viví varios años en Bruselas, y por no sé qué inexplicable razón los holandeses siempre me parecieron -y ellas también- un millón de veces más atractivos, desde su tono de piel hasta su aspecto, son pijísimos y tienen estilo... me ha gustado mucho tu relato, sigue sigue... otro día hablaremos de canallas, veo que tienes un buen cv que podríamos comparar con el mío... dos valencianas en acción...

Lola Mariné dijo...

Cuando somos jovenes el canalla tiene un plus de atractivo, con la madurez nos damos cuenta de que las penas de amor no son el sentimiento más deseable.
Besos.

Anónimo dijo...

Qué envidia de viaje!!! Entre intelectual y frívolo (la conversación entre el bueno, el feo y el malo no tiene precio) Algún día visitaré Amsterdam yo también, mientras me quedo con tu viaje por entregas, saluditos

Adrianina dijo...

HOla Marijo; Muchas mujeres tienen un imán para atraer chantas, luego pretenden cambiarlos.
Me pareció genial la conversación como tambien la frase de Marilyn, todas las que nos ha dejado son magistrales.


Bsos linda, aguardo parte dos.;-)

Anónimo dijo...

Qué bonito viaje! No conozco Amsterdam pero ya me estoy organizando un viajecito después de este cuento :)
Nos has dejado en ascuas...aunque sé que se titula citas horribles, pero eso de descubrir a príapo sí que engancha, eh ?? :) Tan horrible no debería ser
Respecto a los canallas, es adicción de toda mujer al menos una vez en la vida, de otra forma, no merece llamarse mujer :)
A mí si son intelectualoides, bohemios y egocéntricos caigo cual mosca en el dulce !!!

Jo Grass dijo...

JUAN: ¡excelente adaptación fílmica la que has hecho con mi frase lapidaria!, jajaja Me encanta. Me han entrado unas ganas locas de rodar. Ya se me ha ocurrido el guión, gracias a tí. Eso es trabajo en equipo. A ver cuando lo hacemos, jaja

EL TIEMPO PERDIDO: hace lustros que vi la peli de Bigas Luna. Tendré que recuperarla! El asunto de las mujeres y sus adicciones masculinas da para infinidada de historias, lamentablemente, por eso prefiero acercarme al tema con humor!
Abrazote

ACOOLGIRL: lo de los planes con chicos interesantes, no sé qué decirte,jaja El único interés es lo que dan de sí para contar historias!
besitos

MANUELA: dos valencianas en acción puede resultar explosivo, jajaja, de falla mayor! Es cierto lo del pijismo de los holandeses/as, incluida la decoración de sus hogares, que renuevan cada cambio de estación. ¡Me encanta!

Jo Grass dijo...

ADRIANINA: ¿en Argentina se llaman chantas? me lo apunto. Las frases de Marilyn no tienen desperdicio.

besitos

LOLA MARINÉ: tienes más razón que un santo!
Besos

OLIVER: me encanta que viajes a través del relato. Y que te hayas reido con los macarras, jajaja

FLOR: intelectualoides, bohemios y egocéntricos! esas son las características de los tíos adictivos, como el Antoine del relato. A ver si escribo la segunda parte y no te defraudo.
besitos

eL aRTe De SeNTiR dijo...

Oa van los tios chungos eso es una ciencia jejeje. Supongo qu serán por las ganas de vivir y no por como os miran cuando estáis con el y la popularidad que teneis
Como siempre entretenido y muy bueno

Amparo dijo...

puuuuuuuuf, otra vez me dejas a medias, esta relación nuestra querida mia no va por buen camino ajajjajajajajajjaj

y que paso? si era mono no?, va continua, continuaaaaaaaaa

p.d. anda que 3 maños en amsterdan tiene tela ajajajjajja

Sr Nocivo dijo...

Me encanta la frase de Marilyn del principio, pero la tuya, ya reseñada y adaptada al cine por Juan Rodríguez Millán, es espectacular, digna de una femme fatale de cine negro o de la protagonista de un melodrama.

Como ya sabes mis amigos y yo también grabamos un corto 100% amateur y si terminarlo esta siendo un infierno no quiero imaginarme un rodaje profesional.

Claire dijo...

¡¡Hola guapa!! Yo también he desconectado alguna vez de la realidad escuchando alguna conversación ajena jijijij... pero sin meterme en líos como tú :-) :-). Será una cite horrible pero espero que solo por la aventura haya merecido la pena :-). Una vez más te digo que me encantan tus relatos aventureros en los que no falta el arte, la cultura, la gastronomía, el humor... amos, que son geniales.
Un abrazo y que disfrutes del fin de semana.

Lola dijo...

Lo de los "hombres canallas" es muy típico. Por que será?
La conversación entre tíos, con el tema de siempre ¡como no! y tu relato resulta muy interesante y preparada estoy para leer que pasó con Peter en vuestro viaje. Te mando un besito, Lola

SK dijo...

Ay, los canallas!!! Qué identificada me siento con tu historia, bueno con parte de ella... yo también he descargado furgonetas nocturnas aderezadas con el falso glamour de un rodaje, auque a lo de amaestrar ratas no he llegado...
Deseando estoy que sea jueves...
Besitos

Cris dijo...

Pues de canallas soy experto por que en nuestra comunidad hay muchos, y son los que obtienen los mejores partidos, solo que las conversaciones entre chicos canallas de la comunidad se limitan casi a la de los heterosexuales: FUTBOL, TRABAJO, Y LA VARIANTE DE HOMBRES HIPER.MASCULINOS.

Pero de ahi en màs todo es casì igual, asi que no hay mucha diferencia.

Pero bueno mi amiga, hermana bloggera del alma te quiero y adoro. como siempre el platillo estuvo delicioso.

Un beso

Noemí Pastor dijo...

La atracción por los canallas es una de las muchas cosas que nos tenemos que hacer mirar.

LadySuchard dijo...

Pues yo una de las cosas con las que he tenido suerte en esta vida es con lo de no fijarme en hombres canallas y por mi bien espero que siga asi no se porque no me atrae nada su pinta de machitos incontrolables una suerte para mi...
Y a ver cuando escribes la proxima parte que nos has dejado en ascuas!
Un abrazo
LadySuchard

Principessa dijo...

Jooooo!!! ¿me dejas con la intriga?? jajaja ¿cómo sigue la historia?

Me ha encantado. Me he visto algo identificado contigo en eso de que hay muchas cosas que te interesan pero por no sentarte a leer prefieres que te la cuenten otros...eso me pasa a mí. Yo también lo prefiero jajaja

Me ha echo mucha gracia lo del el bueno, el feo y el malo jajajaja Y a somos dos cuando se trata de volver a "bautizar" todo jajaja Yo soy algo cotilla, pero no pmucho; sin embargo me encanta ponerle nombres raros a la gente y a las cosas jajajaja xD

El hecho de activar y desactivar el piloto automático jajajaja no eres la única, a mi también me pasa. Luego resulta que te metes en un lío en que tienes que salir de él y todo por no está atenta al 100% jajaja pero en tu caso, esa aventura que te proponía ese chico pinta muy bien jajajaja =D

Por favor, sigue contando la historia...que me has quitado el caramelo en el mejor momento :(

¡¡Un besoooteeee!!

Sergio dijo...

joee con lo que me cuesta a mi encontrar hombres!!! que envidia haha
^^

Adriana dijo...

La conversación de los tres "vaqueros", es digna de análisis, te da incluso para escribir un post en exclusiva sobre el universo masculino, a saber lo que saldría ¡¡
Me encantan las mil referencias que dejas caer en cada uno de tus relatos y que los elevan a la categoría de brillantes. Cada vez que te leo me sorprendo más y siempre a mejor. Besos guapa.

Doña María dijo...

A ver, hija, ya taché a los suizos de la lista de posibles partidos para mis nietas y ahora acabo de tachar también a los franceses (y a los españoles).
¿De dónde era el tal Peter? Y lo que es más importante, ¿era un príncipe o se quedó en sapo? El campo de búsqueda de maridos adecuados se está haciendo cada vez más pequeño, así que espero que al menos me dejes un país donde buscar.
Un abrazo

Anónimo dijo...

La vida da muchas vueltas y sorpresas, seguro que lo que pasó en días posteriores en compañía de ese chico fue muy interesante... Estoy deseando leer la continuación :)
Besotes!!!

Jo Grass dijo...

EL ARTE DE SENTIR: no nos van los chungos, es una neurona que viene estropeada de fábrica!!

AMPARO: es que no tengo tiempo y, además ya resulta demasiado largo. A ver si mañana puedo escribir la segunda parte!! Lo de los maños de esta historia tiene delito!, jaja
Un besote guapa.

SR. NOCIVO: los rodajes siempre dan para hacer el tipo de making off que nunca se hace, jajaa Lo del infierno es sólo el aperitivo, jaja

CLAIRE: las aventuras siempre valen la pena. me encanta que te gusten los ingredientes de mis relatos.
Un besazo

LOLA: eso mismo me pregunto yo a diario. Creo que superar a un canalla sólo se consigue a cierta edad, y a veces ni siquiera a cierta edad. Abrazos gigantes.

Jo Grass dijo...

SK: creo que el personaje del canalla es un clásico. Todas conservamos alguno, cuando no varios, en nuestro currículum sentimental!

ALEJANDRO: te echaba de menos. Imagino que conoces bien el prototipo, jajaja En todas partes cuecen habas, que se dice por mi tierra. Un beso enorme. Me alegra tener noticias.

NOEMÍ: pues sí. Es una de esas cosas que deberíamso hacernos mirar y siempre dejamos hasta que aparece el siguiente y volvemos a pensar en ello.

LADY SUCHARD. pues qué suerte la tuya aunque, querida mía, me temo que tipologías de canallas hay unos cuantos, no solo el machito que describes así que no bajes la guardia, jajaja

Jo Grass dijo...

PRINCIPESSA: me encanta que encuentres tanta empatía con mis personajes. La verdad es que somos muchas las que sufrimos algunas de sus características. a ver si termino la historia.
Besitos. Me encanta que lo hayas pasado bien!

SERGIO L. pues si te das una vuelta por mi barrio encontrarás a capazos, jaja

ADRIANA: disfruto leyendo que las referencias que aparecen en los relatos interesan a alguien más allá de la narración. Mil gracias por la visita y el comentario.

DOÑA MARÍA. prometo acabar con las citas horribles y empezar una serie de hombres fabulosos y rincones donde toparse con ellos, en su honor, o en el de sus nietas , si lo prefiere.
Un abrazo

IPODGIRL: pues tienes razón, la vida da muchas sorpresas. A ver si yo consigo plasmar esa idea en la continuación de este relato.
Un abrazo guapa

ayxagirona dijo...

A la meva terra en diem: "De quin pa fa rosegons!", més o menys quelcom similar a quan algú que, gaudint d'una situació privilegiada, menysprea el que té, que acostuma a ser molt valuós, i amaga la seva actitud capritxosa, ummmm… em recorda molt al teu amiguet de la peli, vas fer bé en engegar-lo. Per cert, Holanda, preciós lloc per anar-hi de vacances, però massa fred per viure. Llegint-te m’adono de que serveixes també com a guia de viatges¡¡ Petons des de la Costa Brava.

Jo Grass dijo...

AYXA: me gusta lo de la guía de viajes. Voy a retomar esa idea.
Petons maca

LadyMarian dijo...

Me encantó!!!
Tiene de todo! Me encanta porque conectaste fantástico con el pensamiento femenino y también con el masculino. Por un lado das la explicación de por qué te metiste con Antoine que es fantástica! Taaaan clásica en las mujeres! Y por otro lado tenemos el diálogo del bueno, el malo y el feo que es desopilante. jajaja! Quién no conoce hombres así! Típicos diálogos masculinos machistas. Muy bueno!!

Jo, te leo y es como si los viera a los tipos hablando a los gritos al lado mío. Tus diálogos y tus descripciones son muy vívidos.

Me encantó! Te felicito! Y quiero ver cómo sigue esto. ;P

Como verás estoy poniéndome al día de a poco.

Besotes

Jo Grass dijo...

LADY MARIAN: jaja, me encanta que te guste, y que se entiendan esas reflexiones tan absurdas que hacemos las mujeres para intentar justificar nuestras acciones.
El diálogo final de los macarras lo escribi pensando en empezar a poner voces masculinas en tus historias , tal y como me aconsejaste, y claro, empecé por lo más fácil, jajaja
Ya verás en las próximas entregas cómo me importan tus sugerencias.