11 de febrero de 2010

CITAS HORRIBLES II. LA EDAD DEL PAVO. Primera Parte

“ Un flirteo es un romance a ritmo acelerado. Un romance es un flirteo a ritmo lento”

Billy Wilder





Foto: Marijo Grass


Si hay un periodo en la vida al que no me gustaría regresar— aunque la tecnología me lo permitiera con una máquina capaz de proporcionarme ese capricho—, es a la EDAD DEL PAVO. El otro día me enteré por una amiga— cuyas hijas la están sufriendo—, que se llama así porque en esa época cualquier estupidez te produce turbación o vergüenza, y el tono sonrojado que aparece en tu cara al instante se asemeja al moco de pavo.


Desde mi punto de vista esa “edad” empieza un día cualquiera en el que te levantas por la mañana, introduces tus Barbies, Nancys o bebés de FAMOSA en una caja y la aparcas en el trastero. Las paredes de tu habitación empiezan a llenarse de pósters de chicos “monos” de serie televisiva o del último HIT musical del momento, y pasas horas y horas hablando por teléfono, mirándote en el espejo o contemplando las musarañas, que se empiezan a llenar de fantasías cuyos protagonistas han dejado de ser los príncipes de Disney para adquirir el aspecto de alguien que conoces de carne y hueso: desde tu compañero de clase hasta el chico guapo de la serie, que no lo conoces directamente pero merienda contigo cada tarde alojado en la pantalla del salón. Vamos, que sueñas con el amor antes de vivirlo; le preguntas a tu hermana mayor si es normal que te gusten varios chicos, y si consigues que alguno responda a tus señales el 99,99% de las veces será algo efímero; ni siquiera deberías considerarlo ROMANCE porque, como dice Billy Wilder, no pasa de ser un flirteo.





Foto: Marijo Grass


En fin, que es la fase de tu vida donde necesitas mayor comprensión y apoyo, especialmente si eres chica porque los cambios físicos y emocionales que se producen entonces te proporcionan una sobredosis de sufrimiento: tu cuerpo crece de forma desproporcionada, se acumula grasa en los muslos, te salen granos, tu sudor apesta, te crecen los pechos y el vello, tu humor parece una montaña rusa, te preocupa en exceso caer bien, tus amigas empiezan a competir contigo, no te soportas cuando te miras al espejo, tu madre se convierte en enemiga y, para rematarlo, aparece la menstruación: la primera vez sin previo aviso y, siempre te encuentra vestida de un color claro.




Foto: Marijo Grass



Los chicos, por su parte, se ponen cachas, su voz adquiere un timbre grave y caballeresco, les crece el MIEMBRO por excelencia y empiezan a disfrutar del sexo masturbándose todo el tiempo. Reconozco que coincidimos en lo de los granos, el sudor y los pelos pero no hay comparación posible: para nosotras la balanza se inclina hacia lo desgraciadas que nos sentimos y el más profundo desconcierto.





Foto: Marijo Grass


En aquella ocasión hubiera pagado por tener un programa para borrar a FRAN de mi memoria, como el que nos enseña Michel Gondry en su brillante y emotiva película “ Olvídate de mí”.








Lo conocí a los 9 años en mi clase de danza: 4 primaveras antes de nuestro fatal desencuentro. Era la primera vez que un chico irrumpía en nuestro universo de relevé, plié y pas de bourrée, y en aquél momento no le presté mucha atención: ya tenía al resto de la clase cacareando a su alrededor.





Foto: Marijo Grass


Yo no fui una niña precoz en los asuntos amatorios. Existían demasiadas cosas apasionantes por descubrir que acaparaban mi atención como: la pintura, la música o la literatura, además de la gimnasia rítmica o la natación. Mi madre me enseñó a leer partituras casi antes que el abecedario español, y conseguí presentarme al primer examen de piano en el Conservatorio de Música días después de hacer la primera comunión. Como vivía en un pueblo, estaba obligada a desplazarme un par de veces por semana a la ciudad, a asistir a esas clases de música y danza, donde empecé a relacionarme con gente que nada tenía que ver en mi vida diaria y que, a lo largo de los años, fue conformando una especie de universo paralelo que me permitió explorar otras culturas y vivir experiencias muy alejadas de mi rutina escolar. Allí aterrizaban músicos de todo el mundo a estudiar con algún maestro célebre y en las aulas se mezclaba gente de cualquier edad.


FRAN solo tenía un par de años más que yo y, por aquél entonces, sólo me cruzaba con él dos horas a la semana. Su aparición ya resultaba excepcional porque en todo el conservatorio el número de chicos que bailaba, sumando todas las disciplinas, no superaba la media docena. Si hubiera estado ubicado en mi pueblo estoy convencida que las viejas antediluvianas le habrían regalado el sambenito de “maricón”.





Foto: Marijo Grass


Hubo una anécdota en mi vida, unos años atrás, que me dejó huella y, seguramente, tuvo mucho que ver en mi comportamiento durante la pubertad.


Era una tarde de primavera, lo recuerdo porque llevaba un vestido ligero de cintura alta, con mangas de farol y un lazo anudado a la espalda, heredado ese mismo día. Este es un asunto que siempre me incomodó: la mayor parte de mi ropa había pertenecido a mi hermana. En aquella época y viviendo en un pueblo las tiendas ofrecían poco género de interés. Mi madre era clienta de Manolita: una amiga suya costurera, que viajaba a París un par de veces al año a comprar revistas de patrones y a averiguar cuales eran las últimas tendencias; después las fusilaba en su taller confeccionando ropa para todas las edades mucho más bonita que la que encontrabas en las tiendas. La democratización de la moda con la aparición del imperio Inditex, encabezado por ZARA, tardaría una eternidad en llegar, no solo a la ciudad, en los pueblos se retrasó mucho más.


La cuestión es que, por Pascua y Navidad, Manolita nos cosía un modelito, uno de ellos para estrenar el Domingo de Ramos porque, como decía mi abuela: “ El Domingo de Ramos quien no estrena no tiene manos”. Otra de las costumbres de entonces era vestir igual a las niñas, algo que yo he odiado siempre, lo que significaba que durante dos o tres años mis vestidos de Domingo serían los mismos. Cuando el mío me quedara pequeño empezaría a utilizar el de mi hermana, y eso me producía un notable fastidio.


La anécdota que cambió mi forma de relacionarme en la EDAD DEL PAVO tuvo como protagonista a la mujer de nuestro médico, que vivía unas manzanas más abajo y a quien encontramos mi madre y yo aquella tarde en el taller de Manolita. El momento culminante se produjo cuando esta bruja perversa, después del saludo hipócrita de rigor, y de observar cómo me cogían el dobladillo para arreglarme una vieja falda entablillada, me agarró el moflete y, al tiempo que lo retorcía sin dejar de esbozar esa sonrisa siniestra de mala pécora que la identificaba, exclamó:


Ay, Julia, ¡qué pena! Con lo guapos y hermosos que te han salido todos y esta, pobre, ¡qué feíta que es!



Foto: Marijo Grass



¿A que no dais crédito? ¿Verdad que era una bruja? Jamás le dirigí la palabra. La premié con mi desprecio, a pesar de que mi madre insistió en que no fuera maleducada, que era una persona respetable y no debía ignorarla negándole el saludo si me la cruzaba. ¿Maleducada yo? Pues, ¡estamos buenos! Afortunadamente la vida se encargó de darle su merecido porque, una de sus hijas se casó de penalti a los 15 y la otra se hizo puta o algo así. Y, siendo una dama honorable de pueblo, en la época en que la España profunda brillaba por sus prejuicios, semejante humillación debió resultarle un infierno.





Foto: Marijo Grass


Lo cierto es que la creí a ella, y no a mi madre asegurando que yo era linda como el sol, y recordé sus palabras cuando el pavo comenzó a hacer estragos en mi biografía y los chicos cobraron interés de repente. Empecé a pensar que si la naturaleza no me había premiado con una belleza de anuncio tendría que desarrollar otros encantos para abrirme camino en la vida. La cantaleta de mi mamá, muy adelantada a su tiempo, resonaba en cualquier rincón:


“ Estudia y encuentra algo que te permita disfrutar y no depender de nadie más que de ti misma, y si algún día quieres estar con alguien que sea porque quieres, no porque lo necesitas”.


Y yo, contando con el respaldo de mi familia, estudié hasta encontrar aquello que me permitiera marcharme de allí enseguida, para librarme de ese entorno liderado por arpías decimonónicas que no cesaban de criticar a los jóvenes; porque mi curiosidad infinita requería conocer otras realidades mucho más excitantes que las que me ofrecía un entorno tan caduco como aquél.





Foto: Marijo Grass


Me convertí en una niña ocurrente, divertida y, sobre todo, buena amiga. Mis sueños para gustar a algún chico en aquél momento eran solo sueños, pero yo era feliz con mis lecturas, mis cuadernos de dibujo y mis fantasías.





Foto: Marijo Grass



CONTINUARÁ



44 comentarios:

shopgirl dijo...

Yo desde luego no volvería al pavo tampoco, las niñas somos muy tontas en esa época :P

Desde luego hay gente, y sobre todo mujeres, que se meten hasta en los charcos, y eso incluye dar su opinión descaradamente como hizo aquella vecina contigo. En el fondo puedes darle las gracias, porque aunque estoy segura de que no tenía razón, te ayudó a desarrollar una parte de tí que es más duradera y valiosa que la belleza.
Me quedé flipada con lo de sus hijas, si es que no se puede hablar de más!!
Y por supuesto, lo que te dijo tu madre es el mejor consejo que se puede dar, y tiene más razón que un santo.
Y no nos dejes mucho tiempo en ascuas! :P

ElTiempoPerdido dijo...

Te convertiste en una preciosidad de mujer y en una extraordinaria cocinera, guapa! No hay mujer fea, sólo hombres ciegos.

Sinceramente, opino que todos somos comos somos en cierto modo por nuestras madres. Si tú eres tal y como eres, tu madre debe de ser una persona magnífica y estoy seguro, es uno de los pilares absolutos de tu vida.

Mira, no hay nada que más valore que una persona inteligente y sensible, capaz de expresar sus sentimientos de una manera franca. Tú lo haces, tienes ese don. No sé si será porque tu educación propició la búsqueda de tu sensibilidad, de tí misma y de tu vocación o bien porque la vida te ha castigado con experiencias muy dolorosas. Quizás ambas cosas, nada es gratuito, no hay persona más experimentada que la que ha vivido, dime lo que enseñas y te diré qué has sufrido. Pero de todo nos queda un regalo y a veces, es el regalo más importante de nuestra vida.

Como siempre, es un absoluto deleite el leerte, sigue igual de encantadora y fabulosa.

Te queremos mucho Jo,
Daniel.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan Rodríguez Millán dijo...

Los "continuará" me matan, je, je, je...

La edad del pavo siempre me ha parecido el mayor misterio del desarrollo humano, porque en demasiadas ocasiones se deja de ser uno mismo para convertirse en... pues no sé muy bien en qué...

Sabio, realmente sabio, el consejo de tu madre. Y me encanta lo que dice El Tiempo Perdido: "no hay muje fea, sólo hombres ciegos" (perfectamente aplicable también a la inversa). ¿Algún día nos daremos cuenta en esta hipócrita sociedad en la que vivimos de que la belleza es algo más que una efímera imagen artificial...?

Sandra dijo...

Por la edad del pavo pasamos todos jajaja es inevitable.

No hay una edad en concreto, bueno generalmente es de los 13 a los 16 o por ahi, pero conozco a gente que ya es bastante mayorcita y siguen en la edad del pavo.

Es graciosa mas que nada por el pavo q tienes en lo alto, nunca mejor dicho :)

Los consejos de las madres los valoramos con el paso del tiempo, cuando te los dan no haces ni caso, proque precisamente es en esa edad, en la del pavo, cuando nos creemos que lo sabemos todo, y que las mamas no tiene ni idea de la vida. Y con el paso del tiempo es cuando nos damos cuenta de la razón que tenian.

Besito!.

Besos.

Jo Grass dijo...

SHOPGIRL: pues ya somos 2. Se sufre demasiado en esa época. Te sientes muy vulnerable a las críticas y comentarios ajenos y, una anécdota como la que incluye este relato puede marcar de por vida el resto de tu existéncia.

El próximo jueves el desenlace, que ahora estoy liada y no sé cómo me las arreglo pero siempre me enrrollo más de la cuenta, jaja

EL TIEMPO PERDIDO: qué bellas palabras Dani y cuanta razón tienes. Vivimos en un mundo demasiado obsesionado con la apariencia, y no nos damos cuenta que la belleza física es algo efímero, y tu grandeza como persona lo único que de verdad cuenta!!
Besitos

JUAN: sorry, es que siempre me pongo a escribir a las tantas y se me hacen las supertantas. Además, sería demasiado largo si lo escribo y lo cuento entero. También es cierto que la ecuación de Dani funciona al revés: no hay hombres feos sino mujeres ciegas, incapaces de ver más allá de un rostro o un culo agraciado. ¡Qué pena!

SANDRA: Si fuéramos capaces de creer a nuestras madres a esa edad seguramente cometeríamos menos errores en nuestras vidas pero, es imposible. Una aprende tropezándose con todas las piedras que aparecen en su camino, y solo cuando lleva una buena mochila vital a cuestas es capaz de reconocer la sabiduría de quien te ha parido!

Montse. dijo...

Mi edad del pavo, no fué muy buena y ademas tenia muchos complejos,cualquier defecto fisico, las compañeras de colegio te lo recalcaban constantemente( de niños somos pequeños tiranos) y no hablemos de los chicos. Tampoco volveria yo.BESOS.

Doña María dijo...

Yo sufrí más durante la edad del pavo de mis tres nietas que durante la guerra y la posguerra.
Y no creas, me parece que alguna todavía no la ha superado.
Me quedo con las ganas de saber que pasó con el bailarín. Estaré atenta al desenlace.
Un abrazo

ampa dijo...

Si que continue que me ha encantao...madre mia si la adolescencia es mala en particular...la edad del pavo es lo peor....y la narizota que se le pone a todos los chicos porque????? Es lo primero que les crece???

Adriana dijo...

Con la experiencia de los años vividos, quizás si que volvería a mi adolescencia, me daría cuenta de que todo lo que me daba miedo, reparo o vergüenza realmente no tenia ninguna importancia, pero claro, de eso sólo te das cuenta cuando maduras, y eso si tienes suerte de madurar, porque circula cada uno por ahí que ya ves tú,¡¡¡ viviendo en una adolescencia permanente ¡¡¡
Me quedo con ganas de más… ese continuará me deja en ascuas, pues nada, me tendrás el jueves a primera hora como un clavo, para leer el desenlace.
Besos.

Jo Grass dijo...

MONTSE: me temo que la edad del pavo no ha sido buena para ninguna de nosotras, y lo que dices sobre la tiranía de los niños no sé si hoy en día es todavía peor!!

DOÑA MARÍA: no quiero ni pensar en que mi hija, que ahora tiene 9 años, entrará antes o después en esa etapa, y yo, por supuesto, en la de madre sufridora y rechazada, jajaja Me alegra encontrarla por aquí de nuevo. La semana próxima escribiré el desenlace.

Un abrazo

AMPA: bienvenida a esta cocina literaria. No me había parado a pensar en lo de la naríz, jaja Lo tendré en cuenta la próxima vez que salgan adolescentes en algún relato. Regresa cuando quieras!

ADRIANA: lo de los eternos adolescentes es como una plaga. Si he escrito una novela sobre ellos, pero bien podría haberles dedicado una saga, jajaja
Besos

acoolgirl dijo...

Yo en mi edad del pavo estaba tan colgada por los BackStreet Boys... que ni me fijaba en los niños de mi clase!! Jajajaja!!!

Jamás se me había ocurrido pensar que lo de "la edad del pavo" fuera por eso... pero es muy muy lógico!! Jajaja!!

Sigue contándonos pronto, eh??

Un besoteee

Sonix dijo...

Tienes una manera de contar las cosas, tan emotiva... me encanta, y además tienes una memoria prodigiosa, yo me acuerdo de retazos y cosas sueltas nada más.
Pues nada, siempre aparece el típico cabrón o cabrona para hundirte la autoestima a esas edades.
La edad del pavo es una mierda, quien más y quien menos se arrepiente de cosas que hizo, pero lo que tú cuentas es que eras una niña muy inteligente. No todas hubieran hecho lo que tú, puedes estar segura. Me has matado con el "continuará..." y las fotos, como siempre, magníficas y apropiadas para ilustrar tus palabras.
Seguro que la arpía esa no tenía razón, y eras muy guapa. ;D
Un beso!

Claire dijo...

Yo tampoco volvería a la edad del pavo, ¡que horror!... y la has descrito tal y como es. Me está gustando mucho la historia de Julia, que para su edad demuestra madurez, que a esas edades a veces ni siquiera te dejan madurar con tanta tontería...
Pues nada, ya veremos la cita horrible la próxima semana... ¿¿será con Fran?? jajajaja... nada. Tendré paciencia y aquí te leo el jueves.
Un abrazo.
P.D: Anda que mujer esa que hizo el comentario... ¡¡menuda bruja!! yo ante gente así no puedo evitar pensar en lo mala que es la envidia.

La Queli dijo...

Son casi las 2 d la mañana y me voy a dormir, solo pasaba para darte un besuco. Mañana me leo el post con tranquilidad.

Noemí Pastor dijo...

Por supuesto que yo tampoco volvería a la edad del pavo de las narices. Y con dos agravantes: una, yo no tenía hermana mayor; dos, hay síntomas de pavez o pavada que todavía no he superado.

Lola dijo...

Bonita historia con la edad del pavo por enmedio. Me ha encantado lo de los vestidos heredados porque me he visto reflejada. No sabes la rabia que me daba heredar de mi hermana.....
Yo, como la niña de la historia, también tuve que apañármelas para que se me viera y no ser invisible ante la gente. Me ha gustado. Un beso Lola

Rosa Chover dijo...

la edad del pavo? yo recuerdo que estaba obsesionada porque había llegado a los quince sin que ningún chico me besara o me tirara los trastos, y entonces apareció ese chico de mis sueños con el que me ennovié por tres años... pero mi primera edad del pavo o enamoramiento precoz tuvo lugar a los diez o así, se llamaba Félix y era el chico más guapo que había visto en mi vida, con sus ojos claros y sus pecas, malo malo y travieso travieso... no me miró a la cara hasta que yo tuve por lo menos 25 años...

Jo Grass dijo...

ACOOLGIRL: está calro que algunas estábamos más distraídas con otros asuntos!! Me enteré el otro día del asunto del moco de pavo. Quizás por eso se me ocurrió esta historia!
Besos

SONIA: creo que todsos hemos sufrido algún revésen esa época que nos ha tocado la autoestima. Menos mal que somos capaces de reinventarnos y buscar otros caminos que nos procuren satisfacción en nuestras vidas.
Me encanta que te gusten las fotos!!

CLAIRE: me temo que hasta ahora coincidimos todas en el asunto del pavo, jajaja El desenlace será con FRAN como protagonista, por supuesto!
Besitos

LA QUELI: cariño, esta es tu casa. Te pasas por la cocina cuando te apetezca un refrigerio!, jaja
Requetebesotes

NOEMÍ: ese es el colmo de la desgracia: que la pavada o pavez siempre deja secuelas difíciles de superar, jaja

LOLA: ¿ a que era horrible lo de heredar ropa, libros, juguetes o lo que fuera y nunca estrenar nada propio? Creo que a mí me dejó secuela: el día que me compro unos zapatos salgo con ellos puestos de la tienda!

MANUELA: pues entonces pasamos por la misma experiencia!! Lo de no mirarse a los ojos no es solo cosa de timidez, juventud o ingenuidad; me temo que existe un factor cultural, pero lo del tal Félix es como para que le dés un trofeo por su audacia tardía, jajaja

Sr Nocivo dijo...

La edad del pavo es lo peor que te puede pasar, lo mostró muy bien Lewis Carroll en "Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas",cuando la protagonista, ante tantos cambios físicos, e incluso intelectuales, no sabe ya ni quien es.

Muy inteligente y adelantada tu madre dando ese consejo. Grandes palabras sin duda.

Lo que te dijo esa malvada mujer, tod@s tenemos un/a vecin@ así, me recuerda a una anécdota de mi infancia... así que creo que ya se de que voy a hablar en mi próxima actualización del blog.

Nina Maguid dijo...

Ay ese Continuará, qué daño que me ha hecho. Esto es autobiográfico? Porque me cuesta creer que alguna vez hayas sido feíta. Las señoras de médicos de pueblo suelen ser una especie depredadora, por suerte solo en su hábitat, pero con eso ya hacen suficiente daño.
Quiero saber más de esta historia, no sé cómo haces para que yo vea gráficamente cada cosa y me meta en el relato hasta vivir en el pueblo, asistir al conservatorio y probarme un vestido en lo de Manolita.
Un apunte: en Argentina "pavo" significa tonto, así que no tenemos que buscarle explicaciones a la famosa edad. A la cual, por cierto, tampoco yo quisiera volver.
Pero sí quiero volver a tu blog, a ver si afilas el lápiz y nos quitas pronto esta ansiedad.
Un beso, preciosa, y buen finde!

ampa dijo...

Fíjate en todos los niñatos de 14,15 años...ahora incluso antes...todos tienen aparte de muchos granos y mucha pelusilla encima del labio superior una importante nariz!! La verdad es q me dan pena, pobrecillos

LadySuchard dijo...

Apenas y acabo de salir de la edad del pavo, bueno salir, más bien huí despavorida ante el panorama así que eso de volver me produce algo cercano a las nauseas.
Y que razón lleva tu madre la cantidad de oportunidades que ofrece la vida y cuántas desaprovechamos por malas elecciones o relaciones.

Jo Grass dijo...

SR. NOCIVO: ¡gran libro el de Carroll! y sí es cierto que todos nos hemos topado con alguna arpía en nuestras vidas que han dejado huella. En este caso es la anécdota real que inspiró esta historia.

NINA: me encanta que te gusten las imágenes de mi archivo personal que me inspiran estas historias. Lo único autobiográfco es la anécdota de la bruja y mi formación musical. Escribiré el desenlace la próxima semana.
Besitos

AMPA: la próxima vez que me encuentre con uno le disparo un primer plano de la naríz para documentarlo, jajaja

LADY SUCHARD: bienvenida a esta humilde cocina. Felicidades si ya has superado esta horrible etapa de la vida para una chica. Afortunadamente me tocó nacer en una familia que me ha apoyado siempre y eso no solo es un privilegio, es algo que sin duda contribuye a definir tu personalidad.
Besos. Regresa cuando quieras

AMBER LAKE dijo...

A pesar de los años y años transcurridos aún me acuerdo, sin nostalgia, de aquella época; y coincido contigo en que por nada del mundo me gustaría regresar.
En realidad, no comprendo cómo conseguí sobrevivir a ella sin que me dejase graves secuelas emocionales. Aunque, a veces me pregunto: ¿realmente lo conseguí? ;)
Muy buena entrada.
Gracias, Jo.

Marisa dijo...

Si porr favor, continua...
jope, me has dejao con ganas de más...

Principessa dijo...

Estoy totalmente de acuerdo. Ni aunque me dieran millones ni aunque me pusieran una máquina por delante capaz de hacerlo...jamás volvería a pasar yo por la edad del pavo. Eso lo tengo más que seguro jajaja (acabé demasiado harta de aquellos tiempos)

Aún así, yo creo que todo el mundo en su vida pasa esa dificil etapa de la edad del pavo, la cual luego la pasa y ya se vuelve algo más estable despues de pasar una etapa que es una montaña rusa jajajja

También estoy de acuerdo contigo en eso de que da coraje que tuvieses que heredar la ropa de tu hermana mayor. A mi me ha pasado y es hasta hace muy poco cuando ya cada una tenemos nuestra propia ropa y raramente, nos intercambiamos algo.

En cuanto a la bruja, espero que esa mujerzuela haya aprendido ya la lección de que no debe hablar mal de nadie, porque ella no sabe cómo le puede resultar su vida... jajaja

¡¡Un besote!!

eL aRTe De SeNTiR dijo...

Increible historia...
La edad del pavo tiene dos perspectivas cuando la vives y cuando la sufres... me refiero a que cuando la vives no sabes que es la edad del pavo como tal, todo el mundo te lo dice, pero tu te encuentras desarrollandote, cuando la sufres es cuando tienes hermanos, hujos, etc... que eso para morirse con lo pesado que se vuelven.
También es cierto que digo yo, si una persona ya la ha vivido y ve que otra persona la esta pasando, que menos que tener paciencia y ayudarla.
Por cierto yo no he tenido granos jejeje, de eso me he librado xD

La Queli dijo...

Qué pesadilla de edad. LO que más me duele de entonces es el semiodio que le cogí a mi madre, y la cantidad de veces que la contesté mal. Ahora lo sufro con mis hijas.... y es agotador.

Eso sí, como parte positiva, son las ilusiones y los sueños increibles que se tienen, nunca en el resto de tu vida los vuelves a tener iguales. Y eso qque yo fuí tardia en la edad del pavo, que fué con 14 años. Es que ahora l@s niñ@s empiezan primero. Antaño eramos más inocentes.

Si volviera a nacer ... obviaría esos años y pasaría directamente a los 18.

Besucos.

ayxagirona dijo...

Ja em pots vindre darrera amb un pà calent, perquè no penso pas tornar a l’adolescència, nomès pensar-hi, ja em venen mals de cap, olors i pèls per tot arreu… no nena no de cap manera, patir i neguitejar per tot ¡¡ Quan et veies mona, sortien granets, o et veies las orelles grans o el nas… ufff …t’has pogut donar compte de que la meva va ser una mica complicada. Deunidó amb l’arxiu fotogràfic que gaudeixes, moltes i molt acertades, i el texte inmillorable. Petons des de la Costa Brava.

Lola Mariné dijo...

No sé si la edad del pavo es peor para l@s hij@s o para los padres y madres, porque mira que hay que echarle paciencia...sobre todo, como bien dices, con las niñas, que debe ser bastante peor que con los chicos.
Feliz semana, hermosa.

Sandra dijo...

Nena gracias por preocuparte, estoy divinamente, esperando a mañana que me quiten los puntos.

El cento tambien esta estupendo, pero muy liado con el curro, los examenes y 50 cosas mas q se busca el solito, asi que no tiene tiempo para el blog. Ayss ya le he dicho que asome, que la afición lo reclama ;)

Besos.

SK dijo...

Pues yo sí volvería a mi horrible y frustrante edad del pavo, claro con la experiencia que tengo ahora... y como en una peli de Álex de la Iglesia me cargaría a todos los que me hacían sufrir de la forma más sangrienta posible jajaja.
Es un buen guión para una peli gore...
Besos

Vergónides de Coock dijo...

Esa edad, que graciosos, hahahaha. Suerte.

Jo Grass dijo...

AMBER LAKE: esa es la clave: ¡sobrevivir a esa edad! Yo tampoco sufro nostalgia alguna. Supongo que por eso puedo reirme ahora y recrear esa época con una sonrisa, o vengarme para siempre despotricando con la pluma, que es otra opción creativa y no sienta mal!, jaja

MARISA: Bienvenida Marisa. Me alegro que hayas disfrutado con el relato: El próximo jueves tendrás el desenlace. Es el día que cambio el menú.

PRINCIPESSA: Ay, cariño, creo que a las que nos fascina el romanticismo nos ha dejado un sabor amargo esa edad, porque todas sufrimos más de la cuenta y nos tomamos demasiado en serio los afectos!! Nuestro karma es aprender a sobrevivir al desamor y a un aspecto imperfecto, jajaja

EL ARTE DE SENTIR: tienes razón! Yo estoy temblando al pensar que dentro de nada tendré a mi hija sufriéndola y encima, como me convertiré en su enemiga poco podré hacer para ayudarla.
menuda suerte la tuya con los granos!

Jo Grass dijo...

LA QUELI: así es la cosa. A mí me queda poco para empezar a sufrir en el otro lado como madre, pero es cierto que en esa época y, si eres una niña curiosa, las ilusiones se viven con tanta intensidad como en ninguna otra!
Besitos guapa

AYXAGIRONA: Moltes gracies nena, m´agrada lo del pa calent, jaja. Petons maca.

LOLA MARINÉ: no sabes de lo que te has librado teniendo un hijo y no una niña, jajaja. Yo empezaré en breve mi penitencia, jaja Felíz semana para tí también. Yo la he empezado con un gripazo viral de órdago así que espero que vaya mejorando...

SANDRA: me alegro que no sea nada cariño, y también que el Centollo esté bien. Ahora soy yo la que está con un gripazo del 15 desde el domingo. A ver si levanto cabeza y consigo quitármelo de encima, que soy pésima enferma y no aguanto la fiebre y todo lo demás. Besitos

SK: pues no dejes que pase el tiempo. Empieza a rodarla antes de que el tema te deje de interesar, jaja

BASURERO USURERO: Bienvenido. Suerte para tí también!

Welzen dijo...

Yo tampoco volvería a la edad del pavo, de aquella era demasiado ingenua, y no me daba cuenta de muchas cosas.
Es una etapa por la que todos pasamos y que en cierta medida nos marca cara el futuro.
Esperaré a siguiente capítulo.

Leo Mercado dijo...

UFA.... me quedo con las ganas de más...
Besos!

ElTiempoPerdido dijo...

oye, qué tal te encuentras? ¿Cómo va ese gripazo? Espero que te encuentres mejor.

Ánimo,
un abrazo.
Daniel

Jo Grass dijo...

WELZEN: hola, pues está claro que es una edad que no suele dejar buen poso en los archivos de la memoria, ¡por lo visto! me alegro de encontrarte de nuevo por aquí!

LEO MERCADO: ¡Qué alegría más grande Leo! Intento escribir el final de esta historia pero el gripazo que llevo encima me tiene un poco aturdida. A ver si consigo que tenga gracia.

DANI: me alegra que te preocupes por mí. Tengo una especie de virus que ataca al estómago y da , además, un fuerte dolor de cabeza. A ver si termino el relato y lo cuelgo esta noche o mañana temprano. Un besote.

Adrianina dijo...

Hola Marijo. Inquieta y curiosa como Amelié, me sentí muy identificada con mumchos pasajes del texto, pero tu ágia para transmitirlo es única.
Mi solía decirle a mi hermano menor, más que en la edad del pavo te compraste una pavería completa.

Bsos linda.

Aprilis dijo...

Primero: Que grande es Billy Wilder... que tío más listo y ocurrente ! Uno de los mejores directores de cine de la historia y , para mi, el mejor en el genero de comedias románticas [ El apartamento e Irma la Dulce son dos joyas que jamas podré agradecer lo suficiente a mi padre habérmelas puesto cuando era un niño ]

Segundo: ¡¡ Que vieja más arpía!!

Y Tercero: la verdad es que yo siempre pensé que la gente exageraba con lo de la edad del pavo, "no es taaaaan horrible" pensaba yo... Así que comparto contigo lo de que para las chicas es muuucho peor.

Bye bye

LadyMarian dijo...

Un bruja! Qué bruja, por favor! Decime que esto es todo de tu imaginación. No puedo creer que exista una persona tan mala. Mi madre diría en estos casos que "Dios la castigó". jaja! Sí, para una mujer como ésta sus hijas deben haber sido un problemón.

Me encanta tu visión desde la adolescencia. Me parece que tenés muy frecos los recuerdos y los sentimientos de esa época.

Mi madre tiene 3 hermanas y a ellas siempre las vestían en dos grupos. Mi madre y la hermana mayor con un vestido igual y las otras dos, que eran más chicas, con otro vestido.
Ella se ponía furiosa porque a veces los colores que a una no le iban a la otra sí. Sobre todo hay que tener en cuenta que eran muy diferentes y era difícil conseguir colores que le fueran bien a las dos. Mi madre era muy rubia y con ojos verdes y su hermana era morocha (=morena) con ojos marrones. O sea, nada que ver! Menos mal que los tiempos cambiaron!

Me encantó! Me voy corriendo a leer la continuación. Menos mal que vengo atrasada porque sino me hubiera quedado mal sin poder leerlo.

Besos

Jo Grass dijo...

LADY MARIAN: jajaja, lo de esa bruja no es ficción. Pr fin he podido resarcirme haciédole el homenaje que se merece. Lo de los vestidos idénticos para mi hermana y para mí tampoco. Me daba una rabia tremenda heredar los modelitos. No sé si he captado bien la imagen de la adolescencia, una época en la que las chicas sufrimos muchísimo.

Tengo una pésima memoria excepto para los detalles insignificantes, supongo que tiene que ver con mi curiosidad, y con haber pasado la vida con un ojo pegado a una cámara obsevando lo que acontece a mi alrededor. Mi inspiración para escribir proviene de las imágenes que he captado.
Me encanta que te haya gustado.