17 de marzo de 2011

¡SÍ, BUANA!

Foto: Marijo Grass


Hoy ha venido Carmelita a buscarme; quería que fuéramos juntas al parque de la Fuensanta; la concejala daba una charla por el Día Internacional de la Mujer y después invitaban a un piscolabis. Menos mal que se ha presentado en casa porque, de no ser así, Antonio me hubiera puesto alguna pega para salir: ¿Adónde vas con esa facha?” o “¿Acaso eres una mujer trabajadora? ” Pero, claro, delante de Carmelita no se le ocurriría hacerme un feo, y más sabiendo la clase de cotilla que es, así que, muy a su pesar, nos ha dado la bendición; eso sí, la puntilla que no falte: “ Manuela, no tardes mucho que tenemos que trasplantar los geranios”; como si los geranios no pudieran esperar esa operación; ¡si todavía no ha llegado la primavera…! Tanto da; hoy son las macetas y mañana tocará limpiar la jaula al canario, aunque no tengamos canario. La cuestión es pasar 24 horas a su lado, atendiéndolo, sin descanso ni diversión; y eso…, eso no es amor, es egoísmo y subordinación.




Foto: Marijo Grass


Al llegar al parque, Carmelita ha empezado a pasar lista. A mí no me gusta esa costumbre suya de no dejar títere con cabeza, porque no se le escapa una: que si fulana está más fondona de lo habitual, si a mengana no le queda bien el tinte, si la nieta de zutana se ha liado con su jefe… En fin, si no fuera porque nos conocemos desde niñas y Antonio no le replica nada por el qué dirán, y es la única manera que yo me de un garbeo con otras personas que no sean mi marido… ,bueno, pues, no seríamos amigas, porque a mí esas cosas no me van.





Foto: Marijo Grass



—Pero, ¿tú la has visto?

—¿A quién?

—A quién va a ser, ¡a Eugenia!

—¿Eugenia?

—Si, mujer, la de Pascual, el de la relojería.

—¿El que le dio un infarto en la misa del gallo? ¿Esa Eugenia?

—Esa misma. Es medio prima mía, lejana, pero medio prima.

—Pues, no. La verdad es que no la había visto desde el entierro. Parecía muy afectada...

—¡Uy, y tanto! Casi le deja el negocio al párroco que dio la misa ese día…; de lo agradecida que estaba.




Foto: Marijo Grass



—¿Agradecida?

—Sí, agradecida al Santísimo, por llevárselo de una vez y en un día tan especial. Yo creo que si Pascual no llega a estirar la pata, antes de empezar el año nuevo, le habría puesto cianuro en la sopa, o ella hubiera terminado en manos de un loquero.

— Ay, Carmelita, qué bruta eres. ¿Cómo se te ocurren esas cosas?

—Porque la pobre no aguantaba más. Cincuenta y cinco años es mucho aguante, y ese hombre la tenía amargada, en un sin vivir… Y, ¡vete a saber si también le ponía la mano encima!

—Yo tenía entendido que Pascual era un buen hombre. Y ella…

—Ella está más feliz que una perdiz. ¡Si parece que se haya operado y todo! Se ha quitado 20 años de encima, por lo menos. Ahora hace Pilates; se ha gastado una fortuna en ropa que podrían llevar sus nietas; también se ha matriculado en un curso de pintura, y dice que quiere volver a conducir; pero yo no creo que a los 76 le renueven el carné, por la vista y todo eso… Aunque a Pepita, la mujer de Leandro, si que se lo han dado, y esa si que es un peligro circulando.

—Pues, sí. Ahora que me fijo, se la ve más joven… o más feliz.




Foto: Marijo Grass


Me pregunto si todas las mujeres de mi generación rejuvenecemos al enviudar; porque a nosotras el divorcio nos llegó tarde, con los hijos por criar y los prejuicios y la cobardía abanderando nuestra cotidianidad. Observar a Eugenia, tan moderna y con esa energía, cuando hace solo dos meses que falleció su marido, me produce un cierto desasosiego. No sé qué me pasa; no puedo creer que sienta envidia…, o quizás un poco sí, aunque me iría de cabeza al infierno si tuviera el valor de reconocer semejante barbaridad. Y puede que Eugenia aguantara carros y carretas, y unos cuantos guantazos también, pero yo jamás he vivido una experiencia como esa, porque mi marido me quiere a rabiar.




Foto: Marijo Grass


El problema es que es un hombre solitario; nunca le ha gustado que haga planes con otras personas que no sean él; y a mí me gusta conversar con gente de cualquier edad, incluidos los amigos de mi nieto, que yo les ayudé a todos con las matemáticas, y ellos me contaban sus hazañas o me enseñaban a manejar el ordenador cuando venían a casa a merendar, pero ahora que se han ido a la ciudad, a empezar una carrera, me he vuelto a quedar sola con él, repartiéndonos los crucigramas que trae la prensa dominical. Eso nos entretiene un rato, pero yo me aburro como un pez en la pecera, hasta que consigo sacarlo de casa a dar una vuelta. Supongo que no debería quejarme; a fin de cuentas: “¿Para qué llorar por la leche vertida si ya no se puede recoger?




Foto: Marijo Grass


Mi Antonio ha sido un hombre de bien; honrado y afectuoso; nunca me ha faltado nada a su lado; ni ha tenido líos de faldas o vicio alguno, pero siempre ha sido TAN dependiente y TAN celoso…; y yo con el “Sí Buana”, agachando la cabeza para no contrariarle. Debí revelarme entonces. Yo venía del mundo del trabajo, tenía estudios, y la posibilidad de conseguir un nuevo empleo después de la boda, cuando me trasladé a su pueblo; pero ahí entró el cura en escena, rogando que cediera mi título de Maestra a una soltera que no lo tenía para dirigir el colegio, una idea que rechacé de inmediato; pero Antonio y su madre se mostraron escandalizados: “¿Cómo se te ocurre que vas a trabajar?” Y esa vez fue mi suegra la que añadió la puntilla: “ La gente pensará que tu marido es un perdedor, así que, ¡NI HABLAR!”. Una vez más, bajé la cabeza y exclamé: ¡Sí Buana!




Foto: Marijo Grass


Dos años después me llamó una inspectora, amenazándome:

—Pero, ¿cómo se le ocurre? ¡Por esto la puedo inhabilitar de por vida! ¡Y perdería su título!

—Mnn, yo…, el cura…mi marido… Lo siento… Yo no quería.

Ese fue un episodio de tantos. Mi Antonio es un tipo refinado, siempre ha querido que me siguiera cultivando, pero se ocupó de que sucediera en los límites de mi casa o de mi familia más próxima, así que mi vida social fue mermando hasta resumirse en: un fin de semana para visitar a mi madre por Pascua y alguna tarde robada, para acudir a algún evento con Carmelita o tomar un chocolate con mis primas, antes que regresara de la oficina.




Foto: Marijo Grass



El matrimonio me ha dejado sin trabajo hasta la jubilación, y mi vida ha consistido en criar a los niños y atender sus deseos; los míos dejaron de existir hasta que falleció mi suegra: la causante de casi todas mis desdichas, porque para él, que era hijo único, su madre siempre fue la primera.




Foto: Marijo Grass


En aquél momento pensé que las cosas iban a cambiar, que tendríamos nuestra intimidad y empezaríamos a divertirnos un poco, pero nada de eso sucedió. Él se aficionó a la fotografía: otro hobby solitario; y no es que me pareciera mal porque le gustaba hacer retratos de la familia, y a mí me sacaba muy guapa, pero entonces empezó a pasar las noches encerrado, en un cuarto oscuro que había improvisado en el lavabo de cortesía que teníamos frente a la cocina. Yo me aficioné a la repostería, para que tuviera un rico tentempié esperándole, cuando salía de aquél laboratorio a respirar algo más sano que esos apestosos productos químicos.





Foto: Marijo Grass


Todos los domingos me llevaba los niños al parque, y él se quedaba en casa montando sus álbumes de fotos. El parque se convirtió en mi desahogo, aunque no creo que pudiera llamarse diversión. Y siempre ponía peros, o me hacía cambiar de vestido; decía que no necesitaba ir a diario, y mucho menos tan arreglada, que para eso teníamos una casa con jardín, para que pudieran jugar los niños.




Foto: Marijo Grass


Yo, de joven, tenía buen cuerpo y unos ojos bonitos; me gustaba pintarme los labios de rojo y llevar algo ceñido. Empecé a arreglarme en el zaguán, igual que mi hija de adolescente, aunque solo fuera a comprar la leche y el pan. Necesitaba verme guapa; que me echaran un piropo en la calle y me sintiera…, no sé, más mujer, porque a esas alturas ya había aceptado que mi marido era un tipo muy celoso y bastante aburrido; algo que no supe detectar en las cartas que nos enviábamos durante nuestro noviazgo. Nos conocimos durante unas vacaciones en su pueblo, donde también residían mis primas, y nuestra relación, hasta que nos casamos, fue epistolar. Es cierto que compartimos el placer de la lectura, porque ambos somos muy curiosos y amantes del romanticismo y la fantasía, lo que nos ha proporcionado temas para conversar; pero yo soy muy sociable, y siempre he añorado mi trabajo en la ciudad; él, en cambio, es un ermitaño al que nunca le ha gustado relacionarse con extraños ni salir a bailar.




Foto: Marijo Grass



Esta mañana, al ver a Eugenia tan alegre y liberada, no he podido rechazar una imagen que sobrevolaba mi cabeza, la de intercambiar mi vida por la de ella; y del sofoco y la excitación que me ha dado casi me pongo mala. Yo quiero a Antonio, y él, por mí, siente auténtica devoción, pero estoy segura que es demasiada, porque incluso ahora, de jubilado, quiere tenerme todo el día a su lado, y eso es casi una obsesión, muy malo para la salud mental; y cuando me agobio me pongo a preparar comida que acabaré tirando, o regalando a mis primas, porque mis hijos están lejos, y ahora mi nieto también; y lo cierto es que estoy deseando que regrese por vacaciones y me siga explicando lo de Internet, para tener una nueva distracción que me haga olvidar un rato el “Sí Buana”.




Ilustración: Marijo Grass

46 comentarios:

Sonix dijo...

Me ha encantado. Como siempre, lo has hecho genial y de hecho has retratado a (supongo) muchos matrimonios, pero en concreto a uno de setenta y pico que conozco bien. Muy triste pensar esas cosas, pero me consta que es real como la vida misma.

Por cierto, ¿me puedes enviar un mail para darme tu dirección? Para enviarte el libro... ;D Da igual qeu no hagas reseña, pero luego tendrás que pasarlo a alguien para que siga la cadena. Y aunque no hagas reseña, me dirás si te gustó ¿no?

Besos!

Jo Grass dijo...

SONIX: creo que hay unas cuantas mujeres de esta generación que podrían identificarse con la historia. Me alegra que tú también lo veas así. Era mi pequeño homenaje por el día de la mujer trabajadora, que no pude escribir la semana pasada por encontrarme de viaje.
Te voy a dejar mi correo personal en un mensaje de facebook. El blog tiene un correo pero como no me escribe casi nadie lo miro de uvas a peras. Besitos. Por supuesto que te dejaré mis impresiones cuando lea el libro de Saramago.

juanjo dijo...

Lo cierto es que muchas mujeres mejoran su calidad de vida tras la muerte de sus maridos....me refiero sobre todo a las mujeres de la generacion que tu retratas.En el caso de mi madre ha pasado exactamente asi
Besos

Anusky66 dijo...

muy bien descrito tanto el ambiente externo,como el animo interno de esas mujeres que no pudieron decidir libremente que hacer con/en su vida.Al final aunque la jaula sea de oro no deja de ser una jaula y ellas aves deseosas de poder volar.

Unbesazo

Juan Rodríguez Millán dijo...

Pues ya sabes, si es que clavas las voces de personas muy lejanas a ti en la edad. Me apasiona tu voz de niña, y me encanta tu voz de mujer mayor. Y cuánta melancolía había en el texto, es lo que decías con Sonix, es que estoy seguro de que hay muchísima gente que podría verse reflejada en esas líneas, qué bien lo has relatado y con qué naturalidad...

Cantares dijo...

Ah! las niñas de mi edad :) hemos conocido varios matrimonios como éste.
Había que ser valiente para soportar esa vida je!
Las generaciones siguientes abrieron caminos, cambiaron costumbres, escandalizaron suegras ..
En mi caso convertirme en viuda no me dió más libertad, ya la tenía y la ausencia de Carlos que era mi par,mi amigo,mi compañero,mi esposo dejó un espacio dolorosamente vacío.
EH! me encantó tu post
Besos
Besos

Montse. dijo...

Como la vida misma!!! Un relato, que esta a la orden del dia. Muy bueno. Besitos.

Nina Maguid dijo...

Yo también he visto florecer a muchas viudas, libres después de una vida de sumisión o devoción.
Pero no creo que sea una historia de otros tiempos, cualquier convivencia exige amputaciones porque para encajar las piezas hay que limar las aristas.
Cuánto juego da este tema, para una mesa redonda (literalmente, con té y cotilleo).
Me ha gustado mucho tu historia, un besazo.

Marisa dijo...

¡Cuánto daño causó la educsación machista que recibieron nuestras madres y abuelas y que les tocó vivir, aceptándola y resignándose!
"Abnegadas" madres y amas de casa (ese adjetivo lo utilizaba la Iglesia Católica, cómplice y responsable nº 1 de esta situación), que veían pasar su vida sin pena ni gloria. No me extraña que, viudas, se les viese (o se les ve mejor).

Actualmente, la cosa ha cambiado, no lo dudo, pero aún conozco casos de amigas que sufren (y aceptan) este tipo de situación, parejas muy jóvenes que, desgraciadamente, han aceptado la herencia de la obsoleta y discriminatoria educación recibida por sus progenitores.

Tu relato es sensacional, Jo. Expones y describes excelentemente la situación, para que, posteriormente cada cual saque sus conclusiones. Magnífica.

La fotografía de las ancianas en la Iglesia es estupenda: me encanta el enfoque que tiene.

Besos con perfume de libertad , Jo.

Elena dijo...

Duro. Muy duro. Y deja a la imaginación cómo puede sentirse el marido.
¡Me encantan tus textos!

Besicos

Anónimo dijo...

Excelente. Lo grave es que muchas de esas connotaciones se mantienen en los hombres de hoy en día.

Lola Mariné dijo...

¡Ay, que pena de historia!
Pero lamentablemente muy real todavia.
Ojalá cambien las cosas.
Besos

AMBER LAKE dijo...

Impresionante este corto, Jo. Has retratado magistralmente la triste realidad de muchas mujeres; esas que se engañan a sí mismas confundiendo el amor con la dependencia, la cobardía y la resignación, que vegetan bajo la dirección de sus parejas olvidándose de sus propios sueños e ilusiones, y deseando en secreto liberarse de lo que ya constituye un yugo para ellas: su marido.
Un beso y buen finde.

Anónimo dijo...

Qué horror convivir con una persona así, no? Que te asfixia y no te deja ser tú realmente...
Besotes!

acoolgirl dijo...

Me resulta tan triste pensar que hay personas que viven así... atadas de por vida por "amor"... el amor de verdad no es eso.

Un besitooo

Unknown dijo...

Me alegra que sigas en plena forma. Por aquí aún sigo sin descubrir el paradero de tu primer manuscrito: debo estar en horas bajas. Aún tenemos pendiente ese arroz! Besos

Unknown dijo...

Ah! y me encanta esa fusión que realizas de texto e imágenes: creo que debes seguir por ese camino; un nuevo género: la novela fotográfica... El amigo de Sherlock

Juan Carlos dijo...

me ha faltado el apartado de "blog" con los comentarios opinando de las amigas sobre el tema jejej
muy bueno.. y casi casi real.. por desgracia..
lo de mi entrada del otro dia no creas que no me apena lo de japon, lo que me martirizaba ver que no haciamos nada ante gadafi.. al final se ha movido, que ya era hora =)
buen lunes!1

Anna ( blog princesa) dijo...

Hola corazón!!
Ya estoy de vuelta, con las pilas cargadas.
Me encanta este relato, es original y entretenido, además las fotos son ideales.
DE paso decirte que hay cambios en mi blog, la dirección url es otra, dejo la nueva para que me puedas visitar y la agreges a tu lista. Recuerda la nueva eh.
Bueno te la dejo en este mismo enlace,
besos guapa

Jo Grass dijo...

JUANJO: triste pero cierto. Algunas mejoran su calidad de vida al enviudar, al menos la emocional!
Besos

ANUSKY: lo peor de todo es que hayan pasado tanto tiempo deseosas de querer volar, creyendo que era como debían vivir porque así mandaban los canones de la sociedad!!

Jo Grass dijo...

JUAN: me gusta que se advierta esa enorme melancolía. Resulta muy dramático porque muchas continúan así todavía hoy, en nuestros días.

Me divierte más escribir con una voz como la de Zoe, pero estas mujeres se merecen que ilustre también sus vidas.
Besitos

CANTARES: suerte la tuya, que tuviste un igual a tu lado; pero en el caso de estas niñas de tu generación, creo que abunda más la situación que retrato en estas líneas.
Un beso enorme y felíz semana!

Jo Grass dijo...

MONTSE: me alegra que resulte tan verosímil!
Besos, bella

NINA MAGUID: ojalá algún día podamos compartir esa mesa redonda, con té, cotilleos y alguno de tus deliciosos postres!!
Besitos. Me encanta encontrarte por mi cocina de imágenes y palabras!

Jo Grass dijo...

MARISA: esa es la gran losa de la educación católica y el lastre de una sociedad cargada de prejuicios: "La edad de oro" de la mujer abnegada; la generación de nuestras madres y abuelas; así que la cosa no queda tan lejos. También conozco gente mucho más joven que acepta este tipo de vida y de relación, por desgracia!

Mil besos y mil gracias por tu acertada reflexión!

Jo Grass dijo...

ELENA LECHUGA: el de los maridos es otro mundo, en especial el de ese tipo de maridos; incluso más jóvenes. Es muy duro pero real!

ANÓNIMO: escribí un texto de uno más joven que repetía el patrón familiar; un dinosaurio en la época actual.
Te dejo el link por si quieres echar un vistazo. Muchas gracias por tu comentario.

http://setehapasadoelarroz.blogspot.com/2010/03/armando-que-te-aguante-tu-madre.html

Jo Grass dijo...

LOLA MARINÉ: sí que es una pena, Lola. Por desgracia, todavía queda mucho para erradicar ese tipo de historias y que suenen a "pasado"
Besitos

AMBER LAKE: tú lo has dicho: dependencia, cobardía y resignación. Ahí se marchitan todos sus sueños, desaparecen a la deriva; mientras, esperan el momento de su liberación, y rezan para que Dios se los lleve antes que a ellas.

Jo Grass dijo...

ACOOLGIRL: por supuesto que no es amor, pero ellas se resignan de por vida!!!

WALTER B: ¡Qué ilusión, encontrarte por aquí, amigo de Sherlock!
Quizás esto es una evolución de la fotonovela , pero con más texto y sin bocadillos, jajaja
Mi primer manuscrito, y todo lo demás, busca editor (ahora bastante más pulido)
Besotes!!

Jo Grass dijo...

JUAN CARLOS: vendrá después. Todavía necesita a su nieto para que la ponga en sintonía!!
Y, es verdad, por desgracia esta historia resulta muy real!

ANNA (BLOG PRINCESA): cuánto me alegro que regreses recuperada!!! Ahora mismo voy a agregar tu nueva dirección.
Besitos

Sandra dijo...

No sé que hace mas daño, si las suegras, los maridos calzonazos, o la poca personalidad de agachar la cabeza y dejarse llevar :S

Jo Grass dijo...

SANDRA: puede que todo eso, pero me temo que pocas mujeres de esa época han tenido la oportunidad de revelarse como hubieran deseado hacer en su momento!

Anónimo dijo...

Demasiado familiar me resulta esta historia...
¡¡¡Que se arreglen las chicas y se vayan a bailar, que una canita al aire siempre es saludable!!!
A ver si me voy poniendo al día :)
No sé por qué no puedo entrar en mi cuenta, soy SK.
Besotes guapa!!!

Sr Nocivo dijo...

Aún me sigue impresionando la capacidad que tienes para retratar el mundo interior de tus personajes.
Por desgracia lo que muestras en esta historia es muy cierto, pero no es cosa del pasado, hoy en día se sigue dando, aunque no de la misma forma porque el mundo ha cambiado mucho, pero las mujeres siguen renunciando a demasiadas cosas. Una cosa es que las dos partes de una pareja cedan en determinados aspectos por el bien de la relación y otra es que una de las dos se anule como persona y eos es lo que les pasa a muchas mujeres antes y ahora.

Jo Grass dijo...

SK:la verdad es que deberían hacerlo, tengan la edad que tengan, pero supongo que para algunas de ellas no ha sido fácil!!

Echo de menos tus textos. A ver cuándo nos regalas alguno!!! Lo de blogger, mnnn, mejor ni comentarlo!
besitos

SR. NOCIVO: pues eso es lo tremendo,que todavía hoy existan tantas mujeres que, en cuanto tienen una relación, se anulan por completo y dejan de ser ellas mismas para convertirse en una prolongación de sus parejas. Las que retrato aquí lo han tenido muy dificil; demasiados prejuicios abanderando la sociedad en la que les tocó vivir su juventud!

Besos

Adriana dijo...

Me gusto muchísimo, pero muy duro y muy real también, más de una a vuelto a nacer y a disfrutar de la vida, una vez encontrada la soledad. Desgraciadamente. Muchos besos.

Jo Grass dijo...

ADRIANA: supongo que sí; para algunas, librarse de sus pesadas cargas familiares es como renacer.

Besitos.Saluda a tu hermana de mi parte.

Montse dijo...

Hola Jo, acabo de abrir otro blog, ya que El mundo tras mi cámara llego a su fin, si te interesa es "El blog de Muntsa",http://elblogdemuntsa.blospot.com. Besitos.

Jo Grass dijo...

MONTSE: ya te he enlazado. No olvides lo del peso de las fotos.
besos

Claire dijo...

Igual me equivoco pero yo creo que hay hoy en día hay muchos matrimonios no tan mayores que son así. O matrimonios que aunque la mujer trabaja, la convivencia entre ambos es rutinaria y aburrida pero se sienten como acomodados, como ¿para qué cambiar?. Lo que tienen que cambiar es la actitud. Por muchos años que lleve unido un matrimonio no deben limitarse a ver pasar la vida, han de hacer cosas que les hagan sentir bien, y si es juntos, pues estupendo. Yo también sé de mujeres que han rejuvenecido al enviudar, y es una pena porque es como si hubieran desaprovechado su vida matrimonial. Pero claro, acostumbrarse a la rutina es demasiado fácil y decir a mí no me ocurrirá también, pero hay que tratar de evitarlo.
Un relato estupendo y muy realista.
Un abrazo guapísima.

Jo Grass dijo...

CLAIRE: me temo que no te equivocas. Creo que todavía hoy, encuentras, además de la generación que retrato, parejas que funcionan bajo esos parámetros de dependencia; mujeres que se anulan cuando se acomodan en una relación y aunque no les satisface no hacen nada para mejorarla o salir de ella, porque eso exige esfuerzo, valentía, para cambiar las cosas.

Me entristece muchísimo encontrar gente joven que todavía funciona así. Creo que es imposible tener una relación satisfactoria si existe esa clase de dependencia: económica, emocional o ambas a la vez. Las buenas historias de pareja son las que se basan en el amor y el respeto, y sobre todo en las que se tratan de igual a igual.

Un besote grande!

Sr Nocivo dijo...

Como ya le dije en mi anterior comentario hay muchas mujeres jóvenes que se anulan en favor de su pareja, pero eso es algo que, pese a contradecir los cambios sociales de los últimos 110 años, aún se sigue vendiendo como la gran prueba de amor que la mujer puede presentar, solo hay que ver (sub)productos como la saga crepúscrulo, con una protagonista que nunca toma la iniciativa por si misma, que siempre depende de los dos hombres que la pretenden y que se deprime hasta el punto de presentar impulsos suicidas cuando el vampiro se aleja de ella... ¡Con cosas así triunfando es normal que aún hayan muchas mujeres que reduzcan su mundo a su pareja!

Jo Grass dijo...

SR. NOCIVO. pues así están las cosas. Te doy la razón en todo. Y tampoco olvidemos el papel de muchos dinosaurios, que no soportan que la mujer que tienen a su lado brille con luz propia, o en un momento dado decidan seguir adelante con su vida lejos de ellos porque resultan dañinos, y las acaban lastimando, y en el peor de los casos las envían directamente al otro barrio!

Humberto Dib dijo...

Jo, un retrato genial de ciertas personas de edad, espero que no de todas. Lo de Sí Buana es un hallazgo, me ha divertido, pero es bastante triste.
Excelentemente acompañado con las imágenes.
Un besazo, amiga mía.
Humberto.

Jo Grass dijo...

HUMBERTO: afortunadamente NO es un retrato de todas las mujeres de esa edad pero, sí que hay una buena colección que se pueden identificar con la historia, y como hemos comentado antes, no tan jóvenes como las protagonistas de este relato.

Lo del sí buana, agachando la cabeza, me parece que es un clásico, jajaja
Mil gracias por tu comentario.
Besos

Lamardestrellas dijo...

Muy bien hecho el retrato, Jo, tienes la habilidad de ponerte en la piel de tus personajes... Y muy triste esa vida tirada por la ventana. Menos mal que las cosas han cambiado...

LadySuchard dijo...

Genial! Como siempre...
Me recuerda a la generación de mis abuelos, menos mal que las cosas ya van cambiando y no se espera de nosotras estar todo el día en casa.

Jo Grass dijo...

LAMARDEESTRELLAS: la verdad es que me da mucha pena la generación de estas mujeres, que se han perdido tantas cosas en su vida por atender a su gente, sin pensar jamás en darse gusto ellas mismas.
Besos

LADYSUCHARD: dramático, sin duda. Y encima muchas de ellas crecieron en la posguerra, que según cuentan ellas mismas fue mucho peor que la guerra!!

Jo Grass dijo...

IPODGIRL: acabo de descubrir que existen comentarios que van a una carpeta de spam y el tuyo estaba allí. ¡Qué raro! Cada día me sorprende más el Sr. Blogger!
Sobre esta historia estoy contigo: me parece durísimo tener una relación de convivencia como esta!
besitos