13 de enero de 2011

UNA NAVIDAD ENTRE FANTASMAS. Primera Parte

Foto: Marijo Grass


24 de diciembre. 5:30 AM


Mi móvil está sonando.

— ¿Bajas?
— ¡Un segundo!
— Estoy en la esquina.
— OK.


Menos mal que puedo confiar en él. Si no me hubiera despertado hace 25 minutos, seguro que no llegaba a tiempo.


— ¡Buenos días, guapa!
— ¡Hola, Raúl!
— ¿Adónde vamos, Eli?
— A la T1.
— ¿Familia o trabajo?
— ¿Tú que crees?
— ¡Que necesitas unos días de descanso!
— Regreso el domingo. ¿Podrás recogerme?
— ¿A qué hora?
— A las 4…¡De la tarde!
— Tengo el turno de noche, pero por ti puedo hacer un excepción.
— ¡Gracias! ¡Eres un sol!


Me abrocho el cinturón y me acomodo en el asiento trasero, dispuesta a aprovechar el trayecto para dar una cabezadita. Estoy agotada; maquillar zombis durante 3 meses, 16 horas al día, en un plató sin calefacción, me ha dejado con su mismo aspecto. Ya sé que no debería quejarme porque tengo trabajo; y eso, hoy en día, es como un lujo asiático. Además, he aprendido mucho de la gente que se ocupa de los efectos especiales pero, hace siglos que no echo un polvo en condiciones y, pasar tanto tiempo en un decorado, rodeada de muertos vivientes, aunque sean falsos, no me pone mucho.


Foto: Marijo Grass



Adoro a mi familia, pero daría lo que fuera por descansar en mi fin de semana libre. Ya lo sé: es Nochebuena; no puedo faltar a la cita o le daré un gran disgusto a mis padres. Lo que más me apetece es dormir todo el día y, a continuación, llamar a alguno de mis amigos con derecho a roce, y sin prótesis ensagrentadas cubriendo el rostro, para que me regale un buen masaje o un rato de diversión.




Foto: Marijo Grass



Raúl es especialista; nos conocimos en una serie de polis hace un par de años; es capaz de dar tres vueltas de campana a un coche y salir ileso. Cuando no tiene trabajo conduce un taxi. Una vez intentó ligar conmigo pero no hubo química; solo le interesan los vehículos, jugar a la Play y el fútbol; yo prefiero hablar de cine o de música con los tíos que meto en mi cama después de un largo día de rodaje.


— ¡¡¡OSTIAAA!!! ¿¿¿QUÉ COJO…???
— ¡¡¡RAÚUULL!!!


¡Madre mía! ¡Estamos en la cuneta en sentido contrario! Me parece que hemos chocado porque estoy babeando sobre un airbag.


— ¡Raúl! ¡Raúul!
— Tranquila, estoy bien. ¿Y tú?
— Bueno… Más o menos… ¿Qué ha pasado?
— ¿De verdad estás bien?—. Raúl me quita el airbag de encima y me regala una caricia un poco brusca apartando el pelo de mi cara—. Espera un momento…—. Sale del coche y se adelanta unos metros. Yo lo imito para comprobar si responden mis piernas; me quedo junto al taxi observando el desaguisado.


¿Cómo se puede producir un accidente múltiple, antes de las 6 de la madrugada, camino del aeropuerto? Menos mal que iba con un conductor experto. ¡Uff! ¡Qué mal rollo!

Al cabo de 10 minutos regresa mi colega. Hay un montón de gente cabreada, 4 coches con la carrocería aplastada y, por fortuna, ningún muerto, pero sí algunos heridos. Parece que haya regresado al rodaje. Tengo la sensación de estar rodeada de figurantes, aunque, la verdad, no los veo por ninguna parte.


— He llamado a Emergencias. Me parece que un par de tíos se han roto algo. Puede que alguien más se haya hecho daño. ¡Joder, la gente es la ostia! Se quedan pasmados mirando pero no se les ocurre sacar el puto móvil para pedir ayuda.
— Pues, entonces, vámonos. Si pierdo el avión no llegaré a casa a tiempo.
— ¡Como quieras! Rellenaré el papeleo a la vuelta.


Nos ponemos en marcha; me empiezo a sentir fatal, y no porque me haya hecho daño, ni por el susto o la conmoción. De repente me siento culpable por haberme quedado como los figurantes, contemplando el suceso sin hacer nada. Hace unos meses, una productora para la que estaba trabajando, nos regaló a unos cuantos un curso de primeros auxilios; yo preferí meterme en un cine de barrio a ver una reposición de Nothing Hill. Ahora me arrepiento; seguro que hubiera resultado más útil que contemplar por enésima vez al guaperas de Hugh Grant; sobre todo porque esa peli la programan en la tele tantas veces como la otra de la Roberts, haciendo de cenicienta y rescatada por el príncipe que interpreta Richard Gere. ¡Argg! ¿Por qué recuerdo estas gilipolleces? Hace un momento podía haber vivido mi último aliento aplastada entre hierros. Tendría que haber visto mi propia película a cámara rápida, y después quedarme vagando por la carretera como un espíritu en tránsito, hasta que llegara Jennifer Love Hevitt y me enseñara a encontrar “la luz”, o lo que sea.





Entre Fantasmas. Creada por John Gray. ABC/CBS


Al cabo de unos minutos nos cruzamos con la Guardia Urbana; también escuchamos el sonido de una ambulancia. Respiro profundamente y me acomodo de nuevo un poco más tranquila. El incidente me deja pensando en la fragilidad de la vida; gracias a Raúl parece que hoy no era mi día; y los figurantes, que no he visto, se quedan sin trabajo.




Foto: Marijo Grass



Regresar a casa por Navidad me produce una cierta contradicción. Soy la tercera de 5 hermanos y siempre me he sentido entre dos bandos: ni pequeña ni mayor; a pesar de haber cumplido los 35 y ser la única que no tiene pareja ni descendencia, algo que unos reprueban y otros envidian, según el momento que atraviesen con sus respectivas familias. Cuando llegan estas fechas siempre me cambia el humor; puedo levantarme eufórica y acabar el día deprimida, y viceversa.

Me gusta compartir las fiestas con mi bulliciosa tribu, pero al mismo tiempo deseo que termine todo y largarme corriendo a continuar con mi vida.

Mientras espero a que anuncien la inminente salida de mi vuelo, me quedo unos instantes contemplando la salida del sol, que irrumpe con violencia inundando de rojos el horizonte, después de una horrible semana de lluvias que han traído de cabeza a nuestro director de fotografía.




Foto: Marijo Grass



Me pregunto cómo estará Raúl y la gente que he dejado abandonada en la autopista. Supongo que el accidente les ha estropeado las vacaciones. Espero que se recuperen pronto y den gracias a su hada madrina. Éste podría haber sido nuestro último día.




24 de Diciembre. 9:30 AM. 800 Km. al sur del Mediterráneo.


Archi, mi hermano mayor, me recoge en el aeropuerto. Le pregunto por Nora y los niños; su respuesta es resoplar todo el tiempo, como buen adicto al trabajo que se agobia cuando las obligaciones familiares lo mantienen alejado de la empresa y sus hijos lo dejan sin aliento. Media hora más tarde llegamos al pueblo; hace rato que la conversación con mi hermano ha llegado a un punto muerto.





Foto: Marijo Grass



Al entrar en casa, mi padre me recibe con un café en la mano y su tradicional abrazo de oso. Mi madre, en cambio, me ofrece unas tostadas con aceite de oliva y me pregunta si ya tengo novio. Sin esperar respuesta alguna solicita mi ayuda para preparar el evento. Mi hermano pequeño llegará justo para cenar y las chicas han salido con los niños a dar un gran paseo.




Foto: Marijo Grass



Me entretengo un par de horas en el mercado contestando la felicitación navideña de gente que no recuerdo; observando la cantidad de paradas que lucen un cartel de traspaso o el cierre de negocios por jubilación, o porque sus dueños se han ido al otro barrio. Me da la sensación de que mi pueblo agoniza y ha dejado de hacer honor a su nombre: El paraíso; y no solo por la crisis. El ambiente que respiro me resulta caduco, envejecido y austero. Cuando era pequeña la gente vivía del turismo, por su proximidad al mar, un famoso balneario que hoy se cae a pedazos por falta de mantenimiento, y los sanadores bosques de pinos. Ahora, los mayores van desapareciendo y la mayor parte de los jóvenes se ha ido. Decido comprar frutas y verduras frescas para hacer una ensalada y un pavo para la cena, además de un montón de gambas, chipirones y cangrejos. Tienen una pinta estupenda; seguro que están para chuparse los dedos.




Foto: Marijo Grass



Al terminar de comer, antes de que mamá me reclame en la cocina para rellenar el pavo, decido subir a mi habitación para echarme en la cama un rato, pero mis planes se vienen abajo al cruzarme con una de mis sobrinas en la escalera.


— Eh, Elisa, ejem, tía ¿has traído tus pinturas?— pregunta Selva, que tiene 14 años y hace honor a su nombre porque, según mi hermana Sofía, desde que va al Instituto no deja de meterse en líos y entrar en su habitación es como atravesar el Amazonas. La verdad, no sé de qué se queja; ella le puso ese nombre porque se quedó preñada del canalla de su clase que tenía por novio, en el viaje que hizo a Perú al terminar la carrera. El tipo salió pitando de su vida al enterarse; se largó a Suecia con la excusa de que había conseguido un curro maravilloso pero, lo que deseaba era eludir su responsabilidad e instalarse en un país en el que abundan las rubias con buenas tetas.

— Sabes que siempre viajo con mi maleta. ¿Por qué lo dices? ¿Quieres que te maquille como una princesa para la cena?— propongo a mi sobrina, intentando anticipar sus deseos.
— Bueno, en realidad… Me gustaría tener el aspecto de mi nueva identidad. Ahora soy una vampira— responde, como si se tratara del club de fans de un ídolo adolescente.
— ¿Vampira? ¡Ah!— exclamo, asintiendo con la cabeza, igual que si hubiera obtenido un mérito escolar.
— De momento, solo una iniciada.
— Entonces, ¿estás muerta?— pregunto, midiendo mis palabras para no ofenderla ni parecer demasiado carca.
— Los vampiros no están muertos, solo han cambiado.
— ¿De verdad?
— Espero que no hables del asunto por ahí. Ya sabes que en el pueblo la gente se pone a rajar y te señalan con el dedo, aunque mi madre lo sabe. Me pilló chupando la sangre de Marisa cuando se pegó una ostia con la bici. También hemos creado nuestra propia Casa de la Noche
— ¡Ah!— exclamo otra vez, sin tener ni remota idea de lo que me habla. Ella se percata y me pone al día.
— Empecé en esto después de leer a Stephanie Meyer y entender algunas cosas que estaban pasando en mi vida, y no sabía por qué. Después, con Morganville, lo vi claro. Ahora, en la Casa de la Noche he descubierto el camino; estoy dispuesta a convertirme en la líder de las Hermanas Oscuras. A las 12, cuando mamá se vaya con los abuelos a la Misa de Gallo, hemos quedado con los chicos en la pinada que hay detrás del cementerio, para hacer el Ritual de la Luna Llena. Vamos a celebrar el Consejo de las Hijas Oscuras y…¡necesito tener las marcas de una iniciada!
— ¡Vaya! Eso suena muy… ¡importante!
— El otro día fuimos a ver a Toni, el de la tienda de tatuajes que hay detrás de la discoteca pero, como conoce a mi madre, es más, creo que se la ha tirado alguna vez, dijo que necesitábamos su autorización y, claro, mamá se puso como una fiera. Más tarde, la abuela la calmó y nos prometió que tú podías hacerlo igual de chulo con maquillaje, y quedaría guay en el ritual; por lo menos hasta que me salgan las marcas de verdad, y eso lleva su tiempo. ¿Me ayudarás? ¡Porfi, porfiii!




Foto: Marijo Grass



Al cabo de diez minutos aparecen los amigos de Selva trayendo sus diseños. ¿Quién me mandará viajar siempre con mi maletín de trabajo a cuestas?
Me quedo mirando a las chicas y sus amigos con cierto recelo pero, los veo tan excitados que decido divertirme un rato como si fuera uno de ellos.




Foto: Marijo Grass



24 de diciembre. 9:00 PM. Buhardilla de la casa familiar.


Estoy terminando el último de los tatuajes falsos cuando unas voces nos llaman desde el piso de abajo, sonando por encima de un horrible disco de villancicos. La mesa está lista para 23 comensales. Como cada año, mi padre ha cambiado la distribución de los muebles montando un tablero gigante para la ocasión. La mayoría sostiene una copa y está empezando a tomar el aperitivo. La abuela ocupa su sitio preferente; se ha apropiado de una botella de Ribeiro y unos chipirones recién hechos para ella sola. Dice que la obliga su religión, por si al final resulta que está celebrando su última cena. Esta semana ha asistido a tres misas de difuntos por tres vecinos del barrio, y si le llega su hora prefiere que sea con la barriga llena. Sus hermanas se persignan al escucharla y la imitan, sirviéndose una ingente cantidad de gambas.




Foto: Marijo Grass



Adrián, mi hermano pequeño, que trabaja en Urgencias como internista y, por primera vez en años, no va a currar en un día complicado por los excesos que comete la gente, propone un juego para animar la tertulia. A él le fascinan ese tipo de programas en los que especulan sobre enigmas universales, misterios sin resolver o fenómenos paranormales. Quiere que aportemos alguna curiosidad sobre el número 23.


— ¿Por qué el 23?— pregunto.
— Es un número que quita el sueño a mucha gente en el mundo entero— responde.
— ¡Qué chorrada!— exclama Sofía, con su frustración habitual.
— Si sumas los dígitos de la fecha en que ha sucedido cualquier desastre de dimensión planetaria, te sale el 23— replica mi hermano pequeño.
— ¡No fastidies! Es solo un número— apunta Marcela.
— Pero un jodido número, que puede joder a la humanidad entera— continúa mi hermano.
— ¡Vale ya! Vas a asustar a los niños— interviene mi cuñada Noemí.
— ¿Habéis visto la peli del 23?— apunta Archi, que acaba de entrar con una botella de vino en cada mano.
— ¿Qué peli?— pregunto yo interesada.
— Una de Jim Carrey, de un tipo que se obsesiona con una novela titulada “El número 23” , se queda pillado en esa paranoia y le pasa de todo— explica.
— Un rollo pretencioso, en plan satánico, para tíos que se comen la olla porque su polla no tiene el tamaño adecuado— suelta la gruñona de Sofía.
— ¡En mi casa no se dicen tacos!— exclama mi abuela, que parecía ajena al discurso y casi se atraganta con un chipirón.
— No son tacos, abuela, solo ha dicho ¡polla!— interviene Archi, con su tono socarrón característico de hermano mayor.
— ¡Mola mazo esa peli!— apunta Selva eufórica, apartando el pelo de su cara para lucir sus marcas de iniciada.
— ¿Cuándo has visto ese bodrio?— pregunta su madre.




El número 23. Joel Sumacher. New Line Cinema . 2007



Mi papá, que lleva un rato entrando y saliendo de la estancia, se detiene sin soltar los cangrejos y afirma:


— Tenemos 23 discos en la columna vertebral— intentando que los comentarios idiotas sobre una mala película no acaben sublevando a la familia en nuestra reunión anual.
— A Julio César lo asesinaron con 23 puñaladas— aporta Sofía, que le gustan las novelas históricas, un poco más relajada. Creo que la afición a la lectura es lo único que ha heredado Selva de ella.
— En una habitación con 23 personas, existe un porcentaje mayor al 50% de que dos personas compartan el mismo día de nacimiento— asegura mi madre, haciendo su entrada triunfal con el pavo, ofreciéndome un gran cuchillo y una especie de tridente para que le haga los honores.
— ¡Anda ya!— exclamo yo, empuñando mis nuevas armas.
— Berta y Celia nacieron el mismo día— nos recuerda Noemí, alzando su copa de vino, como si brindara por haber cumplido con su deber maternal.
— ¡Joder, pues claro, son gemelas!— . Y las niñas, que escuchan su nombre, se reúnen con más niños acampados bajo la mesa, creyendo que las han pillado in fraganti sirviéndose otro vaso de Coca Cola; que les encanta pero la tienen prohibida porque les produce descomposición.
— Y, ¿qué porcentaje hay para que compartan el día de su muerte? — pregunta mi sobrina, la vampira.


En el momento en que me empiezo a pelear con el pavo y los adultos han tomado asiento, suena el teléfono y todo el mundo se queda callado.


— ¿Quién es el gilipollas que interrumpe la cena de Nochebuena?— suelta Archi.
— Anda, nena, coge el teléfono, no sea que pase algo y no nos enteremos— indica mi madre a una de mis sobrinas pequeñas.
— ¡A ver si nos hemos quedado sin jardinero! Ayer no vino a trabajar porque tenía ciática— suelta mi abuela.
— ¡Es para ti!— exclama la niña, ofreciéndome el aparato.


Le traspaso el cuchillo a mi madre y salgo fuera extrañada. ¿Quién puede tener este número si hace siglos que no vivo aquí?


— ¿Sí? ¿Hola?
— ¿Eli? Eli, soy la Mala…Malena Delgado—. Me quedo congelada unos instantes y, ante su insistencia, reacciono.
— ¡¡Ma, Malena!!— exclamo sorprendida y tartamudeando al reconocer su voz—. Ho, Hola. ¡Cuánto tiempo! ¡Estaba empezando a trinchar el pavo!
— Elisa, siento llamarte ahora… Después de tantos años… Mi madre ha fallecido esta noche. Necesito que vengas.
— ¿Ahora? Iba a… ¿Dónde? Mmn, siento lo de tu mamá…
— Por favor, tienes que venir, ¡ahora!— exclama sollozando—. Es su última voluntad. También te ha dejado una nota.
— ¿Cómo? ¿A mí? Bu, bueno… ¿Adónde quieres que vaya?
— Al tanatorio. Puedes entrar por la puerta trasera del cementerio, al otro lado de la pinada— me explica un poco más calmada.
— Está bien. Voy para allá.


Regreso al comedor y anuncio:


— Se ha muerto Guadalupe. La Mala me espera. Tengo que irme.

Recojo mi abrigo y, ante la mirada estupefacta de toda mi familia, abandono la casa.





Foto: Marijo Grass


CONTINUARÁ

42 comentarios:

Jo Grass dijo...

Lo sé, lo sé. No tengo perdón. Llevo tres semanas casi sin leer a nadie y sin escribir una letra, con una fuerte tendinitis en el brazo derecho por no saber sentar a mi padre en su silla de ruedas. Tengo unas ganas enormes de saber qué pasará en el encuentro entre Gaby y Marco pero, pasé el día de Navidad en el tanatorio, velando a la madre de una buena amiga que no veía desde que terminé la EGB. Allí se me ocurrió esta historia y ayer, cuando por fin me pude sentar a escribir, aparqué al dibujante, muy a mi pesar. El enano que hay en mi cabeza se rebeló y encima se me ha hecho TAN largo que necesito una segunda parte. Prometo liquidarlo la próxima semana y regresar a Nueva York. También ponerme al día este finde con vuestros blogs. Espero que hayais tenido unas Navidades más divertidas que las mías. Besos para todos.

Anónimo dijo...

Los accidentes de tráfico siguen erizándome los pelos de la nuca, pero tengo que decir que me encanta esta historia! Los aromas a comida que desprende me han dado hambre. Además tengo mucha curiosidad por saber si la visita al tanatorio y las teen-vampires se cruzarán desembocando en tremenda orgía sangrienta... :)

Elena dijo...

Joder, Jo... no me dejes así; pó favó... acábalo pronto plis

Anna ( blog princesa) dijo...

Valla Jo.

me has dejado impresionada.
la verdad es que es un relato espectacular chica.
Desgraciadamente los accidentes de trafico siguen marcando nuestras vidas, es asi.

ya estoy desando leer mas.
me alegro de tenerte de vuelta, se te echaba de menos.
Un beso

juanjo dijo...

Bienvenida en tu retorno.sigues tan creativa como antes del paron navideño
vemos que has tenido unas navidades moviditas......ya veremos como acabaron
¿De verdad existe un pueblo que se llama El paraiso?
Besos

lauriii!!! dijo...

recien comence a seguirt y encerio escribis increible!!! me encanta!!!

Adriana dijo...

Pues nada, bienvenida de nuevo. Con cambio de paisaje pero igual de interesante, supongo que los viajes, el recobrar el contacto con viejos amigos, te anima y te inspira a escribir nuevas historias, vale, pero no me dejes así¡¡ otra vez tengo que esperar otra semanita para ver el desenlace, aixx ¡¡¡ Además, lo de: “la Mala me espera” da para mucho, jajaja. Me has dejado intrigradísima con eso del número 23, me perderé con Google, a ver lo que dice. Besos guapa.

Lola Mariné dijo...

Nena, tus relatos son como ver una pelicula: visuales y trepidantes.
Besos

María dijo...

Bienvenida! Lo primero de todo siento tus problemillas de salud y lo de la madre de tu amiga.
La verdad que la historia promete y cuando la inspiración está disparada no hay quien la pare.
Me ha gustado mucho esta primera parte de la historia y estoy esperando con muchas ganas el desenlace.
Eres estupenda!
Muchos besos!!

Cantares dijo...

Uau! es como para no perdonarte jaja, no me tientes jajajaja
Lamento mucho que hayas pasado esa noche así, la historia venía tan divertida pero bueno, es la vida.
Besos grandes

Lola dijo...

Ya me extrañaba a mi, tanto tiempo sin escribir.
Pues yo creo que de vez en cuando debes dejar a Marco y escribir posts como el de hoy...
Me ha encantado ver a Eli con su familia pero me has dejado con un "continuará" que no me esperaba.
Yo tambien he tenido una tendinitis en el hombro y la verdad es que es un rollo macabeo. Besos Lola

Jo Grass dijo...

RUBÉN: me alegro que te guste la historia, a pesar del tema espinoso... No tengo idea del desenlace salvo algunas imágenes en mi cabeza. Me gustan las teen-vampires. Tendré que hacer algo con ellas!!

ELENA LECHUGA: necesitaba una introducción para la historia y me he ido a los cerros de Úbeda, jajaja A ver si consigo llegar al The End el próximo jueves!

Jo Grass dijo...

ANNA (blog princesa): ¡Madre mía! ¡Qué piropazos! Gracias, guapa. Me alegra mucho encender otra vez el horno y seguir cocinando historias a fuego lento. Nunca sé si seré capaz de repetir la experiencia. Besitos.

JUANJO: Mis vacaciones han sido un poco raras pero mi cabeza no ha dejado de funcionar... El paraíso existe, lo prueba la imagen, pero en mi imaginación es un híbrido de otros lugares cercanos.
Besos

Jo Grass dijo...

LAURIII: pues, bienvenida a mi humilde cocina literaria. Normalmente cambio el menú los jueves. Regresa cuando quieras y acomódate porque soy incapaz de escribir microrrelatos, jajaja

ADRIANA: lo del 23 apareció ayer mientras escribía porque recordé esa película! Lo único que tenía claro al empezar era la historia del personaje de la Mala, y todavía no he llegado!!!
Besito pa tí también

Jo Grass dijo...

LOLA MARINÉ: supongo que eso es deformación profesional, jajaja. En mi cabeza aparece una peli y yo os la cuento!
Besotes, bella.

MARÍA: no sabes las ganas que tenía de sentarme a escribir pero, he estado sumergida en asuntos de familia y, además , me duele el brazo. Gracias por tus palabras de aliento. Me has dado un alegrón diciéndome que te ha gustado y todavía tienes ganas de seguir leyendo esta historia!!

Ahora que te veo en este comentario al lado de Lola Mariné y, teniendo en cuenta las magníficas reseñas de libros que haces, te recomiendo su novela: "Nunca fuimos a Katmandú" Ed. Vice versa
Requetebesos

Jo Grass dijo...

CANTARES: tengo cierto remordimiento de conciencia: me pasé el dia de Navidad en un velatorio y mi cabeza , en vez de estar en ese lugar, inventaba esta historia. La que viví yo era bastante más dramática!!
¡Qué bien que te haya divertido pero, me estaba quedando tan largo que tuve que parar ahí! jajaja
Besitos

LOLA: Ay, Lola, sí que es un rollo lo de la tendinitis. No he conseguido mejorar ni una pizca!!!
Tenía que sacar esa historia de mi cabeza porque no me dejaba seguir con el dibujante! Lástima que no me pueda enchufar tras la oreja un USB para descargar los relatos directamente. Lo de hacer de escribiente de mi enano resulta mucho más laborioso!
Un besote grande para tí!

Anónimo dijo...

No sabía que hubiera tanto misterio en torno al número 23... qué miedo! xD
Besazos!!!

Anusky66 dijo...

Bienvenida guapisima !!
tus navidades y las mías se han parecido ,por desgracia, el día de nochebuena se murió un amigo de la familia ,ha si que han terminado siendo antinavidades .

el relato es genial y me da la impresión que aun queda lo mejor de la historia.

Por aqui me quedo a la espera de la continuacion.

unbesazo

Juan Carlos dijo...

buah.. pues me he quedado con ganas de mas... jo, grass jejeje
chiste malo, por si no te diste cuenta =P)
malditos vampiros estan por todas partes.. menos mal que no les tengo miedo porque a la mayoria de payas con colmillos largos que he visto.. estan tremendamente buenas jejejeje
=)

Raúl Peñaloza de Moure dijo...

Qué honor ver mi nombre en una de tus historias.

Y tantas veces, además.

Un beso!

Jo Grass dijo...

IPODGIRL: solo tienes que entrar en Google y comprobarlo... ¡Es impresionante la cantidad de leyendas, problemas matemáticos sin resolver o catástrofes que se le atribuyen a este número. Miedito me da a mí también!

ANUSKY66: siento lo de tu amigo... Sí que parece que hemos tenido unas navidades paralelas!!!
En realidad, la historia que se me ocurrió no la he escrito todavía!!!
Besote

Jo Grass dijo...

JUAN CARLOS: me abruma la moda vampira. Es alucinante lo que está durando y las secuelas y versiones que no dejan de irrumpir en el mercado. A ver si consigo acabarlo la próxima semana.

RAÚL PEÑAZOLA: pues, debes saber que cuando me senté a escribir me acordé de tí; por eso te robé el nombre, aunque no creo que los atributos de este personaje tengan nada que ver contigo, si exceptuamos la amabilidad del muchacho, jajaja

Juan Rodríguez Millán dijo...

Y encima se disculpa... Si es que... Como si no fuéramos a volver por aquí, tardes lo que tardes en actualizar... Y encima teniendo buenos motivos para la ausencia... Si es que...

Me engancha también esta historia, a la que llego yo también con un pelín de retraso porque he tenido un par de días de locos. La llamada del final me ha dejado sorprendidísimo y deseoso de conocer el desenlace...

Oye... ¿Hay algún lugar del mundo o situación de la que tengas foto...? Madre mía, qué pedazo de archivo debes de tener... Qué envidia me das...

acoolgirl dijo...

No te preocupes mujer, que ya sabes que nosotros seguimos por aquí :)

A ver qué ocurre... porque la historia empioeza con zombies y, de momento, sigue con muertos... a ver qué más nos espera!!

Un besoteee

AMBER LAKE dijo...

Vaya, Jo, me has dejado de lo más intrigada. Espero ansiosa la continuación. Y lo del número 23 resulta de lo más interesante.
Me alegro que regreses al mundo bloggero y con tan inquietante historia.
Siento que pasaras la Nochebuena en tan tristes circunstancias. Espero que el resto de la Navidad fuera bastante más alegre.
Un besazo.

Marisa dijo...

Menos mal que ya se han acabado las Navidades, Jo, jeje. Aburrirte, veo que nos has tenido tiempo de hacerlo. A medida que te leía, he recordado escenas similares de los preliminares de la Nochebuena y del mismo día 24, en familia. En realidad, creo que en muchos hogares se produce la vorágine que tan espléndidamente has escrito.
Con la escena de tu abuela me he partido de risa. Su Ribeiro y sus chipironcitos por aquello de la última cena,jajjja, buenísimo.

He disfrutado con la fluidez de tu relato y , también, adentrándome en tus Navidades, en muchas ocasiones sonriendo por situaciones casi "almodovarianas",jeje. Pero me temo que el siguiente capítulo que nos tienes preparado no sea tan...gracioso.

Besotes, Jo.

El Deme dijo...

Pues es una cena de Navidad de lo más divertida. El maletín da para mucho, teniendo polvos y algodones, siempre serás la reina de la fiesta, de los vivos y de los muertos. Es una profesión muy dinámica, vamos, ni cenar te dejan, ya lo has visto.

SK dijo...

Pues a mi me ha encantado el cambio de aires, es como si todos hubiéramos dejado NY por Navidad para volver a España jajaja. Me he sentido un poco turrón...
Siento lo de tu Nochebuena y lo de tu tendinitis, yo no tengo excusa para mi ausencia, sólo la vaguería que achaco a los kilos de más navideños :S.
Pero tengo una buena noticia para ti!
La he leído y no he podido resistirme a ponerte el enlace y, claro, tantos días sin bloggear pues me he enganchado a tu historia a pesar de ser una hora intempestiva para mi! (no soy muy madrugadora :))
Ya podemos comprarnos el modelazo a medida:
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/latrinchera/2011/01/17/sastreria-de-superheroes-y-villanos.html
jajjaajjaa
Mejórate de tu brazo, guapa!!
Besotes!

Jo Grass dijo...

JUAN RODRIGUEZ MILLÁN: ay, Juan, el regreso está siendo duro. En fin, a ver si consigo escribir la continuación esta semana!
Con respecto a las fotos, mi "GRAN" archivo es fotoquímico, y no tengo tiempo ni dinero para digitalizarlo, pero siempre llevo una mini cámara en el bolso con la que capturo curiosidades que luego me sirven de inspiración para las historias que invento aquí.
* Yo también quero saber el desenlace. En realidad lo que se me ocurrió fue la historia de Malena pero, si me pongo a desarrollarla, se haría tan larga como la del dibujante, así que prefiero cambiar de tercio y dejarme llevar, una vez más, por la improvisación!
Besitos

ACOOLGIRL. espero descubrirlo en cuanto me siente a escribir!! besitos

Jo Grass dijo...

AMBER LAKE. la Navidad ha sido tristona y cansada pero, por fortuna, mi enanito inspirador no me ha abandonado, jajaja Gracias por tus palabras de aliento, guapa!

MARISA: está claro que no puedo evitar las escenas "costumbristas", pero todo es ficción, aunque podamos compartir el tono de muchas reuniones familiares navideñas! Me encanta que suene almodovariano ese humor de pueblo, jajaja
Besotes

Jo Grass dijo...

EL DEME: ya quisiera ser la reina de la fiesta!!. Todo lo que escribo sale de mi imaginación. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Me encanta que resulte verosímil y entretenido!
Besitos

SK: no me hables de kilos que me ofusco, arggg! Acabo de leer la noticia, jajaja, pero 500 euracos sobrepasan mi maltrecha economía doméstica actual. A lo mejor el juego es más asequible y podemos disfrutar del modelazo, aunque sea virtual. Me hace mucha gracia este Sr. Lee diciendo que espera tener muchos encargos de trajes de villanos, jajaja Of course!
Besuquines. Estoy segura que, antes o después, nos podremos enfundar en el disfraz!

La Queli dijo...

Me ha encantado este relato, y aunque estamos enganchados a Marco, tambien viene estupendamente conocer algun otro personaje de esos con los que nos deleitas. Fijate que yo pensaba que iba a estar Zoe por el medio, por esas cosas de los Reyes Magos, aunque esto otro tiene una pinta estupenda...

Supongo que ya has aprendido que no es tan fácil "manejar" a gente impedida... suele ser una buena solución fijarse en los cuidadores profesionales, lo sé por experiencia, que tuve que atender a mi suegra un año entero...

Bueno, que me alegro de verte de nuevo por aquí. Besucos.

Sr Nocivo dijo...

¡Esta es una de esas historias que hacen que me enamoré aún más de tu blog! Me encanta lo vivos que están los personajes y sus diálogos, pero ese final abierto con un punto dramático que deja un regusto amargo ha hecho no solo que espere ansioso la continuación, sino que me haya roto por la sorpresa de la llamada. Lo dicho, espero la continuación para cuando puedas, sin agobios.

Por otro espero que la tendiditis ya se haya pasado y si no es así que mejore pronto. Un beso para ti también.

lauriii!!! dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
lauriii!!! dijo...

olap! nena!!!aqi esperando otro micro relato como tu lo llamas!! te invito a pasar por mi blog ya publiq otro capi de Vivire por ella!!!Besos!

Claire dijo...

¡¡Hola guapíísima!!Tu relato me ha gustado mucho. Que pena que tenga que abandonar la cena familiar para algo así, pero con el sentido del humor que le estás dando, seguro que la segunda parte nos deja el mismo buen sabor de boca.
Un abrazo muy grande.

Jo Grass dijo...

LA QUELI: estaba convencida de que regresaría con Zoe, que siempre me deja contenta y no me cuesta mucho inventar sus historias, pero un día en el tanatorio me dejó mucho tiempo para pensar y se me fue la musa en otra direción!
Lo de mi padre es muy duro porque él no acaba de asimilar lo que le ha ocurrido y ahora necesita asistencia full time. Su cuidadora profesional se lo maneja de maravilla pero, yo la sustituyo en vacaciones y mi inexperiencia me ha dejado hecha un cuadro.
Muchos besos y gracias por tu ánimo. Me alegro que te haya gustado el relato. Acabo de empezar a escribir la segunda parte y todavía no sé cómo resolveré el desenlace! Mua

SR. NOCIVO: no imaginas el capazo de energía que me regalas con tus palabras!!! Y más ahora, que no me sobra el ánimo y todavía me molesta bastante el brazo. El día que consiga publicar algo te voy a escribir una dedicatoria ¡com deu mana! jaja
Besos y mil gracias

Jo Grass dijo...

LAURIII: llevo una semana de bólido pero pronto me paso por tu casa!!

CLAIRE: holaaa, guapa. Qué bien que hayas regresado. Espero que hayas tenido unos días felices de descanso.
Me parece que la segunda parte va a resultar más dramática. Veremos lo que sale! Un abrazo grande para tí también!

Sandra dijo...

Lo cuentas con tanto realismo, que casi parece que lo estuviera viviendo :S

Espero que estes recuperada de la tendinitis!.

besos,

Jo Grass dijo...

SANDRA: hola guapix, me encanta que suene tan REAL, esta historieta. XD

La tendinitis me lleva por la calle de la amargura porque necesito el brazo para trabajar y hago cosas que no debería; incluso me molesta al escribir, así que no me acabo de recuperar. Ojalá fuera más hábil con la mano izquierda!! Deberíamos aprender en el cole a usar las dos para todo. Envidio a la gente que sabe hacerlo!
Besitos

LadyMarian dijo...

Acá estoy para ponerme al día de a poquito con todo lo que me he perdido. Vos ya sabés que paso y leo las series juntas.

Uy! Esto empezó divertido y ahora me he quedado con esa última foto que me hace pensar con qué me encontraré al caminar por allí. Me encanta el clima de reencuentro que has creado! Me hace acordar a mi familia, sobre todo a una de mis tías (hermana de mamá) que se casó cuando era ya bastante grande y que siempre que había reuniones familiares quería estar con sus sobrinos. Era un adulto pero a la vez no era como los otros porque era un poco rebelde en su forma de pensar. En el caso de ella la rebeldía fue decidir repentinamente que quería ser monja y luego irse de allí unos años después. Ya sabés que se puede ser rebelde como monja o con el cuerpo cubierto de tatuajes. La rebeldía está más allá de eso.

Esta pobre chica no zafa de maquillar muertos! Zombies, vampiros! jajaja!!! Qué éxito que ha tenio Stephanie Meyer! Sabés que conozco a un señor de por lo menos 70 años que leyó sus libros? Impresionante! Y yo no los leí porque no me tientan nada de nada!

Bueno, no escribo más porque estoy ansiosa por ver cómo continúa.

Besos

Jo Grass dijo...

LADY MARIAN: hola bella, ya sabes que aquí siempre eres bienvenida!!! El ambiente familiar de reunión me resulta muy cercano a mí también. Estoy contigo en que la rebeldía se puede manifestar de cualquier forma, jajaja No he leído un solo libro de la Meyer y no me siento atraída por las historias de vampiros ni por el género paranormal pero, encontré a mi sobrina leyendo "La casa de la noche" y, al echarle un vistazo decidí que incluiría algo así!!

Besitos