16 de julio de 2009

Pero, ¿qué AZUL ni qué PRÍNCIPE?

Foto: Marijo Grass

Esta semana mi hija anda un tanto contrariada. Ni siquiera el regalo que le dejó el ratoncito Pérez: una Polly Pocket con sus mascotas por la que suspiraba últimamente, ha conseguido restaurar su sonrisa habitual.

Decido abordarla de camino al casal de verano:

¿Qué ocurre, cariño? Estás muy seria. ¿Te has enfadado con alguien en el cole?

Vacila unos instantes antes de responderme…

Oye, mami, ¿me puedes comprar una peluca rubia de pelo liso?— pregunta, desviando la conversación a su centro de interés; algo habitual en ella.

Y, ¿para qué necesitas una peluca rubia de pelo liso? ¿Tienes que llevar peluca en la función de danza?

Ella luce una preciosa melena ondulada de color azabache con rizos naturales pero siempre ha suspirado por tener el pelo liso; algo que consigue alguna vez cuando la llevo a la peluquería y se camela al personal para que se lo estiren como una cortinilla, aunque el efecto le dure menos de un día. Este es un asunto bastante frecuente en el mundo de las chicas; en general, NO estamos satisfechas con las decisiones de la madre naturaleza; siempre deseamos “LA OTRA VERSIÓN”.

Yo me pasaba horas con unos rulos de vapor— que daban un dolor de cabeza horrible y jamás lo confesé a mi madre—, para conseguir los bucles que ella desprecia. Mi hermana, en cambio, se hacía la toga: un método de alisado en desuso que alguna vez he recuperado con mi pequeña.

Es que le he dicho a Mariví si podíamos jugar a Hannah Montana y así nos inventamos canciones y coreografías, que Mar y yo estamos hartas de las princesas; y de Lluis, que es un pesao, y como no vienen más chicos al casal siempre hace de príncipe y quiere dar el beso. Y las morenas sólo miramos y es muy aburrido; y todas son novias de Lluis… y estoy harta; por eso le he dicho a Mariví que juguemos a Hannah Montana, pero necesitamos una peluca para hacer de Hannah Montana.

Y, aquella de rizos que compramos en los chinos por carnaval, ¿no te sirve?

¡Mamáaa!, cuando Hannah Montana hace de Hannah Montana lleva el pelo rubio, liso y con flequillo; si no, no se vale.

Hannah Montana es la protagonista de le serie teen de Disney más exitosa del momento; una estudiante de catorce años que lleva una doble vida como chica corriente y superestrella del pop. Las de seis a doce la adoran, la imitan y se mueren por conocerla y que sea su mejor amiga. La actriz despierta una fascinación que traspasa su personaje, a quien muchas confunden con ella.

Bueno, veremos qué podemos hacer…— le digo a mi hija, intentando mermar la decepción: la de no llamar la atención del chico guapo de la clase que las encandila a todas.

Intuyo que este es el bussiness plan de las morenas, que no consiguen el papel de princesa ni formar parte del harén de Lluis.


Foto: Marijo Grass

Esa misma tarde, vienen algunas de sus amigas a jugar a casa. Sacan el baúl de los disfraces y ensayan bailes frente al espejo que preside mi habitación. Un par de horas más tarde, me preguntan si les puedo poner el DVD de High School Musical: otro gol de Disney en el mercado audiovisual; sólo quieren ver los números musicales para reproducirlos frente a la pantalla y el plano final donde los protagonistas: Zac Efron y Vanesa Hudgens, se dan el ansiado beso.

Mami, Clara y yo vamos al patio a saltar a la cuerda que las demás quieren ver más veces lo del besito.

Asomo la cabeza por la puerta y observo a un grupo de niñas hechizadas frente a la pantalla con aspecto de haber corrido una maratón en la playa.



Foto: Marijo Grass

Minutos después reanudo mi quehacer culinario. Me han pedido tortilla de patatas y un bol con tomates cherry. Tengo por costumbre utilizar periódicos viejos en la cocina para depositar los desperdicios de las verduras, lo que resulta muy práctico pero consigue entretenerme un buen rato descubriendo noticias pasadas mientras manejo el pelador de patatas. Me llama la atención un pequeño titular en la sección de actualidad:

“ Una modelo indonesia huye de su príncipe azul”


Foto: Marijo Grass

Por lo visto, una preciosa joven de 17 años, casada con el heredero del sultanato malasio de Kelantan, ha conseguido huir, aprovechando un viaje oficial, del maltrato y abuso continuado con que la obsequiaba su pareja real.
Pues, ¡estamos buenos!, ya no te puedes fiar ni de un príncipe de verdad. Lo mejor es un diseño a medida; a medida de nuestros deseos y expectativas, y sobretodo que no sea azul, que es un color frío y, mezclado con el negro, simboliza fanatismo e intolerancia.


Masaru Kobayashi, que escribió hace más de medio siglo un trabajo sobre el kumadori (maquillaje en el teatro KABUKI) apuntaba: Los colores esenciales empleados en el kumadori son el rojo y el azul. El rojo es cálido y atrayente. El azul, por el contrario, es el color de los villanos, y, entre los seres sobrenaturales el color de los fantasmas y demonios”



Google Images


Desde Aristóteles, pasando por Newton y Goethe, existen infinidad de teorías sobre la psicología y simbología del color en el proceso de la percepción. Una de mis favoritas es la que propone el magnifico director de fotografía Vittorio Storaro, que ha dedicado su carrera a investigar los aspectos emocionales de los colores; para él representan las etapas de la vida a través de la luz; pero hoy me quedo con el simbolismo del kumadori porque, con el boom del manga, la tradición nipona me parece más actual.

¡Qué gran revelación! ¿Cuando aprenderemos a revisar los clásicos…? Nos ahorraríamos gran parte de la decepción.

Y como la denominación de príncipe nos gusta tanto para definir al hombre de nuestros sueños, sólo tenemos que cambiar de COLOR.

Siguiendo esta premisa y con motivo de una cena informal, se me ocurre preguntar a algunas amigas de qué color es el príncipe ideal; aclarando que se trata de anteponer una característica deseable sobre todas las demás:


ANITA— Quiero uno que se ría y llore conmigo, a quien divierta ir de compras y disfrute de las comedias románticas tanto como yo. Prometo no preguntarle un millón de veces cómo me sienta la ropa y acompañarle a los partidos. He aprendido a silbar y todo. FUiiiiiiii!!

Anita concluye que el suyo es un príncipe rosa. Intuimos que con cierto lado femenino.

SANDRA— Pues yo quiero uno de mi tamaño—, Sandra tiene una altura y constitución considerables—, un explorador salvaje que vuelva loca a la leona que llevo dentro pero, si se trata de una relación, voto por LAT ( living apart together). ¿Quién es el gilipollas que se inventó lo de la media naranja? ¡Enterita y con todo su jugo! Eso es lo que quiero yo…

Sandra dice que el rojo es su color, hasta en el tinte.

NOEMÍ— A mi me gustaría compartir mi vida con un tío que practique un estilo de vida sostenible, como Steven Vromman: el hombre de bajo impacto; que le preocupe tomar medidas que frenen los efectos del cambio climático, porque así demuestra interés por el futuro de nuestros hijos.

SANDRA— Si no tienes al hombre verde, ¿cómo te preocupan las flores que pueda plantar en tu jardín?

NOEMÍ— Es una manera de hablar. Si un tío se compromete con el mundo también lo hará en una relación. Lo de los hijos no tiene por qué estar ligado a un individuo. Al fin y al cabo, un hijo es para toda la vida, y un hombre ¡vete a saber!

ANITA—¿Por qué es tan difícil encontrar un hombre inteligente y divertido? ¡Yo nunca he salido con un buen tío!

MIREIA—Me quedo con mi marido, que es un amor y está como un queso; si diera el callo en casa sería perfecto.

SANDRA— Pero como no lo hace te irrita todo el tiempo. Tu marido no cuenta, ¡por algo es tu marido!

MIREIA—Y, entonces, ¿para qué queréis un príncipe?

SANDRA— Ahora empiezas a bajar del burro.

NOEMÍ— Si la cuestión no es que sea azul, rojo o amarillo. Lo mejor es una relación de todos los colores que te ponga la sonrisa a diario y te deje brillar.

SANDRA— ¡Ahí estamos!

ANITA— Eso, ¿qué azul ni qué príncipe?


Foto: Marijo Grass

18 comentarios:

Claire dijo...

¡Buenos días! Al leer tu relato, he recordado cuántas veces me he puesto yo los rulos calientes.. hasta para dormir.Yo tengo el pelo muy liso, y cómo no, me encanta rizármelo.Cuando en la pelu me lo rizan con tenacilla.. me veo divina :-) Saludos.

Anónimo dijo...

Estupendo relato como siempre!! Me encantaron también los anteriores!!
Cuanta razón eso de que nunca estamos satisfechas con lo que tenemos!!! Pero el que esté libre de pecado que lance la primera piedra.... Besitos
JUDIT

Welzen dijo...

Un gran relato que muestra que el hombre es un ser inconformista, cuando alcanzamos algo por lo que hemos soñado ya estamos pensando en otro imposible. Nos ha servido para avanzar pero a veces nos convierte en infelices.

Anónimo dijo...

I have enjoy this text a lot...
My Prince was a Frog
My Frog is Green
My Green is Blue

This green and blue afternoon in New York thinking in BCN and the feeling of the colour of my dreams

Sherlock Tegularius dijo...

Aprovecho que mi querido Watson ha ido a atender a nuestro vecino, el que se parece a Jack Lemmon en "El apartamento" pero éste con las tajadas de verdad, para leer tu relato. Confieso que gracias a tí me puedo poner al día en ese tipo de cultura en el que siempre he sido analfabeto: en la femenina y en la infantil. Y me siento realmente reciclado aunque por fortuna aún no aplastado como los tetra-brik: ya sé que "hacerse la toga" no tiene nada que ver con Garzón, que Disney (¿es que aún existe?¿lo habéis acaso descongelado?) aún tiene éxitos, que existe el sultanato de Kelantan y lo que es el "kumadosi"! Pero sobre todo, chicas, ya tengo vuestro secreto y conozco el porqué de vuestra sempiterna contradicción y de mi ancestral misoginia: la teoría de "la otra versión" ha sido tan iluminadora que estoy a punto de decirle a Conan Doyle que me quite ese atributo de mi carácter, que me hace tan borde y desagradable a los ojos de ellas. Además, ya decía yo que por qué me gustabas tanto: porque aplicas a la perfección "el efecto paella" en tu verbo escrito: eso de mezclar a Storaro con Disney, el sultán ese, la toga sólo puede ser fruto de alguien especialmente dotado para la promiscuidad culinaria. Cojo mi cachimba y me transporto a tu arroz: desde luego, pienso, que no se te pasado, que está/s en su punto.

Mamita dijo...

Siempre me pierdo en las profundidades del azul, ahora sé por qué algo demoníaca, mi ensimismada mirada me impulsa a lanzarme en su inmensidad (y que el rojo asociado a las mundanas pasiones, era sólo un farol de aquellos que pervierten la verdad,que esconden los misterios sagrados y acaparan la felicidad en sus arcas, cuánta sabiduría milenaría, están allí las recetas curativas para nuestro espíritu). Y allí desafiando la gravedad, floto en sus pàrtículas cristálinas, así es ese principe , mendigo o rufian, que de alguna manera se me va presentando a lo largo de los años con diversas caras y estaturas, pero como buen Peter Pan que es, no se decide aún a regalarme su hegemonía.Ay,ay,ay yo tendría que haber estado en esa conversación y su paleta de colores. Qué decir de ese marrón rebozante de las fotos de tu anterior relato, y qué buen enfoque y precisión. Eres una artista Jo,qué bien huelen estás recetas deliciosas, menos mal que pasado mañana es jueves y puedo saltarme la dieta con tus platos, ya entra el aroma por mi ventana algo se cuece en tu cocina, me pido doble ración, porque yo lo valgo y porque al principe que espero le gustan las curvas.

Mamita dijo...

Siempre me pierdo en las profundidades del azul, ahora sé por qué algo demoníaca, mi ensimismada mirada me impulsa a lanzarme en su inmensidad (y que el rojo asociado a las mundanas pasiones, era sólo un farol de aquellos que pervierten la verdad,que esconden los misterios sagrados y acaparan la felicidad en sus arcas, cuánta sabiduría milenaría, están allí las recetas curativas para nuestro espíritu). Y allí desafiando la gravedad, floto en sus pàrtículas cristálinas, así es ese principe , mendigo o rufian, que de alguna manera se me va presentando a lo largo de los años con diversas caras y estaturas, pero como buen Peter Pan que es, no se decide aún a regalarme su hegemonía.Ay,ay,ay yo tendría que haber estado en esa conversación y su paleta de colores. Qué decir de ese marrón rebozante de las fotos de tu anterior relato, y qué buen enfoque y precisión. Eres una artista Jo,qué bien huelen estás recetas deliciosas, menos mal que pasado mañana es jueves y puedo saltarme la dieta con tus platos, ya entra el aroma por mi ventana algo se cuece en tu cocina, me pido doble ración, porque yo lo valgo y porque al principe que espero le gustan las curvas.

Anónimo dijo...

Creo que no nos hace falta ningún príncipe para ser felices, no dependemos de nadie para conseguir la felicidad... Además, los príncipes azules no existen! jejeje
Besotes!!

Anónimo dijo...

El príncipe es azul,según los ojos de la rana o sapo, que lo mire. Llega un momento que después de tanto croar, el cansancio que te acompaña es tal, que piensas: “este mocetón/a tiene una madre, verdad ¿?, Pues que lo aguante ella¡¡¡¡
Y yo, con mis galletitas de chocolate en mi castillo (bueno del banco pero en 15 años es mío), con unos quilitos de más que me sientan estupendos.

Melissa dijo...

Que cierto lo que has escrito, me ha encantado...ha sido maravilloso.
Cierto es que nunca tenemos suficiente y queremos más.
Además, podemos ser felices sin principes y, si aparece uno, que sea el adecuado.
Muchas gracias por escribir en mi blog y, te pongo en mi lista ya.
Un besazo y mil gracias.

acoolgirl dijo...

Genial la conversación de tus amigas... y muy cierta!! Yo también quiero un "príncipe" así y mezcladito de colores!! Jajajaa!!!

Yo dí la simbología de los colores en la carrera y, gracias a ello, entré en la Escuela de Arte!!

Aysss... la de años que he estado yo luchando con los rizos y nada, ahora con 26 años, somos amigos para siempre o, al menos, hasta el día que voy a la pelu!! Jajaja!!

Un besitooo y encantada de que te hayas pasado por mi blog y de descubrirte. Nos leemos!!

Welzen dijo...

Hola, aprovecho para decirte que te he enlazado en mi página, y que también te he hecho caso y estoy a organizar un concurso de minirelatos que se basen en una foto.
Pásate por la página y échale un vistazo.

YoMisma dijo...

jaja

Pues eso... Que no es necesario.

Me quedo con la frase de que los hijos son para siempre y las parejas ya se verá.

Son los cambios que poco a poco se van instaurando en nuestras vidas, y me encantan.

Saludines,
YoMisma.

P.D.: De todas maneras mi principe si que sería de color azul, más que nada porque es mi color favorito. ^^

Jo Grass dijo...

YO MISMA: pues yo me quedo con aquello de una relación multicolor que te permita ser TÚ MISMA, jajaja y te deje BRILLAR.

besitos

pseudosocióloga dijo...

Entonces buscaremos el príncipe color arco-iris.

Jo Grass dijo...

PSEUDOSOCIOLOGA. el problema es que son un raro ejemplar; pero está claro que un príncipe de color arcoiris es a lo que debemos aspirar, aunque sea más dificil que encontrar a Wally, jajaja

LadyMarian dijo...

Me encantó!! Hacía mucho que no pasaba por acá! Imperdonable lo mío! Como disculpa voy a decir que estoy paseando poquísimo por los blogs porque ando corta de tiempo.

Me encanta la comprensión que tenés del mundo infantil. Hay autoras que se "fabrican" ese acercamiento a los niños, pero en vos, en cambio, es auténtico.

Terrible las mujeres! Nunca conformes con lo que les tocó. Mi hija tiene un pelo diiivino! Es morena, con pelo lacio, abundante, suave, buen caída. Una maravilla! Una versión muuuy mejorada del mío que también es oscuro y lacio pero naaada que ver con la calidad de pelo de ella! Y lo que quiere es hacerse rulos!!! Y las amiguitas que tienen rulos lo quieren lacio! jajaja!

Marijo, como siempre, ha sido un placer leer tus historias!
Un beso enooorme!

Jo Grass dijo...

LADY MARIAN: las disculpas las pido yo, que entre problemas, familia y trabajo tengo el blog abandonado y no puedo visitaros tampoco. Me alegra que te gustara esta vieja historia y agradezco tus palabras. No sabes cuanto significan para mí; más ahora que no consigo un momento para mí: el que necesito para escribir. Un beso enorme, bella.