2 de junio de 2011
LA HUIDA. Segunda parte.
Una voz interrumpe mi duermevela anunciando la próxima llegada al aeropuerto de Ataruk. Me levanto con aires sonámbulos. Recorro el pasillo del avión en dirección al baño. Necesito reconocerme en el espejo; eliminar las huellas del rostro que lloró la traición: mi más sonado fracaso. Observo el pasaje: la mayoría hombres de negocios y un buen número de turistas que repasan con interés su guía de viaje, preparados para disfrutar la aventura en la más bella y enigmática ciudad del antiguo Imperio Otomano. Esbozo una leve sonrisa, recordando la sensación de alivio al desconectar mi teléfono y comprar un billete que libere mi corazón aniquilado; dispuesta a descubrir otra realidad, despojada de cargas, de pasado, aunque mi huida tenga los días contados.
A punto de aterrizar en suelo turco, observo el Bósforo desde las alturas: un estrecho que divide esta gran megalópolis conectando el mar de Mármara con el mar Negro, estableciendo un puente entre Asia y Europa.
Leo de nuevo a Pamuk:
“Frente a la derrota, al desplome, a la opresión, a la amargura y a la pobreza que pudren por dentro la ciudad, el Bósforo está unido en lo más profundo de mi mente a sensaciones de unión a la vida, de entusiasmo por vivir y de felicidad. ”
Cierro los ojos. Intento contagiarme de esa fuerza que perdí, hace menos de 24 horas, y ansío recuperar.
Cojo un taxi. El hombre me examina a través del espejo retrovisor. No sé si puede percibir mi estado de excitación. Le pido que me lleve al casco antiguo. Continúa observándome mientras conduce a toda velocidad; quizás ha llamado su atención la ausencia de equipaje o una dirección sin precisar. No tengo aspecto de turista, tampoco mujer de negocios; solo una extraña visitante que anhela contemplar la belleza monumental que alberga su ciudad.
Durante el trayecto me concentro en el paisaje, aspirando el aroma entre añejo y salado que desprende la brisa; intentando bloquear en mi memoria la profunda desazón que arrastro todavía. Me apeo en Sultanahmet, a los pies de la Mezquita Azul. Examino el lugar echando un vistazo nada más bajar del vehículo. El taxista murmura a mi espalda: “Yurttta Sulh, Cihanda Sulh”. Interpreto sus palabras como una mezcla de suerte y bienvenida, presentando las credenciales del hombre turco: respetuoso, amable y hospitalario. Más tarde averiguaré que se trata del lema nacional: “Paz en casa, paz en el mundo”.
Empiezo a deambular por los alrededores, entre innumerables tiendas de alfombras y souvenirs variados, hasta alcanzar la plaza que alberga Santa Sofía y la Mezquita Azul, como un duelo de titanes, disputándose las colas de visitantes para acceder al interior. Me siento en un banco, al abrigo del bullicio de transeúntes que dinamizan el lugar: vendiendo, comprando y fotografiando cada detalle; inmortalizando su presencia entre uno de los símbolos islámicos más esplendorosos del mundo y la obra sagrada del imperio bizantino.
Reparo en un grupo de turistas locales, tomando posiciones frente a un guía que ejerce de fotógrafo ocasional. Las mujeres, cubiertas con su khimar o un simple hijab, muestran el rostro limpio, ajado por el tiempo, en el que asoma, tímida, su expresividad. Imagino su grado de bienestar. Me pregunto cómo las ha tratado la vida, si la cultura o su religión les ha impedido ser ellas mismas, o si gracias a ellas han encontrado la felicidad.
Abro de nuevo “Estambul. Ciudad y Recuerdos”, de Pamuk, y leo:
“ Para comprender mejor ese ambiente en blanco y negro recreado una y otra vez, que acentúa el sentimiento de amargura inherente a la ciudad y que es compartido por todos los estambulíes como un destino común, hay que venir a Estambul en avión desde una rica ciudad de Occidente y sumergirse de inmediato en las atestadas calles, o ir un día de invierno al puente de Gálata, el corazón de la ciudad, y ver cómo la multitud pasa por allí con una ropa de colores indistinguibles, descolorida, gris, sombría…”
Intento averiguar si la mirada autóctona de Pamuk se parece a la del foráneo, que es la mía. Me cruzo con ese tipo de mujeres, vestidas con ropas anodinas, pero al mismo tiempo sorprenden otras más jóvenes: coquetas, enfundadas en tejanos de marca, mostrando su sensualidad y conviviendo en perfecta armonía en el seno de una misma familia.
Me gustan los contrastes. Creo que he llegado a la ciudad insignia. Pasado y presente, tradición y modernidad, oriente y occidente, se funden entre adoquines y edificios que amenazan ruina; pero sus habitantes se ocupan de infundir aliento, honorabilidad y energía; interrumpida cuando el muecín llama a los fieles a rezar cinco veces al día.
“…En Estambul, la amargura es tanto un importante sentimiento de la música local y un término fundamental de la poesía como una manera de ver la vida, una actitud mental y lo que supone el material que hace a la ciudad ser como es”.
Pregunto a un hombre mayor, que adivino sabio, sobre las palabras de Pamuk ; resuelvo que esa amargura es lo que yo entiendo por melancolía. Algo que es bueno o malo, poético o enfermo, positivo o negativo.
Cierro el libro y continúo mi paseo. Visito Santa Sofía: antigua iglesia bizantina transformada en mezquita por los otomanos y convertida en Museo, con 1400 años de historia encima. Me fascina la magnitud de lámparas y cúpulas que encuentro en su interior; los tonos ocres y las luces doradas, que me hacen sentir privilegiada, en medio de tamaña riqueza y exuberancia.
Emprendo la marcha en dirección a Eminönü. El universo gastronómico turco es espectacular, según percibo en los innumerables restaurantes que encuentro en el camino. Incluye platos mediterráneos, persas, árabes, de Oriente Medio, incluso indios. Los aromas a canela, comino o anís inundan las calles, y los dulces destacan tras los escaparates por su singularidad. Mi energía se intensifica después de tomar un té negro acompañado de un baklava. Lo único positivo de mi tragedia personal son los diez kilos que me he dejado en ella y que, en estos días, me voy a permitir el lujo de recuperar.
Continuo callejeando; participo de la vida y alegría que me rodean a cada paso; me detengo a conversar con vendedores avispados, tejedoras de alfombras que trabajan a las puertas de un taller o viejos artesanos. Encuentro una gran similitud con la descripción de la ciudad que nos regala Lawrence Durrell en su fascinante “Cuarteto de Alejandría”: una mezcla de belleza, desorden y reliquias; una tierra melancólica; urbe de cafés y minaretes; encuentro de culturas milenarias y civilizaciones; evocadora del saber más antiguo, que otorga a sus habitantes una personalidad única, exótica, diferente.
Por fin llego a Eminönü: el puerto principal y la zona más concurrida del lado europeo de Estambul, en el distrito de Fatih; antiguo epicentro de la ciudad amurallada de Constantinopla. La marabunta que sale o entra de los ferries, unida al tráfico desordenado y los innumerables puestos de comida ambulante, convierten esta zona en un caótico festival de ruido, color y aroma de sal.
Me dirijo al borde del agua; algunos pescan, otros descansan, comen, conversan. Descubro un tipo occidental, más o menos de mi edad, atractivo, aspirando con fuerza el aire del Bósforo y concentrando sus sentidos en la música que enmudecen los auriculares que lleva pegados a los oídos. Me sitúo cerca, curiosa. Descubro entre sus manos mi libro de Orham Pamuk. No puedo evitarlo, saco mi ejemplar, me siento a su lado y sonrío.
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39 comentarios:
Querida ciberfamilia; he pasado una semana sin que blogger me dejara acceder al editor ni contestar comentarios; también me ocurre al intentar dejar alguno en otros blogs. Resulta un poco desesperante y me anula los ánimos para escribir...
Ayer recuperé unos archivos con imágenes de Estambul. Recordé a Nerea, que había inventado para un relato titulado "La Huida", y pensé que me apetecía continuar con él.
Es diferente al tono habitual al que estáis acostumbrados, pero resultaba acorde con mi ánimo y con la presentación que hice de este personaje. Espero que lo disfrutéis, incluso aquellos que no habéis leído la primera parte. En cualquier caso he dejado el link al principio, por si queréis echarle un vistazo.
Besos para todos!
Pues me voy a leer el enlace.Que bonita manera de hilar las fotos con la historia.Que recuerdos..."el cuarteto de Alejandría", Pamuk y Estambul.
Justo anoche pusieron en la dos "Un toque de canela".
Yo en la ciudad de Estambul no veo esa paleta de grises que ve Pamuk, si en otras ciudades turcas.
Yo tampoco veo Estambul gris y sombría, ni estoy de acuerdo con la amargura, que explica hasta la extenuación Pamuk en ese libro pero, como el personaje llegó allí gracias a él, y se encontraba en un estado emocional gris, tenía que intentar verlo a su manera, para descubrir después el color, que irá en aumento en el siguiente capítulo, jajaja
Estando en Estambul y con ese conocido cerca... espero que acabe bien la historia jajjaaaa
besos
Vaya sorpresa, no esperaba continuación de aquella historia que sé que me encantó (y he refrescado la memoria leyendo el comentario que te djé). Bendita casualidad que encontraras a tiempo esas fotos de Estambul.
Espero que, si el estado de ánimo al escribir esta segunda parte era melancólico, sea más alegre (como se intuyé que será) con la tercera parte. Porque imagino que algo alegre le tiene que pasar a Nerea. Y a ti, vaya... Espero que las dos vayáis en eso de la mano.
Tu entrada de hoy ademas de todo me resulta tremendamente valiosa por los datos que me aportas sobre Estambul,ciudad que aun tengo pendiente y con muchas ganas de conocer
besos
que bello paseo nos has permitido dar por Estambul!!!
estoy deseando una nueva entrega mas colorista ,aunque últimamente también estoy un poco gris anodino como tu personaje.
Unbesazo
Que maravilla, un viaje extraordinario y lleno de datos, gracias a ti nuestra "ciberguia".
Me he divertido leyendote.
Un besito ;)
Jo eres increible. Y ya te entiendo cuando a veces estas tecnologías pareciera que nos hacen sabotaje.
No conoco estambul y me entusiasma tanto cuando hilan historias con fragmentos de libros, situaciones reale o actuales y personajes historicos
anoche me he ido a pegar el ojo leyendo la primera parte
hoy regrese
besazo
Me ha encantado! Ya me captaste desde la frase "aunque mi huida tenga los días contados"... bueeeno, no sabes cómo. Y ahora tengo una intriga gigantesca con el tipo occidental.. Si algún día me planto en Estambul, seguro que me acuerdo de tus palabras! :)
Un besazo.
Gran encuentro en Estambul, ciudad preciosa, pero hace mucho tiempo, quizás demasiado que ya visité, seguro que vuelvo y con tu “guia de viaje” debajo del brazo. Ya tengo ganas de la próxima entrega. Besos guapa.
JO,me has hecho feliz,he vuelto a revivir mi viaje a Turkia, y Istambul, un pais muy bello con gentes maravillosas y mezquitas tan hermosas, que una se queda embelesada. Creo que me han entrado ganas de huir alli, jejeje. besitos
Me has permitido hacer un bello paseo sentada en mi sillón, café en mano y en pijamas. Precioso!
Veremos si queda este comentario, Blogger tiene graves fallos hace un tiempo y a mi tampoco me permite comentar en todos los blogs.
Besotes. Soy Cantares
Me he leído las dos partes seguidas. Aunque avisas que las has hilado casi improvisando, la inflexión en la lectura resulta interesantísima: el viaje (que comienza como huida) permite que se funda el estado de ánimo de la viajera con la propia esencia de la ciudad. El conjunto cobra una nueva dimensión.
En el fondo, todos nuestros viajes tienen algo de huida y catarsis.
(continuará)
:D
besos
Me transmites pasión por conocer nuevos lugares, costumbres y gentes..
Recordaba la primera parte y me alegro de que hayas continuado con esta historia ¡¡y encima con nuevo chico!! siempre románticas..
Qué fastidio lo de blogger... la verdad es que si falla nos deja descolocadas.. menos mal que ya va bien..
Te mando un abrazo y espero que de nuevo estés tan animada y vital como siempre.
Que pases un buen finde.
Jo!!
Me ha encantado de veras, no te sientas desanimada eh.
esta segunda parte incluso la he encontrado mas interesante que la anterior y espero que la continues.
Un besote
Tu narración es maravillosa, Jo. Este cambio de tono y estilo narrativo para esta entrada me ha quedado impresionada. Tu viaje es pura poesía para la vista a través de bizantinas cúpulas, para el olfato con el aroma de canela y anís, para el oído ya que percibo el eco del muecín desde el alminar.
Me ha encantado, amiga.
Las fotografías son formidables, todas, pero la primera con ese mar transpasado por una luz caprichosa, y la del contrapicado del minarete, me parecen verdaderas obras de arte.
Mis sinceras felicitaciones por tan bellísima entrada.
Un besote.
Que bonito, Jo. Diferente pero precioso y ameno. A mi el texto y tus fotos me han recordado un viaje que hice a esa ciudad hace ya mucho tiempo. Quedé emocionada con lo que ví y sobre todo con una iglesia pequeñita llena de pinturas bizantinas casi borradas en las paredes..
Necesito un favor: si cambias comentarios con Carlos, dile de mi parte que leo lo que escribe pero que me es imposible escribir en su blog. Todo lo que escribo se me borra y me tiene desesperada. Gracias Jo y un beso Lola
A ver si puedo comentar, porque en algunos blogs no hay manera.
Me has traido muy buenos recuerdos de mi viaje a Turquia. Estambul es una ciudad mágica.
Besos
ELENA LECHUGA: yo también espero que acabe bien, aunque todavía no he pensado cómo, jajaja
JUAN. no lo había previsto; al encontrar fotos y recordar que había enviado allí al personaje pensé que me gustaría saber algo más de ella. Escribirle algo bueno me sentará bien a mí, jajaja A ver si tengo tiempo esta semana!!
JUANJO: Estambul es especial y mágico. No dejes de perderte algún día por allí!!
ANUSKY: pues, entonces está claro. Tendré que escribir algo más colorista para que nos contagie el ánimo!
Besitos
MUERTE ROJA: me encanta viajer y que viajen mis personajes. Creo que es una de las experiencias más enriquecedoras que existen!!!
JO: qué bien que te haya gustado; y que hayas leído la presentación del personaje!!!!
Lo de blogger mejor no digo nada para no atraer el mal fario otra vez, jajaja
TRACY: ojalá puedas hacerlo; estoy segura que será una gran aventura!!
besitos
MONTSE: recuerdo tus preciosas fotos de ese viaje. Me encanta haberte llevado allí con las mías de nuevo.
Besos
CANTARES: qué cómodo resulta viajar con la imaginación, jajaja me emociona que hayas disfrutado!!
RAINDROP: resulta muy excitante escribir algo y que se entienda el sentido exácto y la intención...
Es cierto: todos los viajes (que no son de trabajo, of course) tienen algo de huida y catarsis.
Besotes
CLAIRE: al final, siempre tengo que redimir a los personajes o buscarles un happy end romántico, jajaja
Por lo menos, en la ficción, puedes hacer que ocurra, jajaja
ANNA: gracias, guapa. Ya tengo mejor ánimo!
MARISA: la primera imagen es precísamente el lugar donde se encuntra el mar de Mármara con el mar negro: mágico, ¿verdad?
Me entusiasma que percibas colores, aromas, texturas o emociones a través de las palabras. Mi reto es conseguir que eso suceda. Mil gracias por las tuyas.
Besitos
LOLA: sí que es diferente porque el tono y estilo narrativo no es el que utilizo normalmente, así que estoy encantada que te haya gustado.
El asunto de blogger es desesperante; en algunos blogs continúo sin poder comentar!
besitos, cibermami!
LOLA MARINÉ: recuerdo ese viaje que hiciste con Montse!!! Estambul es una ciudad MUY especial, sin duda!
Besos
Encara que es poden servir individualment, he llegit las dues històries de cop. Tot es molt explícit i visual, perfectament podría ser una peli, las indicacions de la ciutat estàn molt ben trovades i las fotos semblan fetes a mida. Ara nomès falta un bonic final. Petons guapa des de la Costa Brava.
Sin leer la primera parte, esta segunda me sugiere dos almas que huyen de un desamor, a traves del mismo medio, siguen las indicaciones de un libro que entiendo les ha marcado.
Precios guapa!.
Besos.
AYXA: espero poder escribir un bonito final, como dices.
Petons des de BCN
SANDRA: pues has dado en la diana, cariño. Me alegro que se entienda la historia, incluso sin tener presente el desencadenante de la protagonista y lo que la lleva a esa ciudad.
Besitos, bella
Me encanta simplemente como escribes y las maravillosas fotos que siempre acompañan al texto.
excelente reportaje
¡Que melancólico! Espero que el estado de animo de la protagonista mejore (ese encuentro casual de compañero de libro así lo hace presagiar). Espero que tu también te animes.
Te entiendo perfectamente cuando dices que se pierden las ganas de escribir para el blog cuando blogger decide dejar de funcionar, pero bueno, tarde o temprano la cosa se arregla (tu por su acaso no te olvides de hacer una copia de seguridad)
WELZEN: me encanta que señales las fotos. Son el 50% del relato!!!
Qué bueno encontrarte por aquí de nuevo! Besos
TAIO: mil gracias y bienvenido. Regresa cuando quieras!
SR.NOCIVO: supongo que decidí continuar esta historia porque encontré en mis archivos imágenes de Estambul, y yo estaba con un ánimo parecido al de la prota, pero no te preocupes, ha salido el sol y estoy escribiendo una nueva entrega en la que todo mejora.
Con Blogger me peleo cada dos por tres. Tengo que averiguar cómo se hace la copia de seguridad del blog!, pero no tengo tiempoooo!
Besos
Jo, tuve los mismos problemas que tú con blogger y también me desesperé. Respecto a los comentarios, si ves que no te deja comentar un blog, prueba a editar vista previa y luego publicar. A mí me funcionó. En cuanto a la copia de seguridad, es muy fácil: vete a Configuración - básico y exporta tu blog (es decir, guárdalo en tu pc). Besotes.
Pues me ha encantado ver cómo una persona puede deambular y encontrarse a sí misma, e incluso identificarse con lo que ve, en una ciudad tan diferente. Me ha gustado cómo lo has hilado con fragmentos tan bonitos de Pamuk... ¡me han dado ganas de leerlo! Tendré que ver qué libros suyos son mejores. ^^
Besos!
LA MARDEESTRELLAS: en cuanto pueda me dedicaré a averiguar más cosas sobre blogger. Mi problema es la falta de tiempo...
SONIX: creo que ese viaje debe procurarle a nerea una reconciliación con la vida, y empezar a pensar en ella misma. Estoy segura que Pamuk te gustará. Yo lo descubrí en esa ciudad, que es tan suya, y que me permitió que tambien lo fuera mía; de ahí mi pequeño homenaje en este relato.
Besitos
Me ha encantado esta parte, me gusta como escribes tus relatos porque nos haces viajar por lugares que no conocemos. Debe de ser impresionante estar junto a Santa Sofia y primera imagen que nos dejas es fabulosa.
Bueno Jo después de mi particular atracón de hoy a tus relatos me voy a descansar y asi dejo algo para mañana ^^. Que ganas tenía de volver a tener tiempo para pasar por aquí, pero ya hoy me he puesto al día con todos los relatos =). Un abrazo
LADY SUCHARD: me gusta viajar y descubrir lugares y culturas diferentes; supongo que por eso me resulta tan sugerente encontrarlo en los textos. Me alegra que me hayas dedicado tu tiempo y que hayas disfrutado con el relato. Sin duda, Estambul es una ciudad fascinante, o a mí me lo parece, por eso me encanta haber podido transmitir un poco de su encanto.
Mil besos
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